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Conocimiento

Cuál es la diferencia entre conocimiento y conocer? Según el diccionario no existe ninguna diferencia pero según la existencia
hay una gran diferencia. El conocimiento es teoría, conocer es experiencia. Conocer significa que abres los ojos y ves, conocimiento significa que hay alguien que ha abierto sus ojos y ha visto y habla sobre ello y tú solo te dedicas a acumular la información. El
conocimiento es posible aunque seas ciego. El conocimiento es posible…
Aunque no tengas ojos puedes aprender muchas cosas sobre la luz pero es imposible que la conozcas si eres ciego. Solo puedes
conocer si tienes los ojos sanos, curados, si puedes ver. Conocer es realmente tu experiencia, el conocimiento es una pseudo-experiencia.

A través del conocimiento el hombre se separa del todo, el conocimiento crea una distancia. Si te encuentras una flor silvestre
en la montaña, no sabes qué flor es; tu mente no tiene nada que decir sobre ella, hay sorpresa, hay misterio. La flor esta ahí, tú estás
ahí. La sorpresa no nos separa, nos une. Sin embargo, si sabes que es una rosa o un clavel o cualquier otra flor, el conocimiento los separa.
La flor esta ahí, tú estás aquí pero no existe ningún puente; tú «sabes». El conocimiento crea una distancia.
Cuanto más conoces, mayor es la distancia; cuanto menos conoces, menor es la distancia. Y si te encuentras en un momento en el que no hay conocimiento, entonces, no hay distancia; estás unido.
Te enamoras de una mujer o de un hombre; el día en que te enamoras, no hay distancia. Solo hay sorpresa, encanto, excitación, éxtasis,
pero no hay conocimiento. No sabes quién es esa mujer. Sin conocimiento no hay nada que nos divida; ahí radica la belleza de los
primeros momentos del amor. Una vez que has vivido con la mujer -solo durante veinticuatro horas- aparece el conocimiento. Ahora
ya tienes algunas ideas sobre esa mujer; sabes quién es, tienes una imagen de ella. Veinticuatro horas han creado ya un pasado;
esas veinticuatro horas han dejado una huella en la mente. Mira a la misma mujer, ya no existe el mismo misterio. Estás bajando la
colina, has dejado atrás la cumbre.
Entender esto supone entender bastante. Entender que el conocimiento divide, que el conocimiento crea distancia, supone entender el secreto mismo de la meditación.
La meditación es un estado de no conocimiento.
La meditación es un espacio puro, imperturbado por el conocimiento.
Sí, la historia bíblica es verdad, que el hombre pecó por culpa del conocimiento, al comer el fruto del árbol del conocimiento. Ninguna otra
escritura del mundo supera esto. Esta parábola es increíble; ninguna otra parábola ha alcanzado esa altura ni esa interiorización. Nos parece ilógico que el hombre peque por culpa del conocimiento.
¡Nos parece ilógico porque la lógica forma parte del conocimiento!
Toda la lógica está al servicio del conocimiento; nos parece ilógico porque en la lógica está la verdadera causa del pecado del hombre.
El hombre que sea completamente lógico -totalmente cuerdo, siempre cuerdo, sin que nunca se permita nada ilógico en su vida es un loco. La cordura necesita ser equilibrada con la locura; lo lógico necesita ser equilibrado con lo ilógico. Los opuestos se encuentran
y se equilibran. El hombre que solo es racional es irracional; se perderá muchas cosas. De hecho, se perderá todo lo bello y todo lo verdadero. Acumulará cosas triviales, su vida será una vida mundana. Será un hombre mundano.
Esa parábola bíblica tiene una gran agudeza. ¿Por qué pecó el hombre por culpa del conocimiento? Porque el conocimiento crea
distancia, porque el conocimiento crea «yo y tú», porque el conocimiento crea un sujeto y un objeto, el conocedor y lo conocido,
el observador y lo observado. El conocimiento es básicamente esquizofrénico; crea una división que luego es imposible de borrar.
Esta es la razón por la que el hombre, a medida que es menos religioso, se ha convertido cada vez más en un hombre de conocimiento.
Cuanto más educado es un hombre menos posibilidades tiene de alcanzar el todo. Jesús está en lo cierto cuando dice: «Solo los niños podrán entrar en el reino de los cielos.» Solo los niños… ¿qué es lo que posee un niño que tú ya no posees? El niño posee la cualidad
del no-conocimiento, la inocencia.
Mira lleno de asombro, sus ojos son totalmente transparentes. Mira profundamente pero no tiene prejuicios, no juzga, no tiene ideas preestablecidas.
