Resentir Primario, Secundario y Transgeneracional
1. EL RESENTIR PRIMARIO
• El resentir primario es el que realmente se siente en el momento del Bio-choc.
• Es espontáneo: cara a cara con el medio en el que estoy, reacciono espontáneamente a lo que ocurre. Si hay peligro, paso miedo, y si alguien me califica positivamente me embarga la alegría. Es un resentir que cada uno vive en su ser, espontáneo y natural.
• Cuando un individuo expresa, manifiesta, un resentir primario, a los demás los conmueve.
Ese resentir hace descubrir a cada uno su verdadera identidad, y también el mundo. Es importante quedarse con que, en un resentir primario, la persona se descubre ella misma y descubre la realidad: durante una terapia, si el paciente accede al resentir primario y lo saca fuera, lo expresa, da un paso muy importante, positivo, en su evolución personal.
No siempre se «acepta» fácilmente, porque la educación, las creencias, los tabús y otros límites muchas veces no lo permiten.
IMPORTANTE: saber reconocer si la persona está en un resentir primario o secundario
2. EL RESENTIR SECUNDARIO
• El resentir secundario es el resentir que nos permiten sentir la educación, las creencias o los tabús.
• Es un resentir socialmente correcto; el que se les muestra fácilmente a los demás. Pero no tiene ni objeto ni solución, porque en nada libera. La persona se aleja cada vez más de sus verdaderas necesidades, o sea, de sí misma. La enfermedad podría intervenir en ese momento como un recordatorio: «¡Oh! ¡Regresa hacia ti!».
• Enmascara el resentir primario real. Sirve para ocultarlo. Pero ¿cómo puede uno llegar a sustituir un resentir, a esconderlo?
• El resentir secundario es también una tentativa de esconder el propio sufrimiento, de no poner el dedo en el dolor. Tocamos el esparadrapo pero no la herida.
• El resentir secundario mantiene la homeostasis del sistema: si un niño, en lugar de mostrar su cólera, se vuelve triste, nada cambia: se le mima un poco y ya está; no se pasa a la acción. Si el niño expresara esa cólera, se impondría, y sus padres comprenderían y modificarían su funcionamiento familiar, quizá para peor. En el resentir secundario, la persona no pasa o no quiere pasar a la acción, no quiere el cambio.
Ejemplos:
– Una mujer muy piadosa y practicante vive un drama y siente rabia (resentir primario), pero no se siente autorizada para sentir eso y lo maquilla con tristeza.
– Un hombre se siente triste (resentir primario) y tiene ganas de llorar, pero «los chicos no lloran»: lo reprime y expresa cólera (secundario).
– Un hombre está aterrorizado (resentir primario), pero «un hombre en nuestra sociedad no debe tener miedo, y tiene que mostrar su valor»: se enfada (resentir secundario).
DOS MANERAS DE BLOQUEAR EL RESENTIR:
Existen dos maneras de bloquear el propio resentir en el sistema que lleva al niño a bloquear o a sustituir ciertos resentires. Una manera directa y una indirecta.
• Manera directa = cuando, en el sistema, ese resentir está prohibido. En terapia resulta más fácil identificarlo y crear el cambio.
• Manera indirecta = es más difícil identificar el resentir bloqueado: está sustituido por aquel que lo enmascara.
Ejemplos:
– El niño complace a sus dos padres; si no, tiene la impresión de que ellos lo rechazan; si llora demasiado, su madre se irrita, está más lejos de él y ya no tiene hacia él las mismas reacciones
=> él se adapta y les complace, yendo en el sentido que le marcan sus padres.
– El niño que manifiesta síntomas mantiene el equilibrio en el sistema; es él quien maneja el equilibrio y se hace cargo de todo el sistema familiar.
3. EL RESENTIR TERCIARIO O TRANSGENERACIONAL
El resentir transgeneracional no le pertenece a la persona. Es un resentir ajeno.
