La Estructura Masoquista
El amor que recibía en la niñez la persona de carácter masoquista era condicional. Su madre era dominante y sacrificadora, hasta el extremo de controlarle sus funciones alimentarias y excretoras. Hizo que el niño se sintiera culpable de su autoafirmación o del intento de declarar su libertad. Todos sus esfuerzos por resistirse a la tremenda presión que le imponían fueron aplastados, lo que le hizo sentirse atrapado, derrotado y humillado. Su respuesta a esta situación fue contener sus sentimientos y su creatividad. De hecho intentó contenerlo todo, lo que le condujo a la ira y al odio. Exige ser independiente, pero interactúa con los demás y emplea expresiones corteses, que pronuncia con disgusto, casi como un gañido, para manipular indirectamente a los demás. Esto provoca las burlas de los otros, lo cual le permite enfadarse. Antes ya lo estaba, pero ahora le han dado el derecho a expresar su enojo. Por tanto, se encuentra atrapado en un ciclo que el mantiene en una situación de dependencia.
Por la parte negativa, esta persona es de las que sufren, gimotean y se quejan; permanece sumisa de cara al exterior, pero en realidad no se someterá jamás. Dentro de ella se encuentran bloqueados fuertes sentimientos de rencor, negatividad, hostilidad, superioridad y miedo a explotar en violenta furia. El sujeto puede ser impotente y sentirse fuertemente atraído por la pornografía. Si se trata de una mujer, es probable que no tenga orgasmos y piense que su sexualidad no es limpia.
Su queja en el momento de iniciar la sesión de curación es la tensión. Desea liberarse de ella, pero, inconscientemente, cree que liberarla y aceptar lo que lleva dentro conducen a la sumisión y la humillación. Por tanto, sin que se dé cuenta de ello, el propósito negativo del individuo masoquista es seguir bloqueado y «amar la negatividad». Ello da lugar al doble lazo que se expresa de la siguiente manera: «Si me enfado, me humillarán; si no, me humillarán también». Para resolver terapéuticamente este problema necesita hacerse positivo, ser libre y abrir su conexión espiritual.
En el proceso terapéutico, la primera capa de personalidad que se encontrará será la máscara que dice:
«Me mataré (lastimaré) antes de que me maten (lastimen)». Después de un poco de trabajo de terapia centrado en la exploración de su paisaje interior, el yo inferior o yo sombra se hará consciente y dirá: «Te mostraré mi rencor y te provocaré», lo que en su momento liberará al ser superior, que resolverá la
situación con la expresión: «Soy libre».
Físicamente, el masoquista es fuerte y compacto, con músculos superdesarrollados y el cuello y la cintura acortados. Soporta grandes tensiones en el cuello, la mandíbula, la garganta y la pelvis, que está metida por abajo. Sus nalgas son frías. Su energía se estrangula en la zona de la garganta y su cabeza aparece adelantada.
Desde el punto de vista psicodinámico se retrae y se atasca en un pantano en el que gime, se queja, oculta sus sentimientos y provoca. Si su provocación tiene éxito, tendrá una excusa para explotar. No es consciente de su provocación y piensa que lo que intenta hacer es agradar.
El campo energético de la estructura masoquista
Su energía principal está interiorizada. Es hipoactivo, aunque su interior se halla en ebullición. El campo de la estructura masoquista (figura 13-7) está totalmente hinchado. El cuerpo etéreo es denso, grueso, basto y con tonalidades más grises que azules. El cuerpo emocional es pleno y multicolor y se distribuye de manera bastante equitativa, como lo hace el cuerpo etéreo. El cuerpo mental es amplio y brillante, incluso en la parte inferior del cuerpo. El intelecto y las emociones están más integrados. El cuerpo celestial es brillante y rodea todo el cuerpo con colores malva, marrón y azul. El huevo está totalmente hinchado y tiene un color dorado oscuro. Se inclina ligeramente hacia la parte baja y forma más una forma oval que ovoide. Su borde exterior está fuertemente definido con un cierto exceso de tensión y grosor.
