Experiencias con PBR
No eres tus pensamientos.
Los pensamientos son sólo una corriente que fluye por tu mente.
No tienes que luchar para controlarlos.
Lo que sí debes hacer es convertirte en un observador pasivo
de cualquier evento que cruce el teatro de tu mente.
Si estuvieras sentado en un teatro,
podrías ser testigo de cómo un actor tras otro cruzan el escenario.
Si uno de ellos interpretara el rol de un monstruo cruel, no estarías realmente asustado.
Si otro actor anunciara con una voz cavernosa que “no hay salida”, comprenderías que es sólo una
actuación y que no estás en peligro.
Vernon Howard
CMR consiste en dos procesos fundamentales: PBR, para limpiar la energía bloqueada y disipar el dolor acumulado; y NNR (neural net repatterning, ‘reprogramación *de las redes neuronales), para examinar y eliminar las creencias que crearon el dolor en primer término, creenias tales como “No valgo nada” o “No soy digno de amor”.
Juntos, crean un proceso sinérgico que nos ayuda a regresar a nuestra resonancia original de paz, alegría y autenticidad. Paradójicamente, adentrándonos en el dolor redescubrimos nuestra alegría.
Más abajo encontrarás algunos ejemplos del proceso de PBR aplicado por estudiantes de CMR. En el capítulo siguiente explicaré la técnica de NNR y mostraré algunos casos reales. Todas las sesiones están diseñadas para desarrollarse desde un estado de presencia fuertemente sostenido por el facilitador, que acompaña a la persona en la búsqueda de su propia sabiduría almacenada en su propio ser. Entrando por completo en su propia presencia, en las profundidades de su propio ser, el facilitador del proceso
PBR ayuda a la persona a dejar los detalles de su “historia” problemática para permitir enteramente cualquier cosa que surja en el cuerpo en respuesta a esa historia. La persona puede sentir presión, calor, tensión. Pueden venirle a la mente recuerdos o imágenes. El facilitador ayuda a la persona a alejarse de los pensamientos acerca de cuál es el problema y a enfocarse en lo que el cuerpo, alentándola a intensificar cualquier reacción física que
aparezca. Esto le permite a la persona aprovechar su propia vasta inteligencia para sanar y transformar cualquier desafío por medio de la localización de la resonancia, al seguir el dolor y luego liberarlo a través de la alquimia de la sabiduría de la propia persona. Lo que emerge es una sensación de liberación, de paz, de entrar a la luz o cuerpo de luz . Las que siguen son sesiones largas proporcionadas, como acabo de señalar, por mis estudiantes durante su entrenamiento en CMR. Por lo tanto, se advierten dos voces, además de la del cliente:
la voz de quien ha facilitado la sesión y la voz de quien supervisa el proceso terapéutico. En estos casos, la guía de preguntas se repite.
Luis María Díaz
Experiencia 1
o Mujer, 27 años.
o Número de sesiones con esta persona: ésta es la tercera.
1. ¿Cuál fue la situación por la que la persona llegó a la consulta?
-La paciente refiere nervios porque está tramitando un doctorado en el exterior. Desde hace un año lo quería pero no había iniciado ningún trámite porque no tenía el dinero. Esta vez decidió hacerlo y le han contestado, y eso le generó nervios y euforia
2.¿Qué emociones, sensaciones experimentó la persona?
Es la tercera sesión con esta persona y de alguna manera la paciente ya sabe entrar al cuerpo. Cierra los ojos y respira, le pido que esté un momento con esa sensación de sentir nervios.
Aquí aparece un recuerdo del colegio. Aunque los nervios son por cosas distintas, siente que son lo mismo y nota que los nervios son necesidad de defenderse (beneficio). Vuelvo a repetir:
«¿Cuál es el lado bueno de la necesidad de defenderse?”. “Me da seguridad, siento energía y es cuando me puedo expresar mejor”. En ninguna de las sesiones anteriores la clienta expresó emociones; siempre fueron sensaciones. Además, en este momento coloca su mano en el abdomen. Pregunto: “¿Qué estás sintiendo?” y contesta: “Me siento desconectada. Siempre odié mi nombre; es poco frecuente entre los judíos”, y comienza a hablar sobre el colegio.
