El Sentido Último de la Reparación en el Clan
El amor domina toda la situación
Nos dijeron que solo habían dos estados, Amor y Miedo, aunque es incierto, pues desde lo esencial solo existe uno.
El mismo miedo no es sino una respuesta amorosa de protección ante lo que se percibe como una amenaza.
Haciéndonos creer que el miedo era lo contrario del amor, nos dualizaron, y desde la mente separada-en-dos, resulta imposible
comprender aquello a lo que tememos:
¡Al Amor mismo!
El miedo es una de las múltiples formas que tiene el amor de manifestarse, pues el universo es una expresión de amor sin límites, sin
condiciones y sin restricciones, viajando al infinito…
La única forma posible de vencer el miedo es comprendiendo lo que es.
¡Temer también es Amar!
Ahora solo nos queda escoger LA FORMA, ya que el fondo es el mismo.
Todos los nacidos en el Clan familiar son almas puras.
Todos llegamos a este mundo completamente “reseteados”, limpios y sin ningún tipo de programación.
Ningún nacido tiene carga, ni es causa, ni tiene “culpa”, de nada. De la misma forma que jamás la tendrá durante su experiencia en este mundo.
El niño al nacer es una representación de la esencia divina en su estado más puro.
Absorberá la información de la madre y parte de su sombra durante su crecimiento y podrá manifestar sintomatología desde su primer día de vida, aunque su esencia continúa estando intacta, al igual que la del resto de individuos que conforman la
entidad familiar, hasta el último día de su despedida.
La reparación que se traspasa como una información a través de las líneas del clan, tiene un sentido, un “para qué”, y será indispensable conocer el funcionamiento de las Leyes Universales para comprenderlo:
Sabemos que solo podemos crear, que cada pensamiento se encuentra enlazado al resto de pensamientos que vibran en sintonía, y que estos conforman “algo vivo”, pues si el universo es emocional, nada se hallará en él desprovisto de emoción, y la emoción está más que viva, porque la emoción, es la vida.
Todo es una creación asertiva; el universo va “hacia adelante” y, como lo “creado, creado está”, forzosamente habrá de manifestarse.
Cuando hablamos de “reparación” hablamos de arreglos, de re-equilibrios y de
encuentros.
No es concebible un re-equilibrio transgeneracional sin comprender que, el sentido último de la reparación, está fusionado con el encuentro interior, y este encuentro solo será posible desde la comprensión de aquello que “llamamos amor”, que sin embargo estuvo presidiendo cada pequeño detalle de “las vidas” que nos precedieron, y que esas vidas, a su vez, están representadas en, y por nosotros.
Esa es la razón cuántica por la que se habla de “sanar al clan”, porque si sanamos nosotros, al menos la parte más vinculada quedará afectada irremisiblemente, y puede que el efecto “no-sea inmediato”, pero los acontecimientos a través de la línea temporal se irán sucediendo “mágicamente”, una vez comprendido el misterio del destino pre-escrito de nuestras vidas.
Un solo miembro del clan, cuando en conciencia decide aceptar el reto y asume la parte que le corresponde, afecta al resto de forma inevitable, porque la codificación compartida que vibra en su interior es idéntica a la de su padre, su abuela o su bisabuelo, y todo funciona como un “cuerpo emocional unitario”, de modo que cambiar la codificación, solo se puede hacer a través de la Conciencia, y este término excluye la posición aislada de “una sola de las conciencias”, ya que debido al principio de reciprocidad, los cambios que se generan en una sola de las conciencias, representan en realidad la parte al completo, y por lo tanto repercute en todas las partes por igual.
Decir que será el amor quien lo sana o lo cura todo, porque el amor es la vibración más elevada que existe etc., será como decir nada, pues fue el amor la fuerza que movió y dominó la situación al completo, ya que Amor es todo cuanto existe.
El amor está detrás de la enfermedad, de cada dolor, de cada menosprecio y cada golpe dado; está detrás de toda expresión de rabia, de ira o de furia. Esta en los abandonos y en los maltratos, en los robos y en las pérdidas, en los gestos obscenos,
en la penuria, en todo dolor, y en cualquier tipo de situación genérica que podamos relacionar con el “sufrimiento”.
Si el amor no te juzga y te da lo que necesitas, y necesitas protección, te ofrece el miedo como una alternativa, porque el miedo te protege.
De mil formas te protege:
Te protege cuando te sientes solo y perdido, y no te juzga si por eso manipulas a los demás, porque “esa está siendo tu mejor forma de amarte”.
