DEL BLOQUEO ENERGÉTICO A LA ENFERMEDAD FÍSICA
Dimensión de la energía y la conciencia
Observándonos a nosotros mismos desde una perspectiva más amplia que antes, podemos ver que somos mucho más que cuerpos físicos. Estamos compuestos de capas superpuestas de energía y conciencia. Podemos sentirlo interiormente. En este capítulo se ofrece una descripción gráfica y clara de nuestra autoexperiencia con los sentimientos y pensamientos.
Nuestra chispa interna de divinidad existe en un plano de la realidad y la conciencia avanzada mucho más elevado que el de nuestra conciencia cotidiana. Somos esta conciencia más elevada en la misma medida en que somos nuestra conciencia cotidiana. Se puede explorar esta conciencia más elevada en la práctica.
Una vez que se ha encontrado, deja de constituir una sorpresa. Uno tiene la sensación de que lo ha sabido siempre. Nuestra chispa divina tiene una sabiduría suprema; podemos utilizarla para que nos guíe en nuestra vida cotidiana, nuestro crecimiento y nuestro desarrollo.
Como el aura es el medio a través del cual nuestros impulsos creativos se precipitan desde nuestras realidades más elevadas a la realidad física, podemos utilizar el campo aural para enviar a nuestra conciencia de vuelta hacia arriba (en vibración), a través de sus capas, hasta penetrar en la realidad del yo Dios. Para lograrlo, necesitamos conocer más específicamente la forma en que transmiten estos impulsos creativos, capa por capa, al interior de nuestro mundo físico para ayudarnos a crear nuestra experiencia vital cotidiana.
Consideremos primero, una vez más, qué es exactamente el aura. Es mucho más que un medio o un campo. Es la vida misma. Cada capa es un cuerpo, tan real, vivo y activo como nuestro cuerpo físico. Cada cuerpo existe en una realidad consciente que en cierto modo es igual y distinta a la realidad física. En cierto sentido, cada capa es un mundo en sí misma, pero estos mundos se interconectan y existen sumergidos dentro del mismo espacio en el que experimentamos nuestra realidad física.
La figura 15-1 muestra los planos de la realidad en la que existimos y que se relacionan con cada uno de los cuerpos o capas aurales mostrados en el capítulo 7. El plano físico está compuesto por cuatro niveles: el físico, el etéreo, el emocional y el mental. El plano astral es el puente entre el espiritual y el físico, y el espiritual está situado por encima y tiene gradaciones de iluminación en su interior. Como se ha dicho ya en el capítulo 7, en nuestros cuerpos espirituales tenemos ya tres capas, por lo menos: el nivel del patrón etéreo, el nivel celestial y el nivel del patrón cetérico.
La creación o manifestación se produce cuando se transmite un concepto o una creencia desde su fuente en los niveles elevados descendiendo hacia los niveles de realidad más densos hasta que se cristaliza en la realidad física. Creamos de acuerdo con nuestras creencias. Y lo que está teniendo lugar en las capas inferiores afecta también, naturalmente, a las superiores. Para entender el proceso de creación de salud o enfermedad, veamos de nuevo con mayor atención cómo se manifiesta la conciencia en cada capa del campo aural. La figura 15-2 describe la forma en que se expresa la conciencia en cada capa aural y la afirmación que hace aquélla. A nivel físico, la conciencia adopta la forma del instinto, los reflejos y el funcionamiento automático de los órganos internos. En este caso, la conciencia afirma: «Existo». A nivel etéreo, la conciencia se expresa en términos de sensaciones, tales como el placer o el dolor físicos. Las sensaciones desagradables, como el frío y el hambre, son señales de que se necesita algo para reequilibrar nuestra energía de manera que vuelva a fluir armónicamente. A nivel emocional, la conciencia se expresa en emociones y reacciones primarias básicas, tales como miedo, ira y amor. La mayoría de estas emociones están relacionadas con el yo. A nivel mental, la conciencia se expresa en términos de pensamiento racional. Éste es el plano de la mente analítica lineal.
A nivel astral se experimenta la conciencia como un conjunto de fuertes emociones que se extienden más allá del yo y el otro para abarcar a la humanidad. El plano astral, un mundo enteramente diferente, es en el que se produce el viaje astral y, de acuerdo con la descripción de las personas que lo han experimentado, dicho plano difiere del físico en lo siguiente: los objetos tienen formas fluidas e irradian luz en mayor medida que la reflejan, y, para viajar, todo lo que se precisa es que uno se concentre en el lugar adonde desea ir y que se mantenga centrado en el mismo. La dirección cambia con el enfoque; en consecuencia, si se cambia éste se altera la dirección. ¡El poder de concentración es muy importante en este plano!
