Técnica y Construcción del Árbol en la Descodificación Cuántica
Comprende a tu padre, a tu madre y a tu hermano.
Comprende la situación de un mundo que necesitó experimentar sus partes más extremas para localizar su centro.
Comprende que éste mundo por el momento no es sitio para vivir…
Porque todos estamos de paso.
Comprende que tu función aquí no es la vida, es solo conocer qué es la vida, y comprende que para conocer eso antes hay que morir un poco…
Comprende todo eso y te comprenderás a ti.
Libera a tu padre, a tu madre y a tu hermano.
Libera la situación del mundo que viste desde tu posición de víctima y de esclavo.
¡Libera la pretensión de vivir aquí!
Libera todo eso y tú serás liberado.
Comprende y todo estará perdonado.
Entonces podrás ver el mundo hecho tuyo y el mundo responderá:
¡Porque tuyo es!
Nos disponemos a hacer un árbol con “fines terapéuticos” y vamos a obtener información para conocer la procedencia de síntomas específicos, tanto por motivos de “enfermedad” como por cualquier tipo de desarreglo, en principio.
Un desarreglo también puede ser una sensación vaga e indeterminada de “no saber qué nos pasa”, o simplemente sentirnos desubicados en el mundo; estos, también son síntomas específicos a la hora de hacer un transgeneracional.
El inconsciente del clan, que representa la suma de codificaciones que cohabitan con la persona implicada, “ya se está removiendo”.
…Solo con el hecho de comenzar con esta tarea.
Esos ancestros viven en nosotros tanto como nos sentimos vivos nosotros. La codificación transgeneracional, compuesta de penas, lastres y desarmonías, se encuentra vibrando en este momento pues, en el inconsciente, el tiempo no-existe y ya se conoce el proceso al completo.
Como un enlace de transmisión a nivel de información atómico y sub-atómico molecular, los “ancestros quieren, necesitan, ser liberados”. Desde este punto de vista equivale a “descansar en paz”, pues por fin, ¡“Alguien va a hacer algo por todos ellos”!
Desde el punto de vista orgánico, nuestras células están hechas de “esa información”, no existiendo ninguna diferencia entre determinados enlaces psíquicos del abuelo o la abuela, los padres y los hijos, por ser células replicantes de más o menos idéntica construcción.
Todo nuestro conjunto celular, álmico y programático, se encuentra en este momento efectuando ajustes, y preparándose para los cambios que están a punto de producirse.
El fin de este “ejercicio de la conciencia” (pues así habrá de ser enfocado este proceso de construcción/de-construcción del
árbol), es meramente de carácter informativo, pero tengamos en cuenta que información, es todo cuanto hemos estado manejando a la hora de procesar y expresar, el compendio estructural emocional del clan al completo.
Se trata de recabar la información que necesitamos, lo suficiente como para pasar página una vez hayamos extraído los datos de nuestro interés. –Nada más, y nada menos–…
Si un transgeneracional se alarga a través del tiempo, quedando inconcluso y con una sensación de “lagunas por resolver”, ya no estaremos haciendo “terapia del transgeneracional”.
Este árbol se hace como un borrador “de trabajo”; buscamos rasgos de expresión, trazamos líneas y enlaces, apuntamos datos de relevancia, marcamos, hacemos tachones, apuntes al margen; remarcamos lo más relevante.
Estamos haciendo una tarea de investigación; el plano que conformará una estructura dibujada donde podremos ver tendencias y similitudes; concordancias y disonancias; hechos constatados.
El árbol se expresa a través de las situaciones existenciales que hablarán por sí mismas, tanto a través de los eventos de su historia como a través de la persona en cuestión.
No se hace psicología, no se psicoanaliza nada, no se especula: Se constata.
El árbol se expresa en cada movimiento.
Titulamos programas reconocidos y los subrayamos; Necesitamos ponerles título, al final, como a una telenovela o una película:
“Nací para ser el soporte de mi madre”; “Soy un fracaso potencial en todo cuanto emprendo”; “Estoy dispuesto a sufrir todas mis relaciones”, “El sexo opuesto representa un peligro mortal para mí”, “Mi silencio me salva la vida”…
Necesitamos enmarcar, de forma clara y precisa, aquella programación que está dirigiendo nuestra vida desde la sombra. Es con este acto de toma de conciencia como estaremos en disposición de hacer cambios en todos los niveles; nunca antes, porque el inconsciente opera como un programa desde la negación; desde la ignorancia y la desconexión.
El programa ya fue negado en su origen y pervive en nosotros con idéntico códice de negación; ese que actúa en nosotros completamente ajeno a nuestro discernimiento.
Una vez terminado el árbol se puede conservar mientras dure el “proceso de la terapia”, y un poco más allá, por si hay que resolver dudas o contrastar nuevos aportes.
Dado por zanjado el ejercicio, el papel ya se puede quemar.
Es así como le enviamos la señal al inconsciente de que todo ha sido satisfactoriamente resuelto. (Aunque no se habrá de resolver hasta haber culminado los duelos”, siguiente libro de la DQ).
El árbol no se pone en un marco para ser recordado ni se retiene como algo que pueda ser repasado más adelante: Este dibujo cumplió su fin, y quemarlo o destruirlo y tirarlo, será el único ritual que finiquite este periodo.
Su fin es, precisamente que encuentre su fin.
La información es extraída, cotejada y asimilada solo con la intención de poder hacer los duelos de la forma más adecuada y, una vez finiquitados los lastres contenidos en el inconsciente, (transformados al fin por el filtro del consciente), una vez equilibrados, el árbol ha cumplido su función. Recordemos: En nuestras cuatro últimas generaciones se dirimen los conflictos emocionales e incoherencias vitales de nuestro clan, en nosotros y a través de nosotros.
Como un todo inseparable e intrínsecamente relacionado, los personajes que “actúan” como encargados de llevar a buen término esta función, –a modo de “misión encomendada y prácticamente sagrada”–, reparan sin cesar los lastres de su ascendencia familiar, empleando vidas enteras en una causa que, por operar el grueso programático-emocional a través de la inconsciencia, ni se culminó ni se consiguió equilibrar, predominando el guión inevitable que se impuso desde un inconsciente siempre activo; Como una obstinada constante que se generó desde la sombra.
A través de los identificadores y la compresión de los factores contenidos en este libro, uno mismo podrá hacerse su árbol y extraer nutridas conclusiones, podrá entender mucho de su programación y hasta quizás llegar a descifrar, a través de los hechos que manifiesta lo que conocemos como “la historia de nuestra vida”, todo tipo de encargos y de repeticiones.
Quede claro que las resistencias inconscientes estarán muy activas y, de forma completamente “silenciosa”, nublarán de muchas formas algunos, o muchos, de los compuestos que portamos, a modo de información, tanto a nivel celular como en nuestro ADN.
Esta es la razón por la que, lo más apropiado, será siempre que la construcción del árbol sea efectuada por una persona cualificada y neutral, experimentada a la hora de interpretar, traducir y extraer, esa información crucial grabada en nuestro inconsciente.
Sabemos que esta codificación se reparte entre congéneres y, cada hijo, cónyuge, nieto o nieta, estará condicionado por “líneas evolutivas” que estarán relacionadas por determinados aspectos, y que estos a su vez se confrontan entre sí.
Esta confrontación se muestra como una repetición de un “fractal enquistado”, que continuará su expresión hasta ser modificado.
Es algo “latente”, que impregna y dirige las relaciones entre los afectados y, a la vez, conforma el ambiente familiar, mostrando su necesidad a través del desarrollo de las interacciones entre sí, de cada uno de los miembros que componen una familia.
