“Sonrisas donde hay lágrimas “
Evidentemente, con las amistades no compartimos sólo la risa y otras emociones positivas, sino también los temores, las frustraciones, la ira y la tristeza. Se dice, de hecho, que “un amigo en la adversidad es un amigo de verdad”. Las amistades, en base al amor que nos tienen, son también aquellas personas dispuestas a ayudarnos cuando atravesamos los trechos más pedregosos y empinados de la travesía de la vida. Compartimos con ellas nuestras preocupaciones, rabietas y sufrimientos, con la misma honestidad con la que entramos con ellas en juego. ¿A ver quién, si no, va a dejar que les demos la lata así?
Sin embargo, hay que decir que incluso en estas situaciones, la risa nunca está muy lejos. Si nos fijamos, el rol de nuestras amistades en estos casos es precisamente, “animarnos”. Lo que buscamos en ellos es que nos ayuden a superar el mal trago y a volver al buen humor. Lo que necesitamos, por dura que sea la experiencia que nos haya reservado el destino, es bromear con ellas y desencadenar la risa como terapia.
El mejor regalo
Numerosos estudios científicos han demostrado que el humor es una manera muy eficaz de elevar el estado anímico y reducir el estrés, todo tipo de emociones negativas e incluso el dolor físico. Pero no hace falta que la ciencia nos enseñe sus datos. Intuitivamente, sabemos que el humor nos anima, nos relaja y nos ayuda a superar los malos momentos. Por este motivo, la risa es el mejor regalo que un amigo o amiga nos puede hacer en un momento de adversidad. Es muy difícil reír cuando te sucede algo desagradable, especialmente si no hay nadie con quien compartirlo. Pero después del mal momento, basta a veces con contárselo a alguien para obtener la distancia necesaria y verle el lado absurdo. No se trata de que la persona llegue, necesariamente, cargada de bromas, aunque puede también ayuda a sacarle chispa a las desgracias. Lo más importante es saber escuchar. La socióloga Gail Jefferson, que ha analizado las conversaciones íntimas en las que una persona se queja de algo con otra, observó que normalmente es la persona afectada la que más bromea y ríe, mientras que la otra reacciona con empatía. Pero si no existiera ese oído que escucha, las bromas y la risa no se producirían.
La amistad: licencia para jugar
Las amistades son las personas que amamos, en contraste con las que desconocemos o no no nos caen especialmente bien. Las mismas palabras “amigo”, “amiga” y “amistad” comparten la misma raíz de “am-or”. Se trata en este caso de un amor no sexual, aunque también podemos entablar amistad con nuestra pareja romántica, sin duda una de las claves del éxito de la relación a largo plazo.
Hablaré de la amistad en el sentido más amplio, refiriéndome a hechos que son aplicables a ámbitos como la pareja o la familia, al menos en parte, pero que tienen que ver con esa relación de intimidad, aceptación, cariño, lealtad e intercambio que caracteriza a las amistades. Y concretamente, lo que me interesa es resaltar el curioso hecho de que entre amigos y amigas, la risa es un fenómeno casi constante. Suele decirse que con las amistades, una puede relajarse y ser “una misma”. Pero quizás sería más acertado decir que con ellas uno tiene la libertad para escapar de uno mismo y ser quien quiera ser en ese momento. En un entorno de amistad está permitido jugar con la propia manera de ser, y es por eso que son tan divertidas estas relaciones. Lo explicó muy bien una niña de tres años que trataba de convencer a un niño a jugar con ella a cuentos de princesas. Él no quería ser príncipe, ni caballero, ni nada, así que ella muy enfadada le dijo: «Vale, sé tu mismo y abúrrete». Ser uno mismo, día tras día, llevar continuamente esa máscara que nos hemos ido creando a lo largo de los años, puede llegar a ser muy aburrido. Sin embargo, con nuestras amistades no sólo quitarnos la máscara sino cambiarnos de máscara y jugar a ser piratas o fantasmas, guarros o púdicos, iracundas o temerosas, sabiondos o idiotas. Esta esencia fundamentalmente lúdica de la amistad explica que las personas que tienen un buen sentido del humor (y me refiero a estilos de humor positivos) suelen tener mayor facilidad para iniciar relaciones, más amistades y relaciones más satisfactorias con ellas, mayor intimidad y empatía, y menos soledad y ansiedad interpersonal.
Bromear
Entre amigos y amigas es habitual bromear. Incluso podría decirse que es su modo habitual de comunicación. ¿Y qué es bromear? No es más que una manera un poco más adulta de decir “jugar”, no en el sentido de un juego estructurado como el mus, el Trivial o el baloncesto (aunque estos también se jueguen habitualmente entre personas amigas) sino principalmente en referencia a juegos improvisados verbales y conceptuales. Durante nuestras conversaciones amistosas deformamos la realidad, tomamos el pelo, decimos tonterías y groserías, ponemos caras, imitamos voces, usamos expresiones de otros idiomas, empleamos la ironía, parodiamos, nos burlamos de la otra persona, la insultamos… Si hace frío, por ejemplo, no nos limitamos con decir “siento frío” sino que exageramos (“estoy congelada, tía, debe hacer como menos 30, por lo menos”), usamos expresiones subidas de tono (“¡se me hielan los huevillos, colega!”), nos inventamos comparaciones grotescas (“hace más frío que en la nevera de Nanuk el Esquimal”) o incluso invertimos la realidad (“oye tú, qué bochorno –abre la ventana, a ver si corre un poco de aire y se refresca esto un poco”). Y a partir de ahí la broma puede “seguirse” con nuevos comentarios más o menos disparatados, en algunos casos extendiéndose a lo largo de toda la conversación o incluso de varios días, meses o años.
