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LA SUERTE DE LA FEA, LA GUAPA LA DESEA

Imagina esta escena: estás tomando café con un grupo de amigos, chicos y chicas, relajados, riendo y pasándolo bien. En ese momento entran en el local tres mujeres guapas, atractivas, con buen tipo, riendo, divertidas y muy arregladas. Y tus amigos, parejas o compañeros se dan la vuelta para mirarlas, o hacen por mirarlas de reojo —todo depende de la  bronca que les pueda caer si son descubiertos mirando a otras mujeres.
La mayoría de las veces este comportamiento sentará mal a las mujeres del grupo y se harán comentarios tipo. «Todos los hombres son iguales, ven dos tetas y un culo y pierden la cabeza».
Antaño, la mujer no miraba ni opinaba si entraba en el local un hombre atractivo, pero hoy en día sí lo hace. Y aun así, suelen ser más criticados los comentarios de hombres hacia mujeres que a la inversa. Parece que el haber llegado tarde al disfrute visual y haberse desinhibido comentándolo en público, da a la mujer más licencia. Esta interpreta que el hombre que verbaliza ese tipo de comentarios lleva una intención detrás —«Se quiere acostar con ella»—, pero además, esta intencionalidad se acompaña de otra equivocada conclusión: «Yo, que soy su mujer, no soy lo suficientemente despampanante ni atractiva para él; ella le gusta más que yo». Por tanto, la mujer, ante un comentario que para ellos es inofensivo, frívolo, gracioso y cómplice entre chicos, se convierte para ella en un paso al frente para serle infiel y un ataque a su autoestima. ¡Dios mío, qué complicado es todo!
Los hombres tienen, entre ellos, un código; no hay más que verlos relacionarse en petit comité. Cuando están en grupo se potencian, muchas veces porque les hace gracia, o porque tienen en común las mismas bromas, o por sentirse aceptados entre ellos, o porque de verdad les atrae lo que miran o porque guardan ese adolescente dentro que siempre les aflora en las cenas y copitas. Pero que a un hombre se le vayan los ojos tras una mujer despampanante no significa que su esposa no le guste y que no la siga deseando, sino tan solo que «esa mujer le parece despampanante». Ya está, no hay más. Aunque no hay que desmerecer lo hiriente que puede ser para la mujer que está a su lado.
Si quieres entender a los hombres, no interpretes su comportamiento.
Se puede debatir sobre su falta de sensibilidad, pero luchar contra esto es como luchar contra natura. Los hombres se excitan con la vista y, por lo general, a todos —o a casi todos—, les atraen una serie de rasgos que están relacionados con la salud, la capacidad para procrear, para amamantar, etc.; pura biología. Tal vez podrían «cortarse» un poco y no expresarlo con las caras de deseo y de brutos que ponen cuando se reúnen más de tres, pero las mujeres tampoco deberían darle más valor del que tiene. Podría resultar divertido incluso entrar en su juego y apoyar, o no, según parezca el físico de la mujer.

Aunque, pensándolo mejor, siempre habría algo que criticar. Sí, lo siento, muchas mujeres necesitan sentirse bien si ridiculizan, critican o menosprecian a otra. Así ellas cobran más valor. Es como una ecuación: si una mujer lo pierde, otra lo gana. No se han dado cuenta de que las dos pueden ser maravillosas, sin necesidad de infravalorar a ninguna.
Volviendo al tema. A la mujer esas conductas le parecen groseras, fuera de lugar y, a veces, incluso, humillantes. Pero todos los atributos físicos que son atractivos de la mujer están directamente relacionados con la capacidad para ser madre y seguir evolucionando.
Fíjate en la relación:
— Pechos grandes, redondos y firmes. Indican capacidad para amamantar a sus futuros hijos.
— Una cadera ancha y un buen trasero. Propio de una mujer fértil, con espacio para dar cabida al embarazo y parir al bebé.
— Un pelo fuerte, largo y una piel suave y tersa. Signos de juventud. La mujer joven puede ser madre más veces que una mujer más madura.
¿De verdad que los hombres solo se dejan llevar por un físico espectacular? Una cosa es lo sexualmente atractivo a la vista y otra muy distinta que los hombres deseen ese tipo de mujer. Biológicamente, el macho sapiens selecciona a su hembra con la vista, igual que la hembra sapiens tiene muy potenciado el olfato para encontrar al macho genéticamente compatible con ella. Las mujeres nos equivocamos con lo que imaginamos que ellos desean de una mujer, y nos dedicamos a manipular nuestro físico como si fuera la única vía de atracción. Muchas mujeres que quieren ligar se visten con ropa ajustada, se dan brillo en los labios para que parezcan carnosos, se sueltan la melena, contornean la cadera y se suben y juntan el pecho de tal forma que aflore por el escote. La conclusión que sacan algunos hombres es la de que la chica en cuestión «quiere guerra». Sí, es un comentario machista, vulgar y hasta equivocado, pero es lo que muchos deducen. Lo que han conseguido arreglándose así es destacar sus rasgos sexualmente atractivos para el macho, esos que se relacionan con tener sexo… pero nada más.

