¿Por qué no soy asertivo?
Principales causas de la falta de asertividad
Si echo de mí misma sombra en mi camino, es porque hay una lámpara en mí que no ha sido encendida.
(R Tagore)
¿Por qué hay personas a las que, aparentemente les resulta tan fácil tener una respuesta adecuada ” quedar bien ” y salir dignos de las situaciones y personas para las que lo mismo significa un mundo? ¿Qué ocurre o ha ocurrido en la vida de unos y otros ? Veamos las principales causas por las que una personas puede tener problemas de asertividad:
a) La persona no ha aprendido a ser asertiva o lo ha aprendido de forma inadecuada.
Las conductas o habilidades para ser o no ser asertivo se aprenden: son hábitos o patrones de conducta, como fumar o beber.
No existe una ” personalidad innata”, asertiva o no asertiva, ni se heredan características de asertividad. La conducta asertiva se va aprendiendo por imitación y esfuerzo, es decir, por lo que nos han transmitido como modelos de comportamiento y como dispensadores de premios y castigos nuestros padres, maestros, amigos, medios de comunicación, etc.
Ocurre a veces, que la persona no asertiva no da con la solución a su problema, porque la busca sin salirse de su patrón de conducta y pensamiento. Por ejemplo : Elena, la persona sumisa descrita anteriormente, era considerada ” la buena ” de la familia, el ” apoyo de su madre “. Eso la reforzaba mucho, la hacía sentirse como persona, entre otras cosas, porque no recibía ningún otro esfuerzo del otro lado. Al planteársele un cambio hacia una conducta asertiva, Elena reaccionó muy en contra, pese a estar deseándolo en teoría, porque temía volverse ” revolucionaria” y perder así el afecto y el único refuerzo que tenía su vida su madre.
En la historia de aprendizaje de la persona no asertiva pueden haber ocurrido las siguientes cosas :
– Castigo sistemático de las conductas asertivas: Entendiendo por castigo no necesariamente el físico, sino todo tipo de recriminaciones, desprecios o prohibiciones.
– Falta de refuerzo suficiente a las conductas asertivas: Puede ocurrir que la conducta asertiva no haya sido sistemáticamente castigada, pero tampoco suficientemente reforzada. La persona, en este caso, no ha aprendido a valorar este tipo de conducta como algo positivo.
– La persona no ha aprendido a valorar el refuerzo social: su a una persona le son indiferentes las sonrisas, simpatías, elogios y muestras de cariño de los demás, no esgrimirá ninguna conducta que vaya encaminada a obtenerlos.
– La persona obtiene más refuerzo por conductas sumisas o agresivas: Este es el caso de la persona tímida, indefensa, a la que siempre hay que estar ayudando o apoyando. El refuerzo que obtiene (la atención ) es muy poderoso .En el caso de la persona agresiva, a veces, el refuerzo (por ejemplo, ” ganar” en una discusión o conseguir lo que se quiere ) llega más rápidamente, a corto plazo, si es es agresivo que si se intenta ser asertivo.
– La persona no sabe discriminar adecuadamente las situaciones en las que debe emitir uns respuesta concreta: la persona a la que los demás consideran ” plasta, pesado” está en este caso. Esta persona no sabe ver cuándo su presencia es aceptada y cuándo no, o en qué casos se puede insistir mucho en un tema y en cuáles no. También está en caso la persona ” patosa” , socialmente, que, por ejemplo, se ríe cuando hay que serios o hace un chiste inadecuado.
b) La persona conoce la conducta apropiada, pero siente tanta ansiedad que la emite de forma parcial.
En este caso, la persona con problemas de asertividad ha tenido experiencias altamente aversivas ( de hecho o por lo que ha interpretado ) que han quedado unidas a situaciones concretas. En Psicología se denomina a este fenómeno ” Condicionamiento ” o ” Generalización ” Dichas experiencias pueden haber sido objetivamente ansiógenas, como en el caso de un inmigrante al que se discrimina, o subjetivas, o subjetivas, es decir, nacidas en la mente de la persona, Por ejemplo, alguien se puede haber sentido muy diferente y externo a un grupo en el que se ha visto obligado a estar (niño nuevo en una clase), aunque quizá en grupo no se sentía así.
Situaciones de este estilo pueden dejar en la persona un pozo de ansiedad muy grande, que a partir de ese momento su respuesta asertiva se ve mermada. Si la persona tiende a generalizar a otras situaciones pronto todas las respuestas asertivas sufrirán con esta ansiedad; si no, por lo menos las que se parezcan o tengan algo que ver con la situación inicial suscitarán reacciones de ansiedad.
c) La persona no conoce o rechaza sus derechos
La educación tradicional nos ha pretendido hacer sumisos. Algunos más, otros menos, todos hemos recibido mensajes del estilo ” obediencia a la autoridad “, estar callados cuando hable una persona mayor, no expresar la opinión propia ante nuestros padres, maestros, etc. Si bien esto responde a un modelo educativo más antiguo, sorprende ver cómo personas jóvenes relatan historiales llenos de reproches, padres autoritarios, prohibiciones para ser ellos mismos, etc.