Esta cualidad se extiende en cuanto salgamos de las fronteras territoriales del clan, y se expresará en toda vivencia en el entorno; en el cole, con los amigos, en las relaciones, el trabajo o en cualquier tipo de contacto o actividad paralela; es decir, lo que conocemos como “devenir de nuestra vida coyuntural”.
Tanto en nuestra personalidad y carácter, como en la línea de acontecimientos que determinan la manifestación de nuestra experiencia, el árbol se está expresando con certera claridad, por lo que fechas, parecidos, herencias por nombre, tendencias y rasgos comunes, nos servirán a la hora de establecer líneas o relaciones entre los personajes, no siendo imprescindible ninguno de estos datos aislados y siendo todos valiosos a la vez.
Sabemos que todo es causa y efecto y todos los parecidos o similitudes tienen su origen en la repetición; no somos parecidos porque estemos vinculados a una línea específica de alguna programación, sino que al estar vinculados aparece el parecido.
Recordemos, la causa precede al efecto.
Es importante señalar que usaremos las líneas directas más estrictas, obviando los tíos, tías y demás hermanos paterno-maternos, o tíos-abuelos en general, pues cada línea de los hermanos manifiesta una deriva de información propia e independiente.
Es decir, cada hermano transmite su propia parcela de información, y esta se encuentra al margen de la nuestra, independientemente de que puedan resultar afines o paralelas. Para eso está el árbol y sus diferentes ramas, para “repartir” esa información de manera que, cada rama, contenga su propia impronta.
Como excepción, tendremos en cuenta a cualquier hermano de nuestros padres o abuelos, caso de haber tenido alguna implicación especial con nosotros; bien sea de trato o de sustitución, roce o experiencia. También podemos cotejar información a modo de soporte, para comprender mejor “cómo se está manifestando ese reparto”, tal y como podremos comprobar con nuestros propios hermanos, desentramando el papel inconsciente que cada uno tiene con respecto a nosotros, según sean dobles de los unos o de los otros, etc.
Por el momento, partimos de las relaciones que se van a establecer, por fecha, entre la persona interesada y sus padres. Vemos si hay dobles en ese triangulo…
Si los padres son dobles entre sí, habrá un incesto simbólico y la relación conyugal será de tipo “fraternal”, (pueden estar acomodados o vivir en constante tensión), por lo que los hijos de esa relación, para empezar, tendrán una impronta inconsciente, más o menos marcada de “hijos nacidos de una relación incestuosa”.
Estos hijos podrán contener, durante sus vidas, un códice que representa, también en mayor o menor medida, la viva imagen de “el pecado”, y podrá estar afectando sus vidas con un estigma soterrado de “culpabilidad”, que solo obedecerá a este principio, virtualmente codificado a través del inconsciente social y transgeneracional. (Como ya sabemos de puro carácter cultural y moral).
La simple toma de conciencia de este compuesto o actualización del mismo, a través del filtro del intelecto, puede llegar a desactivar, casi en el acto, el “nudo emocional” (codificado y siempre codificado), que hasta ese momento estuvo operativo.
Si hay dobles con el padre, la madre o ambos, hablamos del mismo fractal.
Si no hay dobles con ninguno de los dos, lo habrá con los abuelos o los bisabuelos.
Lo más normal, es que estemos en línea de doble o afinidad con alguno de los padres, para empezar, representando esta característica un porcentaje que puede llegar al 80% de los casos.
Recordamos: Si somos dobles del padre el inconsciente de la madre nos tomará como una repetición del cónyuge y al contrario. Siendo esta tendencia algo que, en algún momento se puede evidenciar, o en otros casos pasará desapercibido hasta que nuestro padre o madre doble fallezca. En ese caso “la reposición está asegurada”.
También tendremos con nuestro progenitor doble una característica especial de tensión, pues el espejo puede llegar a ser muy expresivo.
Ambos dobles en esa generación reparan programación anterior, por lo que, en lo que se refiere al término “reparación”, propiamente dicho, no se reparan entre sí.
Los dobles entre padres e hijos tienen muchas posibilidades de encuentro; bien sea por atracción o por rechazo.
Si hay línea maestra todo lo del uno es una lección para con el otro y al contrario…
Si no hay dobles con los padres lo habrá con los abuelos o bisabuelos, aunque esto ya significará una tendencia “benéfica”, con respecto a la relación paterna o materna, pues es más fácil en estos casos el “desapego natural”.
Si no hay dobles por fecha con ningún ancestro del clan, aparecerán dobles por nombre, parecido, tendencias o afinidades de cualquier tipo. (Nadie se escapa de la información de su clan).
A través de las relaciones por dobles (fecha, nombre, parecido etc.), conocemos o intuimos la “procedencia” de aquellos patrones repetitivos. Bien sea por similitud en la forma o por negación de la misma: Recordemos que el inconsciente es unitario y todas “sus monedas” tienen dos caras: Un doble de un abuelo alcohólico puede mostrar “su alcoholismo” manifestando un rechazo visceral ante una gota de alcohol, o una nieta de una prostituta puede mostrar una regia actitud con respecto a su expresión, vestimenta o formas de gestionar el sexo, sus relaciones y su manera de vivir, que en suma se encontrarán condicionadas por aquellos lastres que “quedaron grabados”, desde la percepción que tuvo la abuela por el hecho de “ser prostituta”, y cómo vivió a nivel emocional su situación.
Y así, funcionará cualquier patrón que gravó una impronta determinada…
Cualquier conflicto de relación; de huida o de amenaza.
Cualquier condicionante o circunstancia específica que quedase no-resuelta; enquistada, o que produjo cualquier tipo de tensión especial o sufrimiento.
Son incontables las posibilidades locales de cada transgeneracional, y habrán de tenerse estos principios claros:
Desde la base, todos funcionan por repetición o antagonismo, pudiendo manifestarse, según la intensidad, en todo un amplio abanico de posibilidades, donde pueden aparecer, desde parecidos y derivaciones metafóricas del mismo fractal, de cualquier tipo, hasta máscaras de resistencia o fobias de diferentes categorías en el sentido contrario.
Recordemos que es típico que la persona involucrada le cueste re-conocer su propia programación, ya que muchas veces el programa se expresa, con respecto al modelo de vida de su familiar doble, de forma parcial o totalmente opuesta a la fórmula original.
– La hija de una madre inestable, insegura y celosa, podrá hacer todo lo posible por parecer equilibrada, fuerte y segura de su posición.
– El nieto de un abuelo que reprimió su sexualidad, se verá abocado a reparar esa represión y partirá de idéntico compuesto, enfrentándose a situaciones inconscientes que contendrán “parte o el grueso de la carga” del compuesto original del abuelo.
– Hombres descendientes “dobles” de abuelas maltratadoras, serán maltratadores de mujeres en el futuro.
Así mismo… El Rechazo a los hombres en líneas de mujeres que se sintieron vejadas o maltratadas, se manifestará en hijas y nietas con relaciones repetitivas, encontrando en su camino hombres con una impronta de maltrato o vejación, y se verán “obligadas” a revivir idéntico compuesto.
Es típico que nietas dobles de abuelos mujeriegos, de matrimonios con mujeres que soportaron cada una de sus sufrientes infidelidades, reparen con parejas infieles sufriendo el mismo tipo de situación. (“No entenderán, las amigas, cómo puede soportar fulanita semejante
situación, o qué ve en aquella pareja, que solo le propicia sufrimiento y vejación”).
Mujeres “dobles” de abuelos maltratadores, se convertirán en torturadoras inconscientes de hombres, o llevarán ese compuesto “en la recámara”, para ser disparado en cualquier ocasión.
