La Holoarquía
P: Muy bien. Acabamos de ver el principio número 3, que afirma que «los holones emergen». El principio número 4, por su parte, dice que los holones emergen holoárquicamente. ¿Qué es eso de la holoarquía?
KW: Holoarquía es el término que utiliza Koestler para referirse a la jerarquía, un término que hoy, por cierto, tiene una muy mala prensa porque la gente suele confundir jerarquías de dominio con jerarquías naturales. Una jerarquía natural es simplemente un orden de totalidad creciente (como, por ejemplo, las partículas, los átomos, las células y los organismos, o las letras, las palabras, las frases y los párrafos) en el que la totalidad de un determinado nivel de la jerarquía forma parte de la totalidad propia del siguiente nivel. En otras palabras, las jerarquías normales están compuestas de holones y es por ello que, según Koestler, podríamos perfectamente llamar «holoarquía» a la «jerarquía», algo absolutamente adecuado porque casi todos los procesos de crecimiento -desde la materia hasta la vida y, desde ésta, hasta la mente- discurren a través de holoarquías naturales hacia órdenes de holismo y totalidad creciente (totalidades que se convierten en partes de nuevas totalidades).
P: Son las jerarquías de dominio las que enloquecen a la gente.
KW: Y existe un buen motivo para ello. Cuando un determinado holón de una jerarquía natural abandona su lugar e intenta dominar a la totalidad termina imponiendo una jerarquía de dominio, una jerarquía patológica (algo que ocurre, por ejemplo, cuando una célula cancerosa somete a la totalidad del cuerpo, cuando un dictador fascista tiraniza al cuerpo social o cuando un ego represivo esclaviza al organismo). Pero la curación de las holoarquías patológicas no consiste en desembarazarse de la holoarquía -algo, por otra parte, imposible de llevar a cabo – sino más bien en reintegrar al holón arrogante al lugar que le corresponde en la holoarquía natural. Pero los críticos de la jerarquía -sus nombres son legión- confunden a las holoarquías patológicas con las holoarquías en genera y terminan arrojando al niño junto al agua de la bañera.
P: Porque ellos afirman que el intento de desembarazarse de las jerarquías es una forma de holismo.
KW: Cuando lo cierto es exactamente lo contrario, porque la única alternativa realmente holística es la holoárquica. Cuando los holistas dicen que «la totalidad es mayor que la suma de las partes» están queriendo decir que la totalidad está ubicada en un nivel holoárquicamente superior o más profundo de organización que las partes, lo cual, evidentemente, presupone la existencia de una jerarquía, de una holoarquía. Las moléculas aisladas se agrupan en una célula gracias a propiedades que trascienden a las de las simples moléculas aisladas. En este sentido, la célula se halla ordenada holoárquicamente, puesto que sin holoarquías no hay totalidades sino tan sólo conglomerados. En otras palabras, los llamados «holistas» que se dedican a negar la existencia de las holoarquías son, en realidad, «conglomeristas », una forma solapada de reduccionismo.
P: Pero son muchas las feministas y los ecofilósofos que afirman que cualquier tipo de holoarquía o «categorización» es opresivo e incluso fascista. Según ellos, todo ordenamiento vertical [ranking] de valores es un rasgo del «viejo paradigma», un rasgo «patriarcal» y opresivo que debe ser reemplazado por una visión relacionante del mundo [linking]. En este punto son muy agresivos y sus acusaciones son sumamente virulentas.
KW: Pero el hecho es que no hay modo de evitar la jerarquía. Hasta los mismos teóricos antijerárquicos que usted menciona tienen su propia jerarquía, tienen su propia categorización. Sin ir más lejos, según ellos, relacionar es mejor que ordenar, lo cual, evidentemente, presupone la existencia implícita de una escala de valores, aunque su misma negativa a admitir esa situación convierte a su jerarquía en algo inconsciente, oculto y reprimido. Se trata de una jerarquía que niega la jerarquía, de un sistema de categorización que dice que categorizar es malo.
P: ¿Algo a lo que usted denomina «contradicción performativa»?
