Educar es ser un artesano de la personalidad, un poeta de la inteligencia y un sembrador de ideas
Este hábito de los maestros fascinantes contribuye a desarrollar en sus alumnos: la capacidad de manejar los pensamientos, administrar las emociones, ser líderes de sí mismos, manejar la pérdida y la frustración, y superar los conflictos.
Los buenos maestros tienen buena cultura académica y transmiten la información con seguridad y elocuencia en el salón de clases; los maestros fascinantes van más allá de este objetivo. Tratan de entender el funcionamiento de las mentes de sus alumnos para poder educarlos mejor. Para los maestros fascinantes, cada estudiante no es sólo otro número en el aula, sino un ser humano complejo, con necesidades únicas.
Los maestros fascinantes transforman la información en conocimiento y el conocimiento en experiencia. Saben que sólo las experiencias se registran de una forma privilegiada en los campos de cultivo de la memoria, y que sólo ellas crean en la memoria avenidas capaces de transformar la personalidad. Por eso siempre incorporan la información que transmiten a una experiencia de vida.
La educación atraviesa por una crisis histórica sin precedentes. Los estudiantes están desorientados, no se concentran, no encuentran placer en aprender y sufren de ansiedad. ¿De quién es la culpa? ¿De los alumnos o de sus padres? De ninguno. Las causas son más profundas. Las principales razones son producto del sistema social, que ha estimulado en una forma aterradora el fenómeno de construcción de pensamientos. Estudiaremos este asunto en el siguiente tema.
Actualmente, el escenario mental de los jóvenes es distinto del de los jóvenes del pasado. En el trasfondo de sus mentes, los fenómenos que producen los pensamientos son los mismos, pero los actores en el escenario son diferentes. La calidad y velocidad de los pensamientos han cambiado. Debemos entender algunos roles de la memoria y algunas áreas del proceso de construcción de la inteligencia a fin de encontrar las herramientas necesarias para dar un giro a la educación.
El primer hábito de los maestros fascinantes es entender las mentes de los alumnos y tratar de encontrar respuestas inusuales, diferentes de aquellas a las que están acostumbrados.
La televisión muestra más de sesenta personajes por hora con las más diversas características de personalidad. Policías irreverentes, chicos malos que no le temen a nada y gente divertida. Estas imágenes se registran en la memoria y compiten con la imagen de padres y maestros.
Los resultados inconscientes de esto son serios. Los educadores pierden la capacidad de influir en el mundo psíquico de los jóvenes. Sus gestos y palabras no tienen impacto emocional y, en consecuencia, no son sometidos a un registro privilegiado capaz de producir otros miles de emociones y pensamientos que estimulan el desarrollo de la inteligencia. Con frecuencia, los educadores necesitan gritar para captar un poco de atención.
La peor consecuencia de los estímulos excesivos de la televisión es contribuir a la generación del síndrome de pensamiento acelerado (SPA). Nunca debimos abrir la caja negra de la inteligencia, que es la construcción de pensamientos, pero por desgracia lo hicimos. La velocidad de los pensamientos no se debe incrementar crónicamente, pues ello provoca una disminución en la concentración y un aumento en la ansiedad. Sin embargo, esto es exactamente lo que está ocurriendo con los jóvenes.
La ansiedad del SPA genera una compulsión por nuevos estímulos, en un intento por aliviarla. A pesar de ser menos intenso, el principio que se da con la adicción psicológica a las drogas es el mismo. Los drogadictos siempre usan nuevas drogas para tratar de aliviar la ansiedad generada por su adicción. Cuanto más drogas consumen, más dependientes se vuelven.
Quienes sufren de SPA adquieren una adicción a nuevos estímulos. Están inquietos en sus asientos, tienen conversaciones paralelas, no se concentran y distraen a sus compañeros de clase. Estos comportamientos son intentos de aliviar la ansiedad generada por el SPA.
La educación está en bancarrota, la violencia y la enajenación social han aumentado porque, sin querer, hemos cometido un crimen contra las mentes de los niños y los adolescentes. Estoy científicamente convencido de que la velocidad de los pensamientos de los jóvenes de hace un siglo era mucho menor que hoy en día y, por lo tanto, el modelo educacional del pasado, aunque no era el ideal, funcionaba.
Pensar es excelente; pensar demasiado es terrible. Quienes piensan demasiado le roban energía vital a la corteza cerebral y sienten una fatiga excesiva, aun cuando no hayan hecho ejercicio físico. Este es uno de los síntomas del SPA. Otros síntomas son sueño insuficiente, irritabilidad, sufrimiento anticipado, olvidos, dificultad para concentrarse, aversión a la rutina y, a veces, síntomas psicosomáticos como dolor de cabeza, dolor muscular, taquicardia y gastritis. ¿Por qué la disminución de la memoria es uno de los síntomas? Porque el cerebro es más listo que nosotros y bloquea la memoria para que pensemos menos y gastemos menos energía.
