El conocido neurólogo Oliver Sacks narra en su libro “Musicofilia” la relación entre la música y el cerebro y nos muestra como la música puede despertar zonas dañadas del cerebro. En el libro nos habla de personas, no de pacientes y nos cuenta casos tan inquietantes como el de François Lhermite, que solo identifica una melodía, “La Marsellesa”; o el caso de Martin, una persona con un retraso mental profundo que sabe de memoria más de dos mil óperas completas.
Una de las historias más conmovedoras que cuenta Sacks en su libro, es la de Clive Wearing, un músico inglés que a los 45 años sufrió una infección cerebral que afectó gravemente a su memoria, de forma que desde entonces su rango de memoria es de siete segundos. Pero cuando Clive se sienta al piano todo fluye y comienza a tener contacto con su memoria y con su sabiduría musical, porque su capacidad para tocar el piano y el órgano, para cantar o para dirigir un coro han quedado intactas.
“La música expresa todo aquello que no puede decirse con palabras y no puede quedar en el silencio.”
-Víctor Hugo-
Pero no sólo Oliver Sacks ha demostrado los beneficios de la música para el ser humano, sino que otros científicos como Sarah Jhonson han creado incluso una disciplina universitaria en Estados Unidos. La musicoterapia es capaz de producir importantes cambios a nivel fisiológico en el organismo: acelera o retrasa funciones orgánicas (respiración, circulación, digestión etc.), a nivel psicológico estimula las emociones (facilita la expresión o produce un efecto calmante), y a nivel intelectual ayuda a lograr concentración, estimula la imaginación y facilita el aprendizaje de habilidades sociales.
La magia de tocar un instrumento
En las últimas décadas se han realizado numerosos experimentos para estudiar cómo escuchar música afecta de forma muy positiva al cerebro. Se hicieron resonancias a personas mientras resolvían problemas matemáticos y mientras escuchaban música y en este segundo caso se detectó como en el cerebro se activaban multitud de zonas a la vez.
Por otro lado, se analizaron los cerebros de personas que tocaban instrumentos musicales y comprobaron que tocar un instrumento equivale para el cerebro a una actividad física completa. Los neurocientíficos vieron que funcionaban diferentes zonas del cerebro de forma simultánea y muy rápida.
Tocar un instrumento activa prácticamente todo el cerebro a la vez, en especial las cortezas visuales, auditivas y motrices, por lo que la práctica continuada con un instrumento puede beneficiar también a otras actividades.
La diferencia entre escuchar música y tocarla es que lo segundo requiere motricidad fina que se controla por los dos hemisferios del cerebro, también combina la precisión lingüística y matemática para las que el hemisferio izquierdo está más desarrollado, con la creatividad en la que sobresale el hemisferio derecho.
Por todas estas razones, se ha comprobado que tocar música aumenta el volumen y la actividad en el cuerpo calloso del cerebro que es lo que conecta ambos hemisferios. Esto permite a los músicos resolver problemas de forma creativa en muchas otras áreas.
Los músicos tienen más desarrollada la memoria y son capaces de poner diversas etiquetas a sus recuerdos (contextuales, emocionales, auditivas etc.), casi como un buen buscador de internet. Otras actividades como el deporte o la pintura no han demostrado tener los mismos beneficios que tocar un instrumento musical en el cerebro, sino que aportan diferentes ventajas.
“Cuentan que cuando un silencio aparecía entre dos, era que pasaba un ángel que les robaba la voz.”
-Silvio Rodríguez-
Diario de abordo del viaje de las emociones
Objetivo :Profundizar en el conocimiento y en la identificación de las emociones
que podemos experimentar a lo largo del día, en qué situaciones
surgen y cómo las identificamos.
Descripción:
Registrar durante una semana aquellas emociones que se hayan
experimentado a lo largo de cada día, y en qué situaciones han
ido surgiendo. De este modo la persona se va haciendo consciente
de las emociones que va viviendo en cada momento, incluso
aún siendo contradictorias. Irá afinando la capacidad de conocer
e identificar sus emociones para saber posteriormente cómo manejarlas.
La persona tiene que identificar de qué emociones se tratan. La
pregunta sería: ¿Qué emoción era?, ¿Cómo sé qué se trataba de
esa emoción? A continuación se registra qué datos o indicios tiene
para saber de cuál se trata y afinar en la identificación de la
misma.
Conclusiones :
Con este ejercicio se mejora la capacidad de conocer e identificar
nuestras emociones y relacionar situaciones para ir profundizando
en el autoconocimiento de las emociones.
Tiempo :30 minutos diarios durante una o dos semanas.
Materiales: Registro semanal y bolígrafo.
Les dejo esta preciosa canción .. Arte del más alto nivel .. Nos vemos ! 💖😊