KW: Sí. El hecho es que la postura antijerárquica es profundamente contradictoria y ése es también el motivo por el cual esos teóricos suelen asumir una actitud tan hipócrita. Está claro que tienen una jerarquía pero se trata de una jerarquía inconsciente y pobremente elaborada. Y con esta jerarquía disfrazada arremeten contra el resto de las jerarquías muy satisfechos consigo mismos porque se creen «libres» de toda esta sucia categorización. De este modo, se dedican a culpar a los demás por hacer precisamente lo mismo que ellos están haciendo sin querer admitirlo. Se trata, como ve, de una cuestión completamente ridícula.
P: Pero como usted mismo ha subrayado, la noción de jerarquía ha servido como justificación de muchos abusos.
KW: Así es. Pero la solución no estriba en desembarazarse de toda jerarquía o de toda holoarquía, lo cual resultaría imposible. El mismo intento de desembarazarse de toda categorización es una forma de categorizar. Negar la jerarquía está basado, lo queramos o no, en un tipo de jerarquía. El universo está compuesto de holones y los holones existen holoárquicamente y, en consecuencia, no es posible escapar a esta jerarquía anidada. Nuestro intento, por el contrario, trata de diferenciar entre las holoarquías normales y las holoarquías patológicas o de dominio.
P: De modo que no hay forma de escapar de las holoarquías.
KW: Efectivamente, porque no hay modo de escapar de los holones. Toda pauta evolutiva y de desarrollo procede a través de un proceso de holoarquización, a través de un proceso de órdenes de totalidad e inclusión creciente, una forma de categorizar en función de la capacidad holística. Éste es el motivo por el cual el principio básico del holismo es la holoarquía: las dimensiones superiores o más profundas proporcionan un principio, un «aglutinante », una pauta, que une y vincula partes que, de otro modo, estarían separadas, en conflicto y aisladas, en una unidad coherente, en un espacio en el que las partes separadas participan de una totalidad común y escapan, de ese modo, al destino de ser una mera parte, un mero fragmento. Así pues, el hecho de establecer relaciones es realmente importante, pero hay que tener en cuenta que sólo es posible dentro de un ordenamiento y una holoarquía en un entorno holoárquico que posibilita la unión y la relación. De otro modo, no habría totalidades sino sólo conglomerados. Y cuando un determinado holón quiere convertirse en totalidad y dejar de ser parte, esa holoarquía natural o normal termina degenerando en una holoarquía patológica, en una holoarquía de dominio, otro modo de hablar de la enfermedad, de la patología y de la insania (ya sea física, emocional, social, cultural o espiritual).
Y si nosotros «atacamos» a esas jerarquías patológicas no es para desembarazarnos de toda jerarquía sino para permitir la emergencia de las jerarquías normales o naturales y posibilitar, de ese modo, el proceso de crecimiento y desarrollo. El camino que todo lo engloba
P: Muy bien. Repasemos ahora lo visto hasta el momento. El primer principio afirma que el Kosmos está compuesto de holones, todo el camino hacia arriba y todo el camino hacia abajo. El segundo dice que todos los holones disponen de cuatro capacidades fundamentales: individualidad, comunión, trascendencia y disolución. El tercero afirma que los holones emergen. Y el cuarto dice que los holones emergen de manera holoárquica.
KW: Sí. Ésos son los cuatro primeros principios.
P: Veamos ahora el principio número 5: Cada holón emergente trasciende pero incluye a su(s) predecesor(es).
KW: La célula, por ejemplo, trasciende -o va más allá- que sus componentes moleculares pero, obviamente, también los incluye.
Las moléculas trascienden e incluyen a los átomos que, a su vez, trascienden e incluyen a las partículas…
El hecho es que, puesto que todos los holones son totalidad/partes, la totalidad trasciende pero las partes son incluidas. En esta trascendencia, los conglomerados se convierten en totalidades; en la inclusión, las partes son igualmente aceptadas e integradas, unidas en una totalidad y un-espacio compartido _que los libera del lastre de ser un mero fragmento. La evolución, por tanto, constituye un proceso de trascendencia e inclusión, un proceso que trasciende e incluye. De este modo es como comenzamos a aproximarnos al núcleo del Espíritu-en acción, el secreto mismo del impulso evolutivo.