Hay discordancia entre lo que la persona expresa y lo que dice: por ejemplo «I am happy» enunciado sin emoción, sin «vida».
El choc no se ha producido durante la vida de la persona, sino que fue sufrido anteriormente por uno (o varios) de sus ascendientes. El antepasado vivió un acontecimiento crucial que quedó impreso en su biología. Cada uno es portador de la memoria de su familia, de su tradición, de su especie.
Es un resentir más «perverso», que le impide a la persona vivir su vida. De manera inconsciente, uno está identificado con un ancestro, vinculado con él. Por ejemplo, nosotros sentimos tristeza o angustia y nuestra tatarabuela tenía permanentemente ese resentir: en toda ocasión expresamos ese resentir, que fue el de ella: si «trabajamos» sobre esa tatarabuela, podemos dejar de estar tristes o angustiados.
TERAPIA: ¿CÓMO IDENTIFICAR EL RESENTIR?
• Si, al expresar un resentir, la persona queda aliviada: se trata efectivamente de un resentir primario.
• Si, al expresar un resentir, la persona no se siente aliviada: se trata de un resentir secundario o terciario.
• El resentir primario hay que trabajarlo, fomentarlo, hay que sacarlo (lo que está fuera ya no está dentro).
• Detrás del resentir secundario, hay que buscar el resentir primario.
• ¿Está adaptado el resentir a la situación? A veces, hay quien llega y cuenta una historia. El terapeuta, con empatía, se sincroniza con el paciente y aprende a resentir resentires: si yo resiento cólera mientras que la persona está hablando de tristeza, es que algo no va: hay incongruencia: se trata de un resentir secundario.
• ¿Aparece el resentir de manera repetida? La persona utiliza un resentir más o menos como «perejil de todas las salsas». Lleva puesta una máscara y se presenta siempre de cierta manera, con el fin de ser aceptada por un grupo social. También podemos hablar de máscara emocional. Me pongo una máscara (o sea, adopto un comportamiento) y también pongo color. Siempre resiento los mismos resentires: ese es el resentir repetido, o sea, secundario.
• ¿Evita la persona adoptar medidas que conducirían a una solución? Se trata del célebre
«sí, pero… ». El terapeuta propone herramientas, pero siente que la cosa no fluye; la persona tiene tendencia a volver siempre a su resentir: cuenta algo con tristeza: el terapeuta puede entonces optar por una intervención paradójica. Por ejemplo: «En su lugar, yo sentiría rabia». La persona puede entonces replicar «Sí, pero ¿se da usted cuenta si…?». Rechaza cualquier solución que le pueda proponer el terapeuta y todo se lo trae a su resentir de tristeza (o de lo que sea), que es un resentir secundario.
• ¿Emana el resentir de una situación real o imaginaria?
• ¿Da la persona impresión de manipular? La persona que está en un resentir secundario querría que la comprendieran, que entráramos en ese resentir; en cierto modo, busca
«torcerle el brazo» al terapeuta, manipular. Fuerza las cosas y, si uno no entra en su juego, no se siente escuchada.
• La persona no para de hablar y de explicar: expresa un resentir y al terapeuta le cuesta trabajo pararla cuando lo está explicando. Ciertas expresiones o frases son reveladoras: tales como: «sí, pero…», o «pero eso no sirve para nada», o «sí, quizá» o «no puedo cambiar, no puedo» etc. En esos casos, estamos en un resentir secundario.
• En la terapia no se mueve nada: el terapeuta invierte mucha energía, pero no se produce movimiento alguno: en ese caso hay que parar, no continuar por la misma vía, dejar de hacer lo mismo; hay que cambiar porque, si no, el resentir secundario saldrá reforzado.
5. PARA ACCEDER A LA EMOCIÓN PRIMARIA
Preguntar:
«¿Qué hay detrás de ese resentir (secundario)?».
«El tener ese resentir ¿qué le permite no sentir?».
