El poder de una intención clara
El poder de la presencia surge de una intención clara y de una actitud abierta. Cuando mantenemos nuestro propósito en nuestra conciencia, el poder de la intención actúa con fuerza: creas lo que crees. Los deseos y las intenciones pueden cambiar la manifestación física de la realidad.
Conocer tu papel incrementa el poder de tu presencia. Saber lo que quieres te ayuda a alinear tus energías; así manifiestas el poder de una intención clara.
Para clarificar tu intención puedes preguntarte: ¿Por qué estoy aquí? ¿Para qué estoy aquí? Es importante tener claro lo que quieres. Cuando te pierdes en las dudas, cuando fluctúas en la incertidumbre de no poder tener planes claros, la vibración que emanas es de confusión. Es bueno dudar cuando esto te lleva a replantearte tus objetivos. La incertidumbre forma parte de la realidad que nos rodea, y cada vez será mayor. No es cuestión de eliminar las dudas ni la incertidumbre, sino de no perderse en ellas y de estar conectado con tu brújula interior, con la intuición que te guía. En la incertidumbre confía en ti.
Es bueno que potencies tu creatividad individual sin que sea egoísta. ¿Cuál es la intención que hay detrás de tu creatividad? Muchos intentan explotar sus capacidades y talentos creativos para seguir manteniendo el status quo. ¿Queremos usar la creatividad para seguir aferrándonos?, ¿para mantener el poder? Para que nuestra creatividad sea única pero no narcisista, sino personal y universal, merece la pena revisar nuestra intención y nuestra motivación.
Con la creatividad que surge de la generosidad de espíritu y de la intención de servir, pasaremos de un ego-sistema a un eco-sistema. En el ego-sistema, todo gira en torno al yo y lo mío: ¿Qué puedo obtener? ¿Qué puedo controlar? ¿Cómo puedo tener más poder? En el ego-sistema hemos perdido la confianza. El ego-sistema carece de generosidad, con lo cual no existe liderazgo auténtico ni creatividad. No permite que surja el poder del conocimiento, de las competencias, del talento y la motivación de cada colaborador, porque uno está centrado en sí mismo. Si no dejamos que surja todo este poder, no es posible la innovación en la que haya entusiasmo, colaboración y, sobre todo, riesgo para asumir nuevos retos.
En el eco-sistema se gira en torno al “nosotros”. Mientras sigamos teniendo el egosistema basado en la avaricia del yo como cultura tendremos serios problemas que cuestionarán nuestra supervivencia y prevalecerá la cultura de la avaricia y de la violencia. Por esto debemos potenciar ahora más que nunca nuestra intención de salir de ese sistema para crear juntos un mundo más habitable y sostenible.
En este espíritu reconoces la importancia de llenarte del poder que te da el silencio, la reflexión profunda y la espiritualidad. Solo así lo podrás emanar. Creas cada pensamiento y cada sentimiento con una intención beneficiosa y de servicio.
Cuando haya en el mundo suficientes personas con una intención así crearemos un mundo mejor.
Las personas que hayan despertado a esta nueva forma de ser, con una presencia esencial, sin máscaras, con humildad y poder personal, sin sumisión, con nuevos pensamientos, sentimientos, actitudes y valores, se juntarán de forma armoniosa. Su intención será clara, y de forma natural se unirán para crear una nueva cultura, una nueva civilización. Habrá una igualdad de intención y propósito: un mundo mejor para todos.
Esto llegará cuando cada uno haya hecho su investigación real y transformadora, en el laboratorio de su vida. Con la práctica y la experiencia estaremos en la misma onda vibratoria. Se vivirá la fe profunda en la no violencia como estilo de vida.
Compartiremos las mismas metas y los mismos valores. Seguiremos un estilo de vida similar, basado en el respeto a todos los seres vivos. Un estilo de vida sencillo y austero.
Necesitamos en el mundo un mayor número de personas con una intención
beneficiosa y clara. Curiosamente, las personas cuya intención es maligna lo tienen muy claro. Su poder actúa en el mundo y mantiene vivos el mal, la violencia y la destrucción.
Muchas de las personas con buena intención no lo tienen tan claro. Se distraen; pierden valentía; se acomodan.
