La Causa de la Enfermedad
«Cuando el Señor te haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, no se esconderá ya tu maestro; pues tus ojos lo verán y tus oídos escucharán una palabra detrás de ti que dice: este es el camino, síguelo, tanto si vas a la derecha como si vas a la izquierda». Isaías 30:20-21
Introducción
LA CAUSA DE LA ENFERMEDAD
La enfermedad es, desde la perspectiva de un sanador, un desequilibrio. Y éste es el resultado de olvidarse de quién es uno. Este olvido crea pensamientos y acciones que conducen a una forma de vida insana y, en su momento, a la enfermedad. En sí misma, la enfermedad es la señal de que uno está desequilibrado por haberse olvidado de quién es. Se trata de un mensaje directo que no sólo nos dice la forma en que estamos desequilibrados, sino que nos muestra, además, los pasos que debemos dar para volver al yo real y a la salud. Esta información es muy específica si se sabe cómo acceder a ella con seguridad.
Por tanto, se puede entender la enfermedad como una lección que uno se da a sí mismo para ayudarse a recordar quién es. Podemos pensar inmediatamente en todo tipo de excepciones a esta afirmación. Pero, en su mayoría, tales excepciones te limitarán a una percepción de la realidad que únicamente incluye este tiempo vivido particular y sólo la vida del cuerpo físico. Por contra, la finalidad que persigo es más trascendental. Las afirmaciones que anteceden sólo podrán ser entendidas de forma plena y saludable si se acepta ya a sí mismo como existente más allá de las dimensiones físicas del tiempo y el espacio. Sólo se pueden sentir esas afirmaciones como amor si te incluyen a ti como una parte del todo y, por ende, como el todo. Se basan en la idea de que individualización y plenitud son la misma cosa.
Es decir, el todo está formado a priori por partes individuales y éstas, por tanto, no son sólo parte de aquél, sino que, como un holograma, son realmente el todo.
La curación se convirtió, primero, en una ampliación de la terapia, para pasar luego a ser el núcleo central de toda terapia, pues alcanza a todas las dimensiones del alma y del cuerpo mucho más allá de lo que podía llegar la terapia. Mi trabajo se hizo evidente: estaba curando el alma o convirtiéndome en un canal para ayudar a que el alma recordara, en los momentos en que se olvida y se aparta del camino en la enfermedad o el malestar, quién es y adónde se dirige. Este trabajo me ha resultado muy gratificante, llenándome de éxtasis al experimentar las elevadas energías que acuden a la sanación. Al mismo tiempo, es un desafío personal enfrentarse al dolor de una terrible enfermedad física, que el sanador debe experimentar hasta cierto punto para curar. Tuve que permitirme ver la tremenda energía y los desequilibrios espirituales con que viven muchas personas. La humanidad lleva consigo un terrible dolor, sufre de soledad y siente un profundo deseo de libertad. El trabajo del sanador es un trabajo de amor. Llega al interior de esas dolorosas áreas del alma y reaviva suavemente la esperanza. Hace que despierte de nuevo la antigua memoria de quién es el alma. Toca la chispa de Dios en cada célula del cuerpo y le recuerda con cariño que ya es Dios y, al serlo, fluye inexorablemente con la Voluntad Universal hacia la salud y la plenitud.
En las lecciones que siguen expondré el proceso patológico y el de curación. Comentaré en detalle la elevada percepción sensorial, cómo actúa y cómo la puedes aprender. También presentaré la visión de la realidad de Heyoan.
LA SEPARACIIÓN DE LA REALIDAD
La idea aportada por la mecánica newtoniana de que el universo está compuesto de bloques materiales separados se quedó anticuada a principios del siglo xx. Nuestros científicos han presentado abundantes evidencias que demuestran que todos estamos interconectados de forma permanente; no somos seres separados, sino individualizados. Sólo nuestras viejas costumbres newtonianas de pensar nos conducen a estos conceptos de separación del todo. Sencillamente, no son verdaderos. Permíteme que te muestre un ejemplo de lo que puede lograrse interpretando la autorresponsabilidad desde el punto de vista de la separación.
Suponte que un niño pequeño enferma de SIDA a causa de una transfusión de sangre. Si se interpreta este caso desde el punto de vista de la separación podríamos considerarlo como una pobre víctima.
