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Ve lo Invisible

Para ir más allá de lo visible se requiere…
Tu cerebro tiene un lado izquierdo que alberga la parte lógica, analítica y práctica de tu mundo. Asimismo, cuenta con un hemisferio derecho que contiene la parte creativa, innovadora e intuitiva. Además de lo anterior, existe lo físico, lo espiritual y lo que hay en medio. Para cumplir tus sueños financieros tienes que echar mano de todo lo anterior. Se necesita todo lo que eres.

Cuerpo
En este mundo físico en el que vivimos, es obvio que necesitamos de nuestro cuerpo para lograr cualquier cosa. No tiene que funcionar a la perfección, pero es una herramienta importante para nuestra travesía financiera.
Tu cuerpo te da señales. Por ejemplo, ¿alguna vez has tenido una sensación física con la que el corazón te dice que algo anda mal? O tal vez has sentido que el estómago se te revuelve cuando estás con alguien en quien no confías. Pues ése es tu cuerpo que está tratando de enviarte señales, así que confía en ellas. Tu cuerpo es el conducto físico de tus pensamientos, emociones y espíritu.
Mente
El cerebro es una zona de suma importancia del cuerpo; en él se reúnen, almacenan y organizan todos los hechos, las cifras, las historias y la información que necesitamos para tomar buenas decisiones.
Tu cerebro físico es una masa encapsulada en el cráneo, pero, ¿alguna vez has visto una mente o un pensamiento? A pesar de que tus pensamientos son parte de tu mundo invisible, tienen muchísimo poder. Son una de las fuerzas que determinan los resultados que obtienes en la vida. Lo que es difícil manejar es el hecho de que algunos de nuestros pensamientos son conscientes, mientras que otros son subconscientes y están ocultos bajo la superficie. Estos pensamientos subconscientes tienen igual o mayor poder que aquellos de los que sí nos percatamos. Por ejemplo, cuando escuchas la palabra “invertir”, ¿qué es lo primero que te viene a la mente? ¿Son pensamientos positivos o negativos? ¿La idea de invertir te emociona o te da flojera? Cuando escuchas el término “independiente en el aspecto financiero”, ¿en qué piensas? ¿Te dices a ti misma, “¡Sí, yo puedo hacerlo! ¡Será un viaje divertido!”? O piensas, “Prefiero ser feliz que rica. Se ve demasiado difícil. No quiero perder dinero”? Pensamientos como: “No-puedo-hacerlo” o “No sé- qué hacer”, son lo que te impide tener el éxito financiero que deseas.
En una ocasión estaba platicando con Janet, una amiga mía, sobre el tipo de auto que debería comprarse. Ella es joven, inteligente, soltera y atractiva. Le pregunté, “¿Alguna vez has probado el Porsche?”. De inmediato la noté nerviosa e irritada. Con un tono de voz agresivo, me contestó, “¡No quiero un Porsche!”. Yo me quedé asombrada por la forma en que reaccionó.
—¿Por qué? –le pregunté.
—¡Porque no soy ese tipo de mujer! –respondió con rapidez. Me esforcé mucho para no molestarme porque… ¡Yo tenía un Porsche! Mantuve la calma y, llena de curiosidad, le pregunté, “¿Qué tipo de mujer?”. Me miró como si yo debiera saber la respuesta. “El tipo de mujer ostentosa y fácil que echa mano del sexo, no tiene cerebro y sólo quiere ser vista”. “¡Guau!”, pensé. “¿Cómo diablos llegó a asociar el Porsche con todo eso?”. Su respuesta me parecía totalmente ilógica, pero, en algún lugar del subconsciente de Janet, resultaba natural creer que el hecho de que una mujer manejara un Porsche la hacía estúpida y superflua. En ese momento decidí abandonar el psicoanálisis y, de paso, dejar de hablar de autos.
El poder de tus pensamientos
Uno de mis libros favoritos es Así como un hombre piensa de James Allen. Este libro fue escrito en 1902 y, en él, Allen explica que su propósito es “estimular a los hombres y las mujeres al descubrimiento y entendimiento de la siguiente verdad: Que ellos son los forjadores de sí mismos”. Luego explica que, “Un hombre es literalmente lo que piensa, dado que su carácter es la suma completa de todos sus pensamientos”. Allen hizo un poema para ilustrar su concepto:
La mente es el poder supremo que moldea y crea. El hombre es mente y en la medida que toma a la herramienta del pensamiento para darle forma a lo que desea, atrae para sí mil gozos y mil penas.
El hombre piensa en secreto, y el deseo, se cumple: su entorno no es entonces más que el reflejo.

