La Evolución de los Conflictos
La evolución de la vida en la Tierra se ha producido durante millones de años y ha pasado por distintas etapas con el objetivo de perennizar la especie hasta que el ser humano ha tenido las condiciones idóneas para establecerse en este planeta y entrar en relación con otros congéneres. Cada etapa no ha estado exenta de dificultades o problemas que confrontaban a cada individuo con un gran estrés. Ya vimos cuán importante era para la especie la adaptación a los cambios, que de no realizarse podían hacerlo desaparecer.
Es interesante esta analogía porque desde la Descodificación Biológica Original se considera que las enfermedades están detrás de cuatro grandes conflictos, que se corresponden a su vez con las cuatro capas embrionarias o etapas de la biología, es decir, con la progresión biológica de los seres vivos.
Además de estar en relación con las cuatro capas embrionarias tienen su impacto en las cuatro partes del sistema nervioso en las que el Dr. Hamer encontró la huella o Foco de Hamer. Trataremos estos puntos a continuación.
La Evolución de los Conflictos
Las Cuatro Familias de Conflictos
El ser humano guarda la memoria de las cuatro grandes etapas evolutivas, como si contuviera en sí mismo un inmenso registro de las soluciones ganadoras de la Vida y lo repitiera en su desarrollo embriológico mientras está en el vientre materno. Es nuestro cerebro el que vela para que vivamos lo máximo posible para reproducirnos. En este mundo moderno en el que vivimos seguimos funcionando con un cerebro arcaico y nos enfrentamos a los peligros como si estuviéramos en la época de las cavernas. En palabras de Laurent Daillie (2014), “por mucho que seamos mujeres y hombres muy modernos del tercer milenio, seguimos funcionando, desde lo más profundo
de nosotros mismos, según leyes muy viejas y totalmente arcaicas con un único objetivo: sobrevivir tanto tiempo como sea posible adaptándonos a la presión del entorno.”
Primera etapa
La 1ª etapa es de supervivencia. Esta etapa se corresponde con los primeros animales, los organismos pluricelulares que estaban en el océano primitivo, ya que la vida comenzó en el agua, del mismo modo que el bebé está en el vientre de su madre -el océano materno- viviendo en un líquido. En esta etapa se lleva a cabo lo primordial: respirar, comer, eliminar y reproducirse. Reproducirse es el primer programa de la vida.
Todos los órganos asociados a esta primera etapa, a esta primera familia de adaptación, tienen su foco a nivel del tronco cerebral o paleoencéfalo. El sistema nervioso de los primeros seres vivos era muy simple, pero permitía cubrir estas necesidades vitales. La primera etapa de la biología tiene como función adaptarse a las necesidades básicas en la vida y poder cubrirlas. Los conflictos de este grupo de órganos giran alrededor de atrapar, incorporar, sacar, escupir o eliminar el bocado.
La noción de bocado o trozo es amplia. Puede tratarse de un bocado real, imaginario, virtual o simbólico. Lo veremos con algunos ejemplos. El pedazo o bocado a atrapar puede ser un alimento real dando lugar a un conflicto de “no tengo para comer”, pero también puede ser “no tengo trabajo” o “no tengo dinero para poder comprar el alimento”. Ante la noción de no poder atrapar un bocado puede darse que reaccione alguna parte de la boca, la primera parte del tubo digestivo cuya función es atrapar o eliminar. Si la vivencia es de “no tengo para comer” puede ser que repercuta en el hígado, que es la central de almacenamiento del cuerpo y que puede poner a
disposición del organismo la glucosa que ha almacenado.
A veces nos sentimos obligados a “tragar un bocado” indigesto que nos gustaría eliminar o sacar. En este caso, el esófago será el órgano encargado de materializar esa vivencia. Es el caso de una mujer con cáncer de esófago, en la parte inferior, que, por no tener recursos para separarse y mantener a sus hijos, “aguantó” la infidelidad de su marido con una amiga en común. Tal y como ella misma dijo, “tuve que tragar carros y carretas”.
Veamos otro caso. Para el oído, órgano sumamente importante para evitar ser atrapados por un depredador, es importante “atrapar la información”. La otitis es un cuadro infeccioso que se produce después de solucionar un conflicto de “atrapar o eliminar el bocado auditivo”.
Las glándulas salivales tienen como función humedecer el bocado para que pueda ser tragado. Parte del proceso digestivo se inicia gracias a las enzimas que se secretan junto con el agua. Cuando la persona vive un estrés por no atrapar un bocado o no poder eliminar algo indeseado (escupir es realizado gracias a la saliva) y tiene que tragar forzosamente o no consigue hacerlo, las glándulas comenzaran a trabajar más produciendo así más células.
