Activar al Padre Nutridor
Aquí lo fundamental es experimentar amor incondicional por el pequeñito. Un Padre Nutridor nunca condiciona su afecto, dependiendo si se llenan o no las muy
personales expectativas. Ama, sin importar si la acción del niño es adecuada o no. Puede que le guste más o menos, que la acepte o la considere inadmisible, sin duda.
Pero hay una gran diferencia entre el hecho y la persona. Las acciones podrán no ser correctas, pero el amor a esa criatura no se pone en duda jamás. Esa es la base de convertirse en Padre Nutridor. Este pondrá límites claros para FORMAR EN VALORES, para generar acciones adecuadas, pero siempre amorosamente.
El Padre Nutridor manejará la disciplina, ayudando a generar responsabilidad en el niño, y con el sistema de “consecuencias y resultados” en vez de “premios y
castigos”. Esté último es excelente para amaestrar a un animal, pero no para educar a un ser pensante.
Los castigos físicos NO ayudan a educar mejor. Esa es una falsa creencia. Cuando el Niño Interior es recuperado por un adulto que activa a su Padre
Nutridor, como bien lo dice Alice Miller en su libro El drama del niño dotado : Descubrirá entonces en sí mismo la necesidad de vivir de acuerdo a su
“verdadero yo” y ya no se sentirá forzado a conquistar un amor que en el fondo no puede satisfacerlo, puesto que está destinado a un ‘yo falso’, al que ahora
empieza a renunciar.
Es posible sanar al niño herido y de hecho, es preciso hacerlo si se quiere alcanzar la plenitud. El remedio exige una transformación interior, la adopción
de una actitud positiva que apoye y sustente compasivamente al Niño Interno”. ¿No es eso el Padre Nutridor? Si recordamos el “ser gentil y amoroso contigo
mismo” podremos darle ahora su cabal significado. Es activar a tu Padre Nutridor para desde allí cubrir a tu Niño Interno.
En el niño, a pesar de todas las heridas recibidas, existe un impulso por el cual quiere seguir en el discurrir de la vida, continuar viviendo, porque a veces, incluso
pudiera ser muy de repente, ¡se viven momentos gloriosos por los cuales vale la pena pasar por lo que se tenga que pasar! Esos momentos son los que le dan sentido a la vida.
Y esos momentos deliciosos en nuestros primeros años siempre, siempre, fueron generados o apoyados por un Padre Protector o un Padre Nutridor cerca (o
alguien que cumpliera ese rol). Volviendo a tu carta, vemos que tu hermana Mercedes, varios años más grande que
tú, compasiva y empática con lo que esta niña tiene que pasar con esa pesadilla de papás, va a tu rescate y te da un regalo maravilloso, inmenso: Te da refugio,
consuelo, protección, esperanza, opciones, te ayuda a verte como alguien que vale y merece, te abre su corazón y tú lo sientes.
Esa es un experiencia oceánica, o experiencia cumbre. Allí se nos develó el amor puro, desinteresado e incondicional. Haber pasado por esa experiencia, te hace
que hoy seas un mejor ser humano. Experiencias como ésta te enseñaron el valor de proteger y la dulzura de ser protegido. La sensación de fortaleza al cubrir y el
descanso infinito de ser cubierto. Abandonarse a ser cuidado y contenido, aún por unos momentos, es profundamente equilibrador para la psique en formación o en
agitación. Así es que vamos a llegar a un punto clave: una vez que uno valida al Niño Enojado y al Niño Vulnerable, se está listo para ir al encuentro del Padre
Nutridor. Tu hermana Mercedes, en el momento en que te acoge y te cubre, muestra ante ti las figuras del Padre Protector y del Padre Nutridor. ¡Bendita sea!
Cuando un pequeñito es maltratado y sufre abuso de algún modo, contar con alguien que —aun por cortos ratos— pueda personificar el rol o el modelo de la
figura del Padre Protector y del Padre Nutridor hará que las heridas emocionales que se tengan, sean más tolerables y manejables. Como decía, tal vez hayan sido lapsos breves o esporádicos, pero el experimentar algo así puede generar una experiencia cumbre que dejará una huella profunda en la
psique del individuo.
