Érase una vez un hombre que trabajaba en una cantera. Trabajaba
mucho y muchas horas, pero su sueldo era muy escaso y no se
conformaba.
¿Y quién se conforma con lo que tiene? Ni siquiera los emperadores,
o sea que un picapedrero… Trabajaba mucho y casi por nada.
Se quejaba de la dureza de su trabajo y un día exclamó, suspirando:
«¡Ojalá fuera rico y pudiera descansar en un diván con una colcha de
seda!». Y bajó un ángel del cielo y le dijo: «Eres lo que has dicho».
Y estas cosas ocurren, no sólo en las parábolas y los cuentos, sino en
la vida real. Lo que piensas sobre ti mismo empieza a ocurrir. Creas tu
mundo con tus pensamientos, creas tu mundo con tus deseos. Si insistes
en algo, empieza a ocurrir. La realidad no deja de colaborar contigo.
Espera al momento adecuado, al día en el que tú empieces a colaborar
con ella. Y hasta entonces también colabora contigo. Y el ángel dijo: «Eres
lo que has dicho». Y de repente era rico, y descansó en un diván con
colcha de seda. Pasó por allí el rey con jinetes delante y detrás de su carruaje y con un parasol dorado para protegerse la cabeza. Cuando el hombre rico vio aquello, se enfadó porque él no tenía un parasol dorado y no se conformaba. Suspirando, dijo: «Ojalá fuera rey». Y el ángel volvió y le
dijo: «Eres lo que has dicho».
De repente era rey y llevaba muchos jinetes delante y detrás de su
carruaje y un parasol dorado para protegerse la cabeza; el sol lanzaba
rayos tan ardientes que la tierra se agostaba y se marchitaba la hierba. El
rey se quejó de que el sol le abrasaba la cara, de que superaba su poder,
y no se conformaba. Suspirando, dijo: «Ojalá fuera el sol». Volvió el ángel
y le dijo: «Eres lo que has dicho». Se convirtió en el sol y lanzó sus rayos
en todas direcciones, a derecha e izquierda, por todas partes, y agostó la
hierba de la tierra y abrasó el rostro de todos los reyes que habitaban la
tierra.
Y de repente una nube se interpuso entre la tierra y él, y los rayos
del sol rebotaban, y se puso furioso al ver que se resistía a su poder. Se
quejó de que la nube lo superase, y no se conformaba con nada. Quiso
ser la nube, tan poderosa como ella, y el ángel volvió y le dijo: «Eres lo
que has dicho».
Se convirtió en nube, se colocó entre el sol y la tierra y recogió los
rayos para que la hierba verdeara. La nube derramó grandes gotas de
lluvia sobre la tierra, los ríos se desbordaron y las riadas se llevaron las
casas por delante, destruyeron los sembrados con tanta agua. Cayó sobre
una roca que no quería ceder, le lanzó chorros de agua, pero la roca no
cedía, y se puso furioso porque la roca no cedía a su poder, porque el
poder de tanta agua era vano, y no podía conformarse con eso.
Dijo: «Esa roca tiene un poder que supera al mío. Ojalá fuera una
roca». Llegó el ángel y lo convirtió en roca, y no se movió ni cuando
brillaba el sol ni cuando caía la lluvia.
Y entonces apareció un hombre con un martillo y una gubia para
arrancar trozos de la roca, y la roca dijo: «¿Cómo es posible que el poder
de este hombre supere al mío y me arranque trozos?», y no se
conformaba. Dijo entre lamentos: «¡Soy más débil que él! Ojalá fuera ese
hombre». El ángel bajó del cielo y le dijo: «Eres lo que has dicho». Y
volvió a ser picapedrero, a arrancar piedras a base de mucho trabajo, y a
trabajar mucho por poco dinero… y se conformó.
Yo no estoy de acuerdo con el final de la historia. Sólo difiero en eso;
por lo demás me parece muy bonita. No estoy de acuerdo con el final
porque conozco a las personas, y sé que no se conforman así como así. La
rueda ha dado la vuelta completa, en cierto sentido la historia ha llegado a
su fin natural, pero las historias de la vida real no llegan a un fin natural.
La rueda vuelve a girar.
Por eso en la India llamamos «la rueda» a la vida. No para de girar,
no para de repetirse. Desde mi punto de vista, a menos que el
picapedrero se hubiera convertido en un Buda, su historia se habría
repetido. Seguiría sin estar conforme. Volvería a desear un diván con su
colcha de seda, y la historia volvería a repetirse. Pero si ese picapedrero
hubiera estado de verdad conforme habría escapado de la rueda de la
vida y de la muerte. Tendría que haberse convertido en un Buda.
Eso es lo que ocurre con la mente de todos: deseas algo, se cumple,
pero cuando se cumple sigues quejándote. Hay algo que te produce
descontento.
Hay que comprenderlo: si tu deseo no se cumple, te sientes
frustrado; si se cumple, también te sientes frustrado. Ésa es la tristeza del
deseo. Cuando se cumple, no te sientes satisfecho. Y de repente surgen
muchas cosas nuevas.
