FUNCIÓN PSICOLÓGICA DE LOS SIETE CHAKRAS MAYORES
A medida que el ser humano madura y los chakras se desarrollan, cada uno de éstos representa pautas psicológicas que evolucionan en la vida del individuo. Ante una experiencia desagradable, la mayoría de nosotros reaccionamos bloqueando nuestros sentimientos y deteniendo gran parte de nuestro flujo energético natural. Esto afecta al desarrollo y la maduración de los chakras, dando lugar a la inhibición de una función psicológica totalmente equilibrada. Por ejemplo, si un niño es rechazado varias veces cuando intenta dar amor a otro, es probable que deje de mostrarse amoroso y, para lograrlo, quizás intente detener los sentimientos amorosos internos a los que responde con la acción. Para ello tendrá que detener el flujo energético a través del chakra del corazón. Cuando la energía que fluye por el chakra cardiaco se detiene o pierde velocidad, el desarrollo del chakra del corazón queda afectado. Es probable que en su momento se presenten problemas físicos.
El mismo proceso es aplicable a todos los chakras. Cuando una persona bloquea cualquier experiencia que tenga, bloquea igualmente sus chakras, que llegan a desfigurarse. Los chakras se «taponan», se atascan con la energía estancada, giran de forma irregular o hacia atrás (en sentido contrario al de las agujas del reloj) e incluso, en caso de enfermedad, resultan gravemente deformados o rasgados. Cuando el funcionamiento de los chakras es normal, cada uno de ellos se “abrirá”, girando en el sentido del reloj para metabolizar las energías particulares que necesita del campo universal. El giro en el sentido de las agujas del reloj extrae energía del CEU y la lleva al interior del chakra, en forma muy semejante a la regla de Fleming en electromagnetismo, que dice que un campo magnético cambiante alrededor de un cable inducirá una corriente en éste. Si se sujeta el cable con la mano derecha y se apuntan los dedos en dirección al polo magnético positivo, el pulgar señalará automáticamente en dirección a la corriente inducida. La misma regla es aplicable a los chakras. Si el lector mantiene la mano derecha sobre un chakra de forma que los dedos giren en el sentido de las agujas del reloj alrededor del borde exterior del chakra, el pulgar apuntará hacia el cuerpo en la dirección de la «corriente». Por tanto, diremos que el chakra está «abierto» a las energías que llegan. Por contra, si gira los dedos de la mano derecha en sentido inverso a las agujas del reloj alrededor de un chakra, el pulgar señalará hacia fuera, en la dirección del flujo de corriente. Cuando el chakra gira en sentido contrario a las agujas del reloj, la corriente fluye del cuerpo hacia fuera, con lo que interfiere el metabolismo. Dicho de otro modo, las energías que necesitamos y experimentamos como realidad psicológica no fluyen al interior del chakra cuando el giro es en sentido contrario a las agujas del reloj.
Por tanto, decimos que el chakra está “cerrado” a las energías que llegan. La mayoría de las personas que he observado tienen tres o cuatro chakras que giran en sentido contrario a las agujas del reloj en un momento determinado. Por lo general, la terapia consigue abrirlos cada vez más. Como los chakras no sólo son metabolizadores de energía, sino que también la detectan, sirven para proporcionarnos información sobre el mundo que nos rodea.
Si “cerramos” los chakras no dejamos que entre la información. Por tanto, cuando nuestros chakras fluyen en sentido contrario a las agujas del reloj, hacemos salir nuestra energía enviándola al mundo, detectamos la energía que hemos enviado y decimos que eso es el mundo. Es lo que en psicología se denomina
“proyección”. La realidad imaginaria que proyectamos al mundo guarda relación con la “imagen” que nos hemos formado de aquel a través de nuestras experiencias infantiles, y a través de la mente del niño que fuimos. Dado que cada chakra está relacionado con una función psicológica específica, lo que proyectamos a través de cada uno de ellos estará dentro del área general de funcionamiento de dicho chakra y será algo muy personal, ya que la experiencia vital de cada persona es única. Así, midiendo el estado de los chakras podemos determinar las cuestiones generales a largo plazo y la vida actual de una persona.
