Conocimiento: “Conocer la mente y la mentira de la mente”
Que el ser humano que habita este maravilloso planeta, continúe tan perdido, tan dormido y tan inconsciente de sí mismo como lo ha estado hasta ahora, puede resultar un trance viciado hasta lo indecible, perpetuable hasta el hastío, repetitivo hasta lo absurdo, o revisable desde una loable intención de encuentro y reconocimiento; desde un ejercicio supino de identificación y alianza maestra con nuestro propio destino
En un camino hacia ninguna parte, la rueda maquiavélica continúa girando sin cesar, y nos envuelve alejándonos de la verdad, haciéndonos pagar por ello un precio de “cuantía incalculable”, apartándonos de la realidad de lo que somos y convirtiéndonos en siervos de la oscuridad y la sombra de nuestra propia negación; una impresionante historia de confabulaciones manipuladoras, una exquisita trama en la que la mentira se apoya en la verdad, en la que la verdad se mimetiza con la mentira, increíblemente confeccionada; activa y alimentada desde una inteligencia autóctona que necesita manipular para sobrevivir, diseccionando las conciencias y haciéndolas caer en una terrible red hipnótica que nos aleja de nosotros mismos, sumiéndonos en el más triste de los abandonos; en el alejamiento de toda luz y, por ende, en la neurosis, la enfermedad, el desaliento y la pérdida. En la oscuridad y la locura… El resultado, bien lo conocemos todos: Dos mil años de experiencias vitales bajo los designios y el tutelaje de “religiones, autoridades intelectuales y poderes imperantes”, no han podido evitar dejar el clamoroso rastro de lo que, al parecer, supone la más brutal, encarnizada y cruenta de cuantas “historias se hayan escrito en la galaxia”.El simple hecho de convivir en una situación en la que, nuestros hermanos,(aquellos que participan de la vida en este mundo-casa de todos), hayan estado y estén muriendo de hambre y desesperación en un olvido comunitario, nos da una referencia clara de lo ajenos que hemos estado de nosotros mismos.¿Cómo hemos podido llegar a esto? Si por un momento abriésemos los ojos y nos diésemos cuenta de nuestra verdadera situación, no seríamos capaces de asimilar la magnitud de semejante locura.
–, hasta la incorporación de nuestra experiencia consciente integrada y expresada en albedrío y “libertad”. Donde el descubrimiento de nuestros verdaderos potenciales, usados, por primera vez hacia la plenitud de una Vida Real, nos posiciona en una “rampa de salida” sin precedentes, conscientes al fin de nuestra condición atemporal y exponencial, y a liberados de las trabas de los programas que operan en un inconsciente siempre revisable y sorprendente, desde donde poder intervenir aquello que llamamos “realidad”, tomando contacto con nuestra responsabilidad creativa en este juego de la conciencia. Aquello que llamamos “enfermedades” o “trastornos psíquicos”, adquieren ahora un nuevo y valioso significado, mostrándose como desavenencias o patrones de conducta que se descubren como programas bajo la sombra, sirviendo ahora tan sólo de marcadores hacia el encuentro con una nueva percepción de la realidad y la plenitud de nuestra vida, siempre creativa y en cambiante estado de permanente transformación. Si a un niño se le deja perdido en la selva y sobrevive, acabará convirtiéndose en un animal con la conciencia estancada en su esencia biológica, o bien limitada a los aprendizajes recabados desde su entorno. Acabará convertido en un “mowgli”.
Un guión sin patrón ni dueño, legado y traspasado como una ofrenda y en bandeja, a todos aquellos usurpadores con nombre propio y territorio particular: “Azar”,“Casualidad”, “Fatalidad” o “Destino”, que ya podemos canjear, con conocimiento de causa, por el término genérico de “Programas”. Llegar a comprender la unicidad radical del “Ser Uno”, supone tomar contacto con nuestro ser no-dual, singular y representado por un campo unficado, en el que todos estamos conectados. El “Ser Uno”, solitario por definición y punto de partida, continúa siendo “uno” en su esencia originaria y, reconocerlo en nosotros, supone enfrentarse de una vez por todas y para empezar, con ese sentimiento insondable y no-resuelto; esa sensación de soledad, a menudo esquiva, que convive en su trasfondo a tiempo total en cada uno de nosotros. “Sólo”, continúa desde su origen por la eternidad nuestro Ser inmanente y real, y no dejamos de repetirlo cada vez que lo citamos; “Universo”; “único-verso”. Todos somos, desde nuestra base más primigenia, el padre, la madre y el hijo a la vez: La historia del universo al completo encapsulada en un potencial de experiencia independiente, jamás desligada del fondo singular y vacío de dónde venimos y provenimos.