No se te había ocurrido que cuando fueras rey, escoltado por jinetes
y con una sombrilla dorada para protegerte la cabeza, el sol podía ser tan
fuerte como para abrasarte la cara. No lo habías pensado. Después
soñaste con ser el sol, te convertiste en el sol, pero no se te había
ocurrido pensar en la nube. Cuando aparece la nube, tú te quedas
impotente. Y así continúa todo, como las olas del mar, interminables, a
menos que lo comprendas y te desprendas de la rueda.
La mente te dice una y otra vez: «Haz esto, sé eso. Posee esto,
posee lo otro… Si no tienes eso, ¿cómo vas a ser feliz? Tienes que tener
un palacio, y entonces serás feliz». Si se imponen condiciones a tu
felicidad, nunca serás feliz. Si no puedes ser feliz tal como eres, como el
picapedrero… Ya sé que trabajar cuesta mucho, que se gana poco, que la
vida es una lucha continua… pero si no puedes ser feliz tal como eres, a
pesar de los pesares, jamás serás feliz. A menos que una persona sea
feliz porque sí, sin razón alguna, a menos que esté lo bastante loca como
para ser feliz sin razón alguna, esa persona no será feliz jamás. Siempre
encontrarás algo que destruya tu felicidad. Siempre te faltará algo,
siempre habrá alguna ausencia. Y esa «ausencia» volverá a ser objeto de
tus fantasías.
Y no se puede llegar a un estado en el que se alcance todo. Incluso si
se pudiera, tú no serías feliz. Fíjate en el mecanismo de la mente: si todo
fuera alcanzable y lo lograses, de repente te aburrirías. Y entonces ¿qué?
Tu destino sólo puede encontrarte de una manera: cuando floreces
interiormente, como la existencia quería que fueses. A menos que
encuentres tu espontaneidad, a menos que encuentres tu elemento, no
puedes ser feliz. Y si no puedes ser feliz, no puedes ser meditativo.
¿Por qué surge en la mente de las personas la idea de que la
meditación da la felicidad? En realidad, siempre que han encontrado a
alguien feliz han encontrado una mente meditativa: las dos cosas van asociadas. Siempre que han encontrado a una persona en un entorno
hermoso, de meditación, siempre han visto que esa persona era
inmensamente feliz, resplandeciente de dicha, radiante. Lo asocian. La
gente piensa que la felicidad llega cuando meditas.
Pues es justo al revés: la meditación llega cuando eres feliz. Pero ser
feliz resulta difícil y aprender a meditar, fácil. Ser feliz supone un cambio
drástico en tu modo de vida, un cambio brusco, porque no hay tiempo que
perder. Un cambio repentino, una ruptura, una ruptura con el pasado. Un
trueno y de repente se acabaron las antiguas costumbres; empiezas de
nuevo, desde el principio. Comienzas tu vida de nuevo como lo habrías
hecho si no te hubieran impuesto esa forma de vida tus padres, la
sociedad, el Estado; como habrías hecho, como deberías haber hecho, si
nadie te hubiera distraído. Pero te distrajiste.
Tienes que abandonar todos los modelos que te han impuesto y
encontrar tu llama interior.
¿QUÉ ES LA FELICIDAD?
La felicidad no tiene nada que ver con el triunfo;
la felicidad no tiene nada que ver con la ambición;
la felicidad no tiene nada que ver con el dinero,
ni el poder ni el prestigio. La felicidad está relacionada
con tu consciencia, no con tu carácter.
Depende de ti
¿QUÉ ES LA FELICIDAD? Depende de ti, de tu estado de consciencia
o inconsciencia, de si estás dormido o despierto. Murphy tiene una famosa
frase. Dice que existen dos tipos de personas: las que siempre dividen a la
humanidad en dos tipos y las que no dividen en absoluto a la humanidad.
Yo formo parte del primer tipo: la humanidad puede dividirse en dos tipos:
los que duermen y los que están despiertos y, por supuesto, un pequeño
grupo entre medias.
La gente no para de hablar de su infelicidad, incluso exageran, la
adornan, para que parezca mayor. La hacen parecer mayor de lo que es
en la realidad. ¿Por qué? No tienes nada que jugarte excepto tu
infelicidad, pero la gente se aferra a lo conocido, a lo familiar. Lo único
que han conocido es la infelicidad; es su vida. No tienen nada que perder,
pero tienen miedo de perderlo.
Tal y como yo lo veo, la felicidad es lo primero, la alegría es lo
primero. Una actitud festiva es lo primero, una filosofía de afirmación de la
vida. ¡Disfruta! Si no disfrutas con tu trabajo, cambia de trabajo. No
esperes, porque todo el tiempo que esperas estás esperando a Godot, y
Godot no llegará nunca. Esperando malgastarás tu vida. ¿Qué, a quién
estás esperando?