A modo de ejemplo relataré el caso de un hombre con un tumor de glándula salival del lado izquierdo. Este hombre recibe una agresión en público y responde a ella por lo que es sancionado. La empresa en la que trabaja le impide hacer declaraciones y no puede expresar o quejarse para sacarse de encima algo que le quema en la boca. Escupirlo hubiera rebajado su tensión, pero no pudo. Se lo prohibieron. El estrés vivido hace que su cerebro ordene al órgano encargado producir saliva para que haga más y pueda así eliminar el bocado indigesto.
Decíamos que el primer medio en el que se desarrolló la Vida fue el medio acuático. Ahí los seres que estaban adaptados al agua aprendieron a bloquear los homólogos de los riñones si accidentalmente se encontraban fuera del agua y de esa manera podían conservar en su interior todo el líquido posible a la espera de poder retornar al agua. El sentido de la patología renal que afecta a los túbulos colectores renales se comprende bajo esta perspectiva. El ser humano que hoy en día se vea alejado de su medio natural de manera dramática y llegue a un entorno hostil donde tenga que recomenzar su vida, que luche por su existencia, se encuentre solo, abandonado y sin referentes, podrá estar iniciando un cuadro renal. Los inmigrantes, sobre todo aquellos que han tenido que marcharse para salvar su vida y llegan a lugares donde se les niega la asistencia, se los coloca en sitios vallados para que no contacten ni salgan del recinto, están solos y se sienten abandonados, son caldo de cultivo para una patología renal, por supuesto, siempre que tengan esa vivencia conflictual.
El sobrepeso hídrico se produce por el conflicto anteriormente mencionado en el que es casi inmediato el bloqueo de los colectores renales que provoca retención de líquido y edema, por lo que el aumento de peso es muy rápido.
La pérdida real, imaginaria, virtual o simbólica de un hijo o pareja (especialmente si ésta es tratada como un hijo) o lo que represente un hijo para la persona -un animal, un proyecto, el trabajo o la empresa-, tiene su impacto en los órganos encargados de la fecundación como son los ovarios y los testículos en sus células germinales.
Segunda etapa
Una vez que los seres vivos han conseguido sobrevivir, el siguiente paso es organizar la protección. Esta etapa se corresponde con la época en la que los animales salen del agua y se tienen que cubrir con células más especializadas en la protección. Los primeros animales que están recubiertos de un caparazón que trabaja como exoesqueleto son los insectos.
En la 2ª etapa de la biología, los órganos que están asociados con la función de protección tienen su foco de proyección en el cerebelo y derivan del mesodermo antiguo. El conflicto relacionado es de ataque a la integridad con la tonalidad de agresión, mancillamiento, mancha, suciedad, atentado, insulto. La necesidad descubierta es la de protección ante insultos, “dardos” verbales, miradas de odio, contactos desagradables vividos como sucios, golpes, etc.
Los órganos en relación a la protección son la dermis, que recubre la totalidad del cuerpo, las membranas que recubren los órganos como la pleura, el pericardio, el peritoneo, y los senos o glándulas mamarias, que responden a un conflicto de protección del nido en sentido estricto o amplio y el cuidado de las personas queridas.
Una mujer es tocada por un compañero de trabajo en un seno y ella le rechaza, pero no dice nada por no montar un escándalo. Un tiempo después le diagnostican un tumor, un melanoma, en la misma zona que había sido tocada. La dermis hace de escudo de protección generando más Una mujer ha sido diagnosticada de Cáncer de ovario y recibe tratamiento alopático. Explica que cada vez que le aplican un tratamiento siente que le agreden introduciendo en su cuerpo sustancias que le pueden hacer más daño.
Al cabo de 4 meses es diagnosticada de cáncer de peritoneo (carcinomatosis peritoneal).
El peritoneo es la membrana que recubre los órganos abdominales que reaccionan a los conflictos de ataque a la integridad de la persona y es justo lo que vive esta mujer cuando sabe que en su interior un órgano tiene cáncer y desde el exterior le aplican algo que no desea.
Tercera etapa
Los envoltorios de protección se volvieron duros y pesados con el tiempo evolutivo, por lo que impedían un desplazamiento sencillo. Para facilitar la movilidad en los seres que tenían que moverse para conseguir su alimento o escapar de un depredador el esqueleto externo pasó a ser interno y de este modo los órganos nobles (cerebro, pulmón, tórax, médula espinal…), quedaron protegidos por huesos. El esqueleto interno permite mantener la protección, conforma la estructura y facilita el desplazamiento.
