Elemento Tierra : La Raíz de la Vida
La Tierra es uno de los cinco elementos esenciales de los que depende nuestra vida. La tierra son las flores, los árboles, las hierbas, las raíces y todo lo que crece por encima o por debajo de ella. La tierra es la fruta y la verdura que nos alimenta, las especias y las hierbas que las aderezan, y su generosidad se manifiesta en la abundancia de comida que muchos tenemos, el privilegio de poder servir cada día en la mesa. La tierra es el zumo, el té, el vino, la cerveza y todos los deliciosos líquidos con los que solemos bebernos sus frutos. La tierra también es el barro con el que moldeamos el plato, el vaso y la olla, los utensilios básicos de nuestra cocina.
La cerámica es, para muchas personas, una celebración de nuestra conexión directa con este elemento, una forma de recordar nuestros orígenes en el ciclo de vida de la naturaleza. Para las mujeres dagara de Burkina Faso, por ejemplo, fabricar los utensilios con los que dan de comer a sus familias es un ritual que está asociado a la intimidad y la plenitud con la que viven sus días, además de un diálogo con la belleza de la tierra. Según cuenta el escritor Malidoma Patrice Somé en su libro de Healing Wisdom of África, el proceso de producción empieza cuando las mujeres del pueblo se reúnen, colocan frente a ellas una montaña de arcilla y se sientan en círculo. Durante varias horas, no hacen nada más que cantar juntas una melodía repleta de ecos que las transporta, poco a poco, a un lugar de éxtasis. Solo entonces pueden empezar a tomar pedazos de barro y a moldearlos, en un frenesí de actividad, del que empiezan a salir todo tipo de utensilios. ” Es como si el conocimiento del método para hacer las ollas no estuviese en sus cerebros, si no en su energía colectiva “, escribe Somé. El hecho de que dos tercios de la actividad se dediquen al canto y sólo una tercera parte a la fabricación en sí nos demuestra que, en realidad, el producto resultante es lo de menos. Lo que importa es la intimidad que establecen las mujeres con la tierra sobre la que están sentadas y con el barro que tienen delante de ellas, y la conciencia de que deben acceder a un estado de inspiración y plenitud antes de poder aportar nada al mundo.
Aunque me encantan las formas elementales de los recipientes creados por las dagaras, la cerámica que me tiene robado el corazón es la raku. A años luz del refinamiento de la porcelana china, los objetos fabricados según este arte tradicional japonés son fáciles de reconocer por su tonos orgánicos y la rusticidad en sus líneas. No es de extrañar que muchos maestros del té, influidos por la filosofía budista zen, se sientan atraídos por un tratamiento de la arcilla tan bello como primitivo, y prefieran utilizar en sus ceremonias utensilios elaborados por ellos mismos. Pero no hace falta ser un artista del raku para establecer un diálogo con la belleza de la tierra : a muchos niños también les encanta jugar con el barro.. para quienes no tuvimos la tecnología de ahora cuando éramos niños, el barro es uno de los mejores recuerdos en los juegos de aquellas épocas, moldear con las manos, sentir el color, el olor de la tierra húmeda, crear y sentirse reyes en eternas tardes de verano .. no teníamos el mundo en las manos como ahora, que tocamos las pantallas sin poder sentir, oler y tocar lo que está del otro lado, teníamos la tierra, el agua, el aire y el sol .. lo teníamos todo .