Si comprendes que eres desgraciado siguiendo cierta forma de vida,
y todas las viejas tradiciones dicen que tú estás equivocado, lo que yo
digo es que lo equivocado es esa forma de vida. Intenta comprender la
diferencia. Tú no estás equivocado; lo equivocado es tu forma de vida, la
manera de vivir que has aprendido. Las motivaciones que has aprendido y
aceptado como tuyas no son tuyas; no cumplen tu destino. Van contra tus
principios, van contra tu elemento.
Recuérdalo: nadie puede decidir por ti. Todos sus mandamientos,
toda su moralidad sólo sirven para inutilizarte. Tienes que decidir por ti
mismo, tienes que tomar tu propia vida en tus manos. En otro caso, la
vida llamará a tu puerta y tú no estarás allí; siempre estarás en otra
parte.
Si ibas a ser bailarín, la vida sale de esa puerta porque la vida piensa
que ya deberías ser bailarín. Llama a esa puerta, pero tú no estás: eres
banquero. ¿Cómo iba a saber la vida que serías banquero? La vida llega a
ti de la forma que tu naturaleza quería que fueras; solamente conoce la
dirección, pero nunca te encuentra allí, porque estás en otra parte,
ocultándote tras la máscara de otro, con el atuendo de otro, con el
nombre de otro. La existencia sigue buscándote. Conoce tu nombre, pero
tú has olvidado ese nombre. Conoce tu dirección, pero tú nunca has vivido
en esa dirección. Te has dejado distraer por el mundo.
Si vas en busca de la felicidad, hay algo seguro:
no vas a lograrla. La felicidad es siempre un derivado,
no la consecuencia directa de una búsqueda.
Único en mi Especie
Objetivo:
Reflexionar sobre la sensibilidad de cuidar el mundo, protegerlo de
las agresiones medioambientales, ser amables con cualquier ser
vivo y sentirse parte de la tierra como un espacio compartido que
todos debemos cuidar y respetar.
Descripción:
Proponer al grupo que identifiquen de forma individual cuál es su
ser vivo favorito, en un sentido amplio, pueden pensar en un animal
(un tiburón blanco) o de forma más genérica en una montaña, un
bosque, un lago, una playa o un Parque Natural (Sierra Nevada).
Por un día seremos miembros únicos de nuestra “especie” y debemos
acudir a un Consejo como representantes de “los nuestros”.
Como miembros únicos de nuestra comunidad durante ese día podremos
“reunirnos y hablar” con el resto de especies con los que
compartimos el planeta. En esa reunión debemos discutir en grupo
todos:
- ¿Qué aportamos como especie a nuestra comunidad y a la comunidad
global y a cambio de qué? - ¿Qué nos aportan a nosotros las otras comunidades y a cambio de qué?
Hacer balance de qué damos y qué nos dan para a continuación
exponerlo a ¨los nuestros”.
Conclusiones
Reflexionar sobre el punto de vista distinto al nuestro como especie
y como miembros de una comunidad global conectada, toma
de conciencia de las interacciones y las repercusiones que implican
nuestra especie y al resto de la comunidad y en qué posición estamos
en esa interacción.
Calibrar las sensibilidades individuales y “normalizarlas” en un grupo
de discusión.
Tiempo: 5 minutos la presentación de la actividad, 5 minutos la reflexión personal
(por escrito), 15 minutos la puesta en común y 5 minutos la
reflexión sobre el balance de nuestra especie (por escrito).
Materiales Papel y bolígrafo
La verdad que he pasado mucho tiempo en mí vida, el la búsqueda de la felicidad. Sin lograr ese objetivo. Siento que nunca he estado conforme en quien soy, por que me he sentido incompleto por mí situación económica. Cuál he luchado por estar mejor y siempre me encuentro con dificultades para ser próspero en su plenitud. Dejando muchas cosas importantes de lado en la búsqueda de la felicidad no lograda…diria que fué más fantasía en un sueño hecho realidad. Hoy estoy preparado para hacer consciente lo inconsciente, que durante toda una viva ha estado escondido a tal punto de generar un enfermedad en mí vida. CÁNCER.
Empecemos entonces Juan !
Me gustó lo de abandonar todos los modelos impuestos
Gracias Adri !!
A vos amiga !
Gracias.. creo que he vivido por 20 años intentando ser una buena pareja y ayudar a los demás al grado que mi sueldo no me.alcanza creyendo que el ayudar a los demás me hacer ser una mejor persona.. pero hasta donde puedo llegar… estoy en la ruina por ayudar a tanta gente y lo peor que de entre esas mi pareja.. .. quien me hace la vida miserable con tanta violencia.. .pero creo que ya llegue a mi limite solo que no se como salir del hoyo
Mucho por trabajar Antonia ..estoy a tu disposición para lo que necesites .. creo
Estoy a tu disposición Antonia .. no tengo dudas de que tu alma ya está lista para resolver todos los condicionamientos inconscientes que te han llevado a esta situación .. creo que puedo darte las herramientas en mano para que vos misma hagas tu proceso de sanación ..