Números pares: 2 biológicas y 4 psicológicas
En las lecciones anteriores hemos visto cómo se manifiestan los síntomas en las dos fases biológicas de la enfermedad. Todo comienza a partir de un choque biológico desestabilizante que tiene un altísimo impacto en la psique.
El instante mismo de alto estrés siempre está en relación a una situación con contenido biológico y es el punto de inicio del programa biológico de supervivencia o enfermedad. ¿Pero qué ocurre a nivel psicológico cuando vivimos un conflicto biológico? Durante el proceso de shock, fase activa o de estrés, solución del conflicto y fase de reparación, lo psicológico también está funcionando.
Y ¿qué es lo psicológico? Todo lo que atañe a la manera de sentir, de pensar y de comportarse de una persona o una colectividad.
Ahora dedicaremos unos párrafos a ver qué es lo que sucede en las fases psicológicas de la enfermedad, ya que éstas pueden bloquear el proceso de sanación impidiendo que se cumpla el plan de las dos fases de la enfermedad, bloqueando, en consecuencia, la curación. Ya se han mencionado otras situaciones que pueden bloquear la sanación: retener líquido (tener un edema), debido a un conflicto de riñón (endodermo), por no haber descargado los raíles (recuerdo sensorial) que han acompañado el instante de choque biológico o tener miedo por ejemplo por un diagnóstico que asusta.
Las fases psicológicas son las etapas por las que se pasa a nivel del pensamiento, del sentir o del comportamiento en el momento en que se vive un conflicto biológico, desde su inicio durante las fases de la enfermedad hasta su resolución. Un ejemplo nos ayudará a ver cómo funciona. José es diestro, tiene 42 años, está casado y tiene un hijo de 10 años. Trabaja como vendedor de seguros desde hace 4 años y pasa bastante más tiempo en la calle que en el despacho, al que acude una hora a la mañana y otra por la tarde. Para él es suficiente y cuando puede evita ir en el horario en el que aún hay compañeros trabajando. ¿Por qué?
Por su timidez, una característica psicológica suya y por la presencia de dos compañeros que se pasan el día de bromitas como dejarle basura en su mesa, esconder su silla y otras tonterías que a José le fastidian. Además, el trabajo en la calle le “da alas” y le permite conocer mejor a la gente y abrirse al mundo, todo lo contrario de lo que ocurre cuando está en las oficinas.
El síntoma que presenta es una digestión muy lenta, gases, eructos y con frecuencia nota el estómago revuelto. Le han dicho que tiene una vesícula biliar perezosa y que es por comer grasas, fritos, tomar alcohol o comer en exceso. En su caso no se cumple porque es vegetariano, come poco, no toma grasas ni alcohol y cuando puede va con su hijo a hacer deporte, lo que ocurre con bastante frecuencia, aunque menos de lo que desearía.
Viendo su cuadro, le empiezo a hacer preguntas sobre sus molestias digestivas y la conversación de desarrolla de la siguiente manera:
-¿Cuándo comenzaron tus molestias digestivas?
-No lo recuerdo bien, fue progresivo. Supongo que fue al tener que comer algún día un menú en un restaurante. Yo siempre me traigo mi comida, pero en invierno alguna vez, si hace mucho frío, entro en algún sitio cerrado y tomo algo calentito.
-Y antes de este trabajo ¿qué hacías?
-Estaba en una empresa que cerró. Ahí teníamos comedor. Hacía horario corrido y yo me llevaba mi comida.
-¿Recuerdas si estando en esa empresa ya tenías molestias?
-No, ahí no. Ahí me sentía bien físicamente… de hecho, en todos los aspectos… pero se acabó.
-¿Y al cabo de cuanto tiempo de empezar en el otro trabajo comenzaron las molestias?