Sólo escuchamos lo que queremos

Según Allen, tus pensamientos son lo que le da forma a tu mundo, al mismo tiempo que determinan la manera en que procesas la información que recibes.
Ahora relacionemos este concepto con el dinero. Imagina que el vaso del diagrama representa tus pensamientos, creencias, opiniones y juicios. En otras palabras, que es la base o contexto de tu punto de vista respecto al dinero.
El agua que se sirve en el vaso representa los datos y la información que recibes sobre el tema del dinero. Digamos que estamos hablando acerca de “independencia financiera”. Si el pensamiento que tienes fijo en tu mente es “Jamás seré independiente en el aspecto económico”, entonces es sencillo: NO LO SERÁS. Si tu pensamiento es: “No tengo tiempo para hacerlo”, entonces NO TENDRÁS TIEMPO.
La información que se vierte en tu vaso, sin importar de qué tipo sea, siempre tiene que pasar a través de tu filtro o contexto, es decir, a través de lo que piensas sobre el dinero y la independencia financiera. De la misma manera en que se prepara el café, el flujo de información tiene que pasar primero por el filtro de tus pensamientos, opiniones y creencias, para luego llegar al vaso. La información que no concuerda con lo que piensas acerca del dinero terminará siendo rechazada para que, finalmente, lo que obtengas encaje en tu contexto.

Muy a menudo, lo que piensas sobre el dinero y las inversiones es más importante que el contenido de la información. Esto se debe a que todos los datos del mundo carecerán de valor si tus filtros o pensamientos no concuerdan con las metas que te fijaste. Sin embargo, cuando modificas tu contexto o pensamientos para alinearlos con tus objetivos, entonces, lo invisible se hace visible.
¿Cómo hacer visible lo invisible?
No es difícil. Lo primero que tienes que hacer es empezar a observar tus pensamientos, escuchar esa vocecita en tu cabeza. En 1985, un amigo me desafió a “pasar una hora observando mis pensamientos”. Lo hice y mi vida cambió. Antes de eso no tenía idea de cuántos pensamientos deprimentes me rondaban en la cabeza. Te reto a que hagas este ejercicio. Puedes escribir tus pensamientos en un diario. Cuando sientas temor, pregúntate, “¿A qué le tengo miedo?”, y comienza a escribir. No corrijas tu texto ni lo juzgues, sólo escribe. Escribe hasta que llegues a una epifanía, hasta que comprendas por qué sucede lo que sucede. Te sorprenderá descubrir la claridad que se puede llegar a tener con este ejercicio.
Emoción
Lo más común es que tus pensamientos controlen tus emociones. Por ejemplo, si una persona te dice algo muy grosero e hiriente, lo más probable es que te molestes porque pensarás que tú jamás le hablarías de esa forma a nadie. Pero, ¿qué pasaría si hubieras crecido en un ambiente o familia en los que ser grosero e hiriente fuera una peculiar manera de demostrar afecto? Si ése fuera el caso, en lugar de enfadarte, hasta llegarías a sentirte amado. Todo depende de tu contexto, y éste, a su vez, toma forma de acuerdo con tus pensamientos.
La emoción más recurrente para las mujeres respecto al dinero es el miedo. Tienen miedo a cometer errores, a perder dinero, a lo que otros podrían pensar de ellas. Uno de los mayores temores de las mujeres es quedarse sin dinero cuando estén jubiladas, y esto, en realidad, produce una especie de paradoja. Tenemos miedo a no tener dinero cuando seamos mayores, pero también tenemos miedo de hacer lo necesario para conseguirlo ahora. Lo que debemos hacer es aprender que la capacidad de vencer el miedo puede ser un maravilloso catalizador en nuestro desarrollo personal.
Yo no conozco a una sola mujer que no haya sentido mucho temor en las primeras etapas de su vida como inversionista. Dadas la incertidumbre y la volatilidad de la economía actual, incluso yo llego a sentirme nerviosa cada vez que me aventuro en nuevas áreas de negocios e inversión. Es natural. El problema surge cuando el miedo te paraliza hasta el punto en que no te deja hacer nada, y te obliga a delegarle tus responsabilidades financieras a alguien más, porque tu temor a cometer errores o perder dinero es demasiado intenso. Shelby Kearney, de Nueva York, aprendió esta lección a la mala.
Leí Padre rico, padre pobre y creí todo lo que en él decía. Sin embargo, el miedo me paralizaba y me impedía actuar. A pesar de ello, un par de años después, mi novio (quien trabajaba como agente de bienes raíces) me motivó a comprar una casa dúplex y una tríplex. Como me parecía que él sabía mucho sobre el tema, sentí un poco más de confianza al invertir. También me ofreció administrar las propiedades para que yo no tuviera que hacerlo, así que le delegué todas las responsabilidades y dejé de prestar atención al asunto.

