Leyes para Gestionar las Emociones
No somos responsables de lo que sentimos, ya que las emociones no se eligen ni se planifican, pero sí somos responsables de aquello que hacemos con lo que sentimos. Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta.
Cólera, miedo, tristeza, amor y alegría
El ser humano dispone de una amplia gama de emociones que se combinan como una paleta de colores. Siguiendo con este ejemplo podemos decir que, al igual que los colores, existen cinco emociones fundamentales : cólera, miedo, tristeza, amor y alegría.
La Cólera: Produce en nuestro organismo una energía que nos permite defender tanto nuestro territorio físico como el psíquico. Gracias a ella podemos marcar claramente los límites que no debe traspasar cualquiera que consideremos un ” agresor “. A pesar de estas destacables cualidades, la cólera tiene mala reputación. A menudo creemos que no debemos ceder a ella ya que contradice las más elementales normas de cortesía. Esto es falso ! Acordémonos de que es sano dar rienda suelta a la cólera para protestar contra la intolerancia y para pedir y para impedir la acumulación de nocivos sentimientos de frustración en nuestro espíritu. Algunos pueden pensar que esta concepción resulta difícil de admitir, pues dejarse llevar por esta emoción puede ser una falta de respeto hacia su interlocutor. Peor es importante no confundir la cólera con la violencia, ya que precisamente canalizando la cólera de una forma civilizada se evita llegar a la violencia. La cólera es una señal de advertencia de descontento.
El Miedo . Hay personas que desean no tener miedo de nada, algo imposible. Un sueño para muchos, pero que podría convertirse en pesadilla. No podemos imaginar los inmensos servicios que nos proporciona esta emoción. El miedo es una emoción sana que nos advierte del peligro y nos avisa de la necesidad de protegernos. Además nos aporta la energía necesaria para acabar con una situación amenazadora, ya sea enfrentándola o escapando de ella. No obstante, existe otro miedo: el que nos atormenta cuando no podemos enfrentarnos cara a cara con el enemigo, como en el caso de alguna enfermedad familiar, la traición de una persona amada, etc. Debemos aprender a expresarlo de un modo y otro, porque si no lo hacemos nuestro sistema inmunitario se debilitará considerablemente. Un miedo habitual es el miedo al rechazo, que aparece ante la posibilidad de perder la aprobación de perder la aprobación, la aceptación o el afecto de una persona y que puede generar un temible sentimiento.de abandono. Aunque el miedo al rechazo de una persona suele estar relacionado con su autoestima, no tanto con sus aptitudes reales. Cuanto más baja sea su autoestima, más miedo al rechazo sentirá.
La Tristeza: Aunque nadie la desee, es una emoción que desempeña un papel fundamental en nuestro equilibrio y bienestar, ya que suaviza la tensión producida por cualquier clase de pérdida: un ser querido, un sueño que se viene abajo, un empleo, etc. Estas situaciones provocan en nosotros un estado de tensión física más o menos intenso: una contracción muscular en la zona del abdomen o el plexo solar que luego va hacia el cuello, a veces un nudo en la garganta, para al fin materializarse en las lágrimas, testimonio de nuestra tristeza. Llorar es una reacción natural que permite a nuestro organismo gestionar mejor los choques afectivos.
El Amor: Una emoción que nadie cuestiona. Tanto la poesía como las canciones populares lo consideran vital. Se dice que” no se puede vivir sin amor “. Y cada uno de nosotros, en su deseo de perdurar, celebra esta maravillosa invención de la naturaleza que permite que la vida se perpetúe. Igualmente, todos sabemos que ese impulso no se limita sólo al sentimiento romántico con la pareja y a la procreación, sino que también armoniza sensibilidades diferentes. Puede convertirse en el motor de cualquier creación, estimula la inteligencia y permite materializar proyectos magníficos. Sólo quisiera añadir una cosa: hay personas que carecen de amor demasiado a menudo, y esa falta de amor también les afecta. ¿Cómo colmar esa falta de amor inmensa en vez de lamentarse por el desamor? Acercándose a los demás para comunicar ideas, acciones o logros y favorecer el sentido de pertenencia.