Ya estamos viendo como esta cadena de espejos inconscientes, se ha estado manifestando en una rueda ciega, mostrándose, literalmente, como “una pescadilla que se muerde la cola”.
Será el acto superior de la conciencia a través de la intención, y la información actualizada y procesada bajo el filtro de la sabiduría y el uso de la inteligencia emocional, lo único que podrá hacernos salir de esta “locura infrahumana de sinsentidos”: De esta cadena de despropósitos repetida y enquistada, que ha estado dominando la situación hasta este mismo instante, devastando la conciencia del Ser Humano a favor de todo aquello que se escapa de nuestras verdades existenciales.
Así, por primera vez, accionamos desde nuestro albedrío, dejando de ser las máquinas repetidoras de fractales de información, indeseables y desintegrados.
Aquellos que han dominado lo que llamamos “vida”, que ya podremos ir identificando de múltiples maneras; No hemos estado realmente “vivos”, sino “encarnando programas”; dicho en términos rotundos, energías impulsoras inconscientes consagradas a la de-construcción histórica de la debacle humana.
Continuamos con el árbol y ahora preguntamos por la relación con los padres:
Sensaciones con respecto a cada uno de ellos, dedicación, afectos, trato, aportes generales…
Preguntamos por la relación entre los padres: Situación personal, profesiones, estado económico, vivienda, entorno social…
Relación entre ellos a nivel sexual, pasional o emotivo. (Muchas veces será la intuición o pequeñas señales las que darán estas pistas. Otras veces habrán datos más precisos; sensaciones y pequeños detalles muy habladores…)
Cuáles fueron las circunstancias en las que se conocieron…
Cómo se desarrolló su vida conyugal…
Se coteja la relación sexual o pasional… Las infidelidades y la entrega o el rechazo del uno por el otro.
Fechas de enlaces y separaciones, movimientos geográficos de la familia, edad y etapa en la que se producen cambios.
Comprobamos posibles periodos repetitivos y coincidencias, incluso tratándose de años; fechas de aniversario, momentos dramáticos, pérdidas, infidelidades, traumas generales, abandonos…
Para el inconsciente, en principio, solo existe un año que se repite al infinito.
Son los doce meses del año; la rueda del Samsara; los doce signos del zodiaco donde la línea temporal se distribuye, encontrando en este rango o abanico de posibilidades, cada cosa “su propio espacio”.
Por eso, el zodiaco occidental, traza y distribuye la inercia de la programación a través de los 12 signos zodiacales, (porque de
eso trata también la astrología, por mucho que se le haya querido desproveer de su sentido original).
Toda la información equivalente al clan, también la encontraremos, (bastante más difusa y genérica que en un transgeneracional), en la carta astral.
Es en los casos donde aparecen similitudes de cifras anuales cuando tendremos que estar atentos, porque de la misma forma en que el inconsciente, se expresa y distribuye durante el ciclo que comprende los 12 meses de un año, también lo hace a través de grandes periodos, y pueden aparecer “coincidencias llamativas”, también en este sentido: (La hija sufre un accidente a los 40 años, fecha en que su madre murió en un accidente).
Sabemos que el horóscopo chino, por ejemplo, contabiliza las similitudes en bloques de años, ¡Y las coincidencias continúan siendo válidas
El inconsciente se ramifica y expande en todos los fractales temporales que nuestra psique puede concebir: Así, las lecturas de “vidas pasadas” a través de los Registros Akáshicos, la quiromancia, la quirología, el tarot o la carta astral, contienen similar información, es decir, “nuestra información”; nuevamente mucho más difusa e imprecisa de lo que podremos extraer a través de un transgeneracional.
Una vez más, recordemos que todo suceso marca un potencial, y cada potencial maneja una “estructura de información e cualquiera de los casos”, sea cual sea el método de extracción de la información que nos dispongamos a utilizar.
La información es siempre la misma.
Solo cambia el medio, el método o la forma que utilicemos, para relacionar o extraer su contenido en información desde el inconsciente.
Cuando hacemos un transgeneracional, habremos de estar “en neutro”, y la información se habrá de manifestar, (siempre y cuando estemos bajo “trance de nointerferencia”), de múltiples maneras.
Esa intuición es la que hace que nuestras preguntas vayan dirigidas en un sentido o en otro.
El “terapeuta”, se convierte así en la sombra del consultante y en traductor a la vez, de aquellas expresiones, –desde el umbral consciente esta vez–, que todo consultante emitirá para describir sus sensaciones y percepciones sobre su problemática familiar, coyuntural, etc.
Una vez integrado el tercer módulo sobre los sistemas de creencias, (contenido en el tercer libro de esta metodología), sabremos valorar y traducir cada pequeño detalle de ese lenguaje del inconsciente.
Volviendo a las generalidades sobre el transgeneracional, nos encontraremos con árboles más o menos en apariencia “sanos”, sin grandes eventos ni enfermedad, donde la información se encontrará muy contenida.
Cuando se esconden a primera vista rasgos de un árbol donde se mimeticen o escondan claves precisas, hay que bucear y hacer una labor de “desmontar las vestimentas”, pues en estos árboles todo ha quedado muy bien “apañado”, de manera que la persona involucrada encontrará su ascendencia sin contrastes.
En estos casos la persona se encuentra generalmente bien de salud, incluso puede haber una buena situación social y económica, mientras la persona se siente vacía, perdida o incompleta; las relaciones no funcionan, –o no las hay–, y a menudo han llegado a sucumbir en una situación emocional de estancamiento, o bien se sienten en un callejón sin salida.
Cuando hacemos un árbol con una persona que “sufre una enfermedad”, (o existe una sintomatología evidente de cualquier tipo), el transgeneracional se muestra, generalmente, también evidente en sus sucesos: Vemos acontecimientos muy llamativos, las líneas de dobles aparecen muy vinculadas…
–Todo aparece casi a la primera–.
Cánceres, trastornos de la personalidad, fuertes síndromes de posesión o de yaciente, accidentes graves; psoriasis agudas, diabetes o hipertensión… Vendrán precedidos de cuadros con acontecimientos, por obvios, muy vistosos y a veces bastante escandalosos.
Muertes trágicas en la línea de los abuelos o bisabuelos; situaciones de gran conflicto por celos, asesinato, maltrato grave, odios viscerales, herencias, conflictos profundos de territorio o infidelidad manifiesta.
– Todos somos humanos, y la codificación general entre países de habla hispana guarda similitudes de base: No obstante, cada país tiene su idiosincrasia particular; su inconsciente colectivo propio; su situación geográfica; costumbres, episodios de guerras, movimientos de migración…
Ya sabemos que no existen acontecimientos que graben o propicien tal o cual enfermedad: Lo que cuenta es el “cómo se vivió determinado acontecimiento” y cómo se procesó con posterioridad: Aquí veremos si hubo expresión emocional, si algo se reparó y en qué términos; si los acontecimientos se pudieron asimilar o generaron una debacle de por vida.
Tengamos en cuenta los grandes programas sociales
Las frustraciones que “vienen de atrás”, estarán acogidas a códigos de desvalorización a niveles muy generales, y ya podremos contar con ellos a la vista de los distintos acontecimientos:
Descendientes de mujeres nativas de Las Américas, se casarán insistentemente con hombres de clara ascendencia española, con la intención “automática” de tratar de equilibrar patrones ancestrales de superioridad, abandono o abuso racial. (Es por esta razón por la que, mujeres españolas entrarán en agudas fases de celos inconscientes frente a mujeres latino americanas, pues saltará un código automático
que hará referencia a todos aquellos “hombres de su propio territorio”, viajeros a las Américas, con previsión lógica o constancia manifiesta de todo tipo de “contacto” con aquellas “nativas lejanas”… Causa de grandes eventos de infidelidad, real o manifiesta, con descendencia incluida, muchas veces conflictiva y otras difícil de integrar).
