Aprender es Prevenir
Una práctica para entrenar el acceso al sentir profundo que te propongo es la siguiente:
1. Identifica un malestar, un comportamiento, un pensamiento o algo que desees modificar de tus reacciones, como por ejemplo “siento miedo al hablar en público”, “mi madre me provoca nervios”, “siempre me enfado”, “soy supersticioso y quiero cambiarlo”, etc. María podría decir: “me siento triste por las mañanas al despertar”.
2. Piensa en la situación y observa cuándo apareció y qué es lo que se activa a nivel corporal al realizar este paso. Retomando el ejemplo de “me siento triste por las mañanas al despertar”, María describe que comenzó hace muchos años a partir del cambio de casa después de la muerte de su madre. Una vez identificado, puede aceptar las sensaciones corporales que aparecen, describirlas, sentirlas y ver cómo van desapareciendo a medida que las deja fluir. Por ejemplo, se tensan o duelen las cervicales, la garganta está apretada, los ojos se llenan de lágrimas, siente asco y se le gira el estómago…
3. Sentir, sentir y sentir. Atraviesa el túnel del dolor guardado y deja que pasen las sensaciones hasta volver al punto de consciencia en donde, por ejemplo, María podría encontrarse en la casa de su tía, sola, con una sensación de abandono que le provoca una tristeza profunda y que le ocurre justo al despertarse y llamar a su tía. Es ahí cuando se da cuenta de cómo va a vivir a partir de ese momento de cambio. Lo sufre en silencio. En realidad, en el momento en que ocurrió lo sufrió en silencio. Hoy puede descargarlo.
4. Después de atravesar el dolor y tomar consciencia del punto de origen, aparece el alivio natural en el cuerpo acompañado de cansancio y ganas de reposar. Una vez más, es recomendable escuchar el cuerpo y regalarle un descanso, mimos y no exigirle más de lo que puede dar.
El mismo proceso es recomendable realizarlo con vivencias positivas, revivir las sensaciones corporales, llevarlas por todo el cuerpo y captarlas como un recurso. Lo agradable nos acompaña a vivir la armonía del momento.
Lo que debe quedar claro es que en todo momento lo que intentamos es revivir las sensaciones corporales ligadas a ese instante profundo, ya que no se trata de contar la historia. Si no se llegan a expresar las sensaciones que se grabaron en el cuerpo, no se podrá resentir el momento y, por lo tanto, no se liberará la energía para dejar ir el síntoma o malestar que tenemos.
Para poder sanar es importante reconocer en qué tipo de emoción profunda o vivencia se ha bloqueado el proceso ya que, como hemos dicho, vaciar la emoción secundaria no permite modificar el síntoma. Lo que hace falta es modificar la emoción visceral o el sentir profundo que es la que está en coherencia entre el conflicto biológico y lo que siente la persona en ese instante. Para acceder a ese lugar tan preciado, toda la información visible e invisible, consciente o inconsciente es válida y nada se descarta. Al contrario, todo lo que vive la persona desde su cuerpo es bienvenido.
También es importante tener en cuenta que para llegar a lo más profundo hace falta dejar de lado los pensamientos, los razonamientos, los juicios y las explicaciones que les damos a las cosas. Si bien es cierto que a muchas personas les sirve como mecanismos de protección para alejarse del área de dolor, lo que en realidad hacen es alejarse de las sensaciones corporales y dificultar la sanación.
A menudo, el desconocimiento de lo que sentimos en nuestro interior y lo que expresamos se coloca en la base del desencuentro en las relaciones. Si no digo exactamente lo que siento o lo que necesito, la otra persona no puede adivinarme. Es el momento de responsabilizarse de las vivencias interiores y aprender a gestionarlas, tanto con uno mismo como con los demás. También se el momento de aprender a percibir lo que le ocurre al otro, a tener empatía y entender desde el corazón y no desde la razón. Es aprender a comunicar con amor, de ida y de vuelta.
Recordemos que el objetivo de la Descodificación Biológica no es eliminar la enfermedad, sino acompañar a la persona a revisar el conflicto que ha vivido y descargar la vivencia profunda asociada al instante. De esta forma, el paciente podrá regresar a un nuevo equilibrio y, sólo entonces, su cuerpo volverá al estado de bienestar o de sanación mediante el sistema natural del organismo. El milagro de la vida no está en curar una enfermedad, sino en cambiar la forma de vernos, de ver a los otros y de ver el mundo. Así que, para poder responder esa pregunta que ahora nos hacíamos, los terapeutas en Descodificación Biológica Original debemos observar la función del órgano, del tejido e incluso de las células implicadas. Veremos que siempre hay coherencia entre la función del órgano, la vivencia profunda y el instante de conflicto biológico ya sea éste real, imaginario, simbólico o virtual. Así es como funciona en nuestro inconsciente biológico.