Siente que no tiene libertad de decir sus cosas, que no es res- petada; siente miedo de ser juzgada. Este miedo le hace sentir un gran peso (se señala el abdomen) y pide ayuda. Se acuesta en el piso, se encoge en posición fetal y se toma la cabeza. Luego se enrosca boca abajo. Ya no siente el peso en el abdomen, siente la energía que sube y baja muy rápida- mente por la columna y esto es desagradable. Ve su columna como una cadena de montañas, como un conjunto de mucha fuerza. La fuerza se convierte en vibración y se le extiende a la rodilla derecha. No la puede controlar. Luego la vibración se vuelve agradable, le gusta. Está allí durante unos momentos y luego percibe en su pierna izquierda un calor, una sensación que no le gusta. Le arde. El calor se intensifica y llega a un punto en que se convierte en frío. Eso la confunde. El calor que sentía en la pierna izquierda pasa a la pierna derecha. Le pido que intensifique lo que está sintiendo en la pierna derecha. Quema, arde. Y por primera vez en todas las sesiones frunce el entrecejo, mientras comenta que la pierna izquierda todavía oscila del calor al frío, y dice: “Tienen ritmos distintos”. Le pido que reconozca eso y que, si puede, intente sentir simultáneamente lo que sucede en sus dos piernas. “Es algo desconocido y conocido”, responde. Le pido que permita esa sensación de algo desconocido conocido, que se entregue completamente a ella. Lentamente comienza a mover las piernas golpeteando el piso, hasta que todo su cuerpo se sacude. Sus brazos también golpetean contra el piso, sus manos recorren desesperadamente su cuerpo. Sacude la cabeza. Todo es cada vez más y más fuerte. Está totalmente zambullida en un movimiento constante, sin ritmo sin dirección. Luego comienza a ondular más tranquilamente, como una serpiente. Le pregunto que está pasando. Me responde: “No lo sé… mi cuerpo simplemente se mueve…, está fuera de mi control”. “¿Cómo se siente?”. “Agradable. Me siento más yo…”.
A estas alturas llevamos una hora de sesión. Le pido que sea consciente de ese estado que siente como agradable y que, mientras deja que su cuerpo se mueva, permita también que cada célula reconozca esa “sensación agradable”. Su cuerpo comienza a moverse más lentamente. “¿Qué estás sintiendo?”. “Me siento bien. Tengo hormigueo en las manos”.
Le doy un poco más de tiempo para que sienta y reconozca lo que está pasando y comienzo a cerrar la sesión con palabras preferidas a la Vasta Inteligencia! (1) Su cuerpo comienza a calmarse.
Por momentos sacude los hombros y los brazos. Su rostro cambia no es que antes estuviera tenso, pero se nota más relajado). Entonces comprendo que esas palabras acerca de la Vasta Inteligencia son más profundas que un simple “sentirse bien”.
3. Hubo alguna retroalimentación de la persona? ¿Cómo se sintió al finalizar la sesión? ¿Y después de una semana?
-Al final de la sesión se sentía radiante. Y volvió a reconocer lo que sintió cuando le pedí que revisara su idea de no ser respetada, de no sentirse libre, de tener la necesidad de defenderse y el sentir nervios: “Ahora, ya nada de eso tiene sentido”.
También comentó que le había parecido que esta vez no había entrado tan rápidamente al cuerpo. Había sido distinto. Había entrado recién después de un rato, y esta vez se había movido mucho. Entonces le expliqué que antes habíamos hecho NNR
Y que hoy habíamos pasado a PBR.
Después de dos días, me llamó para agradecerme y para contarme que ahora se sentía muy segura y tranquila con respecto a su decisión.
(1)
Concepto que se le proporciona al cliente de inanera gradual, y que tiene relación con el principio vital que todo lo informa. Por ejemplo, con las palabras: “En este momento, querría que te tomases el tiempo para reconocer que existe en ti una vasta inteligencia que mantiene tu cuerpo vivo”. El cierre con la Vasta Inteligencia se refiere a la invitación a que esa inteligencia ayude a sanar y transformar las raíces y orígenes, así como todos los lugares donde la información que se está trabajando haya sido almacenada.
4. ¿Cómo te sentiste al finalizar la sesión? – Yo siento mucha alegría cuando veo que alguien “se permite sentir”.
Experiencia 2
Mujer, 48 años.
o Número de sesiones con esta persona: ésta es la cuarta.
1. ¿Cuál fue la situación por la que la persona llegó a la consulta?
Siente mucho estrés a causa de su situación financiera. Fue una profesional durante cerca de una década, hasta que se canso. Hace un año dejó de ejercer su profesión y está buscando un cambio de carrera. “Tengo muchas deudas y no tengo opciones.