– Te protege cuando te sientes herido, porque te defiendes de lo que consideras “un ataque”, y esa está siendo tu mejor forma de amarte…
– Te protege cuando sientes miedo a volar, porque vives en la creencia de que si vuelas perecerás, y esa está siendo la mejor forma de amarte:
– Te protege cuando sufres.
Cuando lloras.
Cuando te deprimes.
Cuando te alteras…
Cada acto, acción u omisión, estuvo gobernado por una intención positiva de fondo, y cada pequeña o gran actitud, cada estado de inconsciencia, respondió a esa fuerza suprema que estuvo por ti y solo por ti, hasta las últimas consecuencias.
Esta ha sido la inercia general de los comportamientos no-comprendidos, no integrados de nuestros ancestros; de nuestros padres mientras nos acogieron, de nosotros mismos compartiendo idéntica programación, dominados por el mismo tipo de forma-de-amar.
¿Cómo pretender sanar, o equilibrar todo esto “desde el amor”, cuando ha sido precisamente el amor el causante de lo que hemos entendido como una debacle?
No se puede entonces cambiar nada enfocándolo “desde el amor”, porque fue el amor quien estuvo dominando toda la situación.
Solo tenemos que cambiar La Forma:
La forma de ver las cosas, de mirar, de percibirnos a nosotros y al entorno; de actuar, de responder, de interpretar lo que llamamos “realidad”; de comprendernos y comprender la situación desde la conciencia y desde un entendimiento superior, aquel que se procesa a través de “la Razón” (esa característica tan denostada).
Aquello que se procesa a través del filtro del intelecto y desde la intención consciente de cambiar, en nosotros, nuestra forma de amar.
Porque, “hacerlo desde el corazón”, nos llevará quizá a esa zona repetida, gastada y más que adulterada de “ser buenos”, “tener buen corazón”, “estar por los demás”, o cualquiera de las consignas que usaron, cada día, nuestro padre, madre, abuelos o bisabuelos, con su mejor intención de hacer las cosas “por nuestro bien”.
Vemos que no es una cuestión de enfocar las cosas “desde el amor”, porque es como siempre se ha hecho.
Por descontado, toda alusión al viejo paradigma de que “no sabemos amar”, también resulta incierta, porque lo hemos estado haciendo maravillosamente.
Otra cosa es que, las formas, hayan estado completamente disonantes en nosotros, pues toda creación fue respaldada por este compuesto único y exclusivo, que conforma lo que llamamos “vida”, “existencia” o “universo a secas”.
Si desde mi inconsciente, creo una situación específica que manifieste mi necesidad interior, (como producirle un amante a mi mujer o mi marido para provocar la ruptura de la relación), y me niego a ver el producto de mi verdadera necesidad, el universo amoroso, que no entenderá nada, producirá un principio de cataratas para ayudarnos, nublando la visión.
Recordemos ahora todas aquellas máximas incesantes, duales al extremo; programáticas…:
“No sabéis amaros…”
“Hasta que no os améis…”
“Hay que vibrar en amor…”
Cuando resulta que ¡Nos hemos estado amando todo el tiempo!
¡“Divinamente”! Además.
Y si, es verdad, esto lo cambia todo, solo es cuestión de re-conocer; aceptar nuestra realidad siempre amorosa y ¡Adaptar la forma!
Concluyendo: no podremos “sanar nada desde el amor”, sin la aceptación de que, todo cuanto sufrimos, vimos o percibimos, fue una manifestación integral de ese mismo Amor.
Todo lo demás será “ir en contra del amor”.
Quede claro que resulta del todo imposible “sanar un árbol”, sin este cambio de percepción.
Una cosa es interpretar el árbol familiar desde una visión cognitiva tradicional, y otra muy diferente es hacerlo desde este enclave diferencial.
Enclave que nos proyecta hacia una zona específica y nueva de la mente, desde donde la elevación de la conciencia se muestra capaz de cualquier “milagro”, tanto en lo concerniente a nuestra sanación como a nuestro clan.
El sentido último de la reparación en el clan es la tendencia forzosa hacia la Vida Real.
Todos nuestros ancestros, sin excepción, vivieron su vida representando papeles a menudo sufrientes; a veces dramáticos; otras veces compulsivos, frustrantes, amargos o irreales:
Como en las guerras.
En los celos soterrados por fuerzas incontenibles.
En la fobia o la discriminación.
En la inercia ciega o la desvalorización.