No proyecta; de ahí que llegue a conocer aquello que es. El niño conoce la verdad, tú solo conoces la realidad mundana. Esa realidad que
tú has creado a tu alrededor al proyectar, desear, pensar. La realidad es tu interpretación de la verdad.
La verdad es simplemente aquello que es; la realidad es aquello que tú has llegado a entender, es tu noción de la verdad. La realidad
se compone de cosas separadas entre sí. La verdad consiste solo en una única energía cósmica. La verdad consiste en una unidad, la
realidad consiste en una multiplicidad. La realidad es una multitud, la verdad es integración.

J. Krishnamurti dijo: «Negar es el silencio.» ¿Negar qué? Negar el conocimiento, negar la mente, negar ese constante ajetreo en tu interior… crear un espacio desocupado. Cuando estas desocupado, estás en armonía con el todo. Cuando estas ocupado has perdido la armonía. Por eso, cada vez que logras tener un momento de silencio hay una gran alegría. En ese momento la vida cobra importancia, en ese momento la vida cobra una grandeza que trasciende las palabras. En ese momento la vida es una danza. En ese momento, aunque llegue la muerte, será una danza y una celebración porque ese momento solo es alegría. Ese momento es gozoso, dichoso.
Hay que negar el conocimiento, pero no porque yo lo diga, o porque lo diga J. Krishnamurti o porque lo diga Gautama Buda. Si lo niegas porque yo lo digo, estarás negando tu conocimiento y cualquier cosa que yo diga se convertirá en tu conocimiento en su lugar; lo sustituirás. En ese caso, cualquier cosa que yo diga se convertirá en tu conocimiento y te aferraras a él. Abandonas los viejos ídolos y los sustituyes por otros nuevos pero no será mas que el mismo perro con distinto collar, nuevas ideas, nuevos pensamientos.
Entonces, ¿cómo puedes negar el conocimiento? No a través de otro conocimiento. No sustituyéndolo por otra cosa. Simplemente observando el hecho de que el conocimiento crea distancia, simplemente observando este hecho intensamente, totalmente, eso es suficiente.
Esa intensidad es fuego, esa intensidad reducirá tu conocimiento a cenizas. Esa intensidad es suficiente. Esa intensidad es lo que se denomina interiorización. La interiorización hará arder tu conocimiento y no lo sustituirá por otro conocimiento. Entonces hay vacío, shunyata. Entonces hay una vaciedad porque no hay contenido:
Hay una verdad no perturbada, no falseada. Tienes que ver lo que te estoy diciendo; no lo tienes que aprender.
Cuando me escuches, no empieces a acumular conocimiento. No empieces a atesorar. El hecho de escucharme debería suponer
un ejercicio de interiorización. Me deberías escuchar con intensidad, con totalidad, con toda la conciencia de la que fueras capaz. En
esa misma conciencia verás un punto y la transformación es el hecho de que veas ese punto. No quiere decir que después tengas que
hacer algo más; el hecho mismo de ver supone un cambio.
Si te hace falta hacer algún esfuerzo quiere decir que te has equivocado en algo. Si mañana vienes y me preguntas:
«He entendido que el conocimiento es una amenaza, que el conocimiento crea distancia. Entonces, ¿cómo puedo abandonarlo?» Si me preguntas esto, querrá decir que te has equivocado en algo. Si hay un «cómo» quiere decir que estás confundido.
No puede haber un «cómo» porque el «cómo» exige más conocimiento. El «cómo» exige métodos, técnicas, qué hay que hacer.
Es suficiente con la interiorización; no hay que ayudarla con ningún otro esfuerzo. Su fuego es más que suficiente para quemar todo el conocimiento que acumulas. Date cuenta del enfoque.
Escúchame, ve conmigo. Cuando me escuches, coge mi mano, dirígete al espacio al que te estoy intentando llevar, y observa lo que te estoy diciendo. No discutas; no digas que sí, no digas que no; no asientas ni disientas. Solamente permanece conmigo en todo momento; de repente, se producirá la interiorización. Si me escuchas atentamente… y con atención no quiero decir concentración; con atención solo quiero decir que escuches siendo consciente, no con una mente aburrida; escuchas con inteligencia, estando vivo, abierto. Tú estás aquí, ahora, conmigo; eso es lo que quiero decir cuando digo atención. Tú no estas en ninguna otra parte. No estás comparando mentalmente lo que te digo con tus viejas ideas. No estás comparando en absoluto, no estás juzgando. No estás juzgando interiormente, en tu interior, si lo que estoy diciendo es verdadero o no, o en qué proporción es verdadero.