Por supuesto que lo anteriormente dicho, tomado en su justa medida, es una sana aplicación pedagógica para que el niño aprenda a respetar a los demás y a ser educado, pero ¡ cuántas veces se exageran estas normas en nombre de una ” buena educación””.
Existen una serie de suposiciones tradicionales que a primera vista parecen ” normales “, pero que, recibidas de forma autoritaria e insistente, pueden hacer mucho daño a la persona, haciéndola sentirse inferior a los demás y sin capacidad para cambiar. Estas ” suposiciones tradicionales ” pueden ser, por ejemplo: ” es ser egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás. Según y cómo entendamos esta máxima, puede ser una sana declaración de principios o, por el contrario, algo que hunde a la persona que lo tome demasiado al pie de la letra. Porque algunas veces, tenemos el derecho de ser los primeros. Otra cosa que nos han transmitido a todos es que ” hay que ser siempre lógico y consecuente”, es más, la persona que por, por ejemplo, tiene claro desde pequeño la carrera que va a elegir, el trabajo al que se piensa dedicar, pasa a ser una persona seria, congruente y valorable. Pero ¿no tenemos derecho, de vez en cuando, a cambiar de línea de acción o idea? Una tercera máxima, muy extendida, es que la que indica que ” es vergonzoso cometer errores. Hay que tener una respuesta adecuada siempre, no hay que interrumpir, no hacer demasiadas preguntas”. Sin embargo, todos tenemos derecho, en un momento dado, a cometer errores, a pedir aclaraciones, a quedar como ignorante si algo no se sabe realmente.
Últimamente. tal vez se prodiga menos este modelo sumiso en el niño. A cambio, medios de comunicación y agentes sociales bombardean, con otro mensaje: hay que ser agresivo, subir por encima de los demás, ser ” más” que otros.
En el fondo. ambos modelos no están tan diferenciados entre sí como pueda parecer: ambos supeditan a la persona a la opinión de los demás o la imagen que den al exterior, en vez de centrar la autoestima en los propios logros y respecto a uno mismo. Ambos clasifican el mundo en ganadores y perdedores, en estar ” por encima ” o ” por debajo” en vez de contemplar a los demás como uno mismo. En suma, ambos pasan por alto los derechos que todos tenemos y que nos harían ser personas asertivas.
¿Qué son los Derechos Asertivos ? Son unos derechos no escritos, que todos poseemos, pero que muchas veces olvidamos a costa de nuestra autoestima. No sirven para pisar al otro, sirven para considerarnos a la misma altura que todos los demás.
Presentaremos la lista de los principales derechos asertivos que todos poseemos. Si los lees, seguramente pensarás: ” ya, claro, eso ya lo sabía yo”, pero párate a reflexionar un momento. ¿Realmente haces uso de tus derechos, te acuerdas de ellos en momentos puntuales?
Como dice P. Jakubowski:
” Si sacrificamos nuestros derechos con frecuencia, estamos enseñando a los demás a aprovecharse de nosotros”
En este punto, saca de la lista de situaciones que te causan dificultad, que apuntaste antes, y, para cada una de ellas, plantéate: ¿Qué derecho me estoy saltando y no estoy teniendo en cuenta?
Tabla de los Derechos Asertivos
d) La persona posee unos patrones irracionales de pensamiento que le impiden actuar de forma asertiva.
Al describir las principales características de la persona sumisa, agresiva y asertiva, reflejábamos las típicas creencias y esquemas mentales que tiene cada uno de ellos. Así, recordaremos que la persona sumisa suele guiarse principalmente, por este esquema mental: ” Es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo”, mientras que la agresiva puede tener éste: ” Es horrible que las cosas no salgan como a mí me gustaría que saliesen”.
Estas “creencias ” o esquemas mentales, así expresadas, son parte de una lista de 10 ” Ideas Irracionales ” que Albert Ellis ideó hace ya unos años. Vamos a explicar de manera rápida y algo sui generis en qué consisten estas ” Ideas Irracionales”.
Se supone que todos tenemos desde pequeños una serie de convicciones o creencias. Estas están tan arraigadas dentro de nosotros, que no hace falta que, en cada situación, nos las volvamos a plantear para decidir cómo actuar o pensar. Es más, suelen salir en forma de ” pensamientos automáticos”, tan rápidamente que, a no ser que hagamos un esfuerzo consciente por retenerlas, casi no nos daremos cuenta de que nos hemos dicho eso.
Te propongo un experimento : Elige una situación que te resulte difícil afrontar, e la lista que hiciste la principio. Divide esta situación en tres momentos : el momento antes de entrar en ella: cuando estás en medio, y después, cuando ya hayas salido de ella. Para cada uno de estos tres momentos, reflexiona: ¿Qué te sueles decir normalmente? ¿Te alientas, te echas hacia atrás, te reprochas o te vas felicitando sobre tu actuación? Seguramente, en estos automensajes irán metidas gran parte de tus creencias y convicciones y de ellos depende el que tengas el ánimo de afrontar airosamente la situación o el que encares como un perdedor.