Los chakras que el masoquista suele tener abiertos antes de iniciar el trabajo de proceso del núcleo son la frente y el plexo solar, y es posible que su centro sexual posterior esté parcialmente abierto. Por tanto, funciona con los aspectos mental, emocional y volitivo de la personalidad. La pauta de actividad energética del cerebro muestra movimiento en las áreas frontal, parietal y ventricular, y una parte de dicha actividad se extiende hasta un área central pequeña en el occipucio, que está rodeado de un área menos activa. Los sistemas de defensa comúnmente empleados por el masoquista son los tentáculos, un retraimiento silencioso, pero evidente, y los dardos verbales.
La tarea vital y el yo superior del carácter masoquista
El masoquista necesita autoliberarse de la humillación dando rienda suelta a su agresividad. Necesita expresarse activamente en cualquier forma que convenga a su fantasía y cuando quiera.
El paisaje interior de un carácter masoquista es como una filigrana de plata y oro. Su fuerza creativa se expresa en delicados y complicados dibujos, cada uno de ellos lleno de distinción personal y buen gusto. Cada matiz tiene su importancia. Cuando dé a conocer esta creatividad altamente desarrollada, el mundo
quedará asombrado. Las energías de su yo superior están llenas de cariño hacia los demás. Es un negociador natural, de gran corazón. Es muy cooperativo y tiene muchísimo que dar, tanto en energía como en comprensión. Rebosa de profunda compasión y, al mismo tiempo, tiene gran capacidad para la diversión y la alegría. Tiene capacidad para protagonizar travesuras y ocurrencias creativas. Mostrará todos estos dones y se superará en lo que quiera que emprenda.
La estructura rígida
La persona con una estructura de carácter rígida experimentó en la niñez el rechazo de su progenitor del sexo opuesto. La experiencia fue vivida como una traición al amor, ya que el placer erótico, la sexualidad y el amor son la misma cosa para un niño. A fin de compensar este rechazo, decidió controlar los sentimientos implicados (dolor, furia y buenos sentimientos) a base de contenerlos. La rendición es algo que atemoriza a esta persona, porque implica tanto como liberar de nuevo todos esos sentimientos. Por tanto, no tratará de alcanzar directamente lo que necesita, sino que recurrirá a manipulaciones para obtener lo que desea. El orgullo está asociado con los sentimientos amorosos. El rechazo del amor sexual hiere su orgullo.
Desde el punto de vista psicodinámico, la persona rígida reprime sus sentimientos y acciones para no parecer tonta. Tiende a ser mundana, con muchísima ambición y agresividad competitiva. Dice: «Soy superior; lo sé todo». En su interior siente un profundo terror a ser traicionada; ha de evitar la
vulnerabilidad a toda costa. Le aterra que le hagan daño.
Mantiene orgullosamente la cabeza alta y la espina dorsal recta. Muestra un alto grado de control exterior y una fuerte identificación con la realidad física. Utiliza esta fuerte posición del ego como excusa para evitar el descontrol. Teme los procesos involuntarios internos del ser humano que no son determinados por el ego. El yo interior del individuo se encuentra tapiado para evitar la filtración, hacia fuera o hacia dentro, de los sentimientos. Realizará el acto sexual con desprecio, no con amor.
Al retener sus sentimientos lo único que logra es crear más orgullo. Exige amor y sentimientos sexuales de los demás, pero cuando interactúa con ellos recurre seductoramente a modelos comparativos para no comprometerse. Esto conduce a la competición, no al amor. Entonces se siente herido y se hace más competitivo. Se encuentra metido en un círculo vicioso que no le da lo que desea.
Su queja en el momento de iniciar la sesión de curación (si es que acude a ella) se expresa como falta de sentimientos. Desea rendirse a ellos, pero cree que lo único que logrará será que le hagan daño, por lo que su propósito negativo se expresa así: «No me rendiré». Elige el sexo antes que el amor, pero eso no le satisface. De este modo aparece el doble lazo que dice: «Cualquier cosa que elija estará mal».
