Realizar Peticiones
En esta lección hablamos de peticiones no improvisadas, es decir, aquéllas para las que la persona puede prepararse previamente un guión o modelo de actuación: por ejemplo, desde pedir un aumento de sueldo, una revisión de examen o pedir aclarar con una persona algún «asunto pendiente» (conflictivo), hasta declarar el amor a una persona. Lo más importante es que, previamente, la persona se «prepare» para la situación, teniendo claro qué es lo que quiere, cómo lo quiere, etc. y evaluando cuál es el mejor momento para sí mismo y para el otro. A esto se refieren los puntos a) y b) de las estrategias que describimos a continuación. El punto c) se refiere ya a la actuación en sí, que en consulta se ensayaría por medio de role-playing, por ejemplo, antes de enfrentarse la persona a la situación en vivo.
Veamos, entonces, las estrategias que más se utilizan para realizar correctamente peticiones:
a) Clarifícate tú sobre qué es lo que quieres exactamente, cuál es tu demanda:
b) Señala el momento y un lugar para discutir el problema que te concierne.
No esperes a que la situación sea propicia, porque corres peligro de no considerar nunca «adecuada» la situación. Decide tú cuándo vas a realizar la petición, eligiendo el momento, lugar, hora, etc. que, según tus conocimientos de la situación, sean más propicios.
Si te parece conveniente, anuncia a la persona en cuestión que quieres hablar con ella y decide con ella el momento adecuado.
c) Al realizar tu petición, ten en cuenta los siguientes pasos:
Este mensaje variará según la situación que lo requiera. Sobre todo, no culpes o ataques a la persona, ya que así sólo obtendrías una respuesta defensiva. Enfócalo siempre desde tu punto de vista (me siento…, pienso…), no interpretes acciones o intenciones de la otra persona: Erróneo: «Eres un vago. Tú tan tranquilo viendo la tele mientras yo me lío a fregar como un idiota».
Correcto: «Cuando te veo mirando la tele mientras yo friego, me da la impresión de que no me tienes en cuenta y me siento como un idiota. ¿Por qué no me echas una mano y evitamos una bronca?».
Limita mediante una o dos frases claras cuál es tu objetivo. ¡Sé concreto y firme!
Acentúa la posibilidad de que ambos os beneficiéis si cuentas con la cooperación de la otra persona. Si es necesario, expresa las consecuencias negativas que traerá su falta de cooperación.
Por Ejemplo
Antonio está molesto con su compañero de piso José Manuel, ya que éste no tiene en cuenta los turnos establecidos para fregar, limpiar, etc. y le deja siempre todo «empantanado» a Antonio. Este decide hablarlo con José Manuel, ya que la situación se va haciendo insostenible para él.
En primer lugar, Antonio tiene que decidir cuál es el mejor momento para ambos para hablar del tema. No es, desde luego, al volver José Manuel a casa por la tarde, ya que suele estar cansado y de mal humor. Tampoco por la mañana, ya que Antonio es de los que tardan mucho en despertarse y no estaría muy centrado para expresar su demanda. El mejor momento es un domingo después de comer, cuando ambos están tomando un café frente a la televisión.
Antonio ensaya lo que va a decir delante del espejo, ya que la situación le da temor por los estallidos de agresividad que suele mostrar José Manuel. A nivel no verbal, observa que tiene la tendencia a decir las cosas que le cuestan con una cierta risita, lo cual quita contundencia a sus mensajes. Con ayuda del espejo, logra quitarse este tic molesto. En cuanto al contenido verbal, ensaya las siguientes frases:
«José Manuel, quería decirte una cosa. Cuando llego a casa cansado, me suelo encontrar que queda todo lo del mediodía por fregar y las camas sin hacer. ¿Te acuerdas que decidimos que tú te ocuparías de esas cosas? Como yo sí suelo cumplir con lo que me toca, me siento tratado injustamente y me pongo de muy mal humor.
Me gustaría que pudiéramos solucionar este problema, hablando tranquilamente. Si quieres, revisamos las tareas y tú coges las que te sean más cómodas. Creo que si logramos cambiar la situación, tendremos menos broncas, ya que yo ya no estaré de tan mal humor. De lo contrario, tendré que buscarme otro compañero de piso, porque así no me siento nada bien».
Expresar Sentimientos
No permitir que los demás sepan lo que pensamos es tan poco considerado como no escuchar los pensamientos y sentimientos de los otros.
(P.Jakubowski)
Igual de importante que saber defenderse, demandar y reclamar, así también es de vital importancia el expresar sentimientos. Este tema cuesta a muchas más personas de las que se cree y aquel que lo haga está demostrando que posee realmente una sana autoestima. En cualquier caso, se puede comenzar aplicando estos sencillos trucos que describimos a continuación. Muchas veces, el comprobar que estamos comportándonos bien hace que también nos vayamos sintiendo progresivamente mejor con nosotros mismos.
Si te cuesta honestamente tus sentimientos, pueden serte útiles los siguiente puntos;
a) Acostúmbrate a formar frases que comiencen por ” quiero” .. o ” me gusta”, ” no me gusta…”, me siento.. “Etc. Trata de incluirlas en tu conversación habitual, hasta que ya no te resulte extraño utilizarlas.
b) Intenta comprobar el significado o los sentimientos que subyacen a los comentarios del otro: “¿Sentías que te criticaba cuando dije …?
c) No dejes pasar situaciones confusas sin clarificarlas. Si algo te ha mosqueado”, sorprendido, alarmado, etc, pide aclaración inmediatamente. Es más fácil expresar tu malestar en el momento, que si tienes tiempo para darle vueltas.
d) Acostúmbrate a utilizar frases reforzantes para el otro. Si algo te ha gustado, házle saber a la otra persona. Si le aprecias, intenta comunicárselo. A veces es más difícil expresar frases positivas que negativas.
e)Como alternatva a estallar en ira ante una controversia, apréndete de memoria esta fórmula:
1-Estoy enfadado porque …
2- Me gustaría que ..
f- Si te cuesta mucho expresar sentimientos, fíjate mientras lo estés haciendo, en tu conducta externa : cómo modulas la voz, intentando hablar lentamente, cómo respiras (puedes realizar una inspiración profunda antes de comenzar cada frase. Te saldrán más fácilmente las palabras); qué postura adoptas y qué haces con tus manos, etc. Intenta mantenerte relajado/a.
El fijarte en tu conducta externa hace que no estés tan pendiente de lo que tienes que decir y, a la vez que lo digas de manera más adecuada.
g) Una buena expresión de los propios sentimientos debería de incluir: Tus necesidades, tus deseos, tus derechos y cómo repercuten las distintas situaciones en ti. No debería de incluir excesivos reproches, un deseo de herir y autocompasión. Estas últimas enmascaran tus sentimientos y hacen que la otra persona te entienda mal.