Una típica convicción puede ser la de que necesitamos sentirnos apoyados o queridos para sentirnos a gusto. Otra podría ser la necesidad de sentirnos competentes, en algún área de nuestra vida para tener la autoestima medianamente alta.
Albert Ellis, psicólogo de los años 50, delimitó 10 de estas convicciones, que todos poseemos en mayor o menor medida. Ellis las llamó “irracionales”, ya que, según él, no responden a una lógica ni son objetivas. En efecto, tomadas al pie de la letra, nadie realmente “necesita” ser amado para sobrevivir, ni ” necesita ” ser competente para tener la autoestima alta.
Lista de Ideas Irracionales de Ellis
1. Es necesario para un ser humano ser querido y aceptado por todo el mundo.
2. Uno tiene que ser muy competente y saber resolver todo si quiere considerarse necesario y útil.
3. Hay gente mala y despreciable que debe de recibir su merecido.
4. Es horrible que las cosas no salgan de la misma forma que a uno le gustaría.
5. La desgracia humana es debida a causas externas y la gente no tiene ninguna o muy pocas posibiidades de controlar sus disgustos y trastornos.
6. Si algo es o puede ser peligroso o atemorizante, hay que preocuparse mucho al respecto y recrearse constantemente en la posibilidad de que ocurra.
7. Es más fácil evitar que hacer frente a algunas dificultades o responsabilidades personales.
8. Siempre se necesita de alguien más fuerte que uno mismo en quien poder confiar.
9. Un suceso pasado es un importante determinante de la conducta presente, porque si algo nos afectó mucho, continuará afectándonos indefinidamente.
10. Uno debe estar permanentemente preocupado por los problemas de los demás.
Pero dado que no somos máquinas, y que, por suerte o por desgracia, amamos, odiamos, estamos tristes y somos felices, no se puede pedir a nadie que no posea estas ideas en algún grado. Por supuesto que casi todos nos sentimos mejor si contamos con un apoyo, si nos sentimos queridos, por supuesto que, para tener una buena autoestima se requiere, entre otras cosas, considerarse competente y saber mucho de algo.
El problema comienza cuando una o varias de estas creencias se hacen tan importantes para nosotros, que supeditamos nuestras acciones y convicciones a su cumplimiento. Por ejemplo, la persona para la cual es absolutamente vital recibir el afecto de los demás, buscará este apoyo en todo lo que haga, es decir, intentará gustar a todo el mundo, estará constantemente temerosa de ” fallarles ” a los demás, interpretará gestos y palabras como ” ya no me quieren, etc.
Lo mismo le ocurre a a persona que necesita ser competente y hacerlo todo bien para sentir que vale algo. Esta persona pronto se convertirá en un perfeccionista, que nunca estaría satisfecho con lo que haga, que se autorreproche y culpabilice ante cualquier error y que tenga puesto un listón tan alto que difícilmente pueda llegar a él. Cualquier exageración de alguna de estas creencias o convicciones puede proporcionar un considerable sufrimiento a la persona que las vive de esta forma y suele traducirse en alguna conducta disfuncional. Así, la persona que tenga como necesidad suprema la Idea n° 1 ( es necesario ser amado o aceptado por todo el mundo ), no puede ser asertiva, ya que, para ella, es intolerable no caer bien a los demás y una excesiva asertividad le parecería peligrosa para cumplir este objetivo. A la persona agresiva le ocurrirá lo mismo, pero al revés: la asertividad le parecerá demasiado amenazante porque puede quedar como excesivamente ” blanda ” ante los demás, sobre todo si tiene muy arraigada la Idea Irracional n° 3 ( Hay gente mala, despreciable, que debe ser castigada por ello), y también si su Idea es la n°4 ( es horrible que las cosas no salgan como a mí me hubiera gustaría que salieran ), ya que la conducta asertiva implica ceder de vez en cuando y obtener las cosas con paciencia y consenso, cosas incompatibles con la rigidez mental que sugiere esta última creencia irracional.
La persona, normalmente, no tiene la “culpa ” de poseer estas convicciones. La mayoría de las veces, éstas se van formando a lo largo de la educación y, si no se hace nada en contra u ocurre algo muy fuerte, se van afianzando y reforzando cada vez más.
Muy frecuentemente, se trata de máximas que van circulando por la sociedad y que se dan por hechos asumidos. Como decíamos antes, hace un tiempo se nos transmitía un patrón de conducta sumisa, ahora, el patrón de conducta tiende más hacia la agresividad, pero siempre se nos transmite una conducta defensiva. Las creencias que circulan por la sociedad desde tiempo inmemorial son del estilo : ” tengo que defenderme de los demás”; ” es peligroso mostrarse débil, se pueden aprovechar de ti”; ” no puedo mostrar mis verdaderos sentimientos”; ” es peligroso lo que puedan pensar los demás de mí”, etc.
Repasa una a una las Ideas Irracionales de Ellis e intenta pensar qué patrones de conducta sumisa puede desencadenar cada una de ellas si se poseen como una “necesidad imperiosa”.