¿Quién está curado?
El sanador debe recordar que para lo que trabajamos es para curar el alma. Es importante que los sanadores entiendan la muerte en ese sentido y que traten a la persona total, no a su encarnación. La curación no ha de abandonarse por el mero hecho de que el paciente se esté muriendo físicamente.
Cuando se trata de entender lo que hacemos como sanadores, es importante tener presentes dos cosas: en primer lugar, que existe un profundo significado en la experiencia de la enfermedad que tenga cada persona; en segundo lugar, que la muerte no implica fracaso, sino una probable curación. Para recordar esto, el sanador debe vivir en dos mundos, el espiritual y el físico. Sólo estando centrado dentro de sí mismo y del universo podrá pasar por la experiencia de ser testigo ininterrumpido del profundo dolor que se halla tan extendido en la humanidad. Hice a mi amigo Emmanuel la siguiente pregunta al respecto:
«¿Si creamos nuestra enfermedad, no será acudir al sanador una forma de desviarnos del trabajo en nosotros mismos, de actuar sobre la fuente de la enfermedad’?».
Emmanuel contestó: «Todo depende de por qué se acude al sanador, y a quién se recurre. Es una estupenda pregunta y, si se me permite decirlo, es la pregunta que nuestro sanador se ha hecho a sí mismo en innumerables ocasiones. ¿Qué es la responsabilidad y, en consecuencia, qué hay que dar y qué se debe recibir?; y si se visualiza algo, ¿debemos darlo a conocer? Las preguntas son infinitas y,
sin embargo, hay una realidad fundamental básica que debe tranquilizar. Cuando llega el momento de comprender que quizá exista otra forma de curar, ello quiere decir que se ha abierto la puerta, que la conciencia ha llegado más allá de lo físicamente manifestado por los médicos. Ahora bien, no estoy denigrando en modo alguno a la profesión médica. Los doctores hacen un excelente trabajo; algunos están guiados en gran medida, y no tienen reparos en admitirlo en privado. Hay otros que, aunque practiquen la profesión médica o cualquier otra para ganarse la vida, simplemente no tienen conciencia de determinadas cuestiones y, en ciertos casos, ya no podrán tenerla. Lo que no quiere decir que sean malintencionados, crueles, depravados o perversos; sólo significa que no han llegado a tal área de conocimiento. Le incumbe a usted, lector, estar en disposición de bendecirles y seguir su propio camino en busca de alguien a quien considere más compatible con su conciencia, y todos sabemos cómo hacerlo. Al encontrar la llamada para pasar al área de la curación espiritual (no digo curación psíquica, sino curación espiritual) se produce la conciencia espiritual, y el sanador y los espíritus que están allí para trabajar con él le dan a usted la bienvenida. Ahora bien, frecuentemente no se produce la curación esperada. A menudo se produce, quizá, una identificación y un alivio de la incomodidad, pero no un milagro. ¿Qué quiere ello decir? Significa que en un determinado punto existe un límite para la conciencia. Significa que hay algo más que aprender; que hay algo más que saber. Porque cada cuerpo físico es un aula, y cada enfermedad, una lección. No en sentido punitivo, ya que el texto lo ha escrito uno mismo; es usted quien ha elegido su propio cuerpo para llevar con él toda la debilidad que, ciertamente, se puede decir que es genética, ya que su abuelo o su abuela tenían algo de ella. Pero recuerde que también a ellos los eligió usted. Por tanto, ¿tiene que confiar en su cuerpo no sólo en la enfermedad, sino especialmente en ella, por lo que le dice? Hay muchas formas de escuchar esto, y un sanador espiritual cualificado puede tener la máxima eficacia en este caso ayudándole a escuchar lo que su cuerpo le dice. Usted es, a decir verdad, uno de los que mejor puede entenderlo, ya que su cuerpo se ha formado dentro de su lenguaje y es a usted, directamente, a quien está hablando. Sin embargo, un especialista en curación espiritual puede alterar de nuevo esa conciencia de la unicidad y alinearla con la verdad. La capacidad de mantener esa verdad o de. curar un cuerpo enfermo en ese momento depende de tantos factores que ahora no podría ni empezar a enumerarlos. Pero usted mismo está perfectamente capacitado para hacerlo. Si, en último caso, se produce lo que en términos humanos se denomina un fallo (si alguien, Dios no lo quiera, muere) debe usted considerarlo como un afortunado acontecimiento. Su alma ha culminado la tarea y está esperándole un nutrido y jubiloso comité para darle la bienvenida en su realidad primaria. Después de todo, su ser físico no estaba destinado a ser infinito. No ha venido usted a este mundo para permanecer eternamente vestido con esa ropa. Confío en que ello le complazca. Por tanto, no hay fallos en la curación espiritual, sino sólo pasos. No le asuste realizar la imposición de manos en otros con amor y compasión. No dude en rogar por alguien. No exija resultados, porque no hay forma de saber con seguridad lo que necesita cada alma concreta. Entiendo que ello exige -o tal vez parece exigir- una increíble cantidad de fe».
A medida que el cuerpo y la mente incrementan su purificación mediante los procesos transformadores descritos en este libro, aumenta la cantidad de poder que fluye a través del sanador, como sucede con la gama de vibraciones. Cuanto más alto sea el poder, más efectividad tendrá la curación y más sensible será el sanador.
Cada vez que he recibido una nueva visión interior y poder, dicha visión llegó después de una prueba iniciada por mí misma.
