La capacidad de gozo y disfrute
Quisiera que te dieras cuenta cómo en estas experiencias que marcan tanto, la importancia de tener a Lalo en la alberca o a Violeta en la azotea, al tío Pepe en las vacaciones, al abuelo Joaquín con sus cuentos o a la mamá de Rosa con su menú de restaurante, te dieron ejes nutridores claves, como se los dieron a mi exalumna como lo vimos también con el ejemplo de sus papás. Si quieres ser más feliz y tener mayor capacidad de ver la vida con vibrantes colores, dependerá de lo mucho que nutras, apapaches y protejas a tu Niño Interno.
De tal modo que lo único que te recomiendo, es que:
— Evoques más imágenes, recuerdos de ti jugando, divirtiéndote y, si puedes, las dibujes con tu mano izquierda.
— Que le preguntes a tu Niño Interno qué se le apetece hacer en tus tiempos libres. ¡Esto es muy importante!
— Que te integres a una sesión de Terapia de la Risa y/o de Terapia de Arte.
— Que hagas junto con tu Niño Interno una lista de cosas divertidas por hacer, por ejemplo:
Comprar un juguete muy divertido. Organizar una fiesta de disfraces para tu próximo cumpleaños.
Hacer una fiesta en un parque. Pintar con las manos, jugar con barro.
Mandarle notas chistosas a tu Niño Interno y que éste te las conteste, con la otra mano…
El Niño Juguetón nos va a permitir disfrutar mucho más de la vida, jugar con los hijos.
Otro ámbito donde el Niño Juguetón se va a poner muy feliz es en el amor en la pareja. El contacto físico, el contacto sexual es una maravillosa área de juegos del
Niño Juguetón recuperado.
Cuando no está activado el Niño o la Niña Juguetona, fácilmente se llega al tedio, al aburrimiento y a la rutina. Son parejas que hacen el amor con toda propiedad, quizá el viernes de 10 a 10:15, porque como nos acostumbró Dehesa: “hoy toca”.
Disfrutar la vida mucho más relajadamente nos lo da el Niño Juguetón, aliado indispensable para bajar el nivel de estrés.
Te pido ahora, mi querida Perla, que evoques y recuerdes momentos de tu Niño Creativo, Intuitivo y Espiritual y me los compartas en tu siguiente carta, enlazando lo que aquí te he comentado hoy. Mientras tanto, disfruta los regalos que de tu Niña de la Guarda empiezas a cosechar!
Afectuosamente, Margarita
Desde hace unos días, Perla se levanta, va a correr y a hacer algo de ejercicio, regresa, se baña y se sienta a meditar por un ratito. Esto le da gran placer a su Niña Interna. Hoy, después de este pequeño ritual, pone música de Beethoven y de Rubén Blades, extraña combinación que siempre la hace sentir
creativa y feliz, se enfunda unos pants y se recoge el pelo en una coleta. Dispuesta a evocar, a recordar lo que Margarita le pidió.
@MAIL DE PERLA PARA MARGARITA
ASUNTO: CARTA 10
EXPERIENCIAS DEL NIÑO ESPIRITUAL Y CREATIVO
—¿Cómo?… ¿Cómo?… ¿Cómo se puede doblar?… mmmm… ¡tiene que caber!… A ver…a ver si por aquí… estoy empeñada en hacer funcionar mi invento… que a la luz e mis ocho años, me parece… ¡simplemente genial! ¡Es tan divertido inventar!
Todo comenzó platicando con Patricia mi amiga. Ambas vamos ya en tercero de primaria. Yo acabo de cumplir ocho años. Ella es un poco mayor.
— ¡¿Has visto qué horrible es mojarte toda la espalda cuando vas caminando bajo la lluvia con un paraguas?¡ ¡No te mojas la cabeza, pero toda la espalda sí! Le
digo.
—Habría que inventar otro tipo de sombrilla, dijo distraídamente a mi comentario una tarde al irse hacia su casa, que estaba enfrente de la mía.
—Sí… eso es… me quedo pensando largo rato sobre esa idea, y al día siguiente empiezo a planear llevar a cabo mi magistral idea. Con unos hilos y una aguja, un par de tijeras y unas bolsas plásticas de la ropa de tintorería, me pongo manos a la obra.
—¿Cómo? ¿Cómo le coso y doblo los plásticos para que se guarden en el interior de la sombrilla, al doblarla?… A ver… a ver….