John Pierrakos y yo hemos relacionado la disfunción de cada uno de los chakras con alteraciones psicológicas. Cualquier alteración en el chakra, medida con las técnicas zahoríes, muestra una disfunción en esa área particular de relación psicológica. Por tanto, midiendo el estado de los chakras podemos diagnosticar las necesidades psicológicas del cliente. Yo, además, trabajo directamente con los chakras para efectuar cambios psicológicos. En sentido inverso, hemos comprobado que las pautas psicológicas descritas por los terapeutas están conectadas al campo energético humano en lugares, formas y colores previsibles.
La figura 7-3 muestra el emplazamiento de los siete centros energéticos principales de los chakras empleados para el diagnóstico de los estados psicológicos. Se dividen en centros mentales, volitivos y sensibles. Para una buena salud psicológica es necesario que los tres tipos de chakras, razón voluntad y emoción, estén equilibrados y abiertos. Los tres chakras de la zona de la cabeza y la garganta gobiernan la razón, los chakras de la parte delantera del cuerpo regulan las emociones, y sus equivalentes de la espalda dirigen la voluntad.
CENTROS MENTALES ASOCIADOS CON:
7 Centro de corona Integración de la personalidad total con la vida y los aspectos espirituales de la humanidad.
6A Centro de la frente Capacidad para visualizar y entender conceptos mentales.
6B Ejecutivo mental Capacidad para desarrollar las ideas de forma práctica.
CENTRO VOLITIVOS
5B Base del cuello Sentido del yo dentro de la sociedad y de la profesión de cada cual.
4B Entre los omóplatos Voluntad egocéntrica o voluntad hacia el mundo exterior.
3B Centro diafragmático Curación, intencionalidad hacia la salud propia.
2B Centro sacro Cantidad de energía sexual.
1 Centro coccígeo Cantidad de energía física, voluntad de vivir.
CENTROS SENSORES
5A Centro de la garganta Toma y asimilación
4A Centro del corazón Sentimientos cordiales de amor por otros seres humanos, apertura a la vida.
3A Plexo solar Gran placer y extroversión, sabiduría espiritual y conciencia de la universalidad de la vida. Se encuentra usted dentro del universo.
2A Centro púbico Calidad del amor por el sexo opuesto, dando y recibiendo placer físico, mental y espiritual
Observemos ahora las áreas generales del funcionamiento psicológico de cada chakra. El primer chakra, el centro coccígeo (1), está relacionado con la cantidad de energía física y el deseo de vivir en la realidad física. Es el emplazamiento de la primera manifestación de la fuerza vital en el mundo físico. Cuando la fuerza vital está en pleno funcionamiento, la persona muestra un poderoso deseo de vivir en la realidad física. Cuando la fuerza vital está en pleno funcionamiento a través de los tres chakras inferiores, en combinación con un poderoso flujo que desciende por las piernas, con éste llega una afirmación clara y directa de la potencia física. El cóccix actúa como bomba de energía en el nivel etéreo, ayudando a encauzar el flujo energético hacia arriba por la columna vertebral.
Esta afirmación de la potencia física, combinada con la voluntad de vivir, da al individuo una «presencia» de poder y vitalidad. Declara estar «aquí y ahora» y tiene los pies bien afirmados en la realidad física. La «presencia » del poder y la vitalidad emanan de él en forma de energía vital. Frecuentemente actúa como un
generador, dando energía a quienes le rodean y recargando sus propios sistemas energéticos. Tiene una fuerte voluntad de vivir.
Cuando el centro coccígeo está bloqueado o cerrado, la mayor parte de la vitalidad física queda bloqueada y la persona no produce una fuerte impresión en el mundo físico. No está «aquí». Evitará la actividad física, su energía estará baja y puede que incluso sea «enfermiza». Carecerá de poder físico.
El centro púbico (chakra 2A) está relacionado con la calidad del amor hacia el sexo opuesto que puede tener la persona. Cuando está abierto, facilita el dar y recibir placer sexual y físico. Si tiene abierto este centro, lo más probable es que la persona disfrute con el coito y tenga orgasmos. No obstante, el orgasmo total del cuerpo requiere que todos los centros estén abiertos.