Las diferencias y similitudes entre los planos físico y astral no resultarán sorprendentes para un físico, ya que las leyes que gobiernan el plano astral se basarían en la ley natural que gobierna un medio de sustancia más fina, de energía más elevada y con vibraciones más rápidas. Estas leyes estarían relacionadas, naturalmente, con las que conocemos en nuestro mundo físico. Yo opino que nuestras leyes físicas son, en realidad, meros casos especiales de las leyes generales, las leyes cósmicas o universales que gobiernan el universo entero.
En el plano espiritual hay todavía otro mundo con su propia realidad; un mundo que, a juzgar por la limitada visión que tengo de él, me parece que es mucho más hermoso, lleno de luz y amoroso que el nuestro. En la quinta capa, el patrón etéreo, la conciencia se expresa como una voluntad superior, con la que deseamos que las cosas se hagan realidad mediante el poder de nombrarlas y definirlas. A nivel celestial, la conciencia se expresa en sentimientos superiores como el amor universal, es decir, como amor que va más allá de los seres humanos y los amigos dentro de un amor universal hacia toda la vida.
En el séptimo nivel, la conciencia se expresa en conceptos más elevados de los sistemas de conocimiento o creencias. Aquí es donde el impulso creativo inicial empieza desde nuestro conocimiento, no un conocimiento simplemente lineal, sino integrado.
La fuerza creativa primaria básica se inicia en el cuerpo espiritual más alto, para desplazarse luego al interior del cuerpo astral. Desde otro punto de vista, se podría decir que las sustancias y energías más finas de los cuerpos espirituales inducen una resonancia armónica en el astral que, a su vez, insufla una resonancia armónica en los tres cuerpos inferiores. Este proceso continúa en sentido descendente, hasta introducirse en el nivel de frecuencia del cuerpo físico. (El fenómeno de la inducción armónica es el que se produce cuando se golpea un diapasón y el sonido hace vibrar otro que se encuentre en la misma habitación.) Cada cuerpo expresa este impulso en términos de su realidad consciente a su propio nivel. Por ejemplo, un impulso creativo del espiritual que pasa al astral será expresado en términos de sentimientos amplios. A medida que se desplaza hacia capas de frecuencia más bajas, se expresará, primero, en términos de pensamientos, luego de sentimientos específicos y seguidamente de sensación física, y a continuación el cuerpo físico responderá de forma automática a través del sistema nervioso autónomo. Si lee un impulso positivo se relajará, si es negativo se contraerá.
Power point 🙂
El proceso creativo de la salud
La salud se mantiene cuando la fuerza creativa que procede de la realidad espiritual humana se encauza de acuerdo con la ley universal o cósmica (figura 15-3). Cuando el cuerpo cetérico se alinea con una realidad espiritual superior, manifiesta el conocimiento divino de dicha realidad. La afirmación que se hace es: «Sé que soy uno con Dios». Es la experiencia de ser uno con el Creador, pero individualizado al mismo tiempo. Esta realidad induce entonces el sentimiento del amor universal en el cuerpo celestial. El sentimiento de ser uno con Dios crea, a su vez, una alineación de la voluntad individual en el patrón etéreo con la voluntad divina, lo que, a su vez, se expresa como amor hacia la humanidad en el nivel astral. La experiencia de amor por la humanidad influirá en la capa mental e informará las percepciones de la realidad en el cuerpo mental. Esta vibración en el cuerpo mental se transmite entonces por las leyes de la inducción armónica y la resonancia simpática hasta la materia y energía del cuerpo emocional, que se expresa entonces a sí mismo en forma de sentimientos. Si la percepción de la realidad concuerda con la ley cósmica, los sentimientos serán armoniosos y aceptados por la persona y se les permitirá fluir. No quedarán bloqueados.
Este flujo se transmite entonces al interior del cuerpo etéreo, que responde con una armonía natural. El resultado es la aparición de agradables sensaciones corporales que promueven el metabolismo natural de la energía del campo energético universal. Esta energía es necesaria para nutrir el cuerpo etéreo y para
mantener su estructura y su funcionamiento. También se mantiene el equilibrio natural de las energías del yin y el yang en el cuerpo etéreo. Con este equilibrio, la sensibilidad natural del cuerpo, que procede del flujo natural de sentimientos, conduce a una mayor conciencia de las sensaciones corporales, lo que a su vez lleva a seguir una dieta y un tipo de ejercicio apropiados. El saludable cuerpo etéreo apoya entonces y mantiene un cuerpo físico sano en el que los sistemas químico y físico se mantienen equilibrados y funcionan con normalidad perpetuando la salud física. Las energías de cada cuerpo de un sistema sano, permanecen equilibradas y apoyan el equilibrio en otros cuerpos. Por tanto, se mantiene la salud, es decir, la salud atrae más salud.