¿Y a las mujeres qué les atrae? Porque no podemos negar la evidencia. Las mujeres no solo se alimentan en una relación de una conversación profunda, también van por la calle y se les van los ojos detrás de los hombres interesantes. Al igual que al hombre, el que un chico le parezca sexualmente apetecible, atractivo, guapo, espectacular, no quiere decir que quieran romper los valores y reglas que tienen en su relación de pareja por tener una aventura con él. Solo significa que es objeto de deseo, no que quiera tener sexo… ¡o igual sí! Porque ese es otro mito, el de que las mujeres solo desean hacer el amor de forma romántica, abrazadas al príncipe entre sábanas de raso y con la luz de las velas. A las mujeres también les parece atractivo el «aquí te pillo aquí te mato». Todo dependerá del momento, el contexto, la persona y otras muchas variables. ¡Ya chico, sí, tienes razón…! Las variables tienes que adivinarlas y acertar el día en el que este tipo de relación sí apetece o no apetece.
Observa ahora qué tipo de hombres son los que atraen a las mujeres:

— Los hombres altos suelen ser más atractivos. Hace miles de años los hombres y mujeres comían de lo que recolectaban. El hombre alto recolectaba tanto la fruta que caía al suelo como la que quedaba en los árboles, lugar al que el bajo no alcanzaba. Por eso un hombre alto ha sido símbolo de seguridad y protección. Y
después de miles de años este rasgo sigue siendo atractivo.
— Por la misma regla de tres, el hombre musculoso, atlético y fuerte es más atractivo. Su fortaleza le permitía defenderse mejor de las fieras, correr para estar a la altura de los animales a los que quería dar caza y que sirvieran de alimento, y proteger a la mujer y a sus pequeños de los peligros. Recuerda, tú estabas en la cueva cuidando de las crías.
Pero si solamente atrajera lo físico a los chicos, ¿por qué hay tanta mujer guapa y con tipazo desgraciada en amores?

EL TRIUNFO DE LA MUJER NORMAL POR ENCIMA DE LA BARBIE DE DISCOTECA

El hombre quiere, lo mismo que la mujer, compartir su vida con alguien que le llene, que le haga sentirse orgulloso, quiere una mujer divertida, dulce, a la que le guste sus mismos hobbies, que sea ella misma y que le apetezca hacer el amor con él. La mujer normalita, menos agraciada en belleza, a esa que la naturaleza no la dotó de grandes pechos y cuerpazo de quitar el hipo ha hecho prevalecer su personalidad por encima de largas horas de quirófano, anestesias, dolores y demás. Ha preferido no tener grandes pechos porque en su escala de valores primaba encontrar a un hombre que la quisiera tal cual es, sencilla, natural, interesante y divertida. Sabe que no necesita aportar nada físico porque su seguridad está en el interior, en esos rasgos de la personalidad con los que ha conocido a su amor y que seguirá teniendo hasta que se haga mayor. No necesitará pasar por el taller de chapa y pintura de un gran cirujano plástico para que le vuelva a poner el
humor en su sitio ni para que le estire su bondad y su dulzura.
Cuando la mujer empieza una relación la pasión le vuelve loca. Hace el amor a todas horas y no se cansa, siempre está disponible y dispuesta, y casi siempre lo disfruta, y duerme y descansa menos porque tiene que compaginar amor y trabajo, y además está todo el día pensando en él. Pero pasados unos meses —y a Dios gracias, porque no habría cuerpo que soportase ese ritmo— las hormonas vuelven a su sitio y disminuye ese deseo que tenían los dos a todas horas. Este será el momento de saber si esa pareja es para ella o no.
¿Has sido tú misma durante la fase de cortejo y enamoramiento? La mujer que no tiene grandes pechos que exhibir no retiene a su pareja porque haga un conjuro, sino seguramente sigue junto a él porque se mostró tal cual era desde el inicio. No tenía el físico que le cortaba la respiración, pero sí una conversación divertida, compartió experiencias y vivencias, momentos de complicidad que ahora siguen experimentando juntos.
Siendo tú misma no engañarás a nadie, ni siquiera a ti. Y este es el inicio ideal para reducir la posibilidad de equivocarte. Si quieres ser tú misma:
— No trates de caerle bien haciendo comentarios que creas que quiere oír. Lo que tiene que atraerle es tu forma de ser, la manera que tienes de sonreír, de expresarte, de vestirte, lo que te gusta, cómo te relacionas con tu trabajo, tus miedos y debilidades. Tu forma de ser eres tú, no la de la vecina, ni la de la que sale en la serie de televisión, tú. No seas la persona que crees que él necesita, ni la que crees que espera tu suegra.
— No finjas diciendo que te gusta algo si no es así. Si no te gusta el fútbol, dilo. Si no te gusta levantarte tarde, dilo. Hablar de lo que les gusta y de lo que no, forma parte del conocimiento mutuo. Si quieres tener una relación es importante conocer sus gustos, a qué dedica su tiempo libre, con quién se relaciona, sus hobbies. No ocurre nada malo porque algunas de sus preferencias no coincidan con las tuyas. Hay tiempo para todo, para hacer cosas juntos y para hacerlas por separado.