Precisamente el otro día estaba hablando con un buscador. Tenía todas las cualidades del buscador pero estaba repleto de conocimiento.
A medida que le hablaba sus ojos se llenaron de lágrimas.
Su corazón se iba a abrir y en ese mismo momento apareció la mente y destruyó toda la belleza del momento. Se estaba dirigiendo hacia
el lado del corazón e iba a abrirse pero en ese instante irrumpió su mente. Desaparecieron aquellas lágrimas que estaba a punto de derramar. Sus ojos se secaron. ¿Qué había pasado? Dije algo con lo que no estaba de acuerdo.
Estaba de acuerdo conmigo hasta un cierto punto. Entonces dije algo que iba contra la tradición judía, contra la Cábala, e inmediatamente
cambió toda la energía. Me dijo: «Todo es correcto. Todo lo que estas diciendo es correcto pero no puedo estar de acuerdo con una cosa, con que Dios no tenga ningún objetivo, con que la existencia exista sin ningún objetivo. Porque la Cábala dice todo lo contrario: que la vida tiene un objetivo, que Dios tiene un objetivo, que nos esta conduciendo hacia un determinado destino, que existe un destino.
Puede que no lo viera ni siquiera de esta manera, que se perdiera en ese momento porque apareció la comparación. ¿Qué tengo yo que ver con la Cábala? Cuando estés conmigo deja de lado todo tu conocimiento sobre la Cábala, el yoga, el tantrismo, sobre esto y sobre
lo de más allá. Cuando estés conmigo, estate conmigo. No quiero decir que estés de acuerdo conmigo, recuerda, no es una cuestión
de estar o no estar de acuerdo.
Cuando contemplas una rosa, ¿estás de acuerdo o en desacuerdo con ella? Cuando contemplas un amanecer, ¿estás de acuerdo o estás en desacuerdo con él? Cuando contemplas la luna por la noche, ¡simplemente la contemplas! O la contemplas o no las contemplas pero no tiene nada que ver con estar o no estar de acuerdo con ella.
No te estoy tratando de convencer de nada. No estoy tratando de convertirte a ninguna teoría, filosofía, dogma, a ninguna iglesia, no. Simplemente estoy compartiendo contigo lo que me ha ocurrido a mí y, si tú participas en ese compartir, también te puede ocurrir a ti. Es contagioso.
La interiorización transforma.
Cuando te digo que el conocimiento es una amenaza puedes estar de acuerdo o en desacuerdo, entonces te estarás equivocando.
Simplemente escucha, simplemente observa, penetra en todo el proceso del conocimiento. Podrás ver cómo el conocimiento crea una distancia, cómo el conocimiento se convierte en una barrera. Cómo el conocimiento se alza en medio, cómo el conocimiento sigue aumentando y sigue aumentando la distancia. Cómo se pierde la inocencia por culpa del conocimiento, cómo la fascinación se destruye,
se mutila, se mata por culpa del conocimiento, cómo la vida se convierte en un asunto pesado y aburrido por culpa del conocimiento. Desaparece el misterio. Desaparece porque comienzas a pensar que sabes. Si sabes, ¿cómo va a haber misterio? El misterio solo es posible cuando no sabes.
Además recuerda, ¡el hombre no conoce nada! Todo lo que hemos acumulado es basura. Lo supremo sigue estando por encima de
nuestro alcance. Todo lo que hemos acumulado han sido hechos, la verdad permanece intacta a nuestros esfuerzos. Esa no es solo la experiencia de Buda, Krishna, Krishnamurti y Ramana; esa es incluso la experiencia de Edison, Newton, Albert Einstein. Esa es la
experiencia de poetas, pintores y bailarines. Todas las grandes inteligencias del mundo -ya sean místicos, poetas o científicos están totalmente de acuerdo en una cosa: que cuanto más sabemos, más nos damos cuenta de que la vida. es un misterio. Nuestro conocimiento no destruye ese misterio.
Solo los tontos piensan que porque saben un poco la vida no tiene ningún misterio. Solo las mentes mediocres se aferran al conocimiento; las mentes inteligentes permanecen por encima del conocimiento. Lo usan, evidentemente lo usan; es útil, es utilitario, pero saben perfectamente que todo lo verdadero está oculto, permanece oculto. Podemos saber cada vez más cosas pero el misterio es inagotable.