– La gente que tuvo que trabajar para patronos dominadores y autoritarios, se esforzarán en que su descendencia sea “autosuficiente”, y cargarán con muchos de los preceptos de desvalorización de su ascendencia.
– Aquellos que se sintieron en merma por falta de estudios, de postín o de cultura, siendo por ello tratados con menosprecio o desdén, marcarán una fuerte tendencia a reparar, generando descendencia encargada de adquirir puestos con reconocimiento social, es decir; carreras y títulos universitarios.
– La gente beata; católicos fervientes de las “misas del santo domingo”, grabarán marcados patrones de represión sexual.
– Las educaciones autoritarias, generarán hijos sumisos o reactivos en cualquiera de los extremos.
– Las letanías sociales, religiosas o morales, dirigirán la vida de los descendientes limitando sus posibilidades; soportando relaciones conyugales sin sentido hasta las últimas consecuencias; coartando toda expresión natural, y produciendo auténticas “castraciones” a todos los niveles.
Tengamos muy en cuenta los grandes programas que funcionan como “egrégores”, a modo de “entidades vivas”, que usurparán, en no pocas ocasiones, el espectro emocional de la persona en cuestión –casi al completo–, y operarán como si de un potente fantasma se tratase.
Ha sido tan soberbio el panorama programático a nivel histórico-generacional, que podríamos llegar a decir que, las personas, “no han sido personas”, sino auténticos repetidores de programas; férreos sistemas de creencias manifestados en forma de “personas-egrégores” y, en definitiva, complejas codificaciones usurpadoras del carácter y la personalidad, que se han hecho llamar Pedro,
Hernando, María o Juan, actuando como los únicos protagonistas de nuestro devenir, prácticamente a todos los niveles.
Es por eso que, al final, será casi lo único que podamos manejar como información, más allá de señalar a tal o cual personaje, pues todos fueron títeres, abducidos o alienados, al servicio de consignas que nada tuvieron que ver con su verdadero designio; ni vital, ni existencial, ni de conciencia.
Estamos diciendo que, este libro, nos acerca a la “Conciencia Real”, precisamente por utilizar el contraste desde una posición perceptiva “más elevada”; y las enormes diferencias que aparecen cuando valoramos la situación desde la neutralidad y el no juicio, nos dispondrán en una posición donde podremos comprender, a la vista de los acontecimientos, la historia de la separación del hombre y del espíritu. (Por más que se haya utilizado este término socialmente y con anterioridad, -Espíritu-, desprovisto de todo verdadero significado).
Podremos entender que, para nuestros ancestros, fue imposible la “operatividad conductual consciente”, pues las características que enmarcaron su educación y su entorno, inundaron cada pequeño resquicio del campo unificado.
No existió la más mínima posibilidad de escapatoria, viéndose “obligados”, la mayor parte de las veces, a relegar su necesidad de justicia, de amor desinteresado o de albedrío a las nuevas generaciones.
Es decir; a nosotros.
Y para eso estamos nosotros aquí
El grueso de las acciones de las recientes generaciones, el pensamiento y la emoción, estuvieron invadidas por estas fuerzas “ocupacionales”, y la capacidad de decisión, real, se encontraba completamente al servicio de una potentísima programación.
Por citar un dato que inunda también por completo nuestro panorama actual, la palabra “libertad”, que se antepuso al término “albedrío”, solo hizo alusión a la manifestación de un trampeado programa; el “programa libertad”.
Este programa, dominado por la “necesidad de compensación”, dada la práctica ocupación psíquica que, en términos generales, invadió cada movimiento del desarrollo cotidiano de la vida de nuestros antepasados, continúa hoy perfectamente operativo.
Las consignas de opresión del colectivo, en casi todos los campos de la psique:
Represión moral, social, sexual, verbal y mental, hizo que la palabra “libertad”, fuese vivida tan solo como un programa-recurso de supervivencia; permitiendo soltar, en nombre de ese mismo programa, un poco de presión de esa “olla” que amenazaba con explotar, desde ese inconsciente donde se agolpaban los gritos acomodados, forzados o encerrados, que necesitaban, de vez en cuando, alguna
pequeña grieta por donde mitigarse. Muchas veces como un “bálsamo para los sentidos” y otras, como un antagónico recurso compensatorio: Es decir, un potente programa.
Etimológicamente hablando, es decir, -en su esencia-, “libre”, (Liber) fue un término acuñado desde el latín para designar aquellos esclavos que se les “concedía la libertad”.
Podremos avanzar en esta idea, haciendo constar que, la esclavitud, tan solo funcionó como una expresión de la sombra de aquellos acomodados civiles, o “amos”, sin embargo “esclavos en esencia”, que hicieron manifestar su sombra amplificada con cada gesto de dominación, a su imagen y semejanza.
Estos esclavos “liber”, o liberados, o “manifestaciones víctimas de la sombra humana”, eran conocidos por su tendencia hacia el libertinaje, pues automáticamente se inclinaban a una vida de excesos, en ese intento ciego de compensar su “sentimiento de encierro y desvalorización”.
Sin llegar a incurrir en grandes esfuerzos, resultará sencillo imaginar las grandes dificultades que pudieron llegar a encontrar aquellas personas; pisoteadas, encerradas y profundamente desvalorizadas, a la hora de tener alguna posibilidad de organizar sus vidas “en albedrío”, desde el equilibrio y la cordura.
Si el término “libre” proviene de “liber”, obtendremos un trasfondo actualizado muy similar, en tanto en cuanto su derivación léxica de “libertad”, funcionará con idéntico sentido, (más o menos encubierto), en los modelos de la “persona común”, viviendo en una sociedad donde la “esclavitud ideológica y psicológica” era y continúa siendo la norma.
Millones de “personas-liber”, en la actualidad, (sirva como metáfora), trabajan de 8 a 10 horas al día, 5 o 6 días a la semana, a cambio de un sueldo equivalente a “unas pocas monedas”, que gastarán desaforadamente los fines de semana para “sentir esa sensación opaca de libertad”.
Los muchos entretenimientos sociales o “refugios para el alma”, como la tele, el futbol, los parques de atracciones familiares, los viajes programados al alcance de cualquiera, las compras baratas o los conciertos y la moda, terminarán de culminar el extenso iconograma social, que rodea y a la vez representa nuestro modo de vida; y este, acabará por evidenciar, desde su frustración difusa e ilusión de felicidad, la aplicación y uso sistemático de ese programa tan enmascarado, confuso y bien disimulado.
¡La libertad!
¡El Libre Albedrio!
Saber que no tenemos ningún tipo de libertad, sino que obedecemos a un programa de compensación cada vez que creemos hacer uso de ella, nos ayudará a reposicionar nuestra percepción, a la hora de evaluar los acontecimientos y actitudes, tanto de nuestros ancestros, como de la expresión manifiesta de nuestra propia vida.
Ahora se comprenderá mejor la redundante expresión “libre albedrío”, que usamos sin cesar, cada vez que hacemos alguna alusión a nuestra capacidad de elección, o algo que se le parezca…
El albedrío no puede ser “libre”, porque ya lo es, por lo que si le ponemos “libre” delante, deja de serlo.