Muchos científicos no se dan cuenta que el SPA es la causa principal de la crisis educacional en el mundo. Es colectivo, afecta a gran parte de la población joven y adulta. Los adultos responsables presentan un SPA más fuerte y, por lo tanto, están más estresados.
¿Por qué? porque tienen un trabajo intelectual más intenso, piensan más y se preocupan más.
En los estudiantes, el SPA casi hace que las teorías educacionales y psicológicas del pasado no funcionen, porque mientras los maestros hablan, los alumnos están agitados, inquietos, desconcentrados y, sobre todo, perdidos en sus propios pensamientos. Mientras los maestros están en el salón de clase, los estudiantes están en otro mundo.
El síndrome del SPA genera una hiperactividad que no es de origen genético. Desde el comienzo de la humanidad siempre ha existido una hiperactividad genética, caracterizada por ansiedad psicomotora, desasosiego e inquietud de pensamientos, de origen metabólico. Por eso algunas personas siempre han sido más ansiosas, obcecadas e hiperpensadoras que otras. Pero hoy en día hay una hiperactividad funcional no genética: el SPA.
¿Cuales son las causas del SPA? La primera causa, como he mencionado, es el exceso de estímulos visuales y auditivos producidos por la televisión, que ataca directamente el ámbito de la emoción. Observe que no estoy hablando de la calidad del contenido de los programas televisivos, sino del exceso de estímulos, tanto buenos como malos. La segunda causa es el exceso de información. La tercera es la paranoia del consumismo y la estética, que dificulta la internalización.
Todas estas causas excitan la construcción de pensamientos y generan una psicoadaptación a la rutina diaria; en otras palabras, una pérdida del placer en las pequeñas cosas de la vida cotidiana. Los afectados por el SPA siempre están inquietos y tratando de encontrar cualquier estímulo que los alivie.
Con respecto a la información excesiva, es fundamental saber que en la actualidad un niño de ocho años tiene más información almacenada en su memoria que una persona de 70 años que vivió hace uno o dos siglos. Esta avalancha de información excita inadecuadamente los cuatro grandes fenómenos que leen la memoria y construyen cadenas de pensamientos. Quienes padecen el SPA no son capaces de controlar totalmente sus pensamientos y no pueden tranquilizar sus mentes.
La gran amenaza para la calidad de vida del hombre moderno no es su trabajo, la competencia, las excesivas horas de trabajo ni la presión social, sino el exceso de pensamientos. El SPA compromete la salud psíquica de tres maneras: rumiar el pasado y desarrollar sentimientos de culpa, generar preocupaciones acerca de problemas existenciales y sufrir anticipadamente.
Por lo anterior, no basta con ser elocuente. Para ser un maestro fascinante usted necesita conocer el alma humana, a fin de descubrir herramientas pedagógicas capaces de transformar la sala de estar y el salón de clases en un oasis, y no en una fuente de estrés. Esta es una cuestión de supervivencia; de otra forma, ni los alumnos ni los maestros tendrán calidad alguna de vida. Y esto ya esta sucediendo de la siguiente manera.
Una revelación abrumadora: en España, el 80% de los maestros está bajo estrés. En Inglaterra, el gobierno está teniendo problemas para reclutar maestros, especialmente para la educación media y superior, porque pocos quieren dedicarse a esta profesión. En otros países, la situación es igualmente crítica.
De acuerdo con investigaciones realizadas por la Academia de Inteligencia, en Brasil, el 92% de los maestros presenta tres o más síntomas de estrés, y el 41% presenta 10 o más. Este es un porcentaje muy alto, que indica que casi la mitad de los maestros no debería estar en el salón de clases, sino en una clínica antiestrés. Compare lo anterior con esta otra cifra: 22.9% de la población de Sao Paulo, que esta dramáticamente estresada, presenta 10 síntomas o más.
Los números lo gritan. Indican que los maestros están dos veces más estresados que la población de Sao Paulo, que es una de las más grandes y estresadas del mundo. Creo que la situación es la misma en cualquier país desarrollado. Los síntomas que más se destacan son los que están ligados al síndrome de pensamiento acelerado.
¿Qué clase de batalla estamos librando, que nuestros nobles soldados en el frente, los maestros, se están enfermando colectivamente? ¿Qué clase de educación es ésta que estamos construyendo, que elimina la buena calidad de vida de nuestros queridos maestros? Le damos un alto valor a los mercados del petróleo, los autos y las computadoras, pero no nos damos cuenta que el mercado de la inteligencia esta en bancarrota.
No sólo es necesario rescatar los salarios y la dignidad de los maestros, sino también su salud. Los maestros y los alumnos están colectivamente afectados por el SPA.
Una petición para los maestros fascinantes: por favor, tengan paciencia con sus alumnos. Esta agresividad, enajenación e inquietud que reinan en el salón de clases no es culpa de ellos. Los alumnos son las víctimas. Incluso dentro de los peores estudiantes existe un mundo por descubrir y explorar.
Hay esperanza a pesar del caos. Necesitamos construir la escuela de nuestros sueños. ¡Sólo esperen!