Lo mismo ocurre con la cocina. Solo hay que preparar un pan casero para percibir que es una reconexión de la tierra de a donde viene el cereal con el que se hace la harina, el agua que añadimos para darla fluidez, la masa que crece gracias al aire, que generan los fermentos de la levadura y el fuego en el que se cocina. Pero, mientras mezclamos y amasamos, es imposible no sentir que, básicamente, estamos dando vida a un fruto de la tierra. De hecho, del libro An everlasting meal, me gusta mucho que Tamar Adler llame al pan ” el bastón de la vida “, el ingrediente de la comida sobre el que se apoya toda la existencia y que considere la gastronomía como una deliciosa forma de celebración que nos permite vivir de forma plena y sencilla. La esta chef y periodista gastronómica, cocinar es un arte que nos ayuda a tomar conciencia de la riqueza de los regalos de la tierra, y a entablar una relación íntima con ellos. Tamar logra que entendamos que hervir agua es un acto de magia, que transmuta en oro al más humilde de los productos de nuestra heladera. Que la cebolla, el apio y las patatas más viejos de la despensa, se pueden unir para crear un manjar inesperado, y que tener carne y pescado en nuestro plato es un privilegio que hay que saber apreciar como lo que es : un deleite fuera de lo ordinario.
La tierra nos es tan necesaria que solemos olvidarnos de que, como a nosotros, también le viene bien descansar de vez en cuando. Son muchas las culturas que, desde la antigüedad, dejan campos sin sembrar durante un tiempo para que la tierra pueda recuperar los minerales y la humedad perdidos durante el cultivo. La tradición judía, por ejemplo, defiende que cada siete años la tierra tiene derecho a descansar durante doce meses, los mismos que se ven obligados a dejar de trabajar los miembros de la comunidad. Este año sabático, al que llaman shmita, les recuerda la necesidad de equilibrar los tiempos de reposo y de actividad, tanto del humus como de los humanos.
Y, hablando de humus, ¿ por qué no celebramos nuestra relación con la tierra creando nuestro propio compost? Podemos convertir los restos de la comida, los excrementos de las mascotas, los periódicos, las cenizas de las chimeneas, los restos de madera, las hojas caídas, la hierba y las plantas secas en sustancias para fertilizar el suelo si las apilamos y las dejamos descomponer. Después de un tiempo, el compost ya estará listo para enriquecer la tierra en la que cultivamos, hortalizas, frutas, hierbas aromáticas, plantas y flores.
Sus beneficios son numerosos: además de alimentar a las lombrices de tierra, y a todos los organismos que viven en ella y de proteger a las plantas de muchas enfermedades, mejora la estructura del suelo, lo preserva de la sequía, ayuda a mantener un ph correcto y lo ayuda a retener mejor los nutrientes, el agua y el oxígeno. En compost mejora muchísimo la salud de la tierra y, como consecuencia, hace que las plantas que crecen en ella sean más nutritivas y bellas. Y , además, nos ayuda reducir la cantidad de basura que se genera en el hogar, algo que, a la larga, también tiene efectos beneficiosos en la salud del planeta.
El elemento tierra, junto con el fuego, el agua y el aire, es uno de los cuatro elementos de las cosmogonías tradicionales en occidente, y está presente en todas las religiones y su rituales, en la filosofía esotérica, en la alquimia y en la astrología. Se considera pasivo y femenino al igual que el elemento agua frente al aire y al fuego, activos y masculinos.
A la tierra y humedad las representa el bazo-páncreas como órgano y el estómago como víscera. Su ciclo vital es la adultez, sentido, el gusto, órgano de los sentidos la boca y labios, tejido, el conjuntivo subcutáneo, líquidos corporales yin, saliva, ye, los densos, y Jing la insulina y jugos esplenopancréaticos. La emoción es la reflexión, ponderación y seriedad. Su perturbación, obsesión, ansiedad, manías y preocupación. El tipo de depresión es la ansiedad por la conservación. Su expresión el canto, perturbación el llanto, nota musical mi, sabor dulce, olor perfumado y color amarillo.
Relación entre la disposición estabilidad y el elemento tierra
Corporalmente la mirada la tenemos neutra al horizonte, la respiración profunda por la nariz, el tono muscular medio alto, y la disposición del cuerpo de ir hacia abajo, con una dinámica de movimiento conducida y sonido grave y bajo.
Los estados de ánimo y emociones que transitamos en esta disposición son la serenidad, la permanencia, la concreción, la honestidad, la paciencia, la disciplina, la resignación, el pesimismo, la rigidez, la nostalgia y la escasez.