Examinado desde la versión popularizada de la autorresponsabilidad, la reacción podría expresarse así: «Bien, él lo ha originado, por tanto, es culpa suya». Sin embargo, desde la perspectiva del holismo diríamos: «¡Qué dura lección han elegido esa valiente alma y su familia para aprender de su mayor realidad! ¿Qué puedo hacer para ayudarles en todo lo posible? ¿Cómo puedo amarles mejor? ¿Cómo puedo ayudarles a recordar quiénes son?». Cualquiera que considere la vida de esta manera no encontrará contradicciones entre la responsabilidad y el amor, pero sí una gran diferencia entre la responsabilidad y la culpa.
El punto de vista de la individualización y el holismo promete respeto y aceptación de cualquier cosa que experimenten otros seres humanos. Por contra, frases como «¡Tú creaste tu cáncer; yo no hubiera hecho algo así!» se dicen desde la perspectiva de la separación, no de la individualización. La separación promueve miedo y victimismo; un miedo y un victimismo que sólo cuentan con el apoyo de la ilusión de ausencia de poder. La responsabilidad y la aceptación promueven poder desde dentro para crear la propia realidad. Así, si el lector tuviera algo que ver inconscientemente en hacer que las cosas sean como son, tendría muchísimo que ver con la creación de las cosas de la forma que desea que sean. Veamos con mayor claridad el proceso del olvido.
Cuando somos niños, los que nos rodean sólo verifican una pequeña parte de nuestra experiencia interna. Esto crea una lucha interior entre la propia conservación y la confirmación procedente de los demás. Durante la infancia necesitábamos muchísima confirmación: estábamos en una fase de aprendizaje y éste se basaba en la confirmación que nos llegaba del mundo exterior. En consecuencia, o creábamos mundos secretos de fantasía o rechazábamos gran parte de la realidad interna no confirmada y encontrábamos la forma de almacenarla para poderla verificar más tarde. Otra forma de explicar el proceso es que bloqueábamos y manteníamos al margen nuestras experiencias, fueran éstas imágenes, pensamientos o sentimientos. El bloqueo nos separaba de forma efectiva, como un muro, de aquella parte de la experiencia, al menos temporalmente. Nos tapiábamos para separarnos de nosotros mismos. Lo cual constituye otro modo de decir que olvidamos quiénes somos. El efecto de estos bloques, cuando se contemplan desde el punto de vista aural, es alterar el saludable flujo de energía que corre por el campo aural, lo que desemboca en la enfermedad. Se convierte en lo que a veces se denomina alma sustancia estancada. Son las «manchas» de energía-conciencia que se separan del resto de nosotros
Examinemos el proceso empleando la idea de la Gestalt sobre la pared.
Cuando la persona experimenta alguna incomodidad, lo que está experimentando es, en cierto modo, la pared que levantó entre su yo integrado mayor y una parte de sí mismo. Esa pared sirve para contener una parte de usted en la que no desea integrar su experiencia en tal momento. Con el tiempo, la pared se convierte en muro y usted olvida que lo que se ha tapiado es una parte de si mismo; es decir, ha creado más olvidos. Empieza a dar la sensación de que lo que ha quedado emparedado es algo procedente del exterior; parece que el muro impide que salga alguna fuerza externa pavorosa. Estas paredes internas se crean a lo largo de eones de experiencias del alma. Cuanto más tiempo permanezcan, más parecen guardar algo que no sea el yo separado del yo. Cuanto más tiempo se mantengan, mayor sensación darán de que crean seguridad, pero solidificarán en mayor medida la experiencia de la separación.
Ejercicios para que explores tu pared interna
Para explorar tus paredes, puedes recurrir al siguiente ejercicio. Trae a su memoria alguna situación particularmente desagradable, sea alguna con la que estés debatiéndote en la actualidad o alguna del pasado que quedó sin resolver. Empieza por experimentar cómo te parecía esa situación, retrátala en tu mente, escucha las palabras o los sonidos relacionados con dicha experiencia. Busca dentro de ésta el miedo que contiene. El miedo es la sensación de estar separado. A medida que seas capaz de retrotraerte a ese estado atemorizado, empiezas a percibir también un muro de miedo.