Sobra decir que ambas propiedades terminaron siendo rematadas porque él las manejó muy mal. Alcancé a vender una de ellas, pero perdí la otra. Después del gran golpe supe que tenía que educarme y dejar de confiar en lo que los demás consideraban que era un buen trato o un buen trabajo de administración.
En los últimos años, he asistido a varios seminarios y leído muchos libros de bienes raíces. Traté de adquirir diversas propiedades, de cuatro departamentos cada una, en el área de Atlanta, pero otros compradores me las ganaron o yo terminé descubriendo algún problema importante al inspeccionarlas.
Entonces, pensé que las dificultades eran una señal que Dios estaba tratando de hacerme llegar, y por eso decidí enfocarme en Pensilvania que, además, está más cerca del lugar en el que vivo en Nueva York.
A principios de este año cerré el trato de una casa individual y una dúplex en Harrisburg, Pensilvania. Pasó mucho tiempo antes de lograrlo, pero ahora ya estoy en camino ¡y me siento geniaaaaal!
Shelby aprendió la lección. Utilizó la educación financiera para hacer que su miedo disminuyera; luego realizó pruebas y cometió errores y, por último, adquirió sus dos propiedades. Ahora no habrá nada que la detenga.
Espíritu
En momentos de mucha presión y emergencias, es común ver que el espíritu de una mujer se pone a la altura de la situación. Cuando surge una crisis en la familia, como la pérdida del empleo o el remate de un inmueble, normalmente es la mujer la que da un paso al frente y hace lo necesario para arreglar el problema. Su instinto natural la obliga a protegerse a sí misma y a sus hijos. Lo que actúa en ese instante es su espíritu, no su mente.
El espíritu también nos muestra que somos capaces de lograr más de lo que creemos. Nos brinda fuerza, energía y enfoque. En este viaje financiero habrá ocasiones en las que invocarás a tu espíritu para que te dé la voluntad y el valor necesarios para dar el siguiente paso. A este respecto compartiré contigo un poema sobre el poder del espíritu.

Voluntad

Serás lo que quieras ser.
Deja que el fracaso encuentre su falsa sustancia
en la precaria palabra “entorno”.
Mas el espíritu lo desdeña, dejándolo libre.
El espíritu somete al tiempo, y conquista al espacio;
domeña al fanfarrón embaucador llamado Suerte;
despoja de la corona a la tirana Circunstancia y
hace las veces de un sirviente.
La voluntad humana, esa fuerza invisible,
la descendencia de un Alma inmortal,
puede labrar el camino hacia cualquier objetivo

aunque los muros de granito se interpongan.
No seas impaciente en la demora,
espera como quien entiende, porque,
cuando el espíritu se eleva y prevalece,
los dioses están preparados para obedecer.
El río que busca al mar
confronta a la presa y al precipicio,
mas sabe que no puede fallar ni malograrse;
¡serás lo que quieras ser!
Ella Wheeler Wilcox

“La voluntad humana, esa fuerza invisible” es el poder en tu interior que surge cuando los momentos difíciles te ponen a prueba.
“Puede labrar el camino hacia cualquier objetivo, aunque los muros de granito se interpongan”. Este verso nos dice que tu espíritu puede hacer lo necesario, aun cuando parezca imposible. Ésa es la magia que surge cuando hay algo muy relevante y significativo para ti. Cuando tu “espíritu se eleva y prevalece”, lo invisible se hace visible, y se torna en algo maravilloso.
Se requiere todo de ti Perseguir y alcanzar tu objetivo requiere todo de ti: cuerpo, mente, emociones y espíritu. Lograr tus sueños financieros es un proceso increíblemente iluminador, frustrante, revelador y honesto, que sirve para el desarrollo personal y para descubrirse a uno mismo. Hay mucho que aprender, y en ese aprendizaje están incluidos el crecimiento, la confianza, la diversión y un tipo especial de libertad.

Pacha Pulai