Rendirse será doloroso; encerrarse en el orgullo cortará la vía a los sentimientos. Para resolver terapéuticamente este problema necesita conectar su corazón con sus genitales.
En el proceso terapéutico, la máscara dirá: «Sí, pero… ». Algún tiempo después, el yo inferior o yo sombra emergerá y se hará consciente. Dirá: «No te amaré». Luego, a medida que los sentimientos empiecen a fluir como consecuencia del trabajo corporal, el ser superior resolverá la situación diciendo:
«Me comprometo, te amo».
El cuerpo está armoniosamente proporcionado, tiene mucha energía y se halla integrado. Puede tener dos tipos de bloques: la armadura en planchas de acero sobre el cuerpo, o la cota de mallas, como un traje tejido con cadenas que cubren el cuerpo. La pelvis está inclinada hacia atrás y es fría.
El campo energético de la estructura rígida
La energía principal está retenida en la periferia, alejada del núcleo. La persona que posee una estructura rígida (figura 13-8) es hiperactiva y se caracteriza por su equilibrio e integración, como lo demuestra su aura fuerte y brillante, en su mayor parte distribuida sobre y por todo el cuerpo. El campo etéreo es fuerte, amplio y equilibrado, con un color gris azulado y un grosor mediano. El cuerpo emocional presenta un equilibrio sereno y se halla equitativamente distribuido. Puede no ser tan colorido como en otras estructuras si la persona no se ha esforzado por abrir sus sentimientos. Quizá sea más amplio en la parte posterior de la persona, puesto que allí todos los centros están abiertos. El cuerpo mental está desarrollado y es brillante. El cuerpo celestial puede no ser tan brillante si la persona no ha abierto gran parte de su amor incondicional o su espiritualidad, El huevo del patrón causal o cetérico es fuerte, elástico, muy bien formado y de brillantes colores: plateado- l dorado con predominio de la última tonalidad.
Los chakras del carácter rígido que probablemente están abiertos antes de iniciar el trabajo de proceso son los chakras volitivo y sexual posteriores y los mentales. Por tanto, vive sobre todo por su mente y su voluntad. La corona y el plexo solar pueden estar abiertos o no. Cuando la persona da comienzo al trabajo de proceso y a la apertura de sus sentimientos se empiezan a abrir los centros de sentimientos frontales.
La pauta de actividad cerebral muestra amplios movimientos en los lados y en la parte posterior central del cerebro. En determinados casos, los lóbulos frontales son también muy activos, dependiendo del área vital en la que haya decidido concentrarse la persona. Si ha sido en los logros intelectuales, esta área será igual de brillante y activa; en caso contrario, será la segunda con mayor actividad. Si la persona ha perseguido el desarrollo en las artes, como la pintura, la música u otras formas creativas, se encuentran más brillantes los lóbulos laterales. He comprobado que las personas crecen y adquieren más luz a medida que trabajan en su proceso; las pautas de actividad cerebral resultan más equilibradas, con movimientos en las áreas lateral, frontal y occipital. Empiezan a construirse puentes directamente a través de la cabeza para formar, vistos desde arriba, una cruz. He comprobado que cuando una persona inicia el desarrollo de su espiritualidad y tiene experiencias de este tipo, por ejemplo mediante la meditación, aumenta la actividad en el área central del cerebro. Los sistemas energéticos de defensa más utilizados por la persona rígida son la exhibición de la fuerza de voluntad, la contención dentro de límites y, en ocasiones, la histeria (como se ve en la figura 12-3).