-Ahora que lo dices, fue al año y medio, cuando me pidieron que cambiara y fuera a la calle. Hasta ese momento solamente estaba en la oficina y era una tortura pasar día tras día encerrado con esos dos imbéciles que siempre se estaban riendo de mí. Cada día cuando
salgo de casa paso por el baño, me miro en el espejo y me digo: dejo a los rufianes aquí, ahora a tomar aires nuevos. ¡Limpieza!
Pero estoy seguro de que las molestias aparecieron por lo que te decía, por empezar a comer alguna vez en restaurantes.
-¿Estar con ellos te provoca rabia, ira y mucho enfado?
-Sí, a un nivel que hasta me vuelvo agresivo, pero nunca digo nada. Si no me marchara a trabajar a la calle no sé lo que sería capaz de hacer. Cuando regreso ya estoy más tranquilo porque por lo general uno de los dos ya se ha marchado y uno solo no se atreve a hacerme las bromas.
Tras esta conversación, le muestro un esquema de las fases biológicas de la enfermedad y le comento que, en su caso y por lo que él explica, mientras está en contacto con estas personas vive un conflicto biológico de contrariedad indigesta con la tonalidad de rabia, ira o enfado. En ese momento las vías biliares se ulceran con el objetivo de dejar pasar más bilis para poder digerir mejor las “situaciones pesadas o grasas” de la vida. Es estar en medio del problema y en referencia a lo negativo que está ocurriendo.
En el momento en que siente que ya puede pasar de sus compañeros se detiene la destrucción de células, salvo que aún está en referencia a lo negativo que le ocurre en esta relación laboral. De igual forma es diaria la vivencia de “me voy y dejo aquí esta escoria”, sale a hacer “limpieza” del malestar que hay en ese espacio. Tenemos una determinada percepción – como en este caso la necesidad de salir para limpiarse de todo lo que estos compañeros vierten sobre él– cuando en otro instante hemos sentido lo contrario. Es decir, cuando se quiere limpieza es porque antes se ha sentido algo sucio sobre uno mismo; cuando se quiere libertad es porque antes se ha sentido la falta de ella; cuando se anhela contacto es porque antes se perdió o no lo ha habido nunca.
Cuando José está afuera distraído se siente mejor y su cuerpo lo vive como una solución a su conflicto. En ese momento, dará comienzo la reconstrucción de los tejidos con una inflamación. Él sentirá como síntoma el enlentecimiento de la secreción biliar, lo que coincide con la comida del mediodía.
En su caso, cada día al regresar al despacho, vuelve a ponerse en contacto con lo que genera el conflicto al ver las mismas actitudes en sus compañeros que parece que no vayan a madurar nunca. Por más que lo ha intentado aún no consigue vivir de forma neutra, liberarse de la molestia, de los pensamientos recurrentes, de la sensación que le provoca verles juntos riéndose “de él”.
¿Qué podemos extraer de este caso? A nivel psicológico observamos que la enfermedad evoluciona en cuatro fases. A nivel biológico, estas cuatro fases se convierten en dos: fase de estrés y fase de recuperación. Mientras los procesos biológicos se llevan a cabo, la persona continúa con una actividad a nivel psicológico que puede interferir en el curso natural de reconstrucción de los tejidos. Es sumamente importante ver cómo nos configuramos y reaccionamos a nivel psicológico cuando atravesamos un PBS.
Un esquema posible es el siguiente:
1. Fase en relación al problema (-).
2. Fase en menor relación con el problema (- -) pero aun en referencia al mismo.
3. Fase en relación a lo positivo, pero mirando a lo negativo (+).
4. Fase neutra ( / ).
Por ejemplo:
1. Fase en relación al problema (-) “me siento triste”.
2. Fase en menor relación con el problema (- -) “me siento menos triste”.
3. Fase en relación a lo positivo, pero mirando a lo negativo (+) “hoy me siento más contento y alegre”.
4. Fase neutra ( / ) “hoy iré con mis amigos”.
La 1ª fase psicológica o etapa en relación al problema es cuando la persona está en simpaticotonía resistiendo la situación de estrés, es decir, la fase de conflicto activo. A nivel biológico hay una pérdida de células llamada proceso de ulceración. En el caso de José, por la manera de vivir el conflicto, son sus vías biliares las que reaccionan y se produce una disminución de células en la mucosa o piel de los conductos con el objetivo de que circule más bilis por el mismo espacio y así digerir mejor las sustancias “grasas, enjundias e indignantes” que provocan los comentarios o acciones de sus compañeros.
