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Érase una vez una dulce niña llamada Caperucita Roja, y un día su madre le mandó a llevar comida a su abuela atravesando el bosque. Por el camino se encontró con un lobo tentador que pensó que ella era un bocado muy apetecible. En vez de presentarse con aire solemne, el lobo le dijo que bailara, cantara, se escondiera y cogiera flores. Mientras ella se entretenía, el lobo fue a casa de la abuela y se comió a la anciana señora. Cuando llegó Caperucita Roja, él fingió que era su abuela y la invitó a meterse en la cama con él. Ella lo hizo, y observó muchas cosas peculiares en su aspecto, que le hicieron preguntarse si aquélla era realmente la anciana. Él primero trató de tranquilizarla, y luego se la comió (al parecer sin masticarla). Vino un cazador y la rescató abriendo al lobo en canal, y la abuela también salió viva. Entonces, Caperucita, muy contenta, ayudó al cazador a llenar de piedras la barriga del lobo. En algunas versiones, Caperucita pide socorro y el cazador mata al lobo con un hacha y la rescata justo a tiempo, antes de que el villano pueda comérsela.
Aquí también hay una escena de seducción entre una doncella inocente a la que gusta coger flores y un animal astuto que la traiciona. Al animal le gusta comer niños, pero acaba con la barriga llena de piedras. Igual que a Amymona, a Caperucita la envían a hacer un recado útil, tiene problemas con un lobo por el camino, y se hace amiga de su salvador.
Para un marciano, esta historia suscita preguntas interesantes. Él la toma en sentido literal, incluido el lobo que habla, aunque nunca haya visto ninguno. Pero, dado lo que ocurre, se pregunta por qué pasa todo eso y a qué clase de gente le pasa. He aquí sus pensamientos sobre la cuestión.

Una reacción marciana
Un día, la madre de Caperucita la envió a llevar comida a su abuela pasando por el bosque, y por el camino la niña se encontró con un lobo. ¿Qué clase de madre envía a una niña a un bosque donde hay lobos? ¿Por qué no lo hizo la propia madre, o por qué no fue con Caperucita? Si la abuela estaba tan imposibilitada, ¿por qué la madre la dejaba vivir sola en una cabaña tan lejos? Pero, si tenía que ir Caperucita, ¿cómo es que su madre nunca le había advertido que no se detuviera a hablar con los lobos? En el cuento queda claro que a Caperucita nunca le habían dicho que aquello fuera peligroso. En realidad, ninguna madre podía ser tan estúpida, o sea que parece como si a la madre no le importara mucho lo que pudiera pasarle a Caperucita, o quizás incluso quisiera deshacerse de ella. Y tampoco hay ninguna niña tan estúpida. ¿Cómo podía Caperucita mirar los ojos, las orejas, las manos y los dientes del lobo y seguir creyendo que era su abuela? ¿Por qué no salió de allí lo más rápidamente que pudo? Y además ¡vaya una niña mezquina!, ¡recogiendo piedras para meterlas en la barriga del lobo! De todos modos, cualquier niña sincera, después de hablar con el lobo, indudablemente no se habría parado a coger flores, sino que se habría dicho: “Ese hijo de perra va a comerse a mi abuela si no consigo ayuda deprisa”.
Ni siquiera la abuela y el cazador están libres de sospecha. Si ahora tratamos a los personajes de esta historia como a personas reales, cada una con su propio guión, veremos cómo se enredan sus personalidades de forma evidente, desde el punto de vista marciano.

Evidentemente, la madre está tratando de perder a su hija “accidentalmente”, o por lo menos quiere acabar diciendo: “¡Es terrible! Hoy en día no puedes siquiera pasear por el parque sin que algún lobo…” etc.

El lobo, en vez de comer conejos y cosas así, obviamente está excediéndose, y debe saber que por ese camino acabará mal, o sea que debe de querer crearse problemas. Evidentemente leyó a Nietzsche o a alguien parecido cuando era joven (si podía hablar y ponerse un gorro, ¿por qué no habría de ser capaz de leer?), y su lema era algo así como “Vivir peligrosamente y morir gloriosamente”.