En mi proceso de asumir mi ser mujer, siento que tengo como una prohibición de ser productiva. Una mujer es dependiente, está en la casa, es ama de casa.
Las amas de casa no mantienen a nadie; son mantenidas por sus maridos. Ahora, más que nunca, tengo que ganar con mi trabajo, estoy en rojo y no veo ninguna posibilidad, ya no tengo ningún recurso adicional del que echar mano”
Qué emociones, sensaciones experimentó la persona?
Le digo “Cierra los ojos e imagínate a esa mujer sin un peso, que no tiene ni para comer”.
Empiezo a sentirme rebelde, tengo la sensación de que mi cuerpo empieza a agrandarse. Me resisto, no quiero, es como ir al extremo de “Voy a ser más hija de puta que tú”. Mira que soy más grande y puedo pasar por encima de ti para llegar a lo que quiero’. No quiero eso.
a es necesario pisotear a nadie para exigir que se respeten los derechos de uno. ¿Hay algún motivo para pasar por encima de los derechos de alguien?”.
Qué sientes con todo esto?”
Me siento muy molesta y triste”.
Empieza a llorar
Intensifícalo”.
Llora muy intensamente.
“Lo estás haciendo muy bien”.
Llora mucho más fuertemente.
“Imagina el peor escenario”.
“Me veo completamente arrinconada”.
“¿Qué sientes?”
“Mucha tristeza y dolor. Es como si yo no existiera para los demás”.
“Exagera la tristeza y el dolor. Muy bien, llora más fuertemente, intensamente, llora con profundo dolor”.
De pronto empieza a calmarse…
“Estoy sola, sola conmigo misma. Siento como si fuera un ave fénix y resurgiera de mis propias cenizas, de lo que soy ahora”.
“Permítete sentir esto desde lo más profundo de tus células.
Respira profundamente”.
Se la ve plácida
“Siento mi cuerpo lleno de energía y luz”.
“Sigue respirando y sigue disfrutándolo”.
Se sonríe dulce y apaciblemente.
“Escanea todo tu cuerpo con esta nueva energía que tienes. Desde ese lugar, dale una nueva mirada a esa persona que creía que ser mujer es no poder ser productiva. ¿Qué sientes?
“Puedo ver y sentir que no es cierto, es una creencia falsa, es una atadura sin sentido…”.
“Ahora siéntelo en tu cuerpo. Puedes escuchar mi voz mientras estás sentada en tu silla, sintiendo el peso y la temperatura de tu cuerpo, el roce de la ropa sobre la piel. Respira profundamente y vuelve a tu adolescencia o aún más atrás, a cuando aprendiste
esa creencia.
“Qué raro, lo veo. Es mamá cuando era pequeña. Está llorando mucho. Está asustada porque su mamá está muriendo y no tienen ni un centavo”.
Llora intensamente y se encoge como en posición fetal.
“Muy bien, intensifícalo al extremo hasta que llegues al peor de los escenarios”.
“Mi mamá se murió”.
Y continúa llorando con más fuerza. Llora desconsoladamente mucho rato.
“Permítete llevar ese dolor infinito a algo más grave”.
“Lo que sigue es peor, me quedo totalmente sola y desprotegida”.
-Pon la mano sobre tu frente y háblale a mamá”. “Mamá, he estado tan cerca de ti que hasta sentí tu infinito dolor cuando perdiste a tu mamá, a tus cuatro años. Cuando estaba en tu útero, recibí tus sentimientos, tu dolor, tu parálisis, y me hice cargo de tus emociones. Y he sentido lo tuyo como propio, confundiéndome contigo. Me he paralizado profesionalmente, para quedarme en la casa, como tú, que eres un ama de casa. Mamá, te entrego estos sentimientos que son tuyos.
Tómalos, te los devuelvo, hazte tú cargo de ellos, para yo hacerme cargo de los míos. Para así liberarme y liberarte. Para que yo pueda ser vista como una mujer separada de ti. Permíteme desear que tú mueras como la mamá de quien no he podido separarme, la mamá con quien me he confundido…”.
Está muy calmada… Llora, apaciblemente.
“¿Qué pasa ahora?”.
“Estoy profundamente emocionada porque me siento íntegra por primera vez…”.
3. Hubo alguna retroalimentación de la persona? ¿Cómo se sintió la persona al finalizar la sesión? ¿Y después de una semana?