El centro sacro (chakra 2B) está relacionado con la cantidad de energía sexual de una persona. Con este centro abierto, la persona siente su potencia sexual. Si bloquea este chakra en particular, su fuerza y potencia sexuales serán débiles y decepcionantes. Probablemente no tendrá mucho impulso sexual y tratará de evitar el sexo negando su importancia y su placer, lo que dará lugar a la desnutrición del área citada. Dado que el orgasmo se encarga de inundar el cuerpo de energía vital, el organismo no será alimentado y no recibirá la nutrición psicológica de la comunión y el contacto físico con otro cuerpo.
Relación entre los chakras 2A y 2B. El chakra sacro actúa como pareja del chakra púbico. En los puntos en que se unen los centros delantero y posterior, en el corazón del chakra o espina dorsal, la fuerza vital muestra su segundo impulso físico y su finalidad más poderosa: la del deseo de la unión carnal. Esta poderosa fuerza rompe las barreras autoimpuestas entre dos personas y las acerca. Por tanto, la sexualidad de cada persona está conectada con su fuerza vital. (Esto es aplicable, naturalmente, a todos los centros: cualquiera de ellos que esté bloqueado bloquea también la fuerza vital en el área relacionada.) Como el área pélvica del cuerpo es fuente de vitalidad, cualquier centro bloqueado en esta zona tendrá un efecto reductor de la vitalidad física y sexual. En la inmensa mayoría de los seres humanos, la energía sexual fluye en el orgasmo, cargándose y descargándose en el mismo a través de estos dos chakras sexuales. Este movimiento revitaliza y limpia el cuerpo en un baño energético. Despeja al sistema corporal de la energía atascada, los productos de desecho y la tensión profunda. El orgasmo sexual es importante para el bienestar físico de la persona.
El abandono mutuo en la profunda comunión de dar y recibir que tiene lugar en la relación sexual es una de las formas principales de que disponen los seres humanos para dar rienda suelta a la «separatividad» del ego y experimentar la unidad. Cuando se hace con amor y respeto por la exclusividad de nuestra pareja, constituye una experiencia maravillosa que supone la culminación del profundo y evolucionado impulso primordial del apareamiento físico y del profundo anhelo espiritual de unirse con la divinidad. Constituye la unión de los aspectos espiritual y físico de dos seres humanos.
Para quienes han logrado ya esa comunión y han pasado a otras fases a lo largo del sendero espiritual, algunas disciplinas espirituales, como el yoga Kundalini y la tradición tántrica, aseguran que esta descarga ya no es necesaria para el bienestar de la persona. (La mayoría de los seres humanos no entran en esta categoría.) Muchas prácticas espirituales recurren a la meditación para contener, transformar y reencauzar la energía sexual de forma que siga canales energéticos distintos. De este modo, se desplaza a lo largo de la corriente de fuerza vertical de la espina dorsal para transformarse en energía vibratoria superior que se
emplea entonces para construir los campos energéticos espirituales superiores. Esta es una práctica muy poderosa y potencialmente peligrosa, y es necesario contar con guía para realizarla. Gopi Krishna, en su libro Kundalini, habla de la transformación que experimenta de esta manera su semilla física, el esperma, convirtiéndose en energía espiritual, o Kundalini. Muchas prácticas espirituales abogan por retener el esperma, o semilla espiritual, para la transformación.
Bloqueo en los chakras 2A y 28. El resultado del bloqueo del centro púbico puede ser una incapacidad de alcanzar el orgasmo en la mujer que es incapaz de abrirse a la alimentación sexual de su pareja y recibirla. Probablemente no podrá conectar con su vagina y quizá no disfrute con la penetración. Tal vez se sienta más inclinada a gozar con la estimulación clitoridiana que con la penetración. Puede, incluso, que desee ser siempre la parte agresiva del coito, es decir, estar encima e iniciar la mayoría de los movimientos. Su distorsión en este caso consiste en que debe controlarse siempre. En estado saludable, deseará ser activa unas veces y receptiva otras, pero en este último caso sentirá un temor inconsciente a los poderes de su pareja. Con amabilidad, pacientes caricias y aceptación, su compañero podrá, poco a poco y a lo largo de cierto período de tiempo, abrir su chakra púbico para recibir la penetración y gozar con ella. La mujer debe superar también los sentimientos más profundos de temor y recelo con respecto a su pareja, que acompañan a su condición, para encontrar las imágenes de las que proceden dichos sentimientos, como se ha descrito antes en este capítulo. Con esto no estoy sugiriendo que la mujer no deba ser agresiva en el acto sexual. Me refiero, más bien, a un tipo de desequilibrio entre dar y recibir.