Después de varios intentos, el invento funciona realmente bien. El chiste es abrir la sombrilla sobre la cabeza, de tal modo que al expandirse, caiga un plástico que
nos cubre hasta la mitad del cuerpo, todo a nuestro rededor, del tamaño de la circunferencia del paraguas…! O sea, ¡se forma una “pequeña burbuja o casita” que
nos mantiene muy sequecitos durante la lluvia! A toda la familia le ha caído mucho en gracia, pero no lo toman realmente en serio… lástima, ¡es muy buen invento!.. pero sólo soy una niña…
Dice mi madre que yo era muy pequeña cuando de repente un buen día, se encontró con los corredores de media casa rayados a todo lo largo con largas, curvas, nerviosas, traviesas líneas trazadas con un plumón negro. Fue siguiendo la huella del desastre hasta que me encontró con toda la intensidad creativa de mis tres años, recorriendo las paredes de casa improvisando graffiti, realmente poseída de feliz e intensa fuerza de expresión!
—¡Oye, Perla, no! ¡Detente! ¿Qué estás haciendo? ¡Esto no se hace!¡Qué fea niña, esas son tonterías! Me dijo mi madre, a lo que yo respondí muy airadamente:
—¡No son tonterías! ¡Son dibujerías! Me encanta cantar y componer las canciones al tiempo que las voy cantando. En otro momento, mientras me lavaba las manos a mis cinco años, empecé a cuestionarme sobre un importante tema. Llamé a mamá y le dije con gran convicción:
—Yo creo, mamá, que todos somos un gran sueño en la mente de Dios…
Realmente, me sorprendía ver la cara de sorpresa de mamá cuando yo le hacía esas preguntas…
Este asunto de Dios y los Ángeles, el niño Jesús, y los Reyes Magos… también es un tema muy especial. Me encanta cuando uno se conecta con otra forma de
energía, ¿no?
De las primeras veces que recuerdo haber sentido algo diferente que no tenía nada que ver con las cosas materiales de este mundo, fue de repente, cuando a mis
ocho o nueve años, en unas vacaciones en el campo, me alejé un poco del resto de la familia y me interné en el bosque donde me dijeron que a veces se encontraban algunos animales… y así fue. De repente, me topé con un venado pequeño, a cierta distancia. Ambos retrocedimos asustados, luego nos quedamos quietos dispuestos a correr, pero a la vez interesados en acercarnos más… en pleno bosque, en su casa, en su hábitat, donde la intrusa era yo… evoco claramente la atmósfera brumosa y el intenso olor a verde, a humedad, a tierra… a tiempo… y así… de una manera totalmente espontánea y natural, fuimos creando una sutil comunicación, una hermosa danza a través de la cual sostuvimos un diálogo fraternal, de interés mutuo, de amorosa energía entre dos seres distintos pero hermanados como criaturas que comparten este planeta… estuvimos así por un largo rato y cada vez nos acercábamos más… estando a escasos dos metros ya… Alguien empezó a gritar y a hacer ruido más y más cerca de mí hasta que llegaron a mi lado…
—¡Perlaaaaaa! ¡Perlitaaaa! ¡Niña! ¿Donde estabas? ¡Ven acá!
Y en un instante, mi amigo venado desapareció, huyó, corrió, se fue y la magia terminó.
Sin embargo, estará en mi memoria y en mis emociones por toda mi vida, como un perfecto ejemplo de magnetismo y conexión natural, de sentir armonía, alegría,
amor. Por unos instantes. Para toda la vida.
De esa experiencia recuerdo salir con la certeza de que hay un hilo de energía que nos une a todos los seres vivos. Aunque no lo podía poner en palabras como
ahora lo hago, indudablemente lo sentí.
Lo mismo me pasó cuando unos años después, cuando en una excursión de la escuela, logré escalar hasta arriba de un montículo, muy alto, de las montañas de
Tepoztlán. Era un gran logro para mí porque me daba mucho miedo escalar, brincar, trepar, etcétera. La creencia limitante: “¡No hagas eso, niña!¡ Te vas a caer, te vas a medio matar!”. Así que estaba muy feliz, pues había logrado conquistar mi pequeño Everest.
Estando ahí, grande fue mi sorpresa al caminar hacia la otra orilla de esa pequeña superficie en la cúspide, detrás de un pequeño peñasco, descubrí a una majestuosa y solitaria águila… de frente al espacio abierto y de espaldas a donde y estaba. De nuevo como con el venado, ambas nos sorprendimos inicialmente, su mirada se clavó en la mía y viceversa. Después de verme fijamente por unos largos segundos, el águila elevó un corto vuelo, retrocedió y empezó a girar en círculos a mi alrededor a menos de un metro de distancia.