Inconsciente Biológico
La forma de actuar de nuestro inconsciente es lo que nos lleva a que en un determinado momento nuestro organismo gestione el estrés mediante un síntoma. Pero esto también nos da la oportunidad de poder jugar con ello y vaciarlo. Antes de continuar hablando de él y de cómo funciona, debemos diferenciar con claridad qué supone el inconsciente y qué el consciente.
El consciente es en pocas palabras aquello a lo que hacemos referencia cuando hablamos de pensamientos, sentimientos e incluso de la emoción.
Todo lo que se intelectualiza, se razona, lo que tiene que ver con capacidades de asociación y planificación y la inteligencia. En cambio, el inconsciente es un inmenso iceberg que guarda toda la información de todas las experiencias ganadoras que ha habido a lo largo de la humanidad. Es por eso que, en terapia de Descodificación Biológica Original, necesitamos bajar una capa más de lo que son los sentimientos y las emociones, para ver qué hay más abajo, qué hay en lo más profundo, en el inconsciente. Eso nos permitirá que en algún momento podamos abrir la puerta y nos acerquemos a la célula exacta que vivió el estrés de un determinado momento y, así, ayudarle a que suelte todo lo que ya no le sirve para comenzar la sanación.
Las leyes del Inconsciente
Para poder acercarnos y leer qué hay en ese inconsciente, lo primero que debemos tener en cuenta es que existen tres (o incluso más) ilusiones que modelan la vida interior y el espacio de las relaciones. Es imprescindible que las tengamos presentes porque solo así podremos conseguir la desactivación del síntoma en el instante de la descodificación. Se trata del tiempo, del otro y de lo que no es real, de ilusiones que no existen y que se ponen al servicio del inconsciente en el momento de vivir una situación dramática. Vamos a verlas una a una:
1. El tiempo no existe
La primera ilusión o ley de nuestro inconsciente es que el tiempo no existe. El tiempo de la vida interior, de la vivencia, del recuerdo no existe, no hay pasado ni futuro. Se trata de una ilusión que nos permite viajar en el tiempo hacia el pasado para vivir una experiencia como si fuese el presente.
Cuando revivimos el momento de estrés o el bioshock, aunque éste haya pasado muchos años atrás o sea incluso transgeneracional, para nosotros y para nuestro inconsciente es un momento presente, lo vivimos en el momento en que lo recordamos.
Si esto no fuera así, una persona no podría revivir muchos años después los instantes en los que una emoción quedó codificada en sus células. Por eso, en Descodificación Biológica Original, cuando hacemos terapia siempre hablamos en presente, para poder colocar a la persona en el punto exacto en el que nota que las sensaciones se renuevan. Iremos dando saltos, más atrás en el tiempo o a situaciones más recientes, para permitir que en un momento el inconsciente del paciente quede en cortocircuito y permitir así que salga la información que debe salir.
Podemos decir que, a nivel del inconsciente, todo ocurre en un instante.
También se refirió a esa atemporalidad el padre del psicoanálisis Sigmund Freud. Pero veámoslo con un ejemplo para entenderlo mejor.
Luis es un joven que no puede besar a su pareja en público y sufre diversos problemas en lo referente a las relaciones y a nivel personal. El programante, o la situación de agresión que le desencadenó el problema, se remonta a su infancia, cuando cumplía una prenda en un juego y le bajaron los pantalones.
Un ejemplo similar también se puede ver en la película recomendada al final del capítulo, Ejecutivo agresivo o Locos de ira, de Peter Segal.
2. La inexistencia del otro
En la realidad de la biología sólo existe el sujeto, el otro no existe. Lo que se ve en el otro u otros tiene un impacto en la persona como si lo estuviera viviendo uno mismo. Vamos a explicar esta segunda ley o ilusión del inconsciente un poco mejor y a poner algunos ejemplos.
Cuando alguien llama a otro “borde” o “miserable”, en realidad sólo está hablando de su propia mala educación o de su miseria. La persona no puede ver su propio interior, su propia miseria o impertinencia, por eso la proyecta hacia fuera. Esto le sirve para sacar su propia incomodidad. Quizás sea el motivo por el que puede haber conflictos relacionales.