Nos encontramos en la 3ª etapa de la biología, en la que los animales empiezan a desplazarse y moverse libremente y se comparan para ver la fuerza de cada uno y decidir si atacar o huir en función de ello. Es el momento en el cual el ser humano sale de la caverna y mira si puede cazar o si será “cazado”. El endoesqueleto aparece en los animales con una cuerda vertebral que en los mamíferos dará lugar a la columna vertebral.
Una vez que las funciones más primarias se han consolidado y la protección está asegurada, se inicia el movimiento para ir a buscar lo que se necesita del exterior. Es el camino hacia lo que conviene y para ello es necesario poder moverse. Es el momento en el que se crea el movimiento para cada acción mediante un maravilloso y complejo sistema de huesos, articulaciones, ligamentos, meniscos, músculos, tendones.
Para nutrir a todos estos órganos, aparece la sangre, por lo que, en esta etapa, además de los órganos mencionados que son derivados del tejido conjuntivo, encontramos los vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares), la sangre y otros órganos como el riñón (glomérulo), las gónadas (hormonal) y la glándula suprarrenal, el bazo o el sistema linfático. Tiene un prestigioso lugar un músculo especializado: el miocardio. Sin él, nuestra vida dejaría de funcionar.
Aquí aparece la noción de rendimiento, fuerza, potencia y valor. Cuando la persona se compara y siente que no llega al rendimiento, vive un conflicto de desvalorización. Para el miembro de un grupo es importante contribuir, cooperar, sentirse válido, sentir que aporta, que construye, que participa, que da y tiene apoyo. Todo el sistema osteomuscular nos permite hacer movimientos muy particulares que expresan nuestra valía en un sentido físico. Quizás por eso hay quien necesita primero marcar y luego mostrar más
sus músculos para sentir en sí mismo ese valor. Otras subtonalidades de este conflicto son depender de otros por no sentirse válido, solo/a, no saber qué dirección tomar, no sentirse seductor/a, no poder amortiguar situaciones, sentirse con poca importancia. En el caso de los ganglios linfáticos, puede ser sentirse atacado, no poder defenderse y que nadie le resguarda o le protege.
Los conflictos asociados a la 3ª etapa derivados del mesodermo nuevo tienen los Focos de Hamer ubicados en la sustancia blanca cerebral o médula cerebral.
El cuerpo humano tiene unos 206 huesos, unas cuantas articulaciones entre los distintos huesos y 650 músculos. Impresionante y complejo sistema para poder movernos y a la vez protegernos. Cada parte del sistema musculoesquelético tiene una función específica según la acción que realiza.
Por ejemplo, una persona presenta dolor en el hombro izquierdo y es diestra. La pregunta que nos plantearíamos es: ¿cuál es la función del hombro? ¿Para qué sirve? El hombro nos permite hacer movimientos, alejar algo, retener algo junto al cuerpo, como coger al bebé, hacer acciones de cuidado o acceder a determinados sitios. También está en relación al afecto que hay en la relación madre-hijo en las personas diestras. Si la persona siente que “no lo hace bien” como madre o en relación a su madre, es posible que aparezcan molestias en esta zona. Si fuera el hombro derecho el que nos permite hacer todos los gestos de la vida cotidiana o defendernos, sería éste el lado social y activo en relación a los colaterales que todo lo demás que no es íntimo como la pareja, el trabajo, los hermanos, la empresa, la casa, etc.
Cuarta etapa
Seguimos discurriendo etapas y ahora vemos que la persona ya ha atrapado el bocado, se ha protegido, tiene un sentimiento de valor por lo que puede desplazarse, hacer y cumplir con lo que se necesita. Es así como llegamos a la 4ª etapa, en la que al salir de nuestro espacio entraremos en relación con los otros con los que necesitamos comunicar y hacernos entender. Es el momento en el que tener una identidad se convierte en algo crucial para poder decir quién se es, delimitar un territorio para poder buscar el alimento en el mismo, tener dónde cobijarse y mantenerse alejado de depredadores.
Debemos tener presente que el alimento no siempre está disponible, que se ha de caminar mucho para conseguirlo, que las condiciones climáticas y del medio son las que son por lo que es fundamental poder hacer una previsión, pensar, escuchar la propia intuición antes de actuar, recordar, hacer relaciones entre ideas, etc. Pasa a ser importante la vida en relación. Vivir para conseguir la presa, alimentarse, dormir y volver a comenzar deja de tener sentido cuando otros humanos hacen su aparición. Ahora la relación, la comunicación, el entendimiento, el observar al otro y ser empático no solo importa, sino que pasa a ser necesario.