— Cuando lleven un tiempo viéndose, cuando tengas la idea de que esto es algo más que un par de cafés y dos noches de amor, háblale de tu proyecto de vida, de lo que deseas como profesional, como mujer, si deseas ser madre, si te gusta compartir los fines de semana en familia. No tengas miedo a dar este paso. Muchas mujeres creen que todos los hombres tienen fobia a la palabra compromiso, como si el mundo estuviera lleno de Peter Panes. No es cierto. Lo que los hombres no quieren es tener un compromiso con la mujer equivocada. Pero si tú le interesas, le gustará saber qué deseas del futuro y compartirlo contigo.
— Compórtate con naturalidad. No perder las formas, arreglarse y cuidarse forma parte de la etapa inicial y debería ser un eje transversal en la pareja, pero se puede hacer con naturalidad. Una mujer no se levanta maquillada, ni tiene que ir con taconazos al supermercado. No te va a dejar de querer si te ve con la cara lavada y si lo hace, ya está tardando en salir de tu vida. Es más, la mayoría de hombres prefieren una piel limpia, que una cara en la que se les quedan los dedos pegados de tanto maquillaje.
La mejor manera de acertar es descubrirte tal y como eres. No tienes por qué mostrar defectos de ti que estén en proceso de cambio. Por ejemplo, si has decidido ser más positiva y ver la vida con optimismo, y este es un cambio que has elegido porque te va a beneficiar a ti, no le transmitas que eres pesimista, que siempre ves problemas y que te hundes en un vaso de agua. Si has decidido dar este giro en tu relación con tu entorno, traslada mejor tu nuevo propósito. No es cuestión de que te minusvalores o hables continuamente de lo que no funciona de ti. A todos nos gusta vendernos bien, que nos aprecien y sentirnos queridos, y más si este es el hombre al que amas. Pero no le digas que eres un tipo de mujer en concreto si solo lo haces por impresionar. Tarde o temprano, la cabra tira al monte, y entonces tendrás dos problemas que resolver: mostrar tu verdadera identidad y darle una explicación de por qué al principio no le dijiste la verdad. Es muy difícil y angustioso tener que disimular toda la vida.
Ten algo claro, siendo tú misma, no engañarás a nadie, ni defraudarás. Puede que tu forma de ser no le guste o que la de él no te atraiga a ti. Cuanto antes lo digan cuenta, mejor. Tú eres lo suficientemente valiosa como para esperar a la persona que va a quererte de verdad y a respetarte tal y como eres.
Igual te estás preguntando que no sabes si eres lo suficientemente valiosa o que lo que eres no vale nada. ¿Problemas de autoestima, de definición? Todas las personas tenemos valor, un talento, una forma atractiva de ser, nuestro lado interesante. Puede incluso que no sepas dónde está el tuyo, que no hayas tenido la suerte de encontrarte con una pareja o alguien que te haya dicho lo estupenda que eres. O puede que sí, que tengas gente
alrededor que esté «hartita» de decirte que eres linda, trabajadora, una buena mujer, atractiva y que no entienden por qué tienes tan mala suerte con los hombres. Las relaciones dependen de tantas variables para ser exitosas que nunca se sabe en qué momento o qué las puede hacer fallar. Lo que sí tienes que tener claro son las constantes, aquello de ti que te gustaría conservar, lo que te define como persona, con lo que te sientes a gusto y lo que quieres defender a capa y espada en una relación.