Cuando es el varón quien sufre un grave bloqueo de su chakra púbico, probablemente ello irá acompañado por el orgasmo prematuro o la incapacidad para lograr la erección. Siente temor, en algún nivel profundo, de dar suelta a toda su potencia sexual y, por tanto, la retiene. Es frecuente que su flujo energético se interrumpa, se atasque o se reencauce hacia la espalda, al exterior del chakra sacro, de manera que, en el orgasmo, dispara la energía por el segundo chakra posterior en vez de por el pene.
Esta experiencia es dolorosa en ocasiones, y ello produce aversión al orgasmo y evitación del coito, lo que, a su vez, provoca dificultades a otros niveles con su cónyuge, como sucede con la mujer no orgásmica. Naturalmente, a causa de la ley según la cual «los iguales se atraen», estas personas suelen juntarse y compartir sus problemas. Con demasiada frecuencia, una falsa solución ha consistido en culpar a la otra persona y tratar de encontrar otra pareja. Lo único que se consigue con ello es perpetuar la situación hasta que el «propietario» del problema reconozca que lo posee. En este punto se puede iniciar el trabajo de desenterrar las imágenes o creencias originarias.
En estos casos, contar con una pareja que acepte, comprenda y se comprometa intensamente es una bendición. Si ambas personas admiten su dificultad, en vez de culparse mutuamente, pueden centrarse en dar amor, comprensión y apoyo al otro, desarrollando así una nueva forma de relación mutua. Esta clase de crecimiento cuesta tiempo y paciencia. Requiere darse auténticamente, sin exigir que la otra persona satisfaga los deseos de uno. Luego, al crecer la mutua confianza y el autorrespeto abandonando los reproches y dando amor, la sexualidad se abre con normalidad y se produce un intercambio fructífero. No es inusual que uno de los centros esté cerrado cuando el otro está abierto.
Muchas veces ésta es justamente la forma en que los pares (delantero/posterior) de chakras funcionan en las personas. Se producirá un exceso de funcionamiento en uno y un defecto en otro, ya que la persona no puede soportar que ambos aspectos de un chakra funcionen al mismo tiempo. Por ejemplo, para algunas personas es muy difícil combinar una enorme potencia sexual con una actitud abierta a dar y recibir en el coito. Es frecuente que la potencia sexual se convierta en fantasía, en vez de permitir el momento del despliegue por el cual se sumerge el yo en las profundidades y los misterios personales de la pareja. Los seres humanos son maravillas infinitamente bellas y complejas. Rara vez nos permitimos internarnos con sencillez y sin inhibiciones por esa belleza y esa maravilla.
Por ejemplo, cuando el centro posterior es fuerte en la dirección de las agujas del reloj y el delantero es débil o está cerrado, la persona tendrá un fuerte impulso sexual y, probablemente, una gran necesidad de relaciones sexuales. El problema está en que esa gran cantidad de energía e impulso sexuales no va acompañada de la capacidad para dar y recibir sexualmente. Por tanto, será muy difícil satisfacer un impulso fuerte. Lo mismo es aplicable si el centro posterior es fuerte en la dirección contraria a la de las agujas del reloj; sin embargo, es posible que el impulso vaya acompañado de imágenes negativas, quizá violentas fantasías sexuales. Esto, por supuesto, dificulta aún más la satisfacción del impulso, y el poseedor de tal configuración puede sublimar en gran medida para evitar el asunto por completo a causa de la vergüenza que le producen esos sentimientos interiores. Por otra parte, la persona puede tener muchos compañeros sexuales, perdiendo entonces la posibilidad de la profunda comunicación entre dos almas en el acto sexual. Puede que rompa sus compromisos o que no sea capaz de establecerlos en relación con el sexo.