Las Necesidades Humanas Básicas
El mundo está teniendo un quiebre nervioso. La gente está irritable, agresiva y ansiosa. La neurosis está en marcha, galopa a alta velocidad y nadie parece saber
lo que realmente sucede y por qué. Sobre todo, nadie parece saber cómo detener esta marcha inexorable hacia la destrucción. Año tras año hay más
enfermedades, más suicidios, más violencia, alcoholismo y drogadicción. El mundo parece caerse a pedazos y el Valium es la sustancia que lo mantiene en
forma.
En este libro me refiero a esta neurosis masiva para tratar de descubrir por qué nosotros y nuestros amigos nos estamos desmoronando emocionalmente;
por qué estamos enfermos, infelices y deprimidos y por qué la sociedad parece tan insensible e indiferente.
Voy a construir un espacio para referirme a lo que creo que es la cura para la neurosis. Para hacerlo, tenemos que explorar los ladrillos con los que se
construye la estructura básica de la neurosis. Más adelante discuto sobre Alvin, y su comportamiento “psicológico”, asimismo analizo el estilo de
locomotora que padecía un hombre a causa de los espasmos ocasionados por la privación de oxígeno durante su nacimiento. Entendiendo plenamente que estos
dos factores nos irán clarificando de lo que se trata la neurosis humana.
El sustrato de la neurosis siempre tiene que ver con las necesidades humanas básicas. Seguiremos la huella de las necesidades insatisfechas a medida que se
transforma a sí misma, desde un simple estado infantil a una función adulta deformada que incluye perversiones, concepciones erróneas e ideas paranoicas,
represiones, fobias, obsesiones, depresión, alzas en la presión arterial, tensiones,ansiedad y aun el cáncer. Viajaremos por la hégira de las necesidades
insatisfechas y su metamorfosis, desde la simple infancia hasta el adulto deformado cuyas funciones incluyen: perversiones, percepciones erróneas e
ideas paranoicas. Nuestra empresa será metódica, sistemática, abrupta, pero espero que sea satisfactoria. No abandonaremos nuestra investigación hasta que
descubramos la naturaleza de la neurosis y, lo que es más importante, hasta que se comprenda la naturaleza de su curación. La persecución de esta necesidad
sentida nos conducirá inexorablemente a la tumba de la neurosis, donde el dolor de la infancia quedará por fin enterrado. Pero primero echemos una mirada a las
necesidades básicas
Parece que todos nosotros estamos perdiendo algo y lo revolvemos todo para encontrar lo que creemos que perdimos. Da la impresión que lo que queremos es
simplemente “algo más”; muchos de nosotros estamos buscando el camino de salida y nos sentimos perdidos y confundidos por el mundo. Parece que la
privación emocional se ha convertido en el legado que cada generación transmite a la siguiente. La herencia de esa privación emocional, por alguna razón, parece
más cierta e inevitable que la herencia del color de los ojos o la forma de nuestra boca
Nos preguntamos por qué una generación no puede satisfacer las necesidades físicas y emocionales de sus descendientes. Por qué las privaciones que ellos
mismos sufrieron se presentan de nuevo en sus propios hijos, es una parte del ciclo que sin duda comenzó antes del tiempo de nuestros abuelos. Muchos de
ellos nacieron en el siglo XIX o en los primeros años del XX; ellos no fueron privados emocionalmente pero tenían una comprensión muy limitada de cuáles
eran las necesidades de los niños. No se entendía ampliamente que los niños pequeños necesitaban mucho que los cargaran y que los acariciaran, y que tenían
sentimientos y necesidades que debían expresar. En lugar de eso, se esperaba que los niños se portaran bien y obedecieran. Los sentimientos eran la última cosa
que debía ser comprendida y respetada.
Aun en nuestros días existe gran confusión acerca de nuestras necesidades y cómo satisfacerlas. El resultado de toda esta confusión es la infelicidad, la
frustración y un creciente pesimismo. A menudo adoptamos una actitud cínica acerca de los demás, hasta que nos convertimos en un agresivo grupo de
misántropos. Hemos descuidado nuestras necesidades desde muy temprano y adoptamos una actitud cínica respecto a los demás. Nuestras necesidades fueron
ignoradas desde muy temprano, no solamente por una sociedad egoísta en la que cada ser humano debía ver para sí mismo, sino por padres que todavía no saben que los niños deben crecer de forma apropiada. Los padres parecen conocer sólo la disciplina y la lucha. Desean tener hijos “con carácter”, pero lo que logran crear son hijos neuróticos. Parece que la culpa es de todos y de nadie, que así es la condición humana, pero no lo es. Creo que debemos comprender mucho más para saber hacia dónde nos conducen la necesidad y el dolor cuando nuestras necesidades no se satisfacen.