En definitiva, con las amigas y los amigos lo que perseguimos es la risa. De hecho, solemos decirlo abiertamente, para que quede claro el objetivo del asunto: “A ver si quedamos para echarnos unas risas”. De eso se trata. Las fiestas y celebraciones que montamos con “la cuadrilla” son ocasiones en las que invitamos a las personas que más queremos para hacer y decir tonterías, y así poder reírnos con locura.
Lo curioso es que estas “relaciones bromistas” tienen lugar entre categorías de personas con una relación por un lado distante y al mismo tiempo, cercana, como en el caso de los familiares políticos. En otras palabras, son personas que por motivos ajenos a su propia voluntad, tienen que llevarse bien y ser “amigas”, aunque no compartan más que esa relación oficial –amistades “a la fuerza”. Por lo tanto, el humor que comparten, a través de la relación bromista, parece tener la función de crear y reforzar la amistad entre personas que, de otra manera, podrían tener una relación conflictiva; La suegra es un espécimen altamente peligroso si no se sabe sortear a tiempo sus acometidas. Ataca a traición, haciendo causa común con su hija, a la que machaca constantemente criticando al zopenco de su yerno. –Mira lo que te dije cuando te casaste, hija, que éste era un vago y un golfo. Pero tú has hecho siempre lo que te ha dado la gana… Así te luce el pelo ahora… También son habituales este tipo de relaciones entre clanes y aldeas vecinas con las que podrían existir rivalidades, o incluso con las que históricamente han habido tensiones y guerras. En las últimas décadas la antropología ha estudiado este tipo de relaciones también en el mundo occidental, donde también existen, aunque malmente son menos formales. Uno de los entornos donde más prolifera este tipo de relación es en el mundo del trabajo. Esto tiene su lógica, dado que en el trabajo tenemos que llevarnos bien con muchas personas con las que compartimos una relación de rivalidad, de autoridad o de sumisión. Hay etnógrafías que han analizado las relaciones bromistas en fábricas, tiendas, hospitales y oficinas, entre otros entornos. Parece ser que también en el mundo “serio” del trabajo, el humor tiene un papel como herramienta para forjar alianzas productivas.
Les recomiendo esta preciosa película para reírnos de nosotros mismos !
De hecho, numerosas empresas han tratado de mejorar las relaciones de su personal, y por lo tanto la eficacia del negocio, fomentando la diversión en el trabajo. La central de Google, por ejemplo, organiza partidos de hockey sobre patines en el aparcamiento, y ha instalado decoraciones estrambóticas en las oficinas, como un tobogán que conecta un piso con el comedor de los empleados. Y el resultado es que Google tiene una rotación muy por debajo de la media en su turbulento sector, porque la gente ahí se considera parte de una verdadera comunidad que no quiere dejar. De hecho, los casos más llamativos del movimiento del “Fun at Work” (la “diversión en el trabajo”) expresan en su filosofía empresarial una clara relación entre el amor y el humor.
Inteligencia Digestiva
Una de las formas más bonitas de amar y animar es cocinar ..
La alimentación ha sido siempre un aspecto crucial para la especie humana. El modo en que obtenemos alimentos de la naturaleza condiciona cómo somos, cómo vivimos y cómo nos relacionamos.
Por supuesto, comer ha sido siempre una condición necesaria para permanecer vivos. Sin embargo, el acto de comer tiene su parte de goce. El mundo de la cocina y el arte de comer bien ha ido desarrollando una mirada cultural hacia la alimentación y la gastronomía propia de cada lugar.
Para los seres humanos, la nutrición es el proceso mediante el cual el organismo aprovecha los nutrientes de los alimentos para que su cuerpo y células se mantengan vivas y dispongan de energía. Sin embargo, no solo los humanos necesitan nutrirse, sino que, por ejemplo, las plantas también lo hacen.
Evolutivamente no existe una sola manera de extraer de los alimentos la materia prima de lo que se necesita construir; es un proceso complejo que ha sido modificado a lo largo de varios millones de años de evolución. Estos procesos pueden ser diferentes y, por tanto, pueden clasificarse de distintas maneras en tipos de nutrición.
El viernes que viene seguiremos hablando de este tema ..
Entre tanto ,, mimaremos a nuestros niños y adultos mayores en cuarentena haciendo esta receta con mucho amor …
https://www.cocinatis.com/receta/golosinas-caseras-de-naranja