La Alegría: Como el amor, es una emoción fértil. Este sentimiento estimula la producción de endorfinas y otras hormonas del bienestar, sustancias naturales y estimulantes que se originan en el cerebro. La alegría nos hace saltar de júbilo cuando aprobamos un examen, después del regreso de un hijo que ha estado un tiempo largo viviendo en el extranjero y tras la curación de un ser querido. Deberíamos aprender a manifestar más a menudo la alegría ( y no sólo con motivo de acontecimientos excepcionales), ya sea riendo, bailando o cantando. Tener la alegría fácil es un secreto de salud y belleza. y cuanto más generosa sea una persona compartiendo su alegría , más tendrá y más será duradera. Relacionado con la alegría encontramos el sentido del humor, que puede ser y debería ser una herramienta indispensable para la educación de nuestros hijos. Las familias que compartir su tiempo divirtiéndose crean vínculos de relación más estrechos y duraderos. Esta es una cuestión que generalmente se tiene en cuenta cuando los niños son más pequeños o cuando se está de vacaciones, pero que se olvida en el día a día con la responsabilidad de la educación. A menudo los padres se dejan arrastrar por la tensión y el estrés. lo que puede propiciar que se inclinen más por corregir errores y evitar conflictos que por cultivar la alegría. En un proceso de coaching se intenta que los padres se den cuenta de las oportunidades que se pierden a lo largo del día para vivir de manera alegre y divertida, sin que por ellos las normas o disciplina queden afectadas. Al contrario, se verán reforzadas porque el modelo de un padre o una madre alegre es más digno de crédito y más atractivo para que los hijos quieran imitarlo. El sentido del humor permite aceptar la vida tal y como es. Permite desdramatizar situaciones conflictivas y reírse de los propios errores para aceptarlos.
Creo que es muy importante conocer a fondo estas emociones básicas. Es necesario tomar conciencia de lo mal que las usamos a veces y de qué debemos hacer para emplearlas mejor. No se trata de ocultarlas ni de enseñar a los niños a que las repriman. Hay que expresarlas y canalizarlas. Muchas personas toman pastillas para eliminar emociones como la tristeza, en lugar de aprovechar sus efectos beneficiosos. O a fuerza de negar el miedo, la cólera o la tristeza, se van deslizando hacia la depresión.
Si los hijos han podido disfrutar desde el nacimiento de un vínculo seguro con su padres, tendrán una mayor confianza para gestionar sus emociones. Intentarán superar cada reto y perseverar, aunque no siempre consigan el éxito deseado; pero sabrán que cuentan con el apoyo de sus padres. La forma en que los padres gestionan sus emociones será el modelo del que aprenderán sus hijos a gestionar las suyas.
De las Emociones a los Sentimientos
Existe una gran controversia acerca de las emociones y los sentimientos. Por lo que nos concierne debemos tener presente que nuestro yo emocional está formado por emociones y sentimientos, no todos reconocidos ni aceptados. Pues nos lleva toda una vida aprender a conocernos, aceptarnos y reconocernos en nuestro ser. Asumir que somos seres singulares es necesario para combatir sentimientos de rechazo externo.
El miedo al rechazo puede aparecer ante la posibilidad de perder la aprobación, la aceptación o el afecto de una persona, hasta llegar al temible sentimiento de abandono. En ocasiones este sentimiento está provocado por la propia falta de reconocimiento y valoración. Y, en general este temor es proporcional a nuestras carencias. Existe una tendencia a fijarnos en el rechazo que recibimos de otros, sin tener en cuenta las consecuencias que esto puede generar en nuestra vida. Lo cierto es que el germen del rechazo habita en nosotros. rechazamos aquellas cosas por las que nosotros mismos tememos ser descubiertos, y las solemos enterrar en las profundidades in poder llegar a reconocerlas como propias de forma consciente.
Las emociones son el combustible del ser humano. Sin ellas no existiría motivación alguna para poner en marcha nuestros deseos, objetivos o cualquier tipo de acción. Escucharlas y comprenderlas resulta complejo y ,en ocasiones, nos confunden. Entramos en una espiral de turbulencias que no nos permiten ver con claridad. Otras veces incluso nos ofuscamos. Las emociones no se razonan, simplemente surgen y, después de dejarnos sentir, podemos observar si nos han provocado comportamientos distorsionados. Cuando estas nos ensalzan también es necesario reconocernos en ellas para fortalecer nuestra autoestima y dar buena cuenta de nuestros recursos.