Tócalo, gústalo, míralo, huélelo. Detecta su textura y su color. ¿Es claro u oscuro, afilado o duro? ¿De qué está hecho? Conviértete en el muro. ¿Qué piensa, dice, ve y siente? ¿Qué piensa esta parte de tu conciencia acerca de la realidad?
Heyoan ha dado la siguiente explicación sobre la pared:
«Volvamos a la idea de la pared que tú mismo has creado para mantener lo que considerabas, en el mornento de crearla, un equilibrio interior, pero que realmente mantiene un desequilibrio externo, como un dique o una presa en los que un nivel de agua está más alto que el otro. Por tanto, puedes verte a ti mismo detrás de este muro y dentro de una gran inundación, una gran presión de poder de algún tipo en el exterior.
Tu muro aporta entonces lo que piensas que le falta en el nivel interno. Dicho de otro modo, hay un gran poder que avanza hacia ti y piensas que tu poder es menor que el suyo.
Entonces construyes un muro para protegerte, como si te encontraras en un castillo medieval que está sufriendo un ataque. Tú, que estás dentro del muro, debes explorar en primer lugar l a esencia de éste,
porque es creación tuya. Ha sido creado de tu propia esencia y está lleno de afirmaciones; afirmaciones de lo que debes hacer para mantenerte seguro. Lo maravilloso de todo esto es que esa pared ha sido creada con tu esencia y contiene poder en su interior que puedes trans formar y redistribuir para que sirva de base de sustentación para el poder del yo interno. O bien puedes considerar que es la escalera que conduce al interior del yo interno, donde ya existe ese poder. Es otra forma de decirlo, dependiendo de qué metáfora te vaya mejor. Por tanto, permaneces sentado detrás de tu muro de seguridad y, al mismo tiempo, te sientas encima, porque tú eres ese muro. Es, por tanto, el puente de la conciencia entre lo que dices tú en cuanto muro y lo que dices en cuanto persona interior que está siendo protegida».
Ejercicios para que derribes tu muro interno
Mantén una charla entre tu como muro y tu como persona interna. Cuando lo hayas hecho plenamente, te sugerimos que tengas la misma conversación entre tu y lo que hay detrás del muro, e incluso entre el muro y lo que haya detrás, y que prosigas con estas conversaciones hasta que se conviertan en un fluido que atraviese dicho muro.
«Ahora puedes ver este muro simbólicamente en la escena psicodinámica. También puedes verlo como representativa de ese muro que se alza entre quién eres y quién crees ser, porque tú eres asimismo el poder del otro lado del muro, cualquiera que sea su forma. Tienes poder dentro de él, no poder sobre él. El muro representa la creencia en el poder que se ejerce sobre algo, el poder de la separación; he aquí una de las principales enfermedades del plano terrestre en esta época, la enfermedad del poder sobre algo. Así, si puedes encontrar esta metáfora dentro y fuera de ti, no sólo en el nivel psicodinámico, sino también en los niveles espiritual y del mundo, puedes usarla como herramienta para la autoexploración y la propia curación. Puedes utilizarla como elemento que te ayude a recordar quién eres.»
Echemos un vistazo al muro desde el punto de vista aural. Corno se ha dicho más arriba, se puede considerar que el muro es una especie de bloque de energía en el aura. En el proceso de penetrar en el muro, experimentarlo y estimularlo, el lector también está iluminando el bloque. El bloque que se observa en el campo aural empieza a moverse y se para, interrumpiendo el flujo natural de energía.
Estos bloques existen en todos los niveles del aura. Se afectan mutuamente de una capa a otra. Observemos a continuación cómo un bloque de una capa del aura (que, naturalmente, se expresaría en la realidad de dicha capa, es decir, como pensamiento, creencia o sentimiento) puede llegar a causar enfermedad en el cuerpo físico.
Alimento para la mente
1. ¿Cuál es la causa de la enfermedad?
2. ¿Cuál es la naturaleza de tu muro interior?
3. Mantén una conversación con tu muro. ¿Qué dice tu muro? ¿Qué dice la parte de ti que se sitúa detrás del muro? ¿Qué dice la parte de ti que se sitúa fuera del muro? ¿De qué tipo de elementos negativos crees que te protege el muro? ¿Qué naturaleza tiene el poder que has encerrado dentro de los límites de tu muro? ¿Cuál piensas que es la forma en la que tú puedes liberarlo?