El lado oscuro de la luna
La narración de cuentos y fábulas ha sido para la mayoría de las sociedades un marco idóneo para guiar y enseñar. Es una tradición milenaria. Muchas culturas sentían un gran respeto por los narradores, porque ellos controlaban el poder de los mitos. En otras palabras, porque podían hacer que el oyente utilizara su conocimiento intuitivo de las verdades más profundas para identificarse con los ritmos y energías del Universo.
Hasta hace muy poco tiempo, sólo las clases sociales más altas y las personas adineradas tenían acceso a la educación y sabían leer y escribir. En muchas partes del mundo aún sigue siendo así; por eso, dentro de muchas culturas ” orales ” el conocimiento, la sabiduría y el aprendizaje se transmitían de tribu en tribu y de generación en generación a través de historias que enseñaban a la comunidad cuál era la estructura del Universo, cómo eran sus guías, qué dioses y diosas influían en la vida del pueblo, cuáles eran los ritmos de la tierra y qué lugar ocupaba la humanidad en ella. Los narradores de cuentos se valían de imágenes y símbolos que permanecían en el subconsciente de los oyentes aún después de haber finalizado la historia, y así conseguían que los integrasen a su vida cotidiana.
En general recurrían a un arquetipo o personaje representativo, que es una imagen universal que refleja ciertas verdades ante las cuales respondemos a nivel interno. aún en nuestros días, los medios actuales de narración de historias se valen de arquetipos: los encontramos en las películas, los libros y las obras de teatro, tanto si están dirigidos a un público adulto como a los niños.
Uno de los arquetipos más frecuentes en muchas culturas era el de la fuerza femenina universal – la gran diosa – representado por tres figuras de mujeres o diosas que simbolizaban el ciclo vital femenino: La doncella, la madre y la bruja.
Normalmente la doncella presentaba un aspecto energético y dinámico, reflejaba la luz de la luna creciente y se la asociaba con el color blanco. La madre resplandeciente, símbolo de la fertilidad y la nutrición, reflejaba la intensa luz de la luna llena y se la relacionaba con el color rojo. Por último, la bruja era la representación de la sabiduría, la puerta de la muerte y la senda hacia los poderes, hacia el mundo interior; reflejaba la oscuridad cada vez mayor de la luna menguante en su trayectoria hacia el aspecto oculto de la luna nueva y estaba asociada con los colores azul o negro.
El término ” bruja ” se utilizaba para describir a la mujer cuyo ciclo menstrual ya había acabado, y se creía que en esta fase de su vida las mujeres absorbían la sangres de su propia menstruación todos los meses y en consecuencia se adueñaban de la creatividad, la magia y la claridad mental que ese flujo les proporcionaba. En muchas sociedades la mujer post menstrual ostentaba el rango de ” Adivina o hechicera “, y se respetaba muchísimo su capacidad para profetizar y comunicarse con los espíritus. La imagen moderna de la bruja ha perdido su poder, y las mujeres de edad avanzada reciben un trato muy poco respetuoso a pesar de su sabiduría y magia.
Sin embargo, la descripción del ciclo vital femenino no está completa sino se incluye una cuarta fase – el aspecto oculto de la diosa – que en general no formaba parte del trío anterior. Se trata de la madre oscura o terrible, a la que se presentaba como si fuese la muerte; era el alma de lo divino a la que todos regresaban para renacer, representando dentro del ciclo el espíritu que quedaba en libertad en el momento de la muerte.
Así, los distintos aspectos de la vida femenina podían segmentarse y representarse a través de diferentes facetas o arquetipos de lo divino, aunque el ciclo lunar estaba reconocido como una expresión de lo divino femenino, presente tanto en la tierra como dentro de las mujeres. En la mitología y los cuentos populares hay figuras arquetípicas que muestran diferentes aspectos de la mujer menstrual: La joven y bellísima virgen o doncella inocente, representaba la fase pre ovulatoria de la luna creciente, las energías dinámicas de la primavera y las de la renovación y la inspiración; la buena madre o reina simboliza el momento de la ovulación, la luna llena y la plenitud del verano, y poseía las energías de la fecundidad, el sustento y el respaldo a sus semejantes. la hechicera pre menstrual, por su parte, encarnaba las energías cada vez más débiles del otoño y la oscuridad de la luna menguante; era una mujer sexualmente poderosa que contaba con el poder de la magia y tenía la capacidad de hechizar y desafiar a los hombres, y a pesar de que podía ser bella o fea, generalmente las historias contaban que era capaz de ” embrujar “, valiéndose de su cuerpo y su sexualidad. Representaba el retiro y la destrucción, y con frecuencia era la causante de la muerte o del desastre, necesarios para generar el crecimiento. Por último, la horrible anciana o bruja representaba la fase menstrual en la que la tierra perdía la belleza y sus energías durante el invierno; encarnaba la luna nueva y llevaba en su interior la fuerza de la transformación, la gestación y la oscuridad interior.
Estas cuatro imágenes – la virgen, la madre, la hechicera y la bruja – aparecen en los cuentos populares y las leyendas estableciendo un paralelismo entre el ciclo de las estaciones y el de la luna, pero también vinculándolos con el que atraviesa cada mujer mes a mes; sin embargo, la interpretación de los misterios femeninos, desde una óptima moderna casi siempre omite el significado y la experiencia del ciclo menstrual.
En la antigüedad las mitologías expresaban no sólo los ritmos externos y las energías de la vida, sino también lo que las mujeres experimentaban en su interior durante la menstruación. Estos ritmos estaban tan íntimamente relacionados con su comprensión de la luna, la tierra y la diosa de la vida, que la omisión que se hace en nuestros tiempos – debido en gran parte a tabúes culturales – habría resultado inadmisible en el pasado. Cada uno de los arquetipos de la virgen, la madre, la hechicera y la bruja, permite comprender la verdadera naturaleza de la vida y pone especial énfasis en la que la mujer debe tomar conciencia de ella.
Conferencia 29 de agosto : El lado oscuro de la luna
Temario :
La dualidad Femenina
La dama de los ciclos
El árbol del útero
La serpiente
Los animales de la luna
La diosa de la oscuridad
Soberanía
Chamanas y sacerdotizas