La abuela vive sola y no cierra su puerta con pestillo, o sea que tal vez esté esperando que pase algo interesante, algo que no podría pasar si ella viviera con su familia. Quizás por eso no se trasladó a vivir con ellos, o por lo menos en una casa próxima. Probablemente era lo bastante joven como para desear aventuras, ya que Caperucita todavía era una niña pequeña.El cazador es obviamente un libertador que disfruta manipulando a sus enemigos vencidos y ayudando a dulces niñas: claramente se trata de un guión adolescente.

Caperucita dice al lobo muy explícitamente dónde puede volver a verla, e incluso se mete en la cama con él. Evidentemente está jugando al “rapto”, y acaba muy contenta de todo lo que ha pasado.

La verdad es que todos los personajes del cuento buscan acción a casi cualquier precio. Si se toma en sentido literal el saldo final, todo este asunto era una maquinación contra el pobre lobo, por la que se le hacía creer que era más listo que nadie, utilizando a Caperucita de cebo. En ese caso, la moraleja de la historia no es que las niñas inocentes deberían apartarse de los bosques donde hay lobos, sino que los lobos deberían apartarse de las niñas de aire inocente y de sus abuelas; en resumen, un lobo no debería pasear solo por el bosque. Esto, además, suscita la interesante pregunta de qué hizo la madre aquel día después de librarse de Caperucita. Si todo esto parece cínico o humorístico, examinemos ahora a Caperucita en la vida real. Aquí la pregunta crucial es ésta: con una madre como ésa, y después de una experiencia así, ¿cómo fue Caperucita cuando creció?

INFLUENCIAS PRENATALES
El escenario de la concepción


El contexto en el que fue concebido Jeder puede tener una fuerte influencia a la hora de decidir su plan de vida y su destino último. Este contexto empieza con la boda de sus padres, si es que la hubo. A veces la joven pareja se casa con muchas ganas de tener un hijo y heredero. Esto es particularmente fácil que ocurra cuando el matrimonio es arreglado o alentado por sus familias, especialmente si hay algo que heredar, como un reino o una compañía. Entonces el hijo es educado de acuerdo con su situación, y aprende todas las artes y oficios convenientes para los reyes o presidentes. Así, pues, le dan el guión ya escrito, y para abdicar de él tendría que hacer un acto de renuncia heroico. Si el primogénito en estos casos es una chica en vez de un chico, puede encontrarse con dificultades; esto se ve a menudo en las hijas primogénitas de banqueros, que pueden ir a la deriva y convertirse en homosexuales, artistas de strip-tease, o casarse con bohemios imprevisores e irresponsables, o vagos que se aprovechan de su dinero. En algunas situaciones, el padre puede incluso divorciarse de la madre si ella no le da un hijo varón, dejando a las hijas con una aguda sensación de falta original por haber nacido hembras Por otra parte, puede ocurrir que el padre no tenga intención de casarse con la madre, y desaparezca de la escena para no volver nunca más en cuanto ella le anuncie que está embarazada. Esto deja que el joven héroe siga su propio camino casi desde el día de su nacimiento. A veces es la madre la que se marcha. Pero incluso los que son padres de mala gana pueden aceptar a un niño que no querían porque es una deducción para el impuesto sobre la renta o un título de bienestar. El adolescente puede darse cuenta de esto, y, cuando le pregunten quién es, o cuál es su guión, contestará: “Soy una deducción en el impuesto sobre la renta (un título de bienestar).”

