El Centro del Péndulo
Podemos experimentar dolor en diferentes niveles: físico, emocional o espiritual. De hecho, cuando escuchamos la palabra dolor, a menudo pensamos en manifestaciones agudas, físicas o emocionales. El dolor también puede ser descrito como incomodidad, tensión, estrés, o ser percibido como algo extemporáneo o “fuera de lugar”. Dolor es cualquier cosa que nos impida sentirnos bien con nosotros mismos o no se sienta bien dentro de nosotros.
En el plano emocional o psíquico experimentamos dolor real cuando perdemos a alguien (incluso a un animal) a quien queríamos o que era muy cercano a nosotros. Aunque invisibles a los ojos humanos, los lazos y conexiones que teníamos con esa persona o ese animal
Es también muy común que en una sesión de CMR alguien libere el dolor de la pérdida de un ser querido ocurrida varias décadas atrás. El tiempo parece haberse detenido en aquel momento y el fluir natural de la fuerza de vida se estancó allí, donde el dolor todavía está intacto, esperando ser sentido.
Ahora bien, el dolor puede transformarse y disminuir si la persona deja de resistirlo y de creer las historias que su mente le está contando. Entonces, es esperable que el dolor real original se empiece a transformar y la curación sobrevenga naturalmente,
nos, probablemente habríamos comunicado lo que sentíamos, en el mismo momento y sin dudarlo. Si ése no fue el caso, probablemente hayamos enmascarado nuestros sentimientos conforme a lo que creíamos que se esperaba de nosotros. Quizás hayamos reprimido esa furia y la hayamos reemplazado por sentimientos de culpa o vergüenza, mientras nos decíamos a nosotros mismos: “¿Qué clase de hijo soy, que siento esto por mi madre?”. También es posible que hayamos usado otra estrategia muy común, la de reprimir la emoción que sentimos tapándola con miedo: “Si le digo lo que siento, me va a matar” o, en una versión sublimada, “… me va a abandonar” o, simplemente, .. ya no me va a querer”.
Evitación: “¿Qué puedo hacer para distraerme?”