La tarea vital y el yo superior del carácter rígido
La persona de carácter rígido tiene necesidad de abrir los centros de sentimiento y dejar que éstos fluyan y sean vistos por los demás. Necesita compartir sus sentimientos, cualesquiera que sean. Esto permitirá que las energías fluyan adentro y al exterior del núcleo de su ser y liberen la exclusividad del yo superior. El paisaje interior del carácter rígido contiene aventura, pasión y amor. Hay montañas que escalar, causas que defender e idilios que alimentar. Volará, como Ícaro, hacia el Sol. Conducirá a la gente hacia la tierra prometida, como Moisés. Su amor y su pasión por la vida inspirarán a los demás. Por tanto, será un líder natural en casi cualquier profesión que elija. Será capaz de establecer profundos contactos con otras personas y con el universo. Podrá jugar en el universo y disfrutar plenamente de la vida.
Cuando se esté procediendo a la curación sirve de gran ayuda tener presente la estructura general del carácter del paciente. De este modo, como terapeuta, podrá usted determinar la curación específica para cada persona y lograr con ello que el proceso curativo resulte más eficaz. El mero hecho de enfocar la curación de acuerdo con la relación de cada paciente con sus límites es una extraordinaria ayuda. La persona que tiene una estructura de carácter esquizoide necesitará que se identifiquen y refuercen sus límites. Tendrá necesidad, además, de que se le reafirme su realidad espiritual. Algo que resulta de gran ayuda en este sentido es la elevada percepción sensorial. También hay que cargar el aura esquizoide y enseñarle a retener la carga. Es necesario detener las fugas de energía, cargar el aura del carácter oral y abrir los chakras. Hay que reforzar los límites. Es preciso enseñar a la persona la sensación que produce estar abierta, para que pueda aprender a mantener los chakras abiertos mediante el ejercicio y la meditación.
La persona oral requiere mucha palpación. La que tiene una estructura de carácter desplazada necesita cargar la mitad inferior de su campo, abrir los chakras inferiores y aprender a vivir más a través del corazón que de la voluntad. Cuando se trata de una estructura de carácter desplazada es muy importante mostrar gran ternura en las cuestiones sexuales. Hay que tratar el segundo chakra con cuidado, comprensión y aceptación. El terapeuta debe ser muy sensible y cuidadoso al palpar la mitad inferior del cuerpo. La persona que posee un campo energético masoquista debe aprender a desplazar y liberar toda la energía que ha bloqueado. Es necesario, sobre todo, respetar sus límites; no tocar nunca si no se tiene permiso para ello. Cuanto más pueda curarse a sí mismo, más rápidamente y mejor sanará. Su curación estará siempre relacionada con la creatividad oculta en su interior, que debe salir y expresarse.
Es necesario suavizar el aura del carácter rígido. Éste ha de abrir el chakra cardiaco y conectar con el amor y otros sentimientos. El sanador tiene que activar la segunda capa del aura y dar conciencia a su actividad. Debe hacerlo lentamente, dejando que experimente sentirnierrtos durante breves períodos de
tiempo. Mediante la imposición de manos, hay que llegar a las energías de núcleo más profundas de la personalidad. Es importante que el sanador acepte amorosamente la personalidad cuando tiene sus manos apoyadas en el cuerpo.
Más allá de la estructura de carácter
A medida que cada persona trabaja psicodinámica, física y espiritualmente en sí misma, el aura cambia. Se hace más equilibrada y los chakras se abren cada vez más. Las imágenes y los conceptos erróneos sobre la realidad en el interior de nuestro sistema negativo de creencias se despejan creando más ligereza, menos estancamiento y vibraciones más altas en el campo energético, que se hace más elástico y fluido. La creatividad aumenta a medida que crece la eficiencia del sistema metabolizador de energía. El campo se amplía y empiezan a producirse cambios más profundos.