Clarifica tu intención. Cree en ella y en ti. Y ponte en marcha con valentía,
compromiso y determinación.
Acción y palabra influyentes
Tu presencia es plena cuando tu cuerpo, corazón, mente y espíritu están alineados y completamente presentes. Tu repercusión en el mundo aumenta cuando actúas desde ese estado. Tus actos influyen.
Si pierdes conexión con tu centro, con tu esencia, tu acción se vacía de sentido. Es rutinaria. Actúas por responsabilidad, por obligación o por rutina, desde el piloto automático. Tu acción no tiene la luz de una presencia sentida.
Una forma de tener más presencia en tus acciones es entrar en ti y sentirte antes de empezarlas (la clase, la reunión, la conferencia, la acción que vas a realizar). Siente lo que sientes. Conecta contigo en un espacio de silencio interior. Desde ahí siente tu intención. ¿Cuál es la intención que quieres que acompañe tu acción?
Conecta con esta intención para ser capaz de transmitirla. Tus palabras tendrán más efecto. Mantén la conexión con el mensaje que das. Debes creer en lo que dices y sentir lo que dices. De esta manera, tus palabras surgirán de tu fuerza interior.
Cuando hablas desde la cabeza conectas con la cabeza de los demás. Cuando hablas desde el corazón conectas con el corazón de los otros. Les llegas al corazón. Si hablas desde el alma y con una intención clara, tus palabras llegan al alma y conectan con la intención de los demás. Así se genera una verdadera comunión y una transmisión de energías positivas, inspiradoras y transformadoras.
Cuando en el silencio invocas la Presencia de Dios en ti entras luego en la palabra y en la acción con otra energía. Tu vibración emana esencia divina.
Tu acción y tu palabra influyen cuando estás asentado en tu poder interior,
cuando tu energía se concentra en tu intención y estás viviendo tus valores.
¿Qué disminuye tu presencia?
«Lo que nos impide ser libres es el temor a perdernos.»
JAVIER MELLONI
Veamos los aspectos que disminuyen tu presencia:
La confusión mental. Cuando estás desalineado, lo que piensas, sientes, dices y haces es diferente. El piloto automático va por un lado, tu decisión por otro y tu intención es otra. Entonces tu presencia es confusa : Cuando no tienes claro lo que quieres disminuye tu capacidad de estar .presente. Es como si estuvieras perdido, no se sabe dónde.
Estás ausente. ¿Dónde estás? No estar presente con cuerpo, corazón y mente. Cuando estás desconectado de tu cuerpo tienes sentimientos contradictorios, y tu mente no deja de pensar atropelladamente; tu presencia es confusa. . – No hay claridad ni fuerza, tu presencia es débil.
Los miedos son uno de los enemigos principales que obstaculizan el abrirte a la plenitud. Cualquier debilidad, inconsistencia, dispersión, falta de enfoque y fluctuación interna disminuirá tu presencia y te robará la energía necesaria para sentirte pleno. La inseguridad personal debilita tu presencia. Cuando haces algo sin estar seguro de que lo quieres hacer, dudando acerca de si lo tienes que hacer, teniendo miedo al fracaso y sintiéndote inseguro sobre si tendrás éxito, cualquier cosa que hagas, con esa duda, no tendrá mucha fuerza. En cambio, cuando haces algo basándote en tus valores, en una visión clara, en un estado de autoestima, de confianza y de serenidad, con claridad, concentración y enfoque, tendrás más éxito, serás más contundente y te sentirás capaz de llevarlo a cabo.
Los pensamientos negativos son como emisiones tóxicas del radar de tu mente. El hecho de culpabilizarte o de culpar a los demás te separa de ellos. Generas desagrado. Los demás te ignoran. No te quieren ver y no te ven.
Tu crítico interior está juzgándote constantemente, diciéndote que por aquí no, haciéndote dudar de ti mismo. Esta conversación interior te debilita.
La tensión, el no estar relajado, te desconecta del entorno y te mantiene encerrado en ti. Tu presencia no fluye. Estás tenso y rígido.
Pensar en el pasado o en el futuro te aleja del presente. Y ahora no estás aquí.