La 2ª fase psicológica comienza justo en el instante mismo en que se resuelve el conflicto. La psique deja de estar en alerta y se inicia el proceso de vagotonía, aunque aún esté en referencia directa con el problema. Se trata de un instante de vulnerabilidad e inestabilidad, ya que el simple recuerdo puede activar el estrés. Recordad que en fase activa no puede iniciarse una recuperación biológica. José cada día al marchar se dice a sí mismo que estará mejor en la calle que en el despacho y cuando camina por la ciudad apreciando la belleza de una portería, de unas ventanas, el cantar de un pájaro o simplemente ve la gente pasar se repite “lo bien que estoy sin esos imbéciles”. A pesar de no estar en contacto físico con sus compañeros continúa en contacto con ellos mediante sus pensamientos y sentimientos.
A partir del instante en que se produce la solución externa o interna del conflicto, se inicia el período en que se detiene la reacción específica que compete al tipo de tejido según su capa embrionaria. En el caso de José es el instante en el que se detiene la ulceración de los tejidos de los canales biliares. Ni crecen ni decrecen. Es un stop o parada técnica como en suspenso.
Es así como se inicia la 3ª fase en la que la persona puede mirar hacia lo positivo, es decir, que comienza a vislumbrar una solución. Algo puede cambiar en su vida y sentirse mejor. Sin embargo, esta mirada se hace teniendo como referencia lo negativo, por lo que el recuerdo del problema aún está activo. Es una fase de menor inestabilidad que la anterior, pero no obstante puede producirse un cambio hacia la etapa de estrés. ¿Por qué? Porque es justo en esta fase cuando a nivel biológico se producen los síntomas agudos de inflamación, infección si la hubiera, cólicos y dolores, y es cuando, por miedo a estos síntomas o por la preocupación de no poder sanar, la persona puede regresar a la primera fase y volver a entrar en estrés. José comienza a preocuparse cuando ve que de tanto en tanto tiene malestar digestivo, pero ahora ha decidido ocuparse y ver qué es lo que le está ocurriendo en su cuerpo para que no acabe de sanar.
La 4ª fase psicológica es el momento de regreso a la normalidad. La persona ya no recuerda el conflicto y éste está sanado a nivel biológico, por lo que la situación queda completamente neutralizada.
Confucio dijo: “Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla”. Creo que es maravilloso el funcionamiento conjunto de todo lo que pensamos y sentimos y las reacciones que tiene el cuerpo. Estoy segura de que sabréis apreciar la magia de la madre Naturaleza y el milagro que se produce cuando todo está en coherencia. Es ver la belleza de la que Confucio se hace eco.
Cuadro resumen de las fases biológicas y psicológicas a partir de un conflicto:
Cuadro resumen fases biológicas
Otro caso
Luisa, 46 años, es diestra, trabaja como enfermera en una sala de geriatría, vive sola y sale a correr unos 3-4 km cada día. Ha suspendido esta actividad porque tiene dolor desde hace aproximadamente 6 meses en el brazo derecho. Todo comenzó con pequeñas molestias en la parte baja de las cervicales que acabaron con una contractura sobre el trapecio y que se extendía hasta el hombro. Luego tenía pinchazos de noche que le despertaban y que eran como agujas que se clavaban por dentro del hueso. Le han diagnosticado tendinitis bicipital de hombro derecho. Comenta que no toma antiinflamatorios porque le hacen “daño” al estómago y porque no le gusta “empastillarse”.
Le pregunto si recuerda cuando comenzó el dolor y me dice:
-Trabajé muchos años en turno de noche y fue justo después de que me cambiaran al turno tarde. Sí, cuando empecé por la tarde ya
tenía dolores.
