El propósito del pensar con seis sombreros
¿Es realmente posible cambiar la eficacia, del pensamiento?
En enero de 1985, la revista Time consagró “Hombre del Año” a quien fue el responsable último del éxito rotundo de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles: Peter Ueberroth.
Generalmente en estos Juegos se pierden cientos de millones de dólares. A pesar de que la ciudad de Los Ángeles se había opuesto a gastar fondos municipales en los juegos, las Olimpíadas de 1984 dieron un excedente de 250 millones de dólares. El extraordinario éxito se debió fundamentalmente a nuevos conceptos y nuevas ideas, implementados con liderazgo y eficacia.
¿Qué clase de pensamiento generó estos nuevos conceptos?
Peter Ueberroth, en una entrevista concedida al Washington Post el 30 de septiembre de 1984 explica de qué modo utilizo el pensamiento lateral para general nuevos conceptos.
El pensamiento lateral es una técnica que desarrollé hace muchos años. He escrito muchos libros al respecto. Peter Ueberroth había asistido a una charla de una hora que di en la Organización de Jóvenes Presidentes, nueve años antes.
Hay muchos otros ejemplos del modo como una técnica deliberada tiene gran efecto. Mi tarea consiste en inventar las técnicas y presentarlas. Luego corresponde a individuos, como por ejemplo Mr. Ueberroth. Elegirlas y ponerlas en práctica.
El pensamiento es el recurso máximo del ser humano. Sin embargo, nunca estamos satisfechos con nuestra capacidad más importante. No importa cuán buenos seamos, siempre querríamos ser mejores. Generalmente, los únicos que están satisfechos con su capacidad de pensamiento son aquellos pobres pensadores que creen que el objetivo de pensar es probar que tienen razón — para su propia satisfacción. Sólo si tenemos una visión limitada de lo que puede el pensamiento, nos puede complacer nuestra perfección en este terreno, pero no de otro modo.
La dificultad principal para el pensamiento es la confusión. Intentamos hacer demasiado al mismo tiempo. Las emociones, la información, la lógica, la esperanza y la creatividad nos agobian. Es como hacer malabarismo con demasiadas pelotas.
En este libro presento un concepto muy simple que permite al pensador hacer una cosa por vez. Permite separar la lógica de la emoción, la creatividad de la información y así sucesivamente. Este es el concepto de los seis sombreros para pensar. Ponerse uno implica definir un cierto tipo de pensamiento. Aquí describiré la naturaleza y el aporte de cada uno.
Los seis “sombreros para pensar” nos permiten conducir nuestro pensamiento, tal como un director podría dirigir su orquesta. Podemos manifestar lo que queremos. De modo semejante, en cualquier reunión es muy útil hacer desviar a la gente de su rol habitual, y llevarla a pensar de un modo distinto sobre el tema del caso.
La absoluta conveniencia de los seis sombreros para pensar constituye el valor principal de este concepto.
Edward de Bono
El primer valor de los seis “sombreros para pensar” es el de la representación de un papel definido. La principal restricción del pensamiento son las defensas del ego responsables de la mayoría de los errores prácticos del pensar. Los sombreros nos permiten pensar y decir cosas que de otro modo no podríamos pensar ni decir sin arriesgar el ego.
Disfrazamos de payasos nos autoriza a actuar como tales.
El segundo valor es el de dirigir la atención. Si pretendemos que nuestro pensamiento no sólo sea reactivo, debemos hallar un modo de dirigir la atención a un aspecto después de otro. Los seis sombreros son un medio para dirigir la atención a seis aspectos diferentes de un asunto.
El tercer valor es el de la conveniencia. El simbolismo de los seis distintos sombreros ofrece un modo conveniente de pedir a alguien (incluso a ti mismo) que cambie de modo.
Puedes pedir a alguien que sea o que deje de ser negativo. Puedes pedir a alguien que dé una respuesta puramente emocional.
El cuarto valor es la posible base en química cerebral, que expuse a grandes rasgos en la lección anterior. Estoy dispuesto a sostener argumentos que en cierto modo van más allá del estado actual del conocimiento, ya que las exigencias teóricas de los sistemas autoorganizados justifican tal extrapolación.
El quinto valor surge de establecer las reglas del juego. La gente es muy buena para aprender las reglas del juego. Uno de los medios más eficaces para enseñar a los niños es el aprendizaje de las reglas del Juego. Por esta razón, a ellos les gusta tanto usar computadoras. Los seis sombreros para pensar establecen ciertas reglas para el “Juego” de pensar. Y pienso en un juego de pensamiento en particular: el de trazar mapas como opuesto—o distinto— al de discutir.
Seis Sombreros, Seis Colores
Cada uno de los seis sombreros para pensar tiene un color: blanco, rojo, negro, amarillo, verde, azul. El color da nombre al sombrero.
Podría haber elegido ingeniosos nombres griegos para indicar él tipo de pensamiento que requiere cada sombrero. Esto habría resultado impresionante y agradado a más de alguien. Pero sería poco práctico, ya que sería difícil recordar los nombres.
Quiero que los lectores visualicen e imaginen los sombreros como verdaderos sombreros. Para esto es importante el color. ¿De qué otro modo se podrían distinguir los sombreros? Formas distintas no serian fáciles de aprender y provocarían confusiones. El color facilita imaginarlos. Además, el color de cada sombrero está relacionado con su fundón.
Sombrero Blanco: El blanco es neutro y objetivo. El sombrero blanco se ocupa de hechos objetivos y de cifras
Sombrero Rojo: El rojo sugiere ira, (ver rojo), furia y emociones. El sombrero rojo da el punto de vista emocional.
Sombrero Negro: El negro es triste y negativo. El sombrero negro cubre los aspectos negativos — por qué algo no se puede hacer.
Sombrero Amarillo: El amarillo es alegre y positivo. El sombrero amarillo es optimista y cubre la esperanza y el pensamiento positivo
Sombrero Verde: El verde es césped, vegetación y crecimiento fértil, abundante. El sombrero verde indica creatividad e ideas nuevas.
Sombrero Azul: El azul es frío, y es también el color del cielo, que está por encima de todo. El sombrero azul se ocupa del control y la organización del proceso del
pensamiento. También del uso de los otros sombreros.
Es fácil recordar la función de cada uno si se recuerda el color y las asociaciones. La función del sombrero se desprende de esto. También se los puede pensar como tres pares:
Blanco y rojo
Negro y amarillo
Verde y azul
En la práctica uno se refiere a los sombreros siempre por sus colores, nunca por sus funciones. Y por una buena razón. Si pides que alguien exprese su reacción emocional ante algo, es poco probable que te respondan honestamente: se piensa que está mal ser emocional. Pero la expresión sombrero rojo es neutral. Es más fácil pedirle a alguien que “se quite por un momento el sombrero negro que pedirle que deje de ser tan negativo. La neutralidad de los colores permite que se usen los sombreros sin impedimento alguno. El pensar se convierte en un juego con reglas definidas; deja de ser asunto de exhortaciones y condenaciones.
Hablamos directamente de sombreros:
…Quiero que te quites el sombrero negro.
…Pongámonos todos el sombrero rojo por un rato.
…Eso está bien para el sombrero amarillo. Ahora pongámonos el blanco.
Cuando trates con gente que no ha leído este libro y no conoce el simbolismo de los seis sombreros para pensar, la explicación de cada color puede aclarar con rapidez el significado de cada uno. Eventualmente, llegará el día que puedas sentarte en cualquier reunión y cambiar de sombreros con toda facilidad.