Si el niño tarda en ser concebido, el deseo de sus padres puede llevarlos a consagrarle antes de su nacimiento, como es el caso en muchas leyendas de personas famosas.
La forma en que se lleva a cabo la impregnación propiamente dicha puede llamarse la actitud conceptiva. ¿Fue debida a accidente, pasión, amor, violencia, engaño, despecho o resignación? Si se debió a alguna de estas causas, ¿cuáles fueron los prolegómenos y la preparación del hecho? Si fue planeado, ¿fue planeado en frío o en caliente, de una forma sencilla o estudiada, hablándolo mucho o mediante una fuerte comunión silenciosa? El guión del niño puede tener las mismas cualidades. ¿Se considera el sexo algo sucio, ocasional, sagrado o divertido? El retoño puede ser tratado de la misma manera. ¿Se intentó un aborto? ¿Se hicieron varios intentos? ¿Cuántos abortos o intentos hubo durante embarazos anteriores? Aquí es posible un número casi infinito de preguntas de diferentes grados de sutileza, y todos estos factores pueden influir en el guión del niño que todavía no ha nacido. Una de las situaciones más corrientes está graciosamente resumida en una quintilla popular:

Había un joven llamado Horn
Que deseaba no haber nacido.
No habría nacido
Si su (padre, madre) hubiera visto
Que la punta de la goma estaba rota.

Incluso esta genealogía casera no es de una simplicidad tan sombría como pudiera parecer, pues hay varias posibilidades. Por ejemplo, una cosa es que ni el padre ni la madre supieran que el condón era defectuoso; otra, que la madre lo supiera y no se lo dijera al padre; y una tercera, que el padre lo supiera y no se lo dijera a la madre.

Por el lado bueno, están los casos en que tanto el padre como la madre quieren tener hijos y están dispuestos a aceptarlos cuando vengan. Si una mujer que decidió cuando era pequeña que su ambición era casarse y tener hijos se encuentra con un hombre que tomó la misma decisión cuando era pequeño, entonces el vástago tiene un buen principio. En este caso, las dificultades biológicas que surjan pueden hacer al niño algo todavía más preciado: si la mujer tiene repetidos abortos, o el hombre un bajo nivel de esperma y la impregnación tarda varios años en producirse, entonces, como ya hemos señalado, el niño puede ser considerado un verdadero milagro. En cambio, la séptima niña seguida o incluso el séptimo chico, pueden ser recibidos con sentimientos mezclados, y quizás empiecen su vida como una broma familiar.

Posición por nacimiento
Si el guión de la madre exige de ella que sea una viuda inválida en su vejez, entonces hay que educar desde el nacimiento a uno de los hijos para que permanezca con ella y la cuide, mientras que a los demás hay que enseñarles a corretear por ahí y representar el papel de ingratos. Si el hijo soltero o la hija soltera de cuarenta años decide romper el guión marchándose de casa o, lo que es peor, casándose, la madre responderá, comprensible y lastimosamente, teniendo graves ataques de alguna enfermedad. Que estos montajes responden a guiones está demostrado por el frecuente cambio por el que la madre “inesperadamente” lega el grueso de su fortuna a los ingratos, dejando al que cuidaba de ella una renta miserable.

PRIMERAS FASES
Primeras influencias
La primera programación del guión se efectúa durante el período de lactancia, en la forma de breves ceremoniales que más tarde pueden convertirse en complicados dramas. Generalmente son escenas entre el niño y su madre, con pocas interferencias de los espectadores, si es que las hay, y con títulos muy relacionados con la lactancia: “Representación pública”, “Todavía no es la hora”, “Siempre que estés dispuesto”, “Siempre que yo esté dispuesta”, “Apresúrate”, “El que muerde es apartado”, “Mientras la madre fuma”, “Perdona, suena el teléfono”, “¿Por qué está inquieto?”, “Nunca tiene bastante”, “Primero uno, luego el otro”, “Parece pálido”, “Que se tomo el tiempo que quiera”, “¿Verdad que es asombroso?”, “Momentos dorados de amor y contento” y “Arrullo”.