Te voy a pedir que sigas evocando jirones de tu memoria, pero ciertamente, como bien dices, ya no de heridas. Escribe sobre las cosas lindas que también te
pasaron en tu infancia. Si salen nuevos sentimientos de dolor y necesitas escribir, hazlo, si no, simplemente obsérvalos y déjalos pasar. De ahora en adelante, cada vez que te llegue un recuerdo o evocación de alguna herida de infancia, simplemente apapacha a tu criaturita interna, dile que ya llegaste, que ya estás allí. Y observa de que tipo de abuso fue: ¿emocional, físico, verbal, sexual, de negligencia, de poder, en sus recuerdos instantes de nutrición y protección en la infancia) Por lo tanto, es necesario ahora hacer dos trabajos importantes:
Activar en tu interior los arquetipos del Padre Nutridor y del Padre Protector para que cuando tu Niño Interno se
sienta asustado, desprotegido, triste y vulnerable, puedas rápidamente hacerle sentir esta contención y seguridad amorosa de tu parte adulta.
El día de hoy descubrimos cómo activar a tu Padre Nutridor.
Evoca también cuando sentiste al Padre Crítico de papá o mamá muy fuerte. ¿De acuerdo?
Poco a poco vamos construyendo redes de apoyo interno, Perla, continuemos este hermoso trabajo de reconstrucción. Confía…
Margarita
Perla se sintió reconfortada al terminar de leer esta carta. —Perlita, mi niña… se dijo suavemente, mientras palmeaba suavemente su
pecho. —Aquí estoy yo, mi niña… ya nunca más estarás solita, estoy aquí para cuidarte y amarte.
Y puso de nuevo las frases nutridoras para volver a escucharlas, inspiradas en las citas de John Bradshaw
“Pequeña mía… Bienvenida al mundo
—Me alegro que estés aquí
—He preparado un sitio especial para ti, te he estado esperando
—Me gustas tal como eres. No te dejaré, por ninguna razón.
—Tus necesidades me parecen bien
—Te daré todo el tiempo que necesites para que consigas satisfacerlas
—Me alegra que seas una niña/o
—Quiero cuidar de ti y estoy preparada para ello
—Desde que el mundo es mundo, hasta que el mundo termine, si es que el
mundo tiene fin, no ha habido nunca ni habrá otr@ como tú
—Dios sonrió cuando naciste.
—Pequeña_____________, está bien que seas curios@, querer mirar, tocar y
probar las cosas. Haré que tus exploraciones sean seguras.
—Te quiero tal como eres, mi pequeña
—Estoy aquí para atender tus necesidades. Tú no tienes que atender las mías.
—Está bien decir no. Me alegro de que seas tú.
—Está bien que te permitas sentir tu enojo. Resolveremos nuestros problemas.
—Está bien sentirse asustad@. Yo estoy aquí para protegerte.
—Está bien ponerse triste. No te abandonaré bajo ningún concepto.
—Puedes ser tú misma y aún así contar con que estaré contigo siempre.
—Me encanta observar cómo aprendes a independizarte y a crecer. Está bien
que pongas límites y que digas claramente lo que quieres y lo que no.
—Te quiero profundamente, mi pequeña criaturita.
—Estaré a tu lado para que compruebes tus barreras y descubras tus límites.
—Está bien que pienses por ti misma. Puedes pensar en tus sentimientos y
tener sentimientos sobre lo que estás pensando.
—Me gusta tu energía vital. Está bien tu curiosidad por el sexo.
—Está bien que descubras la diferencia entre niños y niñas.
—Estableceré límites seguros para ayudarte a descubrir quién eres.
—Está bien que seas diferente, que tengas tus propios puntos de vista.
—Está bien imaginar cosas sin temer que se conviertan en realidad. Te
enseñaré a separar la fantasía de lo real.
—Esté bien que llores, aunque te estés haciendo mayor.
—Es bueno para ti descubrir las consecuencias de tu comportamiento.
—Puedes preguntar si dudas de algo
—No eres responsable del matrimonio de tus padres.
—No eres responsable de tu padre.
—No eres responsable de tu madre.
—No eres responsable de tus hermanos.
—No eres responsable de los problemas de la familia.
—No eres responsable del enojo o separación entre tus padres.
—Está bien que averigües quién eres.
—Pequeña____________, puedes ser tú misma en la vida. Puedes defenderte y yo te apoyaré.
—Está bien que aprendas a manejarte.
—Está bien que recapacites sobre las cosas y las pongas a prueba antes de
hacerlas tuyas.
—Puedes confiar en tus opiniones, sólo debes asumir las consecuencias de tu
elección.
—Puedes hacer las cosas a tu manera y está bien no estar de acuerdo.
—Puedes confiar en tus sentimientos.
—Puedes decirme lo que sea y confiar en mí.