-¿Y unos días o semanas antes de que sintieras el dolor hubo algún momento en el que sintieras que hacías algo mal?
Me mira sorprendida, se le llenan los ojos de lágrimas y me dice:
-La coordinadora del turno noche me tenía “machacada”. A sus ojos yo no hacía nada bien y era tal la presión que al final yo me equivocaba en todo. Un día preparé la medicación de 3 pacientes mal y por suerte lo vi antes de administrarla. Nadie más que yo lo vio, pero sentí que no podía continuar así. Eso sería unos 10 días antes de que llegara el aviso del cambio de turno. Hacía 3 años que había solicitado el cambio porque ya estaba cansada del ritmo de sueño, de no poder estar con los amigos, de no poder salir a cenar con ellos y porque quiero seguir estudiando y así no podía. Al final llegó el cambio y es verdad que enseguida sentí el dolor.
-Y ¿pudiste hablar de cómo te sentías cuando algo no te salía bien como lo de la medicación?
-No, nunca porque la gente no entiende todo lo que tenemos que llevar en la cabeza. No es solo seguir un listado y además se creen
que….
Y hubiera seguido justificándose si no le hubiera pedido que por favor se centrara en el día y el momento exacto en el que preparó la medicación de manera equivocada. En cuanto llegó al mismo instante, pudo revivir también lo que le ocurrió a nivel físico y emocional y descargarlo. Es un momento de dolor que pasa a sentirse como un instante de gloria, liberador que se ha de superar para que llegue la calma otra vez.
El resumen de las etapas en el caso de Luisa podría ser así:
El resumen de las etapas en el caso de Luisa podría ser así
Retomando el caso de María vamos a ver cómo se puede aplicar este concepto a su estado psicológico en relación al conflicto de diagnóstico. Lo que se dice, vamos a matar dos pájaros de un tiro.
Una persona, en este caso María consulta con un acompañante en Descodificación Biológica Original después de recibir un diagnóstico de una patología que en su caso está en fase activa. Viene porque siente miedo, expresa que le preocupa lo que le han dicho y que no sabe bien qué camino tomar.
Dice “siento angustia o ansiedad. No sé muy bien que es, pero me noto muy mal”. Al preguntarle específicamente qué es lo que le provoca esta sensación responde de manera general “es miedo a todo y a nada”.
Esta manera de sentir es posible que le haga estar en estrés y que en ese momento se encuentre en fase activa y, hasta que no deje ese espacio de tensión, no podrá iniciar y acabar la resolución de su proceso en el plano físico. Hemos de tener en cuenta que, si el estrés que vive en el momento del diagnóstico es un impacto fuerte y reúne las características de un choque biológico de una determinada tonalidad, se inicie otro proceso simultaneo que la medicina oficial llamará metástasis. En el caso de que la angustia, la preocupación o el miedo no sean un choque biológico, estos “lamentos”, como ella les llama, quedarán como un conflicto psicológico. Ya hemos visto que un problema psicológico no pone en marcha un programa de supervivencia llamado enfermedad.
En un segundo tiempo María habla sobre éstas y otras preocupaciones lo que le permite descargar su tensión, ella misma aclara sus ideas, se siente escuchada y se relaja. Pasado este momento dice: “ah, ahora siento menos angustia”.
Lo que expresa nos muestra que continúa en referencia al problema que inicialmente plantea y que por lo tanto se encuentra bloqueada a nivel emocional. El siguiente paso para poder traspasar la fase psicológica es reformular lo que siente dándole la oportunidad de que sienta lo que está bloqueando. Observad la respuesta ante la pregunta: “Y cuando dices que no sientes angustia, ¿qué sientes en tu cuerpo?” La persona puede hacer un paso más escuchando sus sensaciones corporales. Como dice Antonio Damasio
“Las emociones se representan en el teatro del cuerpo. Los sentimientos se representan en el teatro de la mente”. Solo llegando al teatro del cuerpo podremos desagotar las emociones contenidas. Si la persona se queda en el teatro de la mente continuará en el conflicto psicológico.