En esta etapa toma crucial interés el territorio. Una vez más, el territorio puede ser real, virtual, imaginario o simbólico. Para un niño el nombre en la bata del colegio, en su maleta, en su armario, sus juguetes o sus padres son su territorio. Lo mismo para un adulto que pone el nombre en la puerta de la casa, vigila los límites del jardín para que las ramas del árbol del vecino no entren en su terreno, tiene un sofá o una silla que todos saben que es suya, pelea por una plaza de parking, por mantener un canal de televisión, por una idea o por la manera de entender el mundo.
Los conflictos alrededor de la 4ª etapa son los conflictos de contacto, separación, movimiento contrariado, territorio, ciertos miedos como el miedo frontal o el miedo por detrás (la nuca), el asco, la repugnancia, pertenencia, afecto, placer. Los órganos asociados a esta 4ª etapa tienen su foco en la corteza cerebral o córtex.
Derivados de ésta, y por lo tanto del ectodermo, encontramos la zona motriz desde donde se activa el movimiento muscular, la epidermis (piel externa), el periostio (piel de los huesos), la capa mucosa de diversos órganos huecos (piel interna de los órganos), la retina, una parte de los dientes, el páncreas endocrino (insulina y glucagón). También se activan pequeñas partes de otros órganos, entre otros, los canales tiroideos, la laringe, la tráquea, los bronquios, las arterias y las venas coronarias, la vagina, el cuello del útero, las vesículas seminales, el recto inferior, el ano, el esófago alto, el estómago (curvatura menor), el duodeno y los canales pancreáticos, biliares y ductales.
La forma de reacción bajo estrés es hacer menos células. Por ejemplo, una persona siente miedo en el territorio con terror porque le pueden invadir y la zona que se activará será el epitelio de los bronquios. ¿Cómo lo hará? Ulcerando la mucosa bronquial de forma tal que la luz o espacio por el que pasa el aire se vea ampliado. ¿Cuál es el sentido? Contar con más aire para luchar mejor cuando se esté aproximando el “enemigo invasor”.
Cuando solucione su conflicto es posible que tenga tos o desarrolle una bronquitis. Este último síntoma es inflamatorio y tiene como objetivo llevar a la mucosa bronquial ulcerada los elementos necesarios para poder restaurarla.
Cuando lo que se necesita es oler o no oler algo porque ese algo es peligroso o el ambiente está enrarecido, el conflicto va a ir al órgano que biológicamente se encarga de sentir o percibir el aire (el ambiente), es decir, la mucosa de la nariz. En fase de estrés esta mucosa se ulcera y en fase de reparación se inflama provocando un resfriado con la nariz que gotea.
Otro ejemplo nos lo encontramos cuando vivimos una “contrariedad indigesta” con la sensación de enfado o ira. Reacciona una parte del sistema digestivo, la curvatura menor del estómago, que durante la fase de estrés hará menos células de la mucosa, pudiendo aparecer por ejemplo acidez o, en caso avanzado, una úlcera gastroduodenal.
Conocer cómo funcionan las etapas de la biología, la forma de reacción de los órganos pertenecientes a cada una, el lenguaje general de cada etapa es fundamental para poder encontrar las vivencias conflictivas cuando aparece una molestia o una enfermedad.
Epidemias
Todo lo que hemos visto antes se aplica a cada persona de manera individual, pero ¿qué pasa cuando varias personas tienen la misma
enfermedad? Algo tan simple como que cada una de las personas que tienen la misma enfermedad tiene el mismo conflicto y la misma forma de vivirlo. De la misma manera que no hay enfermedades genéticas, sino que lo que se ha transmitido en las personas de una familia que tienen la misma enfermedad es la manera de vivir los conflictos.
Por ejemplo, durante una guerra o en épocas en las que hay una amenaza “Guerra Fría” las personas que sufren el conflicto de miedo a morir pondrán cada una en marcha un programa llamado cáncer de pulmón con el sentido biológico de hacer más células para poder respirar mejor y contestar a la falta de aire del miedo a morir.
Una vez que el peligro haya pasado, estas mismas personas entrarán en lo que se llama fase de resolución y, si se cuenta con los gérmenes apropiados, dará lugar a una tuberculosis o lo que la medicina oficial llamará un brote de tuberculosis. Incluso lo explicaran teniendo en cuenta los factores de riesgo como la pobreza, la crisis, una mala alimentación, la mala higiene, etc.