El inconsciente se expresa en cada pequeño detalle de nuestras expresiones codificadas, por eso hemos estado usando y manejado, una y otra vez, ese truco del “libre albedrío”, –que trampea de forma inevitable el verdadero albedrío–, con ese “libre”, antepuesto al albedrío, que solo hace referencia a un conjunto de programas:
Aquellos programas que, a través de su ilusoria denominación, “libre”, prefijan el término sagrado de nuestra condición original “el albedrío”, y resulta afectado de forma que, al ser pronunciado, queda de manifiesto su verdadero contenido encriptado.
Concluyendo este punto: Vivimos “libres”, porque respondemos a un programa ilusorio de libertad, y hemos dejado de usar el albedrío original, que solo es relativo a nuestra verdadera condición existencial.
Una vez más, la separación entre el “Yo” y el “Ser”, queda de manifiesto en esta curiosa dualidad entre “lo libre”, y el albedrío. Libre, es la máscara y el personaje separado, y albedrío, solo puede tener “El Ser”.
Tratamos con todo esto de identificar esta “sutileza”, para crear constancia de que nadie tuvo albedrío en nuestro transgeneracional, pues solo estuvieron operativas las máscaras de los egos o los personajes ficticios (los libres), mientras que “el Ser”, (el albedrío), se usó tan solo como una mención de soporte; ya que el Ser, o la Esencia, es aquello que sostiene, desde su fondo inmanente, a todo lo demás.
Fue necesario que figurase entonces el término “albedrio”, como condición fundamental para hablar de libertad, ya que si hablásemos siempre solo de “libertad”, a secas, el inconsciente sería “traicionado”, y el inconsciente jamás puede ser traicionado.
Una prueba más, desde la lingüística, de que todo opera en justa correspondencia con nuestro arcaico “Síndrome de la Separación”
Destapando la Programación
Mientras haya gente que siga pensado que elige o ha elegido algo estamos perdidos. La más eficiente programación ha sido hacerle creer a la gente que han elegido o eligen a sus parejas, sus vidas o sus tendencias sexuales.
Definitivamente, el margen de decisión es tan ínfimo que puede considerarse irrelevante: La programación inconsciente se apodera del
personaje hasta el punto de hacerle creer que, el programa, es “su propia persona”.
Persona = Conjunto de programas
Libertad = Programa ejecutable
Albedrío = Destino
Cuánticamente hablando, tu pre-tensión de decidir, interfiere y anula la verdadera posibilidad de usar el Albedrío como tal. (Sin el “libre” delante).
Es solo cuando liberas tu pretensión o expectativa de libertad, cuando conectas verdaderamente con ella, en tanto en cuanto nos empeñamos en “decidir” todo tipo de cosas, creyendo así, (en una ilusión de los sentidos), que hacemos uso de algún tipo de “libertad”.
Ponemos fuerza en cada decisión, sin tener en cuenta la rudimentaria
Ley Física y Ley Universal, que hace que una fuerza equivalente se oponga, terca, sistemática e infalible, en cada pequeño o gran impulso
nuestro de intención, en sentido inverso a nuestra pre-tendida ilusión de “libre albedrío”.
Quizás la única forma verdadera de “decidir”, sea renunciando a nuestra necesidad de hacerlo, permitiendo que sea nuestro Real
Albedrío (el Universo mismo), quien tome las riendas certeras de cada movimiento nuestro.
Y quizás sea esa la única manera de “andar nuestro camino”, ya en conexión con algo que siempre nos supera, porque está infinitamente
por encima de todos nuestros programas codificados, y por lo tanto por encima de cada una de nuestras limitaciones.
Una cosa es conocer el camino y otra es andarlo, y es andando el camino como sucederán dos cosas:
1.- Conectaremos con la Real-Idad. (Real–DeIdad)
2.- Saldremos de la Matrix.
(Notas).
Resulta obligado insistir en la toma de conciencia que nos posicionará, con certera evidencia, de nuevo en la realidad que conforma nuestras vidas, coincidiendo al pleno con la cita anterior preliminar que, a muchos, aún les puede resultar un tanto exagerada.
Recordemos que nuestra dedicación o trabajo, la casa en que vivimos, nuestra situación económica, nuestro carácter, situación amorosa o, sin ir más lejos, los miedos que nos invaden, son el resultado de las “elecciones programadas” que han decidido y están decidiendo por nosotros.
Si de algún modo piensas todavía lo contrario… Tendrás entonces que hacerte cargo de tu situación, en el acto, teniendo muy claro que todo lo elegiste tú y solo tú.
O al menos en alguna medida.
¿No es así?
Si crees que es así, sin embargo tenemos todavía dos posibles problemas:
Problema 1.- Todo lo que has elegido o parte de lo que has elegido, no tiene que ver contigo ni con tus verdaderas expectativas.
Problema 2.- Elijes tener miedo, enfermar de vez en cuando o arrastrar síntomas indeseables, vivir con limitaciones, pensar en negativo, considerarte desvalorizado/a, y eliges todo tipo de aspectos que te resultan incómodos o inapropiados para tu vida.
¿Aún crees que has elegido algo?
¿Has creído elegir al menos tu profesión, tu situación amorosa o tu propia casa?
¿O solo han sido los resultados del planificado margen que te ha permitido la familia, tus recursos, tus supuestas necesidades de relación, o tus posibilidades contadas de ajustar determinada hipoteca…?
Mucho menos, has elegido tu nombre de nacimiento, tu estatura o el color natural de tu pelo: Tampoco has elegido tu complexión ósea, ni el tamaño de tus pies o de tus manos, ni el color de tu piel, ni el timbre de tu propia voz
Todo han sido “herencias del transgeneracional”.
Todo un “legendario programa” ha estado detrás de cada elección que creíste ejercer, con la asistencia estelar de otros “programas ejecutables”, que generaron en ti la sensación, a veces imprecisa, de que eras tú quien “decidía algo”.
Si sabemos que cada “configuración básica” que nos define, –las características de nuestro cuerpo físico–, han sido fruto de una serie de eventos completamente ajenos a nuestra elección consciente, y sabemos que hablamos de “nuestras primerísimas señas de identidad”, y que todas ellas estaban perfecta-mente “pre-diseñadas”, antes que nada: ¿Cómo pretender diseñar el resto de características que conforman nuestra vida, si éstas se encuentran aun más alejadas de nuestra elección más primaria?
¿Cómo pretender elegir entre todo “lo ajeno”, que ni siquiera sentimos que nos corresponde por derecho propio?
¿Crees que has elegido tu carácter o tu personalidad?
Si pudiésemos establecer unas conexiones invisibles, entre nuestros “detalles personales”, (aquellas características globales de carácter y de personalidad que definen al personaje), y entre el resto de eventualidades que conforman el devenir de cada uno de nosotros, veríamos que todo se encuentra relacionado y podríamos comprender, de primera mano, aquella famosa frase bíblica:
“Y hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados”.
Sin embargo, si bien hasta el momento nos hemos visto impelidos a reparar los lastres devengados, y el único sentido del enfoque de nuestra vida ha sido dispuesto en “esa dirección”, podemos decir que “no solo hay vida más allá de la reparación”, sino que, la Vida, “comienza cuando se acaba la reparación”, y que, mientras tanto, nuestra situación equivale a “no-haber-nacido”, todavía; ya que de muchas formas nos encontramos vinculados a los requerimientos y necesidades inconscientes, simbólicos o reales, de nuestra madre, nuestro padre o nuestros abuelos: Cuando no con el planeta que está haciendo de Matrix, o Matriz, como segundo útero materno
para cada uno de nosotros.