Programas, programas y más programas, que se adueñaron de las conciencias creando personajes-programa, vividores de la programación y sufridores de la misma.
Una programación cultural, social y religiosa que ha ido determinando enormes situaciones contrariadas, desvinculadas y por lo tanto en conflicto permanente:
…Y todo lo vivido como un conflicto habrá de ser reparado.
Para sanar un árbol tendremos que comprender que fue inevitable la repetición de determinados e incontables patrones, y comprender que las herencias se han manifestado como un recurso igualmente inevitable.
Pues todo aquello que se vivió desde la inconsciencia ha de ser reparado.
Es por eso premisa fundamental hacerlo nuestro, pues de otra manera seguirá su curso programado, y continuará manifestándose en las siguientes generaciones.
Esto, habrá de hacerse desde una posición “nueva”, pues será imposible asimilar el volumen de “sufrimiento” desde el sufrimiento: Será imposible asumir los dramas desde el drama; el odio desde el odio o la desvalorización desde la desconexión.
Hay que encontrar una posición “disociada”, en términos de percepción de la realidad, y contemplar nuestros paquetes heredados como “la información necesaria” para que todo sea transmutado desde la conciencia.
Ya nos ha dejado de ser útil la implicación “personalizada”; la ilusión hipnótica de creerse el personaje o actor, (que solo representó un papel), confundiendo su programación consigo mismo, y rindiendo su vida, su energía y su etapa vital, a todo tipo de consignas falsas e interesadas: A veces, fatales.
Ya se ha sufrido bastante.
Ya se ha “no-vivido” con toda la intensidad.
Se ha respondido a una reparación ciega con total dedicación, mientras se buscaban entretenimientos, se perseguían pasiones y se trataban de rellenar “los vacíos”, con sustitutivos de todos los tipos.
Cuando pensemos en ancestros, podemos hacerlo en términos de toda índole, pero ningún tributo mejor que recuperar la consciencia, la plenitud y la paz, en vida, porque en ninguna otra parte se podrá recuperar: La “paz del espíritu”, no puede ser valorada allá donde todo está en paz, pues sin contrastes las sensaciones sencillamente brillan por su ausencia.
Es por eso que nuestra implicación ha sido profunda y sentida.
Y es por eso también que ha sido necesario experimentarla en “primera persona”.
Sabemos que el clan se ha estado reparando generación tras generación, hasta este momento de la forma más inconsciente…
Cada 4 generaciones el árbol se expía; equilibra y drena, expresando los excesos contenidos a través de sus personajes.
– Ninguna sensación de culpa o lastre emocional quedará sin ser expresada.
– Ningún sufrimiento se esfumará en el “Éter de la Creación”, sin ser finiquitado.
– Ningún deseo será aliviado si no es a través del conocimiento de su causa o de su culminación.
Como “entes vivos”, todos estos programas dominarán el espectro emocional de los miembros del clan en forma de “necesidades a cubrir”, y no encontrarán descanso hasta que sean trasmutados por el filtro de la luz de la conciencia.
El sentido de la reparación es vital, porque de ello depende la mejor proyección de las generaciones venideras.
La frase:
“Quizá es más fácil ser feliz si se ignoran ciertas cosas del entorno o del mundo”, ha contenido y contiene el códice a través del cual la sombra ha podido crecer, desarraigada y expansiva por encima de todos los clanes, ya en forma de sociedad o de cultura, hasta llegar a revertir su fuerza engrosada de vuelta en todos los clanes, manifestándose a través de cada uno de los miembros del clan, como un “macro-ente genérico” que todo lo domina.
La de-construcción de la sombra del mundo, habrá de operar necesariamente a la inversa, partiendo de cambios en la información de alguno de los miembros del clan, afectando de vuelta al entorno del clan, y engrosando de nuevo la información al colectivo, ya en forma de sociedad o de cultura. Identificar los patrones codificados y las necesidades de resolución, nos abre la puerta de la comprensión, y nos eleva a una posición donde la información se muestra absolutamente determinante: Puede que esta información por sí misma no
sirva de nada, pero si la hacemos nuestra, a través de la intención y la conciencia, nos podemos convertir en hacedores de la transformación suprema; en los artífices mismos del gran cambio, que puede transformar nuestra realidad hasta el punto de hacer colapsar el espacio-tiempo: Es decir; lo que podría llevar generaciones se puede comprimir en un plazo temporal de años, meses o días; según nuestros niveles de resistencia nos permitan hacer accionar “la palanca de la creación”.