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Realidad es aquello que tomamos por cierto. Lo que tomamos por cierto es aquello en que creemos. Nuestras creencias se basan en nuestras percepciones. Lo que percibimos depende de lo que tratamos de ver. Lo que tratamos de ver depende de lo que pensamos. Lo que pensamos depende de lo que percibimos. Lo que percibimos depende de lo que creemos. Lo que creemos determina, a su vez, lo que tomamos por verdad.

Y lo que tomamos por verdad es nuestra realidad.

Gary Zukav

De chicos, creemos solo a los que amamos y nos aman; después empezamos a jerarquizar el valor de la información. Los que nos aman tratan de enseñarnos con amor; eso los hace transmitirnos con seguridad solo aquello en lo que ellos creen que es verdad. Esto es, aquellas explicaciones que ellos mismos han comprendido o a las que han tenido acceso ..

¿Es que acaso el mundo que nos rodeaba tenía tenía otras dimensiones, posibilidades o tiempos ?

Es que acaso los científicos de nuestra generación dejaron de hablar idiomas humanos ? Es que la angustia que invadió al mundo nos llevó a un hacer desenfrenado e irreflexivo ?

Miles de preguntas surgen ante esta realidad desoladora de la que somos parte y a la cual hemos contribuido a sostener.

Hemos sostenido el engaño por casi noventa años. Hemos seguido adorando a una diosa que nos mostraba solo una cara de la moneda, que nos tuvo de rodillas explorando y buscando más allá de lo posible en una única dirección, mientras hacía pálidas y tenues concesiones en la dirección opuesta. Una diosa que ha logrado sobrevivir y fortalecerse en este último tiempo, gracias a la misteriosa complicidad del hombre con aquello que lo trasciende.

Hasta ahora, por orgullosa y altiva que fuera la Diosa Ciencia, su mayor orgullo residía en su capacidad de cambiar y aceptar sus equivocaciones. Tal vez aquí reside nuestro drama: la cara de la moneda que hemos aceptado es válida y verdadera, solo que no podemos saber en qué se sostiene si no vemos la otra cara. Y esta otra es difícil de ver; tal vez es como la cara de Dios.

Para creer en Dios hace falta fe. Y para creer en la información que casi desde principios de siglo nos ha estado llegando desde la física y la biología, hay dos caminos: convertirse en un especialista o creer en los portadores de la información. Creer; de eso se trata. Y en medio de este caos, a quién creerle ?

Es imposible tener una teoría acerca de todo, pero somos capaces de soportar la angustia que nos producen las brutales contradicciones en las que nos vemos envueltos; sentir, mucho más que comprender .. lo poderoso del motor de esa angustia, que sin paralizarnos, hace surgir en nosotros una decisión que nos conecta con destrezas desconocidas. Las mismas que tan claramente expone Hubert Dreyfus cuando, al hablar del fundamento mismo del enfoque herdeggeriano, subraya la ” fenomenología de destrezas cotidianas de encarar sin mente, como base de toda inteligibilidad”.

Cuando en una persona ha crecido dentro de sí algo que ocupa todas sus defensas o un agente externo que la deja vacía de ellas, es absurdo no recurrir a la medicina para que la ayude. El problema es si esa persona sigue estando de parte del agresor, si aquello que hay en ella, que facilitó que la estructura se alterara, permanece, o si por el contrario, esa persona acepta que estaba mirando la vida, su propia existencia, su entorno, y especialmente su cuerpo, de un modo equivocado.

El paciente es un informante al cual los médicos observan con toda atención para dar cuenta de qué grado de credibilidad puede tener. Y la verdad es que es poca la credibilidad de alguien que está sosteniendo una batalla con una parte de sí mismo, con síntomas que lo agobian y de los cuales quiere verse libre. No es que ese informante mienta.

Sucede que no sabe ni cree que aquello que duele, o que se expresa de un modo tan inaceptable, es parte sí mismo; eso que duele es simplemente una enfermedad para el paciente.

Nunca está más carenciada una persona que cuando está enferma, en un hospital, y dependiendo del trato y afecto del otro. También es cierto que pocas veces está más cerca de saber quién es, despojada de su ego. Tal como dice Marguerite Yourcenar, en Memorias de Adriano: “es difícil seguir siendo emperador ante un médico y también es difícil guardar la calidad de hombre “.

Al aumentar la sensación de impotencia y desvalimiento, los pacientes quedan reducidos a una casi total incapacidad de darse cuenta de que eso que duele o molesta es parte de ellos; esto los hace peores informantes y menos personas.

Tal vez el horror del maltrato a que puede ser sometido el cuerpo humano nos lleve finalmente a considerar que ese cuerpo que tenemos nos pertenece; no podemos pedirle a otros que lo traten mejor que lo que nosotros lo hacemos. Tampoco podemos seguir probando en el cuerpo todo aquello que la propaganda quiere vender, ni ocuparnos de ese cuerpo como si fuera una máquina a la que se quiere tener brillante por fuera, bien aceitada y en buen funcionamiento.

Así como en cualquier célula está la estructura genética total del individuo, en cada órgano hay una información total de la persona. Y en cada persona hay una información total de la cultura y el mundo en el que vivimos .. es desde aquí donde debemos partir con las preguntas que tal vez nos lleven a las respuestas de este difícil momento ..

Qué nos dicen los órganos afectados de miles y miles de personas de tan distintos lugares ? ¿ De qué se trata entonces ? ¿Cuál es la relación que puedo sostener con mi cuerpo y qué tiene que ver esto con mi idea del mundo, con mis creencias , con la fe ?

Dejo estas preguntas para que podamos interactuar y compartir en este momento tan especial que estamos viviendo.

El viernes compartiremos la decodificación que nos trae el Covid-19

Los espero y gracias por estar presentes !