Otro tipo de conflicto donde la inexistencia del otro es palpable es en los llamados conflictos por identificación con el otro. Un ejemplo muy claro es el de los padres que saben cuán rápido contactan con el dolor del otro cuando sus hijos están enfermos o se han hecho daño. La biología no hace diferencia ante el sufrimiento y una persona puede hacer un síntoma cuando no distingue el límite físico entre personas. ¿Qué pasa en mí si veo a otros muriéndose de hambre? Muchas reacciones son posibles y una de ellas es que sufra en mi propio cuerpo un síntoma en el hígado, ya que es el órgano encargado de permitir la nutrición.
Otro ejemplo sería el de una mujer periodista, llamémosla Paola, que está fotografiando las consecuencias de la guerra en una determinada parte del mundo. Durante su estancia, ve sufrir a muchos niños y cuando regresa a casa presenta un síntoma en la vista, una distrofia macular. Durante la terapia en
Descodificación Biológica Original vemos que el momento desencadenante no fue en el país en guerra, ocurrió en su infancia, cuando vio a su gata y a toda la camada que acababa de nacer muertos violentamente. Seguramente haya aún un programa o situación anterior que se sitúe durante su embarazo.
En aquel momento su madre vio como asesinaban a su hermano pequeño en el contexto de la guerra civil.
Imaginemos que pudiéramos dibujar nuestra zona de dolor. Sería como una pequeña parte de nuestro organismo que mantenemos guardada y alrededor de la cual hemos construido una gran muralla que la protege. Como nos resulta imposible ver esta pequeña parte nuestra, lo que hacemos es buscar en la vida a personas en que sí que podamos ver esta experiencia para vivirla. Es decir, como no podemos vivir ni ver nuestra propia miseria, buscaremos personas que me la puedan facilitar. Lo pediré, pero la persona tendrá todo el derecho a negármelo y eso generará que le pueda llamar “miserable”. De esta manera habré conseguido mi objetivo, que es seguir encerrado en mi parte de dolor. No reconoceré que soy yo la que se siente miserable, pensaré que es cosa de la otra persona y que no va conmigo.
Pongamos otro ejemplo, que siempre son muy clarificadores. Imaginad una madre, Rosana, que recibe la llamada de su hija diciéndole que se separa. Rosana empieza a pensar que su hija no tendrá para pagar la hipoteca, para alimentar a los hijos, etcétera. El conflicto lo vive la madre, no la hija, y a eso lo llamamos conflicto por identificación: “el problema lo ha vivido otra persona, pero yo lo vivo como si fuera mío”. De esta manera, por ejemplo, Rosana podría padecer una patología de hígado si lo viviera como una falta o una carencia.
3. Todo existe
Lo real, lo imaginario, lo virtual o lo simbólico es lo mismo para nuestro inconsciente. Para él, todo se considera real. Imaginar una comida o tenerla delante nuestro para comerla nos da la misma información a nivel biológico. Nuestras glándulas salivales comenzarán a segregar saliva y se prepararán para el banquete. Y esta es la tercera ley o ilusión del inconsciente.
Lo mismo ocurre con una película, en la que vemos hechos no reales, virtuales, pero que nos pueden conectar con emociones y que éstas estén en relación con nuestra propia historia. Pensar, imaginar o ver de manera real algo como un insecto o animal al que se le tiene miedo o fobia es igual que ver una representación del mismo en un libro u otra imagen gráfica en cuanto a las reacciones que puede desencadenar.
Estas reglas del inconsciente son las que nos llevan a vivir los eventos de una determinada manera y por ello a tener una vivencia profunda. Son también las que nos permitirán salir del hueco en el que nos escondemos ante el dolor. Son las que nos acercan al Programa Biológico de Supervivencia o enfermedad que veremos en profundidad.
CUENTO
Enfado y gritos
Cuenta una historia tibetana que un día un viejo sabio preguntó a susseguidores lo siguiente:
-¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?
Los hombres pensaron unos momentos y respondieron:
– Porque perdemos la calma -dijo uno- por eso gritamos.
– Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? -preguntó el sabio– ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfacía al sabio. Finalmente él explicó:
– Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho.
Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio preguntó:
– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente. ¿Por qué? Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio continuó:
– Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente, no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y es suficiente. Así es cuán cerca están dos personas cuando se aman.
Luego dijo:
– Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.
Anónimo.
PARA SABER MÁS
Películas: Segal, Peter. (Director). (2003). Ejecutivo Agresivo (Título Original:
Anger Management).
[Película]. Estados Unidos: Columbia Pictures.
Libros:
• Manes, Facundo; Niro, Mateo. (2014). Usar el cerebro. Conocer nuestra
mente para vivir mejor. Buenos Aires: Editorial Planeta.