Es por eso que decimos que “nada es nuestro y todo lo es”, y volvemos a insistir en la frase: “No eres en absoluto responsable de tu programación, pero eres 100% responsable de arreglarla”
Patrones Repetitivos y Necesidades de Resolución
Resulta de máxima importancia identificar nuestra situación en relación con el árbol, y habrá que valorar compuestos de posesión, (yaciente), marcadores del proyecto sentido durante los embarazos, eventos programantes en la idiosincrasia del clan, abortos, y aquellos otros “programas-genérico-sociales” que pudieron estar activos durante las vidas pasadas de nuestros ancestros.
Como ya vimos con anterioridad, y como si se tratase de una película, novela o telenovela, es importante titular lo más relevante: Aquellos programas que hayamos conseguido sintetizar en “este viaje de incursiones en nuestro inconsciente”.
“Los hombres son una amenaza para mí”, “Necesito guardar silencio”, “El dinero supone desgracias en mi clan”… “He nacido para ser la muleta de mi madre”, “no tengo derecho a disfrutar porque estamos de duelo”, y ese largo etc., que habrá de conformar el “códice operativo”, que impide que nuestra vida avance, por más esfuerzos que hayamos incrementado hasta el momento.
Es importante tomar conciencia de esta programación, y habremos de vocalizar, “vocalizar”, en primera persona, los títulos que mejor la definen, de viva voz, siendo muy conscientes de lo que decimos y sintiendo cada palabra con rotundidad:
“YO, –he nacido para ser la muleta de mi madre–”.
De esta manera, “hacemos nuestra la programación” y nos responsabilizamos de la misma para empezar.
Lo que estamos haciendo realmente es “tomar contacto con nosotros mismos” al tiempo que tenemos la posibilidad de “responsabilizarnos de nosotros mismos”, pues solo así podremos comenzar a intervenir en la creación de “nuestra realidad”.
Esa frase o frases que estamos pronunciando ahora, representan la base codificada que ha estado dirigiendo nuestra vida desde la sombra:
Eso, es lo que ha estado “creando nuestra realidad”.
“El destino deja de estar escrito cuando te das cuenta de que lo está”.
Tengamos en cuenta que a partir de localizar nuestra programación inconsciente, lo inconsciente se ha hecho consciente y ya podremos hacer cambios de potencial en cualquier dirección.
Una vez identificados y “hechos nuestros”, aquellos programas específicos que hemos extraído del transgeneracional, finalizamos con un ejercicio de identificación, donde vamos a “sintetizar” la mayor parte de nuestra primera impronta, más genérica, latente en nosotros también desde la codificación del clan, y teniendo muy en cuenta que esto va a representar el “gran caballo de batalla”, donde tendremos que poner, especialmente, toda nuestra atención en los “tiempos venideros”.
Estos “ejercicios” resultan cruciales y prácticamente “obligatorios”, si realmente pretendemos hacer algún tipo de transformación interior:
Habremos de citar, al menos, tres características de tres de los miembros del clan, dobles o afines a nosotros… Aquellas personas especialmente vinculadas con las que hemos tenido mayor “fricción”:
Puede ser nuestra madre si somos dobles, nuestro padre o nuestra pasada relación.
Habremos de encontrar aquellos “elementos humanos de nuestros familiares más cercanos”, que más nos hayan marcado por rechazo, conflictos o desvalorización, y apuntar, en un papel, un mínimo de tres características especialmente “desagradables” que podamos identificar de estas personas de la familia.
Hablamos de compuestos que nos molesten especialmente de esas personas; de actitudes reincidentes, rasgos de carácter “incompatibles” con el nuestro:
Tendencias de “los otros” difíciles de soportar…
Buscamos términos específicos. No valen las imprecisiones…
Hay que adjetivar con rotunda claridad:
Si me molesta la actitud de mi madre o mi pareja por ser obsesivamente detractora de mis decisiones, pensamientos o actos, anotamos, “manipulador o manipuladora”; (neurótico, psicópata, desequilibrado, demente o perturbado)
– Si nos menosprecia y juzga con dureza anotamos maltratador o maltratadora; déspota, tirano, opresor, autoritario…
– Si condiciona nuestra vida; chantajista emocional, mezquino o miserable…
– Si oculta información o camufla sus acciones, mentirosa o hipócrita, falso, farsante, tramposo.
– Si desdeña sus supuestas obligaciones; irresponsable, inconsciente o inmaduro.
Y así, sucesivamente…
Una vez enumerados los 9 o 12 “compuestos especiales”, (un mínimo de tres por persona), habremos conseguido reunir, delante de nosotros, el grueso de aquellos programas provenientes del transgeneracional, que operan en nosotros a tiempo total desde nuestro inconsciente.
Nuestros padres o nuestras relaciones representan y manifiestan todo aquello que “más rechazamos”, por intuirlo desde el inconsciente en nuestro propio paquete, y taparlo, con toda la fuerza de nuestra energía de conciencia.
Recordemos que, durante el transcurso de nuestra vida, habremos creado personajes antagónicos alternativos, precisamente por el hecho de “rechazar esta información”;
(Hecho que viene produciéndose con anterioridad también en los demás), a modo transgeneracional, puesto que ni nuestro padre ni nuestra madre son conscientes de que incurren, también todos los días, en cada una de “nuestras identificaciones”.
Si somos excesivamente “muy amorosos”, tapamos un programa de menosprecio y desvalorización.
Si somos generosos hasta regalar lo que necesitamos, tapamos un programa de tacañería, ruindad o mezquindad.
Si decimos “siempre la verdad”, jactándonos de ello, tapamos un programa de auto-engaños, traiciones o mentiras.
Si nos escandalizamos por palabras de connotación sexual, catalogándolas de groseras, tapamos un programa de vicio y depravación.
Si aborrezco cualquier cosa…
Si adoro especialmente cualquier otra…
Cada pequeño detalle que nos molestó, nos grabó o nos continúa molestando de estos espejos, contiene la información, precisa, de todo aquello que habremos de cambiar “con urgencia”, pues no solo opera también en cada pequeño detalle de nuestra vida, sino que “marca nuestra vida”, siendo extensiva esta información a cualquier terreno, dentro y fuera de los límites del clan.
Es inconsciente, porque ya venía determinado antes de nuestro nacimiento, luego ha sido inaccesible para nosotros salvo por el “efecto espejo”.
Nuestra programación, no es nuestra “por ser adquirida”, más bien al contrario, la programación “nos adquirió a nosotros”, tanto para tener un medio de expresión, como para asegurar la posibilidad de “ser trascendida”, utilizando, una vez más ese nuevo “vehículo de la conciencia” (nosotros), en una nueva oportunidad para que algo fuese reparado, todo fuese reparado o bien equilibrado al fin, de una vez por todas.
Podemos ya posicionarnos en una nueva situación mental, en este punto, teniendo en cuenta que “ya no habrá nada que sanar del clan”, sino en nosotros, y entonces podremos observar al clan como vehículo y recurso que se limita a aportarnos los datos precisos, que necesitamos para conocer “nuestra propia necesidad”.
En este momento, este será el enfoque más apropiado, porque si nos disponemos a “sanar cosas que no-son nuestras”, o que “vienen de atrás”, como algo ajeno, el inconsciente no entenderá nada y nada podrá sanar, ya que para el inconsciente “el otro no-existe”.
Además, si tenemos en cuenta que el inconsciente es atemporal y que, de haber algún tiempo, la tendencia es viajar hacia el encuentro con “nuestro pasado”, (lo que equivale a dirigirnos hacia el encuentro con nuestra propia necesidad interior), menos aun sería cuestión de sanar “cosas de otros”, pues todas las inercias nos llevan a encontrarnos con nosotros mismos, hagamos lo que hagamos.