Las correspondientes escenas de las mismas familias en el cuarto de baño son ligeramente más complicadas: “Ven a ver qué mono”, “Ahora es la hora”, “¿Estás preparado?”, “Mientras la madre fuma”, “Mientras la madre está al teléfono”, “El tubo de la lavativa”, “Si no lo haces te daré aceite de ricino”, “Aquí tienes tu laxante”, “Te pondrás malo si no lo haces”, “Déjale que lo haga a su modo”, “Eso es ser un buen chico”, “E-e-eso es ser un buen chico”, y “Cantaré mientras lo haces”. En esta fase son más frecuentes los protocolos a tres manos, por ejemplo: “Te dije que no tenía ganas”, “No le dejes irse con eso”, “Haré que lo haga”, “Tú inténtalo”, “Le estás molestando”, “¿Y tú por qué no?… Sí, pero” y “Seguro que esta vez lo hace”. Puede empezar a aparecer el Fantasma del Cuarto de baño que un día será el Fantasma del Dormitorio: “El Dr. Spock dice”, “Tessie ya había enseñado a los suyos a estas alturas” y “Tu hermana Mary sólo tenía uno”. En la vida posterior éstos se convertirán en “Freud dice”, “Nancy siempre tiene uno” y “Helen lo tiene cada noche”.

Posiciones. Los pronombres

Yo- Tu+. Ésta es psicológicamente la posición “depresiva”, política y socialmente una autodegradación transmitida a los niños. Ocupacionalmente, lleva a las personas a vivir de favores grandes y pequeños, y a disfrutar de ello como una venganza: la pobre satisfacción de hacer pagar al otro lo más posible por su sello de bienestar. Estos son suicidas melancólicos, fracasados que se autocalifican de jugadores, personas que se libran de sí mismas aislándose en oscuras casas de huéspedes o en hondonadas, o yendo a parar a la cárcel o al hospital psiquiátrico. Es la posición de los “Si al menos…” y los “Yo debería tener”.


Triunfadores y fracasados


Para verificar las predicciones, es necesario definir el éxito, es decir, lo que es un triunfador y un fracasado. Un triunfador es alguien que consigue hacer lo que dice que va a hacer. Un fracasado es alguien que no consigue hacer lo que proyecta. Un hombre que dice: “Voy a ir a Reno a jugar”, sólo se compromete a llegar allí y a apostar, sin que importe si gana o si pierde. Si dice: “Voy a ir a Reno, y esta vez voy a ganar”, entonces será un triunfador si gana y un fracasado si no lo hace, según el dinero que tenga en los bolsillos cuando vuelva. Una mujer que se divorcia no es una fracasada a no ser que haya dicho: “Yo nunca me divorciaré”. Si ha declarado: “Algún día dejaré mi empleo y nunca volveré a trabajar”, su derecho de alimentos significará que es una triunfadora, porque ha conseguido lo que se proponía. Como no dijo nada sobre cómo iba a conseguirlo, nadie puede tildarla de fracasada.


Selección del guión


El siguiente paso en la formación del guión es encontrar un argumento con el final adecuado, una respuesta a la pregunta: “¿Qué le ocurre a alguien como yo?” El niño sabe, porque ahí se lo enseñan, si va a ser un triunfador o un fracasado, qué sentimientos tiene que tener respecto a otras personas, y cómo van a tratarlo los demás, y eso es lo que quiere decir con “alguien como yo”. Tarde o temprano oye una historia sobre “alguien como yo”, y ésta le dice hacia dónde se dirige. Puede ser un cuento de hadas que le leyó su madre, una historia africana que lo contó su abuela, o una leyenda de banda callejera que oye en la esquina. Pero dondequiera que lo oiga, cuando lo oye, lo sabe, y dice: “¡Ese soy yo!” Entonces esa historia será su guión, y se pasará el resto de su vida tratando de hacer que ocurra.
Así sobre la base de sus primeras experiencias con el pecho o el biberón, en el cuarto de baño o en el retrete del patio, en el dormitorio y la cocina y la sala, el niño adquiere sus convicciones, toma su decisión y su posición. Luego a partir de lo que oye y de lo que lee, escoge una predicción y un plan: cómo funcionará siendo un triunfador o un fracasado, por qué, y cuál será el saldo; y ésa es la primera versión clara del guión de toda su vida. Ahora vamos a considerar diferentes fuerzas y elementos con los que se construye el guión. Para llevar éste a cabo la persona tiene que tener unos materiales con los que trabajar :

Continuaremos el próximo martes ! Los espero ! 😊💖