Muchas personas empiezan a tener en el centro de la cabeza un punto luminoso dorado-plateado, que crece hasta convertirse en una brillante bola de luz. A medida que se desarrolla la persona, la bola se va haciendo más grande y se extiende más allá del cuerpo. Parece una semilla que aporta luz y desarrolla el cuerpo celestial para convertirlo en un órgano más avanzado que empieza a percibir y, por ende, a interactuar con la realidad que se encuentra más allá del mundo físico. Parece que el emplazamiento de esta luz se encuentra en el área de la raíz de los chakras de la corona y el tercer ojo, donde están situadas las glándulas pituitaria y pineal. Conforme el cuerpo mental se hace más brillante, las sensibilidades para con la realidad situada más allá de lo físico se van desarrollando. La forma de vivir de uno cambia a un flujo natural de intercambio de energía y transformación con el universo. Empezamos a vernos como un aspecto único de éste, completamente integrados con el todo. Consideramos nuestro sistema energético como un sistema de transformación que recoge la energía del entorno, la fragmenta, la transforma y la resintetiza luego para enviarla al universo en un estado espiritual más elevado. Así, cada uno de nosotros es un sistema vivo de transformación. Como la energía que transformamos tiene conciencia, es ésta la que modificamos en realidad. Somos, en verdad, una materia espiritualizante.
La estructura de carácter y la tarea vital
Cada estructura de carácter es el modelo de un sistema de transformación que ha salido mal. Primero bloqueamos la energía, que se atasca y pierde velocidad dentro de nuestros sistemas energéticos. Este bloqueo se produce porque vivimos conforme a nuestras creencias negativas. Verdaderamente estamos fuera de la realidad muchísimo tiempo, pues vivimos y reaccionamos ante el universo como creemos que es, no como es en realidad. Pero esto no da resultado a la larga. Al hacerlo así creamos dolor en nuestras vidas. Tarde o temprano escucharnos el mensaje que nos dice que estamos haciendo algo mal. Podemos cambiarnos y cambiar nuestros sistemas energéticos para aliviar el dolor. Desbloqueamos nuestros sistemas y transformamos la energía. Al hacerlo, no sólo despejamos nuestras creencias negativas personales, sino que influimos también en las que nos rodean de forma positiva. Así transformamos la energía.
Cuando empezamos a liberar nuestros bloques realizamos nuestra tarea personal. Se libera nuestra energía de manera que podemos hacer lo que siempre deseamos en la vida: ese profundo anhelo que hemos tenido desde la infancia, ese sueño secreto; esa es la misión de uno en la vida. Eso que usted ha querido hacer más que cualquier otra cosa es su tarea vital. Es para hacerlo para lo que vino. A1 despejar sus bloques personales abre el camino hacia 1a consecución de su más profundo anhelo. Deje que sea éste el que le guíe.
Usted ha proyectado su cuerpo y su sistema energético como una herramienta para realizar su tarea vital. Dicha herramienta está formada por la combinación de energía-conciencia que mejor convenga a aquello para cuya realización se ha encarnado usted. Nadie más posee esa combinación, y ninguna otra persona desea hacer precisamente 1o que usted anhela. Usted es único. Cuando desbloquea el flujo energético del sistema de energía que ha creado para su tarea, también pone trabas a ésta. Las pautas generales del bloqueo que hacen las personas se denominan estructuras de carácter y sistemas de defensa. Son todas las formas en que habitualmente se separa a sí mismo de lo que vino a hacer a nivel de 1a tarea mundial.
También son manifestaciones directas de aquello que no conoce de la vida y que ha venido a aprender. Por tanto, tiene la lección cristalizada en su cuerpo y su sistema energético. Ha construido y adaptado su cuarto de estudio de acuerdo con sus propias especificaciones. Vive dentro de él.
Como aprenderá, los bloques energéticos conducen en su momento a1 desorden físico. Por contra, se pueden rastrear estos desórdenes hasta su estructura de carácter o la forma en que se bloquea sus energías creativas. En consecuencia, cualquier enfermedad que tenga puede estar directamente relacionada con su tarea vital. Se relaciona, a través de su sistema energético, con su anhelo más profundo. Está enfermo porque no sigue ese deseo más hondo. Por tanto, 1e pregunto de nuevo qué es lo que más anhela hacer con su vida, más que ninguna otra cosa del mundo. Averigüe cómo se detiene a si mismo. Despeje esos bloques. Haga lo que desea y se sentirá bien.