Conversacionalmente, un persona que transita por la estabilidad tiende a echar raíces y de aquí nace la necesidad de construir lo propio.
Nos lleva a crear vínculos duraderos, nos dá el suelo que nos provee de la energía necesaria para crear y construir, además de la disciplina y la constancia para imponernos. Es la fuerza que activa nuestra conexión con lo material. Los pensamientos están más bien centrados en el pasado y aparece un deseo de mantenerse en este estado, lo que dificulta la adaptación al cambio y la creatividad. En exceso, nos lleva a caer en obsesiones en torno a la posesión y la seguridad, la sobreprotección, el egoísmo y el miedo a arriesgar. Se genera miedo a soltar y estancamiento. La falta de estabilidad se traduce en un permanente sentimiento de inseguridad, menos resistencia física y anímica.
Orígenes del simbolismo del elemento tierra
Arcimboldo : La tierra ( hacia 1566) en su serie dedicada a los cuatro elementos. En muchas cosmogonías, la tierra y el cielo son los dos elementos básicos; así, el cielo ( principio activo) al fecundar a la tierra ( principio pasivo) dió existencia a la naturaleza. En este proceso, la tierra asume el papel del elemento femenino, receptivo y nutricio; la madre tierra, señora de la naturaleza o Diosa Madre. Para los pueblos neolíticos la tierra de el ser, es la matriz universal.
En los pancha maja- bhuta ( cinco grandes elementos ) , el hinduismo y budismo temprano la tierra es prituí o bhumi. También es uno de los cinco movimientos o fases del wuxing, formando la base del metal según el ciclo de generación ( Cheng ) y como del recipiente del agua según el ciclo de dominación (Ko). En Mahayana, a su vez, diferencia diez tierras ( Bhumi ), cada una correspondiente a una perfección : tierra inmaculada/ moralidad, tierra inmaculada / paciencia…
Otro aspecto del elemento tierra lo relaciona con los ritos de inhumación, en el sentido de reintegración al seno de la madre, partiendo de la convicción de que la tierra devolverá la vida del mismo modo que ya la dió una vez ( el cuerpo enterrado está destinado a renacer) . Los sioux, por ejemplo, distinguen estos dos aspectos en una oración sencilla ” la tierra es vuestra abuela y madre “
En occidente, el elemento tierra fue definido por primera vez como arché principal por Jenófanes. Más tarde, en la descripción de los cuatro humores corporales por Hipócrates, la tierra es la bilis negra o melancolía.
Platón aceptando los cuatro elementos propuestos por Empédocles, propuso en su timeo que el cuerpo geométrico asociado al agua es el cubo ( que el cubo sea el único de estos poliedros que encaja perfectamente con otros explicaría la naturaleza sólida de la tierra).
Recuerda
La visión de la tierra desde el espacio nos demuestra que nuestro planeta, es , básicamente un organismo compuestos de agua, tierra y aire, que depende del sol para obtener el calor necesario para que haya vida en él. Así que el paso siguiente a amar la tierra es extender ese amor a los elementos que forman parte de ella.
Cuando mezclamos agua y jabón y hacemos volar burbujas al viento con nuestros hijos; cuando encendemos una fogata para iluminar las noches, cuando nos cubrimos el cuerpo desnudo con el barro oscuro del fondo de un lago y dejamos que se disuelva de nuevo en el agua mientras nadamos, o cuando salimos a oler la tierra y bailar en la calle en medio de una tormenta de verano, estamos alimentando nuestra alma con la fuerza de los elementos.
Apreciar y celebrar el poder del aire, fuego, el agua y la tierra nos llena de alegría, energía y equilibrio y nos hace sentir que nosotros somos una parte vital del universo.
Espero les haya gustado .. nos encontramos el próximo domingo para el elementos éter..
El mes que viene haremos el resto de los apartados pendientes de los elementos combinándolos con otros temas esenciales para el crecimiento y evolución de todos.
Saludos !