Obviamente y como hemos podido comprobar, la conciencia ni tiene prisa ni encuentra problema alguno en sostener, “durante milenios”, la toxicidad emocional generada o alimentada.
Somos el Ser Único y el único ser, generación tras generación.
Las decisiones que entablen las “diferencias espacio-temporales”, sobre los procesos de reparación y la forma de hacer las cosas, nos corresponden ahora exclusivamente a nosotros.
Estas identificaciones que acabamos de conseguir tras realizar el transgeneracional, “todas esas cosas que nos resultan difíciles de soportar”, no solo forman parte de nuestra programación inconsciente, sino que las practicamos, fehacientemente, todos los días de nuestra vida.
Cada detalle de lo que vimos frente a nosotros es aquello que compartimos, con igual intensidad, con aquellas personas que hemos utilizado para destapar la “caja blindada de nuestro inconsciente”.
Y si… Lejos de ser aquella ilusión basada en una falsa construcción de una máscara del ego, nosotros también somos igual de mentirosos, déspotas, chantajistas o maltratadores.
Y si… Somos tan inocentes como los demás, porque nos hemos construido y hemos obrado partiendo de la más rotunda de las inconsciencias.
Seguramente, hacemos exactamente lo mismo de forma totalmente diferente, incluso antagónica a cómo lo vemos en el espejo, por estar camuflado; oculto y adulterado:
Así ha estado, precisamente, para “no ser visto”: (No-Ser-visto = “Parte del Ser que está oculto”).
Es posible incluso que seamos amables y tolerantes con los demás, mientras nos maltratamos a nosotros mismos de mil y una maneras…
Es posible que siempre digamos la verdad… Pero nos engañamos a nosotros mismos todos los días.
La cuestión, es que somos nosotros quienes hemos descrito, mirando en el espejo de nuestra alma, esa programación “que está bien dentro de nosotros”, razón por la cual no hay posibles “fallos” en este proceso de identificación:
Es 100% fiable y seguro.
Todo cuanto te molesta del otro es todo tuyo y solo tuyo.
Este es el gran proceso de transformación.
Nuestra información a equilibrar o transformar, la encontramos en todos aquellos compuestos que identificamos a través de los demás, partiendo de nuestros espejos más potentes. (Tu padre, tu madre, tu pareja o tus hermanos).
Recordemos: Lo que hemos estado viendo en el resto de personas con las que hemos tenido contacto, (relaciones, amigos y compañeros), así como aquellos casos colaterales de personas con las que hemos tenido conflictos, representa una extensión de este primer “frente emocional familiar”, y tendremos que estar muy atentos, pues todo lo que se nos escapó del clan, irá apareciendo en el resto de los
“espejos” que se manifiesten ante nosotros.
La Acción Consciente y la Toma de Posiciones
Podemos pasar por esta vida 90 años de loca existencia.
Podemos tener aventuras, casarnos en otro continente…
Cambiar de trabajo 20 veces.
Subir al Himalaya o bucear en las Seychelles.
Tener hijos, nietos y biznietos.
Construir una pirámide y triunfar en New York…
Y no haber hecho nada de nada.
Todo seguirá igual, porque las verdaderas acciones se producen en el interior.
Sin embargo: Podemos cambiar la estructura del universo en 5 minutos sin movernos de la cama.
Para siempre jamás.
Cada pequeño cambio interior es un logro universal, pues afecta de forma irremediable al “Campo Unificado”, y por lo tanto mueve el
Universo al Completo.
Despertar, es tomar contacto con la realidad, y la realidad es que tus conflictos y los conflictos del mundo están para servirte: Para ayudarte
a conocer aquello qué tienes que hacer por y con el mundo.
Despertar en el Mundo, es descubrir que toda la historia del Universo y su situación está concentrada en el aire que respiras.
Ese que nutre cada una de tus células.
¿Cómo se cambia a uno mismo?
Qué difícil ha resultado hasta ahora, cuando creímos que todo cuanto éramos, nuestro carácter, personalidad, nuestras facultades, limitaciones o nuestros miedos, obedecían a “algo indescifrable y extraño”, producto de algún tipo de fatalidad o designio inamovible.
Quizá grabado en el ADN.
Quizá enquistado en alguna recóndita parte de algo más grande que cualquiera de nosotros.
Algo que ni siquiera entrábamos a valorar, por resultarnos tan obvio y tan cercano.
Si… “Eso éramos nosotros”, todo cuanto nos relacionaba con “nuestra identidad”…
A través del transgeneracional y la lectura de este libro, hemos diseccionado, desarticulado y descodificado ese “algo que éramos”, para darnos cuenta que nada tuvo que ver con nuestra elección ni nuestro “libre albedrío”.
Nos hemos dado cuenta que todo lo que creímos ser, fueron programas: Implantes en nuestra psique inconsciente que llegaron a conseguir, –en esa pirueta de locuras aceptadas–, invalidarnos e invadirnos hasta el punto de perder toda referencia y todo control sobre nosotros mismos.
Hemos destapado la caja fuerte de nuestro inconsciente y nos hemos topado con una “realidad alternativa”, que ha estado incapacitando todas las posibilidades de “elección”, más elementales que corresponden al ser humano.
Es normal que te preguntes ahora “: ¿Qué tengo que hacer para cambiar todo eso”?
La respuesta es: “Absolutamente Nada”.
De igual manera que hemos estado respondiendo a una programación por ser inconsciente, cuando el programa se hace consciente, sencillamente deja de estar operativo,
–cuánticamente en el acto–, al menos en un porcentaje de hasta un 60%.
Esto ocurrirá con muchas cosas genéricas, y quedarán otras muchas por identificar, transformar e integrar: Mucha programación continuará su inercia desde el umbral
mental, y habrá de ser ajustada en unas fases progresivas, a través de la práctica y el recurso de lo que conocemos por “tiempo”.
La pretensión de transformar egrégores, sistemas de creencias y programas, que funcionan con una impronta de “carácter milenario”, y que han estado dominando nuestro panorama existencial al completo, en un par de sesiones o en unos días, resulta del todo completamente fuera de la realidad, y bien distanciada de nuestro alcance a corto plazo.
Seguramente, más allá de nuestra pretensión de cambio, tendremos que comprender que todo esfuerzo genera esfuerzo y toda pre-tensión genera, como su nombre indica: Tensión.
Esa tensión invalida el proceso natural a través del cual se irán “drenando”, por si solas, todas aquellas cuestiones que solo también “nuestro universo inconsciente”, está realmente capacitado para resolver, muy por encima de aquellos ansiosos “anhelos de la máscara”, que poco o nada contribuyen al verdadero proceso de transmutación.
Es por eso que resulta requisito imprescindible, a partir de aquí, comenzar a entregarnos al proceso en sí, cediendo nuestro vehículo emocional y nuestras “ansiedades de cambio” al propio cambio, las “expectativas” a la expectativa y “nuestro proceso”, al proceso en sí mismo.
Ya carece de todo sentido pretender “arreglar nada”, donde “no existe nada que arreglar”, pues en ningún caso fuimos conscientes de “desarreglar cualquier cosa”.
Siempre fuimos “el observador”, y fuimos creando la realidad desde una parte desvinculada de nosotros mismos; razón por la cual “ese observador”, no tuvo otra opción que sumirse en aquello que identificó como “algo ajeno así mismo”.
Ahora bien; si sabemos que “solo observamos”, y sabemos que a través del proceso de observación, el universo comienza a tener todas las “vías abiertas” para introducir cambios, será crucial recuperar nuestra situación original, y comenzar a percibir la realidad desde esa “identidad”, que siempre fuimos, pero tuvimos que olvidar para sumirnos en el empeño sagrado de una necesidad, que siempre estuvo muy por encima de nuestra decisión y de nuestro umbral consciente.