Escucha con interiorización, con atención, con totalidad. Y en esa misma visión, verás algo. Esa visión te cambia; no preguntes cómo. Eso es lo que quiere decir Krishnamurti cuando dice: «Negar es silencio.» La interiorización niega. Cuando se niega algo y
nada se pone en su lugar. Se destruye algo y no se pone nada en su lugar. Hay silencio porque hay espacio. Hay
silencio porque se ha desechado lo viejo y no se ha sustituido por nada nuevo.
Buda denomina a este silencio shunyata. Ese silencio es el vacío, la vaciedad. En el mundo de la verdad solo puede funcionar esa vaciedad.
El pensamiento no puede funcionar allí. El pensamiento solo funciona en el mundo de las cosas porque el pensamiento también es una cosa, sutil pero también es material. Por eso se puede escribir, transmitir, comunicar. Yo te puedo lanzar un pensamiento; tú lo puedes tomar, lo puedes tener. Se puede tomar y dar, es transferible porque es una cosa. Es un fenómeno material.
El vacío no se puede dar, yo no te puedo transmitir el vacío. Puedes participar en él, te puedes mover en él pero nadie te lo puede dar.
Es intransferible. En el mundo de la verdad solo funciona el vacío.

La verdad se conoce solo cuando no está presente la mente. Para conocer la verdad la mente tiene que parar, tiene que dejar de funcionar.
Tiene que estarse quieta, callada, inmóvil.
El pensamiento no puede funcionar en la verdad pero la verdad puede funcionar a través de pensamientos. No puedes alcanzar la verdad pensando pero una vez que la has alcanzado puedes poner el pensamiento a su servicio. Eso es lo que yo hago, eso es lo que hizo Buda, eso es lo que han hecho todos los maestros.
Lo que te estoy diciendo es un pensamiento pero detrás de ese pensamiento
está el vacío. El vacío no se ha producido a través del pensamiento, ese vacío se encuentra más allá del pensamiento. El pensamiento no lo puede tocar, el pensamiento ni siquiera lo puede mirar.
¿Te has percatado del siguiente fenómeno?
Que no puedes pensar en el vacío, no puedes convertir el vacío en un pensamiento. No puedes pensar sobre él, es impensable. Si pudieras pensar en él no sería vacío. El pensamiento tiene que desaparecer para que aparezca el vacío; nunca se encuentran.
Una vez que llega el vacío, utiliza todos los medios para expresarse.
La interiorización es un estado de no-pensamiento. Siempre que ves algo, lo ves cuando no hay pensamiento. Incluso aquí, cuando me
escuchas, cuando estas conmigo, a veces ves, pero esos momentos son pausas, intervalos. Una vez que ha desparecido el conocimiento, no ha surgido otro conocimiento, entonces hay una pausa; y en esa pausa algo se mueve, algo comienza a vibrar. Es como alguien que esté tocando el tambor, el tambor esta hueco por dentro; por eso se puede tocar. Ese vacío es lo que vibra. Ese maravilloso sonido que produce es resultado de ese vacío. Cuando tú estés, sin ningún pensamiento, entonces será posible algo, inmediatamente posible.
Entonces podrás ver lo que te estoy diciendo. Entonces ya no será únicamente algo que hayas oído, se convertirá en una intuición, una interiorización, una visión. Has visto a través de ello, lo has compartido conmigo.
La interiorización es un estado de no pensar, de ausencia de pensamiento.
Es una pausa, un intervalo en el proceso de pensamiento, y en esa pausa se halla el atisbo, la verdad.
La palabra inglesa para «vacío», empty, proviene de una raíz que significa «ocioso», desocupado. Es una palabra maravillosa si te fijas
en su raíz. La raíz está llena de sentido: significa ocioso, desocupado. Siempre que estás desocupado, ocioso, estas vacío.
Además recuerda que el proverbio que dice que la mente ociosa es el taller del diablo no es más que una tontería.
La verdad es precisamente lo contrario: ¡la mente ocupada es el taller del diablo! La mente vacía es el
taller de Dios, no del diablo. Pero tienes que entender lo que quiero decir con «vacía», ociosa, relajada, sin tensiones, tranquila, sin deseo, sin moverse a ningún lado, estando simplemente ahí, completamente ahí. La mente vacía es una pura presencia. En esa pura presencia todo es posible porque toda la existencia surge de esa pura presencia.
Este árbol surge de esa pura presencia, las estrellas surgen de esa pura presencia; estamos aquí, todos los budas surgen de esa
pura presencia. En esa pura presencia estás en Dios, tú eres Dios.
