Nuestro modo de ver el mundo configura nuestra reacción ante los retos que nos presenta la vida. El sentimiento de gratitud nos capacita para elegir sabiamente nuestra forma de sentirnos, lo que nos decimos, lo que creemos de nosotros mismos y lo que hacemos por nosotros mismos.
Qué absurdo es que centremos la atención en la mitad vacía. La gratitud nos lleva a ver aquello que está a nuestro alcance, lo que podemos desarrollar. Al fin y al cabo, no hay nada con qué trabajar en la parte vacía del vaso.
Sin la actitud de dar gracias se produce una sensación de carencia, bien conocida para las personas con exceso de peso, de modo similar los fumadores, los bebedores y los drogadictos, cuya calidad de vida está en constante deterioro, son incapaces de tomar la aparentemente sencilla decisión de hacer lo que dicen y creen que desean hacer.
Estas personas se encuentran en un involuntario estado de negación: las negación de la riqueza que tienen dentro. En comparación, la consciencia de planitud de su Yo Superior haría que sus compulsiones desaparecieran. Sin la percepción de lo que uno es realmente, es difícil discernir el verdadero valor de cualquier cosa que ocurra en la vida, a excepción de la sensación inmediata y pasajera de la gratificación instantánea.
Círculo Vicioso, círculo virtuoso.
Cuando sentimos gratitud, participamos a los demás nuestra plenitud; las personas se sienten valoradas y atraídas por nuestra energía. El resentimiento, la amargura y la actitud de víctima tienden a repeler a los demás, y entonces nos sentimos menos apoyados. De igual modo, cuando nuestra falta de gratitud nos lleva a la impotencia y la enfermedad, nos sentimos ” timados”, pensamos que nuestra salud decae mientras los demás disfrutan.
Gratitud Aprendida
Ciertas emociones, creencias e interpretaciones ( nuestro mapa del mundo ) tienen un profundo efecto en el funcionamiento del cuerpo, de lo cual depende que nos pongamos enfermos u opongamos resistencia a la enfermedad. Más espectaculares son los estudios sobre la ” impotencia aprendida”. Sean cuales fueren las dificultades o crisis de nuestra vida, si nos sentimos impotentes ante ellas, tenemos muchas más probabilidades de enfermar.
En mi opinión el estado mental que llamamos gratitud no es innato, sino algo que aprendemos. La gratitud tiene que ver con sentirnos llenos, completos, capaces, con el hecho de sentir que tenemos todo lo que necesitamos y que nos lo merecemos; miramos el mundo desde la perspectiva de que somos personas valiosas. La experiencia del grado de realización y plenitud que es posible alcanzar es lo que nos lleva a la capacidad de sentir gratitud. Sin gratitud tendemos a sentirnos incompletos, engañados, faltos de algo; en una palabra, impotentes.
Si no tuviste la suerte de que te enseñaran la actitud de dar gracias en tu infancia, puede que de vez en cuando caigas en la desesperación, el resentimiento y la desdicha. Eso todavía me ocurre a mí a veces, y cuando me pasa, simplemente recuerdo con gratitud mis motivos para hacer las cosas que hago, mi misión personal en la vida y mis sueños. Puede tardar un poco, pero con la atención centrada en mi interior y la visualización, la actitud de dar gracias siempre vuelve. Después de todo, igual que tú. soy lo que pienso.
EJERCICIO 1:
Objetivo : Empezar el día mimando nuestro cuerpo, la gratitud empieza por nosotros mismos.
Descripción:
Nos levantaremos 10 minutos antes cada día, tomaremos conciencia
de nuestra expresión facial, del estado de nuestra piel y de todo
nuestro cuerpo.
Observaremos qué necesita nuestro cuerpo, en la ducha nos daremos
un masaje con la esponja y el gel siendo conscientes de lo que
sentimos al hacerlo.
Si nuestra piel está seca nos aplicaremos crema hidratante.
Seremos conscientes de la agradable sensación que sentimos en
todo nuestro cuerpo.
Conclusiones
La gratitud debe empezar por nosotros mismos, es importante
escuchar a nuestro cuerpo que constantemente nos muestra sus
necesidades.
Tiempo 10 minutos.
Materiales Tiempo, gel de baño, crema hidratante… o lo que nuestro cuerpo nos pida.
EJERCICIO 2
Objetivo: Durante una semana realiza un experimento de observación en el que cada día prestarás mucha atención tanto al número de veces
que dices gracias como a la información no verbal de las personas a
quienes hayas mostrado ese agradecimiento.
Al finalizar la semana fíjate en si te han transmitido en varias ocasiones
que no es necesario que des las gracias tan a menudo y si
cuando lo has hecho el otro ha correspondido aunque sea con un
pequeño gesto, o dada la frecuencia con que lo haces, casi ni ha
reaccionado.
Si consideras que la frecuencia con la que eres agradecido es tan
alta que no es percibida por quienes te rodean, piensa en formas
alternativas de mostrar ese agradecimiento, para que genere un
impacto en ti, en el otro y en la relación.
Conclusiones
Cuando utilizamos en exceso la gratitud puede que demos la impresión
de falta de sinceridad. Por ello saber utilizarla en el momento
o con la persona adecuada puede ayudarnos a utilizarla de forma
más adaptativa.
Tiempo 1 semana.
Materiales No se necesitan .
Les dejo este precioso libro como recomendación para leer ..

Nos encontramos el próximo jueves !
Adriana Lampa querida!!
Que placer leerte son tan sanadoras tus palabras tienen tanto poder, nos ayudas a que podamos despertar , a reconciliarnos con nuestro ser.
AGRADEZCO haberte conocido !!!
Con amor, alegría y gratitud un enorme gracias !!!
Gracias Adriana, lo voy a poner en práctica, si bien agradezco cada mañana solo por el echo de estar viva y estar un día más, voy a demostrar más agradecimiento
Qué hermoso que ya tengas el hábito de hacerlo Graciela ! yo agradezco por tu presencia ahora .. ❤
Que placer leerte! Lo que compartís nos ayuda a crecer
Excelente. Voy a trabajar!! Quiero estar mejor. Lo necesito. Quiero dejar de fumar. Lo necesito.
Me alegro Claudita! Ya sabes que por aquí estoy si puedo colaborarte 😊
Vamos Claudita que se puede !