Un relato anónimo dice así:
Un hombre está sentado a la salida del pueblo y ve pasar a la muerte. Le pregunta:
– ¿A dónde vas?
– Al pueblo vecino.
– ¿A hacer qué?
– A matar a cuatro.
A su regreso, después de que comenzara una epidemia que dejó miles de muertos el habitante del pueblo increpa a la muerte diciéndole:
– Me dijiste que matarías a cuatro y van miles ya que han muerto. ¿Por qué lo has hecho?
Y la muerte le responde:
-Yo solo maté a cuatro. El resto murió de miedo.
En resumen, la meta para cualquier organismo es vivir el máximo tiempo posible sobre la Tierra y reproducirse y, para conseguirlo, se han de atravesar determinados conflictos. Estos pueden ser de cuatro categorías, es decir, que están en correlación con las capas embrionarias y sus funciones. La naturaleza tiene como vocación perpetuarse, quiere al ser humano y a los otros seres vivos y por ello los ha creado. Por lo tanto, ante un conflicto biológico, sea cual sea, la naturaleza nos propone una solución biológica de adaptación como lo ha hecho desde siempre en el transcurso de la evolución de las especies. Las enfermedades son la prueba de los conflictos biológicos ligados a esta adaptación.
CUENTO
– Maestro, ¿hay alguna manera de lograr que todos los seres humanos se transformen y vivan en paz y armonía?
– Hijo, elimina el miedo a la muerte y el miedo a la supervivencia diaria.
Si logras evitar que nos llegue la muerte, y resuelves el problema del sustento y el bienestar diario de todos los humanos, verás que todos se transforman en verdaderos monjes zen. La gente ya no sufrirá la angustia por lo desconocido que trae la muerte, ni la angustia por no saber qué comerá mañana, y sólo por eso dejará la violencia.
Anónimo.
PARA SABER MÁS
Películas:
• Annaud, Jean-Jacques. (Director). (1981). En busca del fuego (Título
Original: La guerre du feu).
[Película]. Francia: Belstar Productions / Ciné Trail / Famous Players / International
Cinemedia Center / Royal Bank / Stéphan Films.
• Malaterre, Jacques; Salanova, Javier. (Directores). (2003). La odisea de
la especie (Título Original: L’Odyssée de l’espèce).
[Miniserie de TV, Documental]. Francia: France 3 Cinéma / RTBF / Mac Guff Ligne /
Transparences Productions / 17 Juin Production.
• Malaterre, Jacques; Proser, Chip. (Directores). (2005). Homo sapiens.
[Película, Documental]. Francia: Ballistic Pictures.
• Malaterre, Jacques. (Director). (2007). El amanecer del hombre (Título
Original: Le sacre de l’homme).
[Película, Documental]. Francia: uFilm / France 2 (FR2).
• Chapman, Michael. (Director). (1985). El clan de osos caverniario
(Título Original: The Clan of the Cave Bear).
[Película]. Estados Unidos: Warner Bros.
Libros:
• Hexalogía: Los hijos de la Tierra de la autora Jean Marie Auel.
• Auel, Jean Marie. (1991). El clan del oso cavernario. Madrid: Maeva
Ediciones.
• Auel, Jean Marie. (1984). El valle de los caballos. Buenos Aires:
Javier Vergara Editor, S.A..
• Auel, Jean Marie. (2006). Cazadores de mamuts. Madrid: Maeva
Ediciones.
• Auel, Jean Marie. (2005). Las llanuras del transito. Madrid: Maeva
Ediciones.
• Auel, Jean Marie. (2006). Los refugios de piedra. Madrid: Maeva
Ediciones.
• Auel, Jean Marie. (2011). La tierra de las cuevas pintadas.Madrid:
Maeva Ediciones.
• Herreros, Pablo. (2014). Yo, mono: Nuestros comprotamientos a partir
de la observación de los primates. Barcelona: Editorial Destino.
• Corbella, Josep. Carbonell, Eudald. Moyà, Salvador. y Sala, Robert.
(2010). Sapiens. El largo camino de los homínidos hacia la
inteligencia. Barcelona: Península-Atalaya.
• Morris, Desmond. (2016). El mono desnudo. España: Editorial De
Bolsillo.
• Hawking, Stephen. (1988). Breve historia del tiempo: Del big bang a los
agujeros negros. Barcelona: Editorial Crítica.
• Hawking, Stephen. (2015). La teoría del todo. Barcelona: Editorial
Crítica.
• Hawking, Stephen. (2015). Brevísima historia del tiempo. Barcelona:
Editorial Crítica