Todos nacemos en este mundo con una masa de necesidades. El principio de nuestra vida está dominado completamente por esas necesidades que están muy
bien atadas en nuestro sistema.
Nuestras primeras necesidades son únicamente físicas: nutrición, seguridad y comodidad. Más tarde, tenemos necesidades emocionales de afecto, comprensión y respeto por nuestros sentimientos. Finalmente surgen las necesidades intelectuales de saber y comprender. En todo esto, el papel del amor es crítico. El amor es una cualidad esencial en la satisfacción de todas las necesidades, debe estar incluido en todos los niveles de desarrollo y en la satisfacción de todas las necesidades. La satisfacción de las necesidades de un ser humano para otro no debe ser un ejercicio mecánico, sino que debe estar enraizado en un sentimiento amoroso genuino.
EL AMOR: FACTOR BÁSICO EN TODAS LAS NECESIDADES
Existe una necesidad persistente: la de ser amado. Cuando somos niños cada nueva necesidad en nuestro desarrollo debe satisfacerse para sentirnos amados.
El amor no es sólo decirle al niño: “Tú sabes que te amamos”, justo en el momento en que lo estamos privando de un amor real (simplemente porque no lo
estamos tocando). Significa, primero, comprender qué son esas necesidades y, después, satisfacerlas.
A una edad muy temprana en la vida, cuando estamos todavía en el vientre, el amor se expresa cuando, pensando en su hijo, la madre se alimenta mejor, se
ocupa de bajar el estrés en su vida sin fumar ni tomar bebidas alcohólicas, tratando de llevar una vida sana. Aun antes de concebir a su bebé, se prepara
para él, lo hace cuando sabe que realmente desea embarazarse y no cuando se siente frustrada porque va a tener un hijo. Si éste fuera el caso, su frustración se
abrirá paso por el sistema del bebé y le causará estragos. Amarlo significa para la madre prepararse para el bebé, esperar su nacimiento, segura de que será
alguien a quien será capaz de amar y cuidar, y no un objeto que podrá usar para prolongar su matrimonio en crisis, o algo que ella produce por alguna otra razón
irreal.
Amarlo significa, siempre que sea posible, un embarazo y un nacimiento natural, sin drogas, nacido de un parto natural, que dé al bebé las mejores oportunidades en su vida. Una madre no puede amar a su bebé sabiendo lo dañinos que son los anestésicos y luego cargarse de drogas para hacer el nacimiento más cómodo. Y tampoco un bebé va a ser amado cuando no se le permite desarrollarse de una manera natural, o que debe nacer por cesárea, de acuerdo con el horario que haya dispuesto el doctor.
Amarlo significa que justo después de nacer estará en los brazos de su madre y no en una sala donde no habrá calor humano, ni expresiones amorosas para él.
Esos minutos y horas después del nacimiento son cruciales para un desarrollo normal. En cuanto nace el bebé, debe tener contacto físico frecuente con su
madre. Una gran porción de su cerebro necesita ese contacto que será crucial en su vida; sin contacto, el bebé sufrirá durante el resto de su vida. También
necesita del contacto y las caricias de su padre.
No podemos imaginar que amemos a un niño si no lo tocamos y si lo damos de inmediato a la enfermera para que lo lleve al cunero. El contacto que recibe
debe ser amoroso, cuidadoso y tierno, y no algo hecho nerviosamente, con prisas y rudezas, de forma apresurada, para luego darlo a una empleada que se ocupe
de él. El contacto es muy importante en la vida temprana. Si no hay suficiente contacto, el bebé sufrirá por el resto de su vida. Si la madre está nerviosa y
nunca ha sabido o comprendido qué tan necesitado de contacto nace un niño, estará impaciente e irritable. Lo mismo pasa con el padre. Su trabajo, sus
compromisos y sus horarios le impiden estar al lado del niño y éste también lo necesita, pero los padres suelen ser desinteresados e incapaces de participar, con
su presencia y contacto, demostrando su amor por el niño al cargarlo y hablarle con cariño y ocupándose también de su cuidado.