Después de abrir las compuertas a nivel emocional y de sentir las reacciones asociadas, María dice: “ya estoy tranquila… más tranquila” y es el momento en el que ha llegado a la tercera fase psicológica, cuando tiene una mirada más ligera sobre el problema.
Una vez más la invitación es ir al cuerpo y escuchar las sensaciones corporales que se producen ante estas frases. Lo interesante es que la persona llegue a vivir sin ni tan siquiera pensar en lo que siente en relación a lo que llama problema, o sea, el elemento que provoca una emoción negativa se vuelve neutro.
1. Etapa en relación al problema (-) = siento angustia.
2. Etapa en menor relación con el problema (- -) = ya no siento angustia o siento menos angustia.
3. Etapa en relación a lo positivo, pero mirando a lo negativo (+) = me siento más tranquila, más serena, con más paz interior.
4. Etapa neutra ( / ) = ya no hay reflexión ni sobre el miedo ni sobre la tranquilidad.
Volviendo a la frase inicial de esta lección , ¡El milagro no es curarse sino cambiar!, numerosas veces se han descrito casos de sanación, de curación o de mejora de un síntoma a partir de un cambio en la vida. Si la manera de vivir la vida que vivimos es lo que nos impide fluir y acaba dando lugar a un conflicto biológico con su consecuente programa o enfermedad, será tan fácil y tan difícil a la vez como cambiar la manera de vivir. El milagro es poder cambiar nuestras gafas y empezar a ver el mundo con otros ojos, a sentirlo con otra piel, a oír todo lo que quizás nunca nos permitimos oír.
No podemos cambiar el pasado. Solo podemos mirarlo de otra manera en la que ya no nos duela, incluso yendo más allá del instante mismo de dolor para ver el significado de ese momento en la totalidad de la historia de cada ser humano.
Es encontrar el sentido del sufrimiento en la sabiduría de la vida, la cual está llena de momentos que pueden parecer muy difíciles: perder a un familiar querido, a una mascota como le sucedió a Federico, a una pareja como le ocurrió a Camilo; un divorcio, una enfermedad; tener problemas en el trabajo como Luisa, que cierren la empresa en la que estabas tan cómodo, adaptarte a nuevas circunstancias; una traición, un disgusto fuerte, un robo como le ha pasado a María; quedarte sin dinero o sin casa y tantos otros temas que ensombrecen la alegría de vivir.
Hay momentos que son una noche oscura del alma. Para San Juan de la Cruz es a través de ellos como el alma puede encontrar la paz cuando se entrega a su destino, Dios, y así se ilumina. Para Thomas Moore (2005), teólogo y psicoterapeuta son las circunstancias que permiten iniciar el misterioso viaje a lo desconocido lo que aporta la más profunda comprensión del sentido de la vida, muestran una nueva forma de vivir, facilitan que se elimine todo lo superfluo y ayudan a recomenzar de nuevo.
“Una auténtica noche oscura del alma no es un reto superficial sino un hecho que le arrebata la alegría de vivir. Un hecho externo o un estado de ánimo que incide en lo más profundo de su existencia. No se trata sólo de un sentimiento sino de una ruptura de su propio ser, y quizá tarde un tiempo en atravesar ese túnel.” (Moore, 2005).
Todas esas pérdidas o situaciones desestabilizantes pueden llevar a un sufrimiento, el cual puede indicar algo mayor que aún no ha sido descubierto. Es transformar el dolor en paz interior. Es como un puzle en el que de repente colocas una pieza y el resto se acomoda solo. No es que todo te pase a ti y solo a ti. Las experiencias son para todos y a cada uno le llegará lo más adecuado según su plan de vida. Tampoco es aquello de todo está mal, ya que pensar así es empequeñecer las posibilidades con eso de mal de muchos, consuelo de tonto. La vida es movimiento: pasar por circunstancias, aprender de ellas, encontrar un sentido, cambiar y continuar viviendo. Así hasta la siguiente.