—Puedes escoger a tus propios amigos.
—Puedes vestirte como a ti te parezca.
—Mereces tener las cosas que deseas.
—Estoy deseando estar a tu lado.
—Te quiero profundamente, tal y como eres, mi pequeña
________________________.
Durante varios días Perla se durmió escuchando las frases dichas por Margarita, aunque después —escribiendo con las dos manos para platicar con
Perlita— le pidió que escogiera sus frases favoritas y que incluso propusiera algunas suyas. Luego Perla las grabó con su mejor y más dulce voz y las empezó a poner en su ipod cada mañana mientras hacia ejercicio, en el tráfico, al irse a dormir. Perlita se sentía fascinada, muy agradecida y feliz…
@MAIL DE PERLA PARA MARGARITA
ASUNTO: CARTA 7
EL COBIJO DE LAS EXPERIENCIAS NUTRIDORAS
—¿Sí? ¿Sí, sí sí?… ¿Verdad que sí?… ¡Dí que sí, anda!.. Brinco y revoloteo como pequeña polilla frente a la luz, alrededor de mi hermana mayor, Violeta, la
artista, la bohemia, la disparatada, la que rompe límites, la que se atreve, la que reta… incluso la que hace que papá se ponga, verde, azul, rojo, morado…grite como el Ogro del cuento y que al día siguiente esté afónico y desencajado. A veces no está, a veces se va por el mundo, y a veces pasa temporadas en casa, contando todas las aventuras que cosechó y las locuras que hizo. Y cuando está… ¡sí que hay fiesta!
Pone música clásica y me jala a bailar como si fuera yo bailarina de ballet, y brincamos por los sillones, y giramos y damos volteretas, brincos y saltos…
Me acompaña a comer, cuando ya todos acabaron y me hace juegos con la comida para que la termine. Me lee libros, se pone a dibujar conmigo… ¡cómo la quiero!
Me saca al parque, o al campo, o a la playa en alguna vacación, y me hace conectarme con la naturaleza y me siento de repente como una gota más de agua o un
insecto volador, o un ciempiés peludo o una nube de mil formas, conectándome al Todo en arrobamiento y humildad…
Y a veces, también me ha llevado a museos, como el de Antropología o el de Arte Moderno… y eso sí que me impresionó mucho. No sé qué se estudie para eso,
pero yo de grande, voy a trabajar en ese lugar. ¡Qué hermoso, cuántas cosas hay que no sé y que quiero saber! Violeta sabe mucho, me lee, me regala libritos de vida de santos cuando eran niñitos, los leemos juntas y los platicamos, los vuelvo a leer yo solita, porque ya casi puedo leer sola! ¡Es tan linda mi hermana Violeta! Que me pongo muy triste cuando se va y desaparece por mucho tiempo…
Pero lo que más me gusta es lo que estoy tratando de conseguir ahora. —¡Anda Violetita hermosa! ¡Por favor! ¡Por fa-vor-ci-ti-ti-to! ¿Sí? Ella sabe que
seguiré así por horas… finalmente, se rinde. —¡Anda pues, pequeña latosilla! Me contesta amorosa y divertidamente,
mientras jala una vieja cobija de un cajón. —¡Ven, vamos! Dice mientras me toma de la mano.
—¡Vamos Perli y yo a la azotea! Anuncia a los que andan por allí. Mi papá está leyendo y ni se entera. Yo con aire triunfal y gran sonrisa, comienzo a subir la
escalera metálica que nos lleva a este pequeño oasis en que se convierte la vulgar azotea con sus ladrillos al aire y sus cuerdas del tendedero, pero para mis siete años en esos momentos, y en ese espacio con Violeta de la mano, palpo por primera vez un sentimiento maravilloso que luego sabré que se llama LI-BER-TAD.
Allí, brinco, salto, le cuento los juegos que me invento, me ve cómo doy vueltas rápido, rápido sin caerme, y me lo celebra. Me lleva tomada fuertemente de la mano y caminamos cerca de la orilla, y siento el vértigo de la altura, pero sé que ella me está cuidando, asomándome apenitas hacia la calle y viendo miles de lucecitas de la ciudad hacia lo lejos. Siento el aire, el espacio abierto, me carga y me da vueltas y yo siento que vuelo, con mis pequeños brazos extendidos, mientras grito y río de pura alegría.
—¡Ya! ¡Basta! ¡No puedo más! Dice la dulce Violeta, mi hermana mayor. Me siento tan protegida con ella cerca! Me pone con suavidad en el suelo, mientras extiende la cobija raída sobre el cemento del piso, riendo agitada y tirándose sobre ella.