La inmersión consciente, a través de nuestra decisión e intención, de escudriñar, conocer y descifrar la información del clan, ya implica una convocatoria “cuántica”, de todos nuestros ancestros.
Si pensamos en ellos como “entidades cargadas de información”, que aún viven dentro de cada uno de nosotros, toda esa información se está convulsionando y removiendo en estos momentos. Esta información está contenida en cada célula que habita nuestro organismo, pues no habrá diferencias entre “la célula” y nosotros; entre lo micro y lo macro.
Es por eso que, justo antes, durante, y después de este proceso, la información guardada tiende a brotar, como nunca antes, en forma de informaciones inéditas que recibiremos por parte de nuestros padres, madres o ancestros más lejanos…
Es por eso que nuestros hijos se expresarán como nunca antes lo hicieron.
Y es por eso que, de ese clamor interior, surjan los secretos guardados, las quejas soterradas y todo aquel compendio estructural emocional que “necesita Ser- Liberado”.
Volviendo a la idea de que esos ancestros no están muertos, (pues su información vive a través de nuestro inconsciente), y teniendo en cuenta que “su energía”, simboliza la “energía encriptada”, equivalente a la energía de niños perdidos de tres años, ya estaremos en disposición de “ayudarles a encontrar el camino de regreso a casa”, teniendo en cuenta que “esa casa”, está hecha de equilibrio y de luz; y solo a través del encuentro con “esa luz”, (la conciencia), podrá por fin “Ser Iluminado” ese camino de regreso, hacia la comprensión y la sanación suprema de un mundo ilusorio que, en última instancia, solo habita aquí y ahora, dentro de cada uno de nosotros.
Sintomatología Refleja
Es normal entonces que los cambios se produzcan y el universo se exprese; como también lo hará a través de nuestro vehículo más denso o “cuerpo físico”, –ese que continúa formando parte del universo–, por lo que todo tipo de pequeñas y transitorias sensaciones podrán percibirse como prueba de nuestra transformación.
Desde “extrañas sensaciones de vacío interior”, hasta síntomas físicos de lo más variado; todos ellos lógicos, pues hemos removido emociones contenidas y, de igual manera que “un síntoma físico es un reflejo de un conflicto emocional”, el acto consciente de destaparlos puede crear todo tipo de resonancias entre ambos vehículos.
Hay que conocer esto, pues esta información conseguirá, en nosotros, que los síntomas reflejos propios de este proceso “sean lo que son”, y no ninguna otra cosa vinculada con “la enfermedad”, ni nada que se le parezca.
Todo se expresa y la información emocional necesita encontrar “caminos en su proceso de re-equilibrio y manifestación”.
Estos síntomas pueden ser fugaces; durar segundos o minutos, una tarde o unas horas y, en cualquier caso y comprendiendo su cualidad, se deslizarán como residuos de aquellos vestigios lejanos mientras se transforman…
Se transforman
Interpretar estos síntomas ligeros (si los hay), como algo preocupante desde nuestra duda inquieta, bien puede llegar a “fijarlos en la materia”, al menos por más tiempo del necesario, y será entonces nuestra psique quien produzca cualquier retraso.
Quede claro este punto, pues conocer esta información equivale a ayudarnos en nuestro proceso de forma muy favorable.
Este tipo de sintomatología, suele ser típica después de la realización del “duelo cuántico”, aunque según los casos también es normal que puedan apreciarse recién concluido el proceso del transgeneracional.
Como es arriba es abajo y la situación desde donde miremos, cambiará el enfoque de tal o cual paisaje, mientras el paisaje continúa siendo el mismo.
Todo lo que podemos hacer es abordar la cuestión desde distintos ángulos, cambiar el encuadre o nuestra forma de mirar, más “la cuestión”, continuará siendo “la cuestión”.
Y en “esta cuestión”, y a través de este proceso de identificaciones, nos hemos podido posicionar como “primeras personas”, reactivos sufrientes y reparadores inconscientes.
Nos hemos podido posicionar como “inocentes seres ajenos a nuestro mal”, porque nada era nuestro y todo podría “ser devuelto a sus causantes”.
Es posible que hayamos comprendido nuestra implicación inequívoca en esta trama de incongruencias y fatalidades.
De cualquier forma, hemos tenido que “asumir el mal” para poder transmutarlo, ya que de No-Ser-Nuestro, nada podríamos hacer con eso.
Recuperando ahora nuestra posición neutral como “observadores”, podemos comenzar a ver las cosas desde una posición “disociada”, (y por lo tanto más elevada). Muy por encima de nuestra inmersión forzosa en el drama de la vida y de la muerte, y nos iremos adentrando, paulatinamente, en aquel potencial de la mente contenido en “aquel futuro”, como si de un salto mental hacia una diferente realidad
paralela se tratase:
No nos sanamos a nosotros mismos, porque en esencia ya estamos sanos.
Solo ponemos nuestro vehículo emocional al servicio de una “apremiante necesidad evolutiva”.
Sanamos diferentes potenciales que requieren nuestra intervención, en diferentes realidades paralelas a la vez, percibidas en un entorno
temporal de altísima sugestión.
Somos los “Ángeles” o “Seres de Luz”, cuya misión consiste en ir equilibrando pequeñas porciones de un vasto universo.
Nuestra misión es sagrada, por eso nuestro empeño fue percibido como “sobrenatural”, pues aparece como una proeza “digna de Titanes”, o “partes activas de Dios”, perfectamente encomendadas para esa función.
No tengáis ninguna duda; estáis asistidos por la “Mano de Dios”, y todo lo que hagáis tendrá su recompensa en el infinito:
Por los siglos de los siglos.
Amén.
Tenemos por primera vez la oportunidad de “comprender”, desde una posición completamente diferente y nueva, todo lo conocido.
Hemos dado un portentoso giro a nuestra cognitiva conceptual, recuperando pequeñas y grandes parcelas de nosotros mismos.
¿De qué habría servido tanto sufrimiento, tanto miedo y tanto dolor, si no fuese porque, en un “movimiento sublime de la creación”, hemos conectado con la “atemporalidad que nos une con toda esa historia desgarrada”, hasta el punto de llegar a reconocer, en nosotros, la certera capacidad de transmutarlo todo?
En un acto de entrega; como un majestuoso regalo y aprovechando el bagaje contenido, la información recabada y la mente abierta y elevada, sabemos que si uno solo; –solo uno de nosotros Vive–, el propósito de todos los esfuerzos empleados habrá encontrado su significado.
Si solo uno de cada clan, comienza a vivir su vida integrada, en un camino hacia el equilibrio interior; hacia el deleite con el instante infinito, en la inmersión armonizada y consiente de cada momento, todos los sufrimientos, penas y desgracias habrán encontrado su sentido y justificación.
Es un homenaje merecido y necesario.
Es un regalo maestro, para nosotros y para el clan: Para todos aquellos que anhelaron su paz y su reencuentro.
Es un momento de encuentro.
La mejor manera de entender un transgeneracional, es dirigiendo nuestra intención al punto de comprender que nada tiene sentido de continuar igual, ni parecido.
Es por eso que nosotros, y en nombre de los demás, podemos elegir ahora lo que hasta ahora nadie pudo; Y podemos disponernos a encaminar nuestros pasos hacia “aquel lugar de la mente”, donde la conciencia y nuestra certeza conseguirán que todos; absolutamente todos nuestros antecesores, los que están y los que habrán de venir, vivan por fin nuestro proceso y los resultados de nuestro proceso, a través de filtro consciente de cada uno de nosotros.