«Detrás de ese resentir ¿qué ocurre? Y aún más atrás, ¿qué ocurre?». «Y entonces, ¿cuál es el problema?». «¿Y qué?», etc. Se trata de una manera educada de decir: «No acepto lo que está diciendo, vaya más allá». Hasta que la persona acceda a su resentir primario y lo exprese: entonces sí se siente realmente aliviada, liberada.
Cuando estamos en un resentir primario, lo sacamos fuera; normalmente la emoción tiene un pico y luego baja. La desalojamos.
En lo que atañe a la emoción secundaria, entramos dentro y la cosa va in crescendo;
ya no se detiene y sigue aumentando.
RESENTIRES NEGATIVOS
Abandonado Abatido Abochornado Abrasado Aburrido Acartonado Achicharrado Acorralado Agitado Agobiado Agresivo Agriado Alucinado Amargo Amarrado Amedrentado Anestesiado Angustiado Aniquilado Ansioso Apenado Apático Arañado Arrancado Arrepentido Arrugado Asaltado Asesinado Asfixiado Aspirado Asqueado Atacado Atado Atascado Aterrado Atomizado Atormentado Atónito Avergonzado
Barrido Bloqueado Borrado
Calcinado Carbonizado Carbonoso Cargado
Cautivo Ceniciento Cercenado Cerrado Chafado Chiflado Chirriante Chisporroteando Clavado Cohibido Comprimido Confuso Congelado Congestionado Conmocionado Consumido Contrariado Contrito Crispado Crucificado Crujido
Cuitado Culpable Cínico
Decapitado Decepcionado Defraudado Demolido Deprimido Desanimado Desarraigado Descentrado Desconcertado Desconfiado Desconsolado Descontento Descuadrado Desencantado Desengañado Desesperado Desestabilizado
Desestructurado Desfondado Desgarrado Desmontado Desnortado
Desorientado Despedazado Despegado Desportillado Destrozado Destruido Devastado Devorado Discapacitado Disperso Distraído Embrollado Empalado Emparedado En ebullición Encadenado Enfadado Enflaquecido Engullido Enterrado Entumecido Envidioso Escurrido Escéptico Espantado Estallado Estremecido Estresado Estropeado Estupefacto Exasperado
Fagocitado Fofo
Gaseado Golpeado Gruñón Guillotinado Hastiado Hecho añicos Hecho picadillo Helado
Herido Hinchado Hirviente Humillado Hundido
Impaciente Incrédulo Indeciso Indolente Inquieto Inseguro Intimidado Irresoluto Irritado
Liado Lleno de odio Lánguido
Machacado Molido Mordisqueado Mortificado
Nauseabundo Nervioso Nostálgico
Obstruido Odio Ofendido Ojeroso Oxidado
Paralizado Patas arriba Perplejo Pesaroso Plácido Preocupado Prisionero
Rebelde Rechazado Rematado Resignado Reventado Rojo de ira Roto
Roído Ruinoso Rígido
Sacudido Saturado Sombrío Sospechoso Sísmico Tambaleante
Temeroso Tenso Tirado Tiritando Trabado Triste Turbado
Vacilante Zarandeado
RESENTIRES NO ESPECÍFICOS
Conmovido Despreocupado Extrañado Indiferente Pensativo Sorprendido
RESENTIRES POSITIVOS
A gusto Achispado Admirativo Alborozado Alegre Aliviado Apaciguado Apasionado Aplomado Asegurado Atraído Audaz
Bien Combativo Confiado Contento Curioso Deslumbrado Despreocupado Determinado Distendido Encendido Enternecido Entusiasta Estupefacto Eufórico
Exaltado Excitado Extrañado Fascinado Fogoso Gozoso Hechizado Indiferente Indolente Lánguido Maravillado Misericordioso Osado Pasmado Plenitud Plácido Reconfortado Regocijado Relajado Seducido Sereno Sobreexcitado Soñador Tranquilizado Vivaracho