Para realizar esas pruebas hemos de ser meticulosamente sinceros con el yo. Es con las pequeñas autodesilusiones, en las que tratarnos de apartar la mirada del propósito o acciones del propio yo inferior, con las que traicionamos nuestra integridad y reducimos nuestro poder interior. Cada prueba está relacionada con las cuestiones que estemos tratando en nuestras vidas en un momento determinado; proyectamos nuestras propias pruebas de manera que, cuando hemos aprendido, nuestra preparación es incuestionable.
Ejercicios para que el lector averigüe si está preparado para ser sanador
¿Hasta qué punto soy sincero? ¿Qué tal uso mi voluntad en alineación con la voluntad universal? ¿Cómo utilizo mi poder? ¿Es bueno mi amor? ¿Hasta qué punto? ¿Soy capaz de dar amor sin condiciones? ¿Respeto la autoridad de aquéllos a quienes he elegido para que aporten la autoridad necesaria para aprender de ellos? ¿Puedo hacerlo sin traicionar mi propia autoridad interior? ¿Cómo traiciono mi integridad? ¿Qué es lo que anhelo? ¿Qué quiero crear en mi vida? ¿Cuáles son mis limitaciones como mujer, como hombre, como ser humano, como sanador? ¿Respeto la integridad, el poder personal, la voluntad y las decisiones de mis pacientes? ¿Me considero un canal que evoca el poder del interior del paciente de forma que se cure a sí mismo en último término? ¿Cuál es mi apuesta personal en lograr la curación de alguien? ¿Considero la muerte como un fracaso?
Ejercicios para considerar la naturaleza de la curación
¿Qué es un sanador? ¿Qu é es una curación? ¿Cuál es la finalidad principal de una curación? ¿En qué consiste practicar una curación?
¿Quién cura? ¿Quién es curado? Heyoan ha dicho recientemente: «Bien, querido lector, no haga un juicio sobre usted mismo a partir de las preguntas que anteceden. Todos recorremos un camino de purificación, y el amor es el mejor entre todos los agentes curativos. No se rechace a usted mismo diciendo que nunca podrá hacer todo esto. Puede y debe. Sencillamente, es cuestión de aceptar dónde está y quién es ahora, tan perfecto en sus imperfecciones. Nosotros, los que pertenecemos al mundo espiritual, tenemos un gran concepto de usted y le respetamos. Ha elegido convertirse en un ser físico con un gran don, no sólo para usted mismo, sino también para el universo físicamente manifiesto. Sus cambios personales hacia la salud y la plenitud afectan a quienes le rodean, no sólo a quienes mantienen una mayor intimidad con usted, sino a todos los seres sensibles de la faz de la Tierra; de hecho a la Tierra misma. Todos sois hijos de la Tierra. Le pertenecéis; os pertenece. No lo olvidéis nunca, porque a medida que nos desplazamos hacia la conciencia planetaria os vais convirtiendo en líderes de esta gran aventura hacia la luz. Sobre todo, amaos y honraos a vosotros mismos como nosotros os honramos. En definitiva, cuando estamos con vosotros nos encontramos en presencia de lo Divino. Dios os sostiene y ama totalmente. Sabed esto y os encontraréis libres y en casa.
Cuando se entiende que la vida se experimenta como un impulso, nos expandimos y sentimos alegría, nos movemos hacia el silencio de la paz, y a continuación nos contraemos. Muchas personas consideran negativa esa contracción. En una reunión de trabajo, en una curación, muchos de vosotros experimentaréis una maravillosa alegría, como si estuvierais en compañía de ángeles. Así se encontrará
también el paciente. Pero recordad que por la naturaleza misma del estado de alta energía expandida, más adelante os contraeréis y sentiréis con mayor intensidad la conciencia ampliada que lleváis en vuestro interior. La fuerza y la intensidad puras de la energía espiritual se libera de golpe y empieza a iluminar la sustancia oscura y estancada del alma. Al volver a la vida, la experimentaréis como algo real, con todo su dolor, ira y agonía. Puede que os digáis a vosotros mismos: “Pero si estoy peor de lo que
estaba antes de empezar”. Permitidme que os asegure que no es cierto. Ahora sois más sensibles. Después de haber experimentado muchas veces estos altibajos, estas expansiones y contracciones en cada cuestión personal, comprobaréis que desaparecen. Meses más tarde os sorprenderéis diciendo: “¡Caramba, ya no lo hago!”, y lloraréis de felicidad, como lo hicisteis las primeras veces que volvisteis a la
luz y la experimentasteis. Recordad, la palabra que expresa la fe es paciencia».
1. ¿Cuáles son los atributos personales principales que debe desarrollar un sanador para mantenerse
despejado?
2. ¿Qué implican las pruebas vitales?
Alimento para la mente
3. ¿Cuál ha sido su proceso de purificación para llevarle al camino en el que se encuentra ahora?
4. ¿Está preparado para ser sanador? ¿En qué niveles?
5. ¿En qué área de su ser empleará mal, con mayor probabilidad, el poder de curación? ¿Qué propósito
tiene su yo inferior o yo sombra? ¿En qué creencia errónea se basa ese propósito? ¿Cómo puede curar esa parte de sí mismo para realinearse con su Voluntad Divina interior?
6. Responda a las preguntas que aparecen en el epígrafe «Ejercicio para averiguar los propios miedos».
7. Responda a las preguntas que aparecen en el epígrafe «Ejercicio para averiguar las propias creencias
negativas».
8. Realice el ejercicio de amor hacia uno mismo descrito en el epígrafe «El amor».
9. Responda a las preguntas que aparecen en el epígrafe «Ejercicios para que el lector averigüe si está
preparado para ser un sanador».