Incluso hay personas que sufren por todo sin tener grandes problemas o dificultades.
Un hombre soltero y sin hijos, de 45 años, tiene amigos, familia, compañeros con los que disfruta. Todos están sanos y viven bien.
Cuenta con una empresa próspera que le permite un pasar económico muy sobrado. Posee varias propiedades, desde casas a naves industriales, coches, barcos, entre tantos otros.
Imaginad alguien que valora lo material, todo lo que puede haber llegado a comprar y aun así siente que le falta.
En su origen este hombre nació en una humilde y trabajadora familia del sur de España que atravesó serias dificultades para sobrevivir. Emigraron y él pudo estudiar y hacer un imperio. Su única preocupación es el pasar económico suyo y de su familia.
Nada de lo que tiene le alcanza (él se define así) y siente necesidad de hacer más y más sin parar porque vive atrapado en el miedo de
su tierna infancia: a no comer. Mientras no sane la memoria de todo lo vivido y cambie el sentido que le ha dado, continuará atrapado y
sin salida.
Repetir es compulsivo y solo lleva a más dolor. En su caso, el estrés lo evacua el hígado mediante nódulos, ya que es el órgano que actúa de reserva de nutrientes y de fuente dispensadora cuando se necesita en el organismo.
Todo síntoma responde a un sufrimiento en otro espacio como la psique, por ejemplo.
En resumen, nuestra vida psíquica es el camino que realiza nuestra alma en este plano de aprendizaje y nuestra vida psicológica, como los pensamientos y sentimientos que ponemos en lo que hacemos, van a hacer caer la balanza hacia un lado o hacia el otro de la enfermedad y de la salud. Si en una parte de nuestra leyenda se inclina hacia la enfermedad es porque el alma está sufriendo y casi seguro que te pide un cambio y tú no le escuchas.
Préstale atención, pero atención plena y la novela de tu vida podrá empezar a escribirse de otra manera. Esa es la invitación.
CUENTO
Caminando por la selva un hombre se topa con un león dormido.
Poniéndose de rodillas ante él, murmura:
– Por favor, no me comas.
La bestia sigue roncando. Esta vez grita:
– ¡Por favor, no me comas!
El animal no se da por enterado. Temblando, abre las mandíbulas y acerca
su cara a los colmillos para volver a gritar el ruego. Inútil. La fiera no
despierta.
Histérico, comienza a darle patadas en el trasero:
– ¡No me comas! ¡No me comas! ¡No me comas!
El león despierta, salta sobre él y, furioso, comienza a devorarlo.
El hombre se queja:
– ¡Qué mala suerte tengo!
Anónimo.
PARA SABER MÁS
Películas:
• Winkler, Irwin. (Director). (2001). La casa de mi vida (Título Original:
Life as a House).
[Película]. Estados Unidos: New Line Cinema.
• Coixet, Isabel. (Director). (2005). La vida secreta de las palabras.
[Película]. España: El Deseo S.A. / Mediapro.
• Saura, Carlos. (Director). (1989). La noche oscura.
[Película]. España: Andrés Vicente Gómez.
• Muccino, Gabriele. (Director). (2006). En busca de la felicidad (Título
Original: The Pursuit of Happyness).
[Película]. Estados Unidos: Columbia Pictures / Overbrook Entertainment / Escape
Artists.
• Nelson, Jessie. (Director). (2001). Yo soy Sam (Título Original: I Am
Sam).
[Película]. Estados Unidos: Columbia Pictures / Overbrook Entertainment / Escape
Artists.
Libros:
• Marquier, Annie. (2006). El poder de elegir. Ediciones Luciérnaga.
• Botton, Alain. (2002). Las consolaciones de la filosofía. Punto de lectura.
• Moore, Thomas. (2010). Las noches oscuras del alma. Editorial Urano.