Si eres hombre, también necesitas expresarte desde el inicio con toda la naturalidad. La personalidad que uno muestra puede ser distinta en función del grupo con el que te relacionas. Si estás con tus amigos, está claro que harán comentarios que la mujer igual no entiende de la misma manera o no le ve la gracia que le ven ustedes. Ser tú mismo significa hablar de lo que te gusta, de lo que deseas y de tu proyecto igual que he aconsejado a la mujer:
— ¿Te gusta el deporte, ver el fútbol, sientes los colores de tu equipo? Dilo. Te sorprendería saber cuántas mujeres futboleras existen en el mundo, más de lo que te imaginas. Y si tu chica no comparte tu afición, seguro que le gustará saber desde el principio cuánto tiempo le dedicas para que ella también pueda organizar ese tiempo con sus actividades. No tengas miedo, cuando una persona se enamora, ser sincero con el interés por los deportes no va a ser nunca un motivo de peso para no seguir contigo.
— A muchas mujeres les gusta mostrarse libres, independientes, reafirmarse en su profesión y dar una imagen de autosuficiencia. Que por supuesto, lo son. Pero el hecho de verla tan echada para adelante no puede ser un freno si sientes la necesidad de hablar del futuro, del compromiso y de lo que te gustaría vivir con ella.
No confundas compromiso y querer compartir la vida con «atarse». Si a ella le atraes, también querrá involucrarse contigo. Dile lo que deseas en pareja. Nadie
necesita renunciar a nada.
— No te disfraces de lo que no eres. Si no eres sensiblón, no digas que eres sensible; si no eres fuerte, no presumas de ser un macho. Desconoces cuál es el hombre ideal de la mujer a la que estás conociendo, así que deja que te descubra y no anticipes una imagen que no es la tuya y que puede perjudicarte en lugar de beneficiarte.
— No renuncies a todo lo que habitualmente haces por estar ahora con ella: el partidito con los amigos, ir a esquiar, visitar a alguien de tu familia, lo que sea. Si cedes ahora porque estás enamorado, estarás sentando también una serie de precedentes que luego se pueden poner en tu contra. Escucharás comentarios como: «Cuando nos conocimos no ibas a jugar con tus amigos o no quedabas el sábado para ver el fútbol». Si deseas hacer ahora una excepción, avisa de que es una excepción. Si no, estarás confundiendo a la persona.
— Sé sincero. Muchas mujeres están cansadas de palabrerías, de que las buenas maneras y las promesas solo sirvan para llevarlas a la cama. Si estás interesado solo en una relación sexual, dilo. Hay muchas mujeres que no esperan mucho más de una cita. Si estás interesado en ella para algo más que para compartir sexo, dilo.
Ante todo, sé sincero. Si sale corriendo porque no quiere solo sexo y quiere una relación con un compromiso mayor, habrás perdido una noche de pasión, es cierto,
pero habrás ganado mucha credibilidad y honestidad.
— Proponte comportarte con la persona de la misma manera que dentro de un tiempo puedas hacer. Si ahora eres cortés por cortejar a la mujer, trata de serlo en un futuro. Si ahora eres atento y sensible, esfuérzate por seguir así según avance la relación. La mujer no puede enamorase del despliegue de plumas del pavo real, si luego las plumas decoloran.
Todo lo que ahora hagas por conquistar, se convertirá en un reproche si en el futuro dejas de hacerlo. Ya, sí, cuando estamos enamorados todos nos esforzamos por complacer y parecer interesantes. Pero esto es justo lo que nos aleja cuando caes en la rutina, el dejar de ser la persona que una conoció.
La manera más sencilla de descubrirte tal y como eres es quedar con tu grupo de amigos, estar en tu ambiente, que vea cómo te relacionas con los tuyos, de qué te ríes,
de qué hablas, como te comportas en tu grupo de gente. Enseguida te desinhibirás y serás tú mismo. Es importante conseguir gustarle en este entorno.

Suerte ! ❤💞❤😉