Las preocupaciones te mantienen perdido en el mundo de tu mente, de lo que pueda ocurrir pero no ha ocurrido. Tu imaginación te atrapa en las fantasías creadas por ti mismo. Y no estás presente.
Las proyecciones te impiden ver la realidad. Confundes lo que proyectas con lo que es. Y te relacionas con tu proyección hacia el otro, no con el otro mismo.
Al compararte quieres ser o tener lo que es o tiene el otro. Aparecen los celos.
Entonces no agradeces lo que eres ni lo que tienes. No lo valoras. Tus deseos te atrapan y no estás presente. Estás corriendo tras lo que desearías tener o ser.
La insatisfacción permanente te mantiene en un estado de desasosiego que te impide gozar del momento presente. Tu presencia entonces es intranquila e incómoda.
Fortalece tu presencia recuperando tu poder
interior
Para fortalecer tu presencia no desperdicies tus tres tesoros más preciados: tus pensamientos, tus sentimientos y tu tiempo. Para alcanzar, saborear y mantener un estado de plenitud has de saber utilizar la libertad que te capacita y permite lograr la realización plena de tu propio yo individual, de tener fe en él y en la vida. Debes conocer aquello que te acerca a ese estado y aquello que te aleja de él. Crea pensamientos que te den fuerzas. Ten sentimientos que te llenen. Utiliza tu tiempo con sabiduría.
Debes arriesgarte positivamente a concederte poder. Libérate de cualquier aspecto que te haga sombra. Permite que tu ser se manifieste y se exprese con todo su potencial.
Ábrete a la Presencia divina en ti.
Para fortalecer tu presencia plena debes tener soberanía sobre tu mundo interior.
Revisa que en tu personalidad no haya ninguna grieta o puerta abierta a la debilidad.
Porque si por un lado te fortaleces y por el otro te debilitas, no alcanzarás ese estado de poder interior. Descubre cuáles son las grietas por las que tienes fugas de energía, las
responsables de que tus esfuerzos no den los resultados que esperas. Por mucho que te intentes llenar, el vacío generado por esas pérdidas permanece.
Algunas de estas grietas son las que he mencionado en el apartado sobre lo que disminuye tu presencia. Los celos y las comparaciones te vacían de energía. Sentirte inútil te debilita. Dejarte abrumar por las preocupaciones de lo que aún no ha pasado absorbe tu energía.
Recuperar el poder interno implica reconocer lo siguiente:
Que tienes un potencial en ti por descubrir y desarrollar. Descúbrelo. Desarróllalo.
Vívelo. Ofrécelo al mundo.
Que necesitas tener un mayor dominio de tu mundo interior y de tus recursos y facultades, como son la mente, el intelecto, los condicionamientos y los hábitos de tu personalidad. Medita. Conócete a ti mismo.
Que hay creencias que te bloquean y debes cambiar. Cuestiónalas y, si lo ves
necesario, cámbialas.
Que debes fortalecer valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad si quieres sobrevivir en paz a los tiempos de turbulencia en los que vivimos.
Que hay hábitos que te provocan miedos, dudas y sufrimientos que podrías evitar y ser más feliz. Modifícalos.
Que eres responsable de cómo estás.
Que algunas discusiones te quitan energía y consumen tu tiempo. Decide en cuáles merece la pena implicarte y no pierdas el tiempo. Mantente observador o céntrate en otra cosa.
Que cuando canalizas la energía de la rabia hacia la compasión, del miedo hacia la confianza y de la tristeza hacia la alegría, te fortaleces.
Para conseguir todo esto te aconsejo meditar. Pero no es suficiente. La presencia de alguien que te acompañe espiritualmente en ciertos momentos de tu vida te ayudará a tomar el timón de tu barca y a navegar mejor por estos mares agitados.
Solo cuando comprendemos lo que nos pasa podemos superarlo de verdad. Con la meditación podemos ver la luz. Pero en ocasiones necesitamos limpiar los armarios de los recuerdos, sanar ciertos hábitos y comprender por qué los tenemos. Desde la comprensión será más fácil vivir una transformación integral. Tener dominio de nuestro mundo interior requiere ser valiente y atreverse a mirar para ver