Cuando estás ocupado, pecas; cuando estás ocupado, tienes que ser expulsado del Jardín del Edén. Cuando estás desocupado, vuelves al Jardín del Edén, cuando estas desocupado, vuelves al hogar. Cuando la mente no está ocupada por la realidad -por cosas, por pensamientos- entonces hay aquello que es. Y aquello que es, es la verdad. Solo en el vacío se puede producir un encuentro, una
fusión. Solo en el vacío te abres a la verdad y la verdad penetra en ti. Solo en el vacío te colmas de verdad.
Estos son los tres estados de la mente: El primero es el del contenido y la conciencia. Tú siempre tienes algún contenido en tu mente; un pensamiento que te ronda, un deseo incipiente, ira, avaricia, ambición. Siempre tienes algo en la mente; la mente nunca está desocupada. Siempre hay tráfico, día y noche. Esta ahí cuando estás despierto y mientras duermes. Cuando estás despierto lo puedes llamar pensamiento, cuando duermes lo llamas sueño pero es el mismo proceso. El sueño es un poco más primitivo, eso es todo; porque piensa a través de imágenes. No utiliza conceptos, utiliza imágenes. Igual que en los libros de los niños tienen que poner dibujos grandes, muy coloridos porque los niños piensan por medio de imágenes. Aprenden las palabras por medio de imágenes. Poco a poco esas imágenes se van haciendo más pequeñas y desaparecen.
El hombre primitivo también piensa a través de imágenes. Los lenguajes más antiguos utilizan pictogramas. El chino es un lenguaje que utiliza pictogramas: no tiene alfabeto. Es el lenguaje más antiguo. Por la noche tú vuelves a ser un primitivo, olvidas la sofisticación que te acompaña durante el día y empiezas a pensar en imágenes, pero es lo mismo.
El enfoque del psicoanálisis es valioso; observa tus sueños. Allí hay más verdad porque cuando sueñas eres más primitivo; no estás tratando de engañar a nadie, eres más auténtico. Durante el día tienes una personalidad bajo la que te ocultas, capas y más capas de
personalidad. Es muy difícil descubrir al hombre verdadero. Tendrás que ahondar mucho, y esto es algo que duele, por lo que el hombre se resistirá. En cambio, por la noche, al igual que dejas a un lado tu ropa, dejas también de lado tu personalidad. No te hace falta porque no te vas a comunicar con nadie, estarás solo en la cama. Además no estarás en el mundo, estarás completamente inmerso en tu reino particular. No hay ninguna necesidad de ocultar ni de fingir. Por eso el psicoanalista trata de sumergirse en tus sueños porque estos muestran mucho más claramente quién eres. Sin embargo, no es más que el mismo perro con distinto collar; el perro no cambia. Ese es el estado habitual de la mente: mente y contenido, conciencia más contenido.
El segundo estado de la mente es la conciencia sin contenido; en eso consiste la meditación. Estas totalmente  alerta y hay una pausa, un intervalo. No encuentras ningún pensamiento, delante de ti no hay ningún pensamiento. No estas dormido, estás despierto pero no hay pensamiento. Eso es la meditación. Al primer estado se le llama mente, al segundo estado se le llama meditación.
Hay un tercer estado. Cuando ha desaparecido todo contenido, desaparece el objeto, el sujeto no puede permanecer mucho más tiempo ya que ambos coexisten. Se producen el uno al otro. Cuando el sujeto esta solo, solo puede quedarse un poco más de tiempo
como consecuencia del eco del movimiento del pasado. La conciencia no puede quedarse más tiempo sin contenido; ya no será necesaria dado que una conciencia es siempre una conciencia sobre algo. Cuando dices «consciente», se puede preguntar, ¿de qué? Dices: «Soy consciente de…» Hace falta ese objeto, es imprescindible para que exista el sujeto. Una vez que ha desaparecido el objeto,
muy pronto desaparecerá también el sujeto. En primer lugar desaparecen los contenidos, luego desaparece la conciencia.

El tercer estado se llama samadhi, sin contenido, sin conciencia.
Pero ten presente que ese estado de no-contenido, de no-conciencia, no es un estado de inconciencia. Es un estado de supraconciencia, de conciencia trascendental. Ahora la conciencia solo es consciente de sí misma. La conciencia se ha vuelto hacia sí misma; se ha completado el círculo. Has regresado a tu hogar. Este es el tercer estado, samadhi; Y ese tercer estado es lo que Buda quiere decir con shunyata.
En primer lugar abandona el contenido; te quedarás medio vacío. Después abandona la conciencia; te quedarás completamente vacío. Esta total vaciedad es lo más maravilloso que te puede ocurrir, la bendición más grande que puedes alcanzar.

 

Pacha Pulai