“Me siento súper bien. Lo que más me gustó… fue todo. Lo más importante fue todo. Fue fantástico soltar la energía de mi mamá, que me atrapaba. Sentir mi propia energía y la valentía de ella fue muy valioso. Vale como el oro. Como yo reconozco mi trabajo, todo el mundo puede reconocerlo, y una forma de hacerlo es pagando por él. Es agradable. Es hermoso. Y también es hermoso compartirlo con todo el mundo”.
4. ¿Cómo te sentiste tú al finalizar la sesión?
-Me sentí muy reconocida por este trabajo. Me sentí muy satisfecha del logro. Reconozco con claridad que simplemente soy un canal divino. Me sentí muy reconocida y agradecida a CMR, que tiene tanto para entregarnos, y conmigo, que me he permitido recibirlo. Me sentí feliz de cerrar las sesiones solicitadas, con ésta que fue como una joya terapéutica.
Experiencia 3
o Mujer, 21 años.
o Número de sesiones con esta persona: 1.
1. ¿Cuál fue la situación por la que la persona llegó a la consulta?
-Esta persona es mi hija de veintiún años: tuvimos esta sesión hace un mes y medio (era la segunda vez que yo aplicaba este método). Ella tuvo un problema de sobrepeso, que se agudizó con la separación de su padre. Le realicé varios desbloqueos con respiración consciente (que ella reporta le sirvieron muchísimo).
Ahora quería bajar la ansiedad. Ha aprendido a manejar la comida y es muy cuidadosa al escoger alimentos bajos en calorías, pero en situaciones críticas se ponía muy ansiosa y comía mucho. Quería ir a la raíz de su dificultad.
2. ¿Qué emociones, sensaciones experimentó la persona?
–Tuve alguna dificultad contactarse con su cuerpo. Estuvo alrededor de quince minutos revisando y escaneando internamente. Le dije que se tomara todo el tiempo que necesita- se y que hiciese una revisión profunda. En determinado momento apareció una presión en la espalda que la hizo inclinarse hacia delante y adoptar una posición fetal; después comenzó a experimentar dolor en las extremidades y no podía mover su cuerpo. Se le taparon las vías respiratorias. Le dije que permitiera que todo eso sucediera, que continuara respirando y que lo intensificara.
Entonces comenzó a contactarse con la imagen de su abuela materna, que era quien la cuidaba y la consentía. Su abuela murió hace tres años; estuvo al cuidado de una enfermera, mientras nosotros trabajábamos, a causa de una enfermedad bastante penosa que la dejó inválida durante sus últimos ocho años. En el momento de su muerte ella se mostró bastante triste, pero nunca había trabajado realmente el duelo.
En ese momento, cuando dice que se siente “bloqueada”, la invito a que se sumerja en lo que está sintiendo y rompe a llorar. Llona
profundamente durante unos diez e quince minutos, la acompaño. Después del llanto comienza a contactarse con una sensación muy fuerte en el estómago, siente náuseas y comienza a salivar en abundancia. Le hablo de la sabiduría del cuerpo y le digo que entre en la experiencia y la permita, mientras sigue respirando. Dice que es como si vomitara elementos energéticos. También dice que tiene hambre y llora. Cuenta que cada vez que siente angustia o ansiedad por algo que su mente interpreta como ” pérdida” siente ganas de comer. Se queda en silencio unos instantes. Luego reporta un gran bienestar, ve colores brillantes y claros, en tonos pasteles, luminosos, múltiples. Sonríe, abre los ojos y me abraza.
Le sugiero que de una mirada más a su interior Dice que siente
su cuerpo como se estuviera reconectando. Termino leyendo el texto de la Vasta Inteligencia, completo. Luego de un momento de descanso comienza a registrar la experiencia por escrito.
La dejo sola
3. ¿ Hubo alguna retroalimentación de la persona? ¿Cómo se sintió la persona al finalizar la sesión? ¿Y después de una semana ?
– Me dice que nunca se imaginó todo lo que encontraría, que esta técnica es fascinante. No ha vuelto a sentirse ansiosa con la comida. Se dio cuenta de que la separación del padre no la había afectado tanto como su convivencia con él, pues él tenía problemas con el alcohol y había sido muy difícil para ella la época en que vivíamos con él.
4. ¿Cómo te sentiste tú al finalizar la sesión?
– Muy bien, tranquila.