Empecé a seguirla con la vista por un rato, que para mí fue muy largo, hicimos esta especie de danza sagrada sufi, donde giré y giré con mi vista anclada en sus ojos, girando ambas al mismo ritmo. Finalmente, rompió el círculo volando sobre mi cabeza, rozándola con las plumas de su cola y se elevó, ampliando su vuelo, hasta que se perdió a la distancia. De nuevo tuve la certeza de que hay un hilo de energía que nos une a todos los seres vivos, y que el universo paralelo nos manda mensajes muy claros para los que queremos escucharlos.
Creo que a través de mi conexión con algunos animales he podido percibir estos delicados mensajes… recuerdo un momento especial en que me sentía muy triste,
cuando llegó y brincó junto a mí, un grillo absolutamente arcoírico. Era como una joya salida de un catálogo de piezas de Art Noveau. Cada parte era de un intenso
color diferente, como si estuviera esmaltado… ¡nunca había visto nada así, ni lo he vuelto a ver jamás! Lo he buscado en libros de botánica y no hay nada parecido. Se dejó atrapar suavemente y me acompañó por un buen rato. Era tan fascinante, que olvidé cualquier otra preocupación y me dediqué a contemplarlo, estudiarlo y disfrutarlo… ¡era realmente hermoso! Finalmente, cuando estaba yo ya muy feliz, repentinamente desapareció para siempre, dejando su recuerdo indeleble, como mis amigos el venado y el águila solitaria.
Recuerdo también una vez cuando en un hermoso día en el campo, siendo una niña, me sentí tan en integración con toda la naturaleza. Me tiré de espaldas sobre un prado y me acosté a ver las nubes… y poco a poco… en un rato… frente a mis ojos se empezó a formar en una gran nube, una figura clarísima de un ángel… era tan definida, tan majestuosa, tan mágica… que me quedé como hipnotizada un buen rato, sintiendo una conexión con ese ser que se me revelaba en esa nube… no puedo describir con palabras lo que fue esa comunicación. Finalmente, cuando pude, me levanté y empecé a gritarles a todos que la vieran… y por unos cuantos momentos los demás que estaban cerca de mí pudieron verla asombrados, antes de que se desintegrara…
Me alegro mucho al poder traer de mi infancia, como hermosas perlas extraídas del fondo del mar, estos maravillosos sucesos que tenía prácticamente olvidados en mis recuerdos. Muchas gracias por invitarme a traerlos aquí y ahora.
Empiezo a reconocer el gran regalo en mi vida de adulta el tener junto a mí a esa Niña Espiritual. Me encantará leer tus comentarios al respecto y gracias de nuevo, Margarita.
Perla,
encantada de recordar…
Perla envió ese mail y se incorporó de un salto.
—¡Vaya! ¡Se me ha ido casi toda la mañana en escribir esta carta! ¡Pero ha valido la pena! Empiezo a entender el significado y ayuda de estos dones con el
que mi Niña Interna me empieza a agradecer haberla recuperado en amor. Y chiflando, se preparó para hacer una rica comida para cuando Dani llegara
de la escuela.
—¡Ya quiero ver que me comenta Margarita sobre mis relatos mágicos! Se dijo para sí con una gran sonrisa. Sin duda, su estado de ánimo cambiaba, se hacía más ligero y la vida dejaba de verse en blanco y negro…
@MAIL DE MARGARITA PARA PERLA
ASUNTO: RE: CARTA 10
CELEBRANDO AL NIÑO CREATIVO Y ESPIRITUAL
Mi Perla querida:
¡Qué hermosas experiencias me has compartido! Todos los niños, sin importar qué tipo de padres tuvieron en su infancia, no importa en qué condiciones les ha tocado vivir, tienen momentos donde se conectan con su ser creativo para inventar e imaginar, es parte de la esencia infantil. Del mismo modo, en determinado momento, todos los pequeños tienen experiencias donde perciben y recuerdan su contacto no muy lejano, con esferas mucho más sutiles que la terrenal. La creatividad y la espiritualidad serán también otros dos extraordinarios regalos que el Niño de la Guarda ofrece al adulto, cuando éste lo arropa con protección amorosa.