Aun en nuestros días existe gran confusión acerca de nuestras necesidades y cómo satisfacerlas. El resultado de toda esta confusión es la infelicidad, la
frustración y un creciente pesimismo. A menudo adoptamos una actitud cínica acerca de los demás, hasta que nos convertimos en un agresivo grupo de
misántropos. Hemos descuidado nuestras necesidades desde muy temprano y adoptamos una actitud cínica respecto a los demás. Nuestras necesidades fueron
ignoradas desde muy temprano, no solamente por una sociedad egoísta en la que cada ser humano debía ver para sí mismo, sino por padres que todavía no saben que los niños deben crecer de forma apropiada. Los padres parecen conocer sólo la disciplina y la lucha. Desean tener hijos “con carácter”, pero lo que logran crear son hijos neuróticos. Parece que la culpa es de todos y de nadie, que así es la condición humana, pero no lo es. Creo que debemos comprender mucho más para saber hacia dónde nos conducen la necesidad y el dolor cuando nuestras necesidades no se satisfacen.
Todos nacemos en este mundo con una masa de necesidades. El principio de nuestra vida está dominado completamente por esas necesidades que están muy
bien atadas en nuestro sistema.
Nuestras primeras necesidades son únicamente físicas: nutrición, seguridad y comodidad. Más tarde, tenemos necesidades emocionales de afecto, comprensión y respeto por nuestros sentimientos. Finalmente surgen las necesidades intelectuales de saber y comprender. En todo esto, el papel del amor es crítico. El amor es una cualidad esencial en la satisfacción de todas las necesidades, debe estar incluido en todos los niveles de desarrollo y en la satisfacción de todas las necesidades. La satisfacción de las necesidades de un ser humano para otro no debe ser un ejercicio mecánico, sino que debe estar enraizado en un sentimiento amoroso genuino.
EL AMOR: FACTOR BÁSICO EN TODAS LAS NECESIDADES
Existe una necesidad persistente: la de ser amado. Cuando somos niños cada nueva necesidad en nuestro desarrollo debe satisfacerse para sentirnos amados.
El amor no es sólo decirle al niño: “Tú sabes que te amamos”, justo en el momento en que lo estamos privando de un amor real (simplemente porque no lo estamos tocando). Significa, primero, comprender qué son esas necesidades y, después, satisfacerlas.
A una edad muy temprana en la vida, cuando estamos todavía en el vientre, el amor se expresa cuando, pensando en su hijo, la madre se alimenta mejor, se ocupa de bajar el estrés en su vida sin fumar ni tomar bebidas alcohólicas, tratando de llevar una vida sana. Aun antes de concebir a su bebé, se prepara para él, lo hace cuando sabe que realmente desea embarazarse y no cuando se siente frustrada porque va a tener un hijo. Si éste fuera el caso, su frustración se abrirá paso por el sistema del bebé y le causará estragos. Amarlo significa para la madre prepararse para el bebé, esperar su nacimiento, segura de que será alguien a quien será capaz de amar y cuidar, y no un objeto que podrá usar para prolongar su matrimonio en crisis, o algo que ella produce por alguna otra razón irreal.
Amarlo significa, siempre que sea posible, un embarazo y un nacimiento natural, sin drogas, nacido de un parto natural, que dé al bebé las mejores oportunidades en su vida. Una madre no puede amar a su bebé sabiendo lo dañinos que son los anestésicos y luego cargarse de drogas para hacer el nacimiento más cómodo. Y tampoco un bebé va a ser amado cuando no se le permite desarrollarse de una manera natural, o que debe nacer por cesárea, de acuerdo con el horario que haya dispuesto el doctor.
Amarlo significa que justo después de nacer estará en los brazos de su madre y no en una sala donde no habrá calor humano, ni expresiones amorosas para él.
Esos minutos y horas después del nacimiento son cruciales para un desarrollo normal. En cuanto nace el bebé, debe tener contacto físico frecuente con su
madre. Una gran porción de su cerebro necesita ese contacto que será crucial en su vida; sin contacto, el bebé sufrirá durante el resto de su vida. También
necesita del contacto y las caricias de su padre.
No podemos imaginar que amemos a un niño si no lo tocamos y si lo damos de inmediato a la enfermera para que lo lleve al cunero. El contacto que recibe
debe ser amoroso, cuidadoso y tierno, y no algo hecho nerviosamente, con prisas y rudezas, de forma apresurada, para luego darlo a una empleada que se ocupe
de él. El contacto es muy importante en la vida temprana. Si no hay suficiente contacto, el bebé sufrirá por el resto de su vida. Si la madre está nerviosa y
nunca ha sabido o comprendido qué tan necesitado de contacto nace un niño, estará impaciente e irritable. Lo mismo pasa con el padre. Su trabajo, sus
compromisos y sus horarios le impiden estar al lado del niño y éste también lo necesita, pero los padres suelen ser desinteresados e incapaces de participar, con
su presencia y contacto, demostrando su amor por el niño al cargarlo y hablarle con cariño y ocupándose también de su cuidado.