—¡Ven acá peque, vamos a descansar! Me llama y por supuesto corro a su lado. Nos tiramos de espaldas a ver el cielo. Nada tan dulce como esos momentos
viendo las estrellas y la hermosa luna llena. Allí puedo preguntarle todo, y todo me contesta, despreocupadamente, poniéndome gran atención. ¡Me siento completa, poderosa, feliz, amada!
—Oye, Viole… le pregunto mientras me arrebujo junto a ella.
—¿Quién vive en esas estrellas? ¿Allí están los ángeles o los marcianos?
—Viole… dime… ¿Dios inventó a los hombres, o los hombres inventaron a Dios?
—Viole… oye…¿las tortugas tienen alma?
Y así podíamos continuar por un largo rato, hasta que se rompe el encanto:
—¡Violeta! ¡Perla! ¡Ya bájense! ¡Vamos a merendar! Grita mi mamá. No recuerdo lo que me respondía ni de todo lo que hablábamos, pero estos
momentos son de los mejores en mi escuálida infancia…
Perla
@MAIL DE MARGARITA PARA PERLA
ASUNTO: RE: CARTA 7
RESUMEN DEL PADRE NUTRIDOR. ACTIVAR AL PADRE PROTECTOR
Mi querida Perla:
Gracias por compartir ese dulce recuerdo de tu infancia, fue como que me invitaras un delicioso chocolate… realmente lo saboreé… ¡es tan hermoso escuchar
experiencias mágicas cuando hubo algún Adulto Nutridor cerca del Niño Vulnerable!
Y después de haberte oído narrar situaciones tristes y difíciles para una pequeñita, créeme que me dio un inmenso gusto acompañarte de puntillas a esa azotea con aquella bendita hermana Violeta, quien al igual que tu hermana Mercedes en otros momentos, te dieron cosas muy valiosas como aporte de Padre Protector/Nutridor.
Estoy segura que con tus padres hubo también momentos de ésta índole, aunque sean los menos.
Como ya vimos, nos damos cuenta de que el Padre Nutridor le da al pequeño la posibilidad de que éste desarrolle confianza básica, importantísima en la vida, como veremos más adelante. De que se sienta amado y valioso, merecedor del bien. Es un maravilloso regalo de la vida.
El Nutridor es aquel que ejerce su paternidad/maternidad poniendo límites firmes con suavidad como persona asertiva que es, y a la vez dando mucha cercanía,
dulzura, respeto, risa, alegría, calor y plantando las semillas de los valores fundamentales que regirán la conducta ética del individuo, con base a lo que tomará
las decisiones en su vida…
Sólo piensa qué es lo que recibe la semilla para que pueda convertirse en una bellísima y frondosa planta, piensa…
Luz, calor, tierra fértil, energía del sol, agua, mucha agua, ¿verdad? En una palabra: nutrición.
Te pido que traduzcas ahora estos elementos en metáforas de lo que te hace sentir paz, por ejemplo:
Lo que recibiste de tus hermanas mayores Violeta y Mercedes, fueron regalos maravillosos que sembraron mucho de lo más valioso que hay en ti como persona.
Esas sesiones donde te llevaron a un museo, bailaron con la música clásica o cuando subieron a la azotea, instilaron en ti mucho de tus atributos internos más
hermosos.
Te pido que reflexiones en más situaciones donde te sentiste buena, bella, bonita, graciosa, amada, valiosa. Traerlas ahora es ir a tus orígenes por oro molido, para
cosechar ahora, por lo que podemos aprender de ellas, y usarlas como “anclas” de la nueva programación alrededor del cambio de tus creencias limitantes.
Lo que hay que hacer cuando se rescata al Niño Interno es aprender a reaccionar de manera asertiva como personas, poniendo límites de modo asertivo y haciendo lo suyo. Y cuando se es padre, ya sea de hijos externos o de este pequeñito interno, la idea es ser un adulto que nutre y protege. Si como persona se es pasivo va a ser un padre negligente o también consentidor, porque no puede poner límites ya que teme que le dejen de querer. Si se es agresivo como individuo, va a ser un padre crítico, pondrá límites de manera violenta y humillante, con castigos, golpes, amenazas, insultos, etcétera.
Cuando ya se ha desarrollado asertividad, es porque se ha recuperado en AMOR al Niño Interno y